INTRODUCCIÓN

Introducción:

Dentro de los Sami, una raza milenaria se ha mantenido en secreto. Los lobos basados en la naturaleza y el honor han logrado la supervivencia lejos del ojo humano.

La reserva es su hogar y transitaré en ella para conocer cada secreto. Es un gusto que ustedes me acompañen. Estoy segura que reirán y se emocionarán.

Por mi parte cada línea, cada párrafo sobre ellos, me ha llevado a un mundo de misterio y fascinación.

Lo siento no puedo prescindir de ellos. Ellos… también me han atrapado.

viernes, 12 de junio de 2020

¡Hola chicos!. Espero que disfruten el capi y puedan comentarme, me hace muy feliz. Les mando un beso grande y cuídense mucho.



Capítulo 43.
Indignación.

Burnaby.

Me acerqué a la cama de Numa Craig tratando de no despertarlo. Hacía una semana que había sobrevivido a la crisis y se notaba mucho mejor. Mientras tomaba nota de las cifras y datos en las dos únicas máquinas en las que continuaba conectado, la escena con el vampiro volvió a mi mente.
Su rostro reflejando la sorpresa y el impacto al escuchar que le había ocurrido a mi padre. No lo sabía, el vampiro Huilliche ignoraba quien era Mike, hijo de la víctima. Al principio no entendí, pero cuando confesó quién era él todo me cerró. Su estado caótico, la baja de presión, sus ojos… El asombro mezclado con la desesperación.
Suspiré, anoté el último dato y mis pensamientos fueron a Mike. Se había enterado al otro día de yo saberlo, no por mí. Creo que ese había sido un error. Quizás las cosas no hubieran terminado así. ¿Es que cómo adivinar que el vampiro no se lo diría antes que Kriger? ¿Y Kriger montando esa escena en el hotel? ¿Cómo se enteró el dato del apellido Huilliche?
Cerré los ojos unos instantes… La memoria y la voz de mi madre por el móvil, “¡Burnaby, tu hermano está muy mal! No duerme hace dos días y no quiere comer.” Mike solía tener esos berrinches desde pequeño. Ante una dificultad siempre ponía empeño en vencerla y lo lograba, sin embargo en cuestiones del corazón y sentimientos no podía dominarlo. Como aquella vez que mamá se olvidó de retirarlo del colegio. Fue un mal entendido, mamá creyó que ese día iría mi padre a buscarlo e irían al cine, juntos. Pero el paseo era al día siguiente. En resumen Mike regresó solo de Kirkenes con apenas doce años. Recuerdo que se enfadó y se encerró en su habitación sin querer hablar ni comer ni volver al colegio. La diferencia es que estaba mi padre entre nosotros y era muy inteligente. Sabía cómo dominar esas situaciones familiares sin gritos mediante charlas ya la vez con órdenes firmes. Mamá se apoyaba mucho en él por eso después que murió todo parecía un caos. Es difícil educar hijos de una forma perfecta, más si son cinco. Quizás mi temor a tenerlos radicaba en creer que no lograría una educación como la que impartía mi padre.
En cuanto a Mike, hoy por hoy, era fuerte para enfrentar vicisitudes pero débil cuando era abandonado. Ocurrió con Kriger, con mi padre, y ahora con el vampiro. Aunque este último hecho fue por su voluntad. Imaginaba que mi hermano no continuaría con la relación amorosa, pero eso no significaba que no sufriría abandono y soledad. Faltaba que aprendiera con sus veintitrés años que la derrota puede llegar y a veces es inútil que te cierres a ella, solo tienes que enfrentarla y aceptarla. No siempre logras lo que quieres aunque tus intensiones sean buenas. Lo difícil es que ese aprendizaje no parte de la familia, sino de la vida misma.
—Doctor.

Levanté la vista y miré al paciente. Sus ojos grises sanguinolentos parpadearon.

—Hola Numa, ¿cómo te sientes?
—Creo que bien. Me despertó el aroma a lobo.

Sonreí.

—Eso es algo que no podré subsanar.
—No me molesta, solo que llamó mi atención. Tenemos amigos lobos. Bernardo es amigo de Bianca, la esposa de mi padre y…

Me acerqué un poco más y me senté al borde de la cama.

—Veo que tienes ganas de hablar, puede ser producto del coma anterior. Preferiría que descanses.
—Estoy cansado pero de estar aquí, en la cama.
—Te falta muy poco para salir del hospital pero debes hacer caso.
—¿Mi familia? ¿Sigue aquí?
—Vi a tu padre en el pasillo, y también a una señora de cabello rubio recogido, muy bonita. ¿Es tu novia?

Sonrió.

—Sí, se llama Ekaterina.
—Lindo nombre.
—¿Y Douglas?
—No sé quién es.
—Es mi hermano y amigo. Ahora vive en la Reserva. Tiene ojos de lobo aunque es vampiro.
—Ah… Creo saber de quién hablas. Hijo de Sabina. Pues no, no se encuentra en el pasillo. Lo he visto días anteriores cuando estabas muy mal.
—¿Se fue? ¿Por qué se fue? ¿Le dijo algo de mí?
—Tranquilo, quizás haya tenido que cumplir con su trabajo.
—No… No me quiere ver.
—No pienses eso. Aquí estuvieron todos muy angustiados por ti.
—Pero él me debe odiar.

Me acerqué más.

—No te angusties, lograrás un retraso en la evolución y es lo que todos no deseamos. ¿Quieres que llame a la señora rubia?
—Sí. No quiero estar solo.
 —Okay, pero unos minutos. Trata de descansar. En un par de horas ordenaré que te trasladen a sala.
—Gracias. ¿Y después podré irme a casa?
—Veremos tu evolución.
—Doctor, ¿si ve a Douglas le dice que quiero verlo?
—Okay.

Antes de retirarme me llamó.

—Doctor.
—Dime.
—¿Alguien supo que yo soy…?
—Descuida, cuidamos bien el secreto.
—Quiero mis lentecillas.
—Le diré a tu padre que me las de, tranquilo.
—¿Él también puede pasar a verme?
—Aquí en Terapia es más restringida la visita. Ten paciencia. En sala podrás verlos con horario extendido. Estuviste delicado y hay que ir paso por paso.
—Gracias. Gracias por salvarme.

Arquee la ceja.

—¿Qué recuerdas?
—Poco y nada. Sin embargo su voz aún la tengo grabada. “¡Vamos Numa! ¡Ayúdanos!” Eso dijo su voz… y me arrancó de un lugar horrible, oscuro.
—Me alegro haberlo logrado.
—Es bueno saber tanto cómo usted, arrancar a los seres de lugares oscuros.
—No te creas, no siempre lo puedo lograr.

Pensé en Mike y ese sitio oscuro donde se refugiaba y que no tenía idea como rescatarlo.

No, definitivamente no siempre lograba ese milagro.


Mike.

Salí de casa casi al final de la madrugada. Había perdido el sueño continuo y el hambre hacía casi una semana. Sé que en casa mamá, Hauk, y Kristoff lo veían como un capricho, pero de verdad no podía con ello. Bua en cambio me entendía. Ella siempre había sido un ser muy sensible al dolor ajeno. Lo malo que tampoco deseaba escucharla. Quizás porque esta vez nadie iba a defender a Chelle. Es que yo sabía en el fondo que era indefendible. Pero al estar enamorado no quería recibir una sentencia condenatoria para él por otro que no fuera yo.

La rabia por momentos acaparaba mi cuerpo y me pedía correr y correr sin parar por el bosque hasta sacar la furia de sentirme engañado, sin embargo la tristeza era mayor, más profunda e intensa, y lograba abatirme.

La casa estaba a oscuras cuando decidí salir, salvo la luz tenue en la habitación de mamá. Estaba seguro que dormiría poco por mi culpa. Eso me hacía sentir más desgraciado. Me odiaba, no solo por ser un idiota al haber creído a Chelle, también por no tener la fuerza suficiente para que no me importara y no amargar mi familia. Se había metido en mi corazón, lo había manipulado como había querido. Y yo pensando que había encontrado el amor perfecto. Todo fue una mentira. Otra vez solo…

Detuve mi andar por el sendero hasta el jardín de la cabaña de dos plantas. Era muy temprano para llamar a las puertas de un hogar pero creí que si no lo hacía mi soledad me tragaría por completo. La luz en la habitación de Louk y en la cocina me dio ánimo para golpear. Primero suave y con timidez, después un poco más fuerte.

Mamina abrió la puerta y me contempló apenada.

—Querido, pasa. Louk está despierto.
—Hola Mamina. Disculpa la hora.
—No te preocupes, Louk está preparándose para ir a trabajar.
—Trabajar… Sí, yo también debería.
—Tranquilo, Bernardo dijo que en estos días no había mucho para hacer. Incluso le dijo a Drank que hasta el lunes próximo no lo necesitaría.
—¡Mike!

Louk bajó las escaleras de madera y se detuvo al pie de ellas.

—¿Cómo estás?
—No muy bien.
—Te llamé varias veces por el móvil.
—Lo siento, no deseaba hablar con nadie.
—Es bueno que estés aquí.
—Siéntate cariño, les haré un café delicioso a los dos.
—Gracias, abuela.
—Sí, muchas gracias.

Me senté en una de las sillas del comedor y Louk frente a mí. Uní mis manos sobre la mesa y bajé la vista.

—Vamos Mike, cuenta que ocurrió con el vampiro.
—¿Mamá no le contó a tu abuela?
—Quiero tu versión.

Y abrí mi corazón relatando con detalle la escena completa, hasta el portazo que di echándolo de mi vida definitivamente.

—Lo odio –murmuré.
—Bueno –suspiró—, supongo que será más fácil olvidar tu amor. A mí con respecto a July me resulta imposible.
—Es casi lo mismo.
—No te creas. El peso de cargar con la culpa es doloroso. Tú no hiciste nada malo. Yo sí. Arruiné la relación por mis celos.
—Ah… Sí… Pero aún siento que teniendo Chelle la culpa por mentirme… hay algo que no me deja estar en paz.
—¿La vergüenza?
—¿Frente a Kriger o Camile? Naaah, en absoluto. No me interesan esos dos. Es otra cosa…
—Explícate.
—Es que… por las noches trato de buscarle algún justificativo y no lo encuentro.
—Ante la mentira no hay razón que valga. Te engañó. Usaba otro apellido.
—Sí...
—Mike, uno cuando quiere siempre busca encontrar algún hecho o causa que no hunda a quien amamos. Encontrar la excusa es salvarnos un poco también. Sin embargo debes pensar que como cuentas los sucesos no tienes culpa de nada. No había forma de saberlo si él no te contaba quien era.
—¿Y si no sabía quién era yo?
—¿Eso cambia?
—Sí, por supuesto. Porque ya no se veía obligado a decirme que era Huilliche.

Negó con la cabeza.

—Igual, era tu pareja y se supone que su identidad era algo importante, seas quien fueras tú. ¿Entiendes?
—Lo sé… No sé porque siento una inquietud y angustia. A lo mejor fueron sus ojos al mirarme cuando le gritaba esas frases horribles.
—¡Pero Mike! ¡Es el hermano de la asesina de tu padre y te lo ocultó! Además piensa, supongamos que ustedes dos se reconcilian, tú lo perdonas, y etc… ¿Tu familia? ¿Qué les dirás? “¡Oigan, esta es mi pareja, hermano de la asesina y no me importan que tengan que verlo junto a mí!” La pregunta es, ¿podrás con eso?
—No… No podría.
—¿Entonces?

Mamina acercó dos cafés con esa sonrisa dulce que siempre tenía.

—Le puse azúcar porque a la vida hay que endulzarla.
—Gracias –dijimos al unísono.

De pronto puso su mano en mi hombro y la miré.

—Todo pasa, hijo. Ánimo.
—Es que… a mí solo me pasan cosas horribles.
—¿En serio crees eso?
—Es la realidad.
—No, la realidad es la que no puedes ver por la tristeza. Te haré un pequeño recorrido por la reserva –cogió asiento junto a mí—. Pensemos en Tim, enamorado, esperando un hijo, y de pronto de la noche a la mañana todos sus sueños se destruyeron con ese accidente fatal. Quedó solo, sin nada. También pensemos en Sabina, muy jovencita, parió un hijo que esperó varios meses con ilusión y se lo quitaron alegando que estaba muerto. Tuvo que partir de aquí porque tanta era su pena que no le permitía pensar en otra cosa que su bebé fallecido. También te mencionaré a Vinter cuya esposa murió con la helada sin poder hacer nada por ella. Y hay más, la pequeña Gloria, huérfana de padre y madre en meses. Y… —miró a Louk—. Mi hija y mi yerno… Nos dejaron a Louk y a mí muy solos. ¿Pero sabes qué? Todos  y cada uno debimos seguir camino, levantarnos y luchar, porque abatirse no es una opción. Sé que es difícil para ti. Tu padre a muerto y además…
—Lo asesinaron abuela –corrigió Louk—. Y el vampiro es el hermano de la asesina.
—¡Eso ya lo sé! –volvió a mirarme—. Sin embargo no te creo un chico tonto. Algo bueno le habrás visto al Huilliche. Y no hablo precisamente de su aspecto. Tú no eres superficial.
—Él era… perfecto. Muy bueno con los alumnos. Mis compañeros lo amaban. Era respetuoso, inteligente, y…
—Y mentiroso. ¡A ver! Tampoco quiero que Mike vaya tras de él despojado de orgullo, abuela. Yo le he pedido mil veces perdón a July y ya no puedo hacer nada. Es mi verdadero amor pero hay cosas que debes aceptar y rendirte.
—No pensabas eso cuando te vi hace tres días mirándola embelesado por la ventana cuando la descubriste de lejos.
—Abuela, estoy sufriendo y no quiero que Mike pase por lo mismo.
—Cada uno tiene su tiempo, Louk. Para decidirse a olvidar a alguien que uno amó debe estar seguro. Por cierto, ayer July preguntó cómo estabas.
—¿Qué? ¿Cómo que preguntó por mí, abuela? –Su rostro se transformó en sorpresa y emoción—. ¿Te dijo algo más? ¿Le contaste que no duermo pensando en ella?
—Creí que te habías rendido –sonrió.

Suspiré.

—Louk tiene razón, Mamina. Lo de July es diferente.

La puerta sonó por varios golpes de llamado.

Mamina se puso de pie y abrió la puerta.

—Hola Mamina, ¿Mike está aquí?

Me puse de pie.

—Estoy aquí, mamá.
—Ay… Lo siento yo… pensé cualquier cosa. No te vi en la habitación y Kristoff dijo que no te vio salir.
—Aquí está Gina. Está bien. No te preocupes. Hablaba con Louk –sonrió Mamina.

Antes de salir Louk me llamó.

—Esta noche vamos a juntarnos con los chicos cerca de la plaza. Encenderemos una fogata y beberemos unas cervezas.
—No creo que los acompañe.
—Anda, Mike. Hazlo por mí. Drank y tú son mis amigos. Podemos desahogar penas y ayudarnos entre nosotros.
—¿Estará Kriger? No quiero verlo.
—No, estás loco.
—Veré, no prometo nada.
—Hijo, Burnaby me ha dicho que vendría a visitarnos esta noche para cenar todos juntos.
—Entonces iré con los chicos. No quiero reuniones de familia, mamá.
—¿Por qué?
—¡Porque les fallé! ¿No entiendes?
—Mike… Tú no sabías…
—Basta mamá. No quiero discutir frente a Louk y Mamina. Está decidido. Cenen ustedes sin mí.

Charles.

Esa noche Margaret y yo preparábamos una tarta de frambuesa. Bueno ella me guiaba y yo obedecía
porque sinceramente mi arte culinario prácticamente era cero. Pero Marin y Douglas vendrían a cenar para festejar la mejoría de Numa y no era justo dejar a mi amada con todo el trabajo. Aunque creo que di más problemas que si hubiera cocinado sola. Eso sí, el asado al horno corrió solo por su cuenta. La última vez que había intentado se me había ido la mano con la sal, los bordes de la carne se veían quemados, y el medio había quedado casi crudo. Si, hasta el fuego con que horneas tiene sus secretos.

Hoy habría reunión de familia. Bianca terminaría su turno y esperaría a Sebastien que regresara del hotel. Esta vez el líder de los vampiros se tomaba un descanso, con la tranquilidad que le había brindado el parte médico. Numa, fuera de terapia estaría acompañado por Ekaterina.

Margaret saló la carne y me miró.

—Charles… Chelle me tiene preocupada. Vive encerrado en su habitación y solo ha salido para comprar tabaco. ¿Has podido hablar con él?
—No quiere hablar. Pienso respetarlo. Sé que si desea conversar vendría a mí.
—Pues yo creo que esta vez es diferente.
—¿Por qué lo dices? ¿Sabes algo que yo no sepa?
—Es intuición de hembra. Además… lo he escuchado llorar. Cada vez que riego las plantas que dan a su ventana. Estuve a punto de golpear el cristal e invitarlo a beber un café y charlar pero tú sabes que es a ti con quien tiene más confianza.
—¿Llorar?
—A lo mejor extraña a sus padres. No hay edad para ello.
—Tienes razón. ¿Está en su habitación?
—No, lo he visto salir muy temprano.
—Okay, cuando regrese intentaré que me cuente.

En ese instante escuché un motor acercarse.

—Esa es Scarlet, no hay nadie que haga sonar el motor así.
—Le avisaré a las chicas que llegó. Se divierten mucho juntas.

…………………………………………………………………………………


En la sala la reunión era amena y divertida. Bianca había llegado y en su abdomen Odette ya se hacía notar. Sebastien llegaría de un momento a otro pero antes terminaría la reunión en el hotel postergada hace días por la salud de Numa. Lamentablemente Lenya y Liz no se nos unirían, los mellizos eran demasiado pequeños para visitar la zona de la montaña. Anne había preferido quedarse con Rose en la mansión y Grigorii debía completar el turno en la Jefatura.

De pronto, vi a Chelle entrar como rayo, murmurar un buenas noches y escabullirse a su habitación. Preocupado lo seguí y golpee la puerta. Escuché claramente que lloraba y eso me hizo dejar a un lado la educación y la ética así que entré sin esperar el permiso.

—¿Qué ocurrió? ¿Por qué lloras? ¿Dónde has estado que casi no te he visto?
—Por ahí, vagando –rompió a llorar con desconsuelo.
—Por favor, Chelle, ¿qué te ha pasado? ¿Te has peleado con tu novio? ¿Extrañas a tus padres? Déjame ayudarte, cuéntame.

Se cubrió la cara con ambas manos y murmuró.

—Quiero morir, Charles. ¡Soy una lacra! Él tiene razón.
—Pero… ¿De quién hablas? ¿Quién dijo ese disparate de ti?

Sus ojos mojados miraron hacia la ventana.

—Se lo dijo… Se lo dijo antes que hablara con él. No me creyó que tampoco sabía quién era.
—Aguarda… Tranquilízate. ¿Qué le dijeron y quién?
—¡Que soy Huilliche! ¿Entiendes?
—No…
—Mike es hijo del lobo que asesinó Vilu. ¡Mi hermana, Charles!

Cubrí mi boca por el asombro.

—No puede ser.
—Sí, es así –lloró.
—¿Tú lo sabías?
—Me enteré un día antes de que él lo supiera. Fue de casualidad. Me lo dijo su hermano en el hospital. Es el doctor que atiende a Numa –se tocó el pecho como si le faltara el aire—. Me agradeció haber ayudado a Mike y entonces… ¡Ay Charles! ¿Por qué tuve que cruzarme con Mike? ¿Por qué me enamoré de él? ¡Justo de él! Es una broma de mal gusto del destino. No me merezco que me pasen tantas cosas malas, o sí, quizás sí.
—No digas eso.
—Estoy maldito.
—¡Nooo!
—Eso me dijo –sollozó—. Me dijo que estaba maldito, yo y mi familia. Familia de asesinos. Dijo que se arrepentía de haberme conocido, que me merecía lo peor, ojalá estuviera muerto como su padre.
—Creo que lo superó el momento. Seguro estará arrepentido.
—No… Vi el odio en sus ojos. Ojos que amé tanto y ahora…
—¿Cómo se enteró? Si tú se lo hubieras dicho las cosas no hubieran terminado así.
—Nada cambia, padre esté muerto por culpa de Vilu. Daba igual.
—Eres un ser increíble, Chelle. No te menosprecies.
—Maldijo mi familia y a mí. Me odia. Dijo, “tu apellido es una deshonra”. ¡Y no lo es! Mis padres no eran como ella.
—¡Claro qué no!
—Tu estirpe maldita arruinó mi familia… Eso dijo…–estalló en llanto—. No voy a olvidarme todo lo que me dijo. Lacra, basura, hijo de puta. ¡Qué ojalá me muera como su padre!

Me dolía ver a Chelle así por culpa de su amante. No podía correr a la Reserva para hacer justicia aunque ganas no me faltaban. Por supuesto, yo no había tomado el papel de su protector como si fuera sus padres. Era su amigo. Pero alguien sí…

Un ruido imperceptible hizo que girara hacia la puerta entreabierta. Sebastien recostado al marco miraba fijo a Chelle. Sus puños se cerraron con evidente furia.

—Sabastien… ¿Cuánto hace que estás ahí?
—Lo suficiente. ¡Quiero el nombre, Chelle!

Chelle negó con la cabeza.

—¿No te das cuenta que te ha humillado sin saber nada de ti? Dame el nombre.
—No. Yo… Saldré de esta.

Se giró para mirarme con rigurosa autoridad.

—Charles, el nombre.

Suspiré. No deseaba que todo terminara mal pero sentí como si el mismo Adrien Craig esperara mi respuesta. No podía pasar sobre él. Después de todo, mi complicidad con Chelle no había resultado bien.

—Mike Fjellner, y te darás cuenta que es hermano del cirujano. Por eso piensa, por favor. Salvó a Numa.


Giró repentinamente y salí tras él.

—¡Espera! ¡No hagas locuras! Quizás son peleas de novios.

Se volvió hacia mí y su iris gris perla se transformó en oscuro y tormentoso. Conocía esa mirada en él, en Lenya, en Adrien.

—¿Has escuchado cuántas barbaridades le dijo a Chelle ese maldito lobo?
—Espera… Se sintió traicionado, después de todo Vilu mató a su padre.
—¡Vilu, no Chelle!
—Yo también estoy enojado pero déjame hablar con el lobo.
—¡No! Permitiste esta relación cuando yo intuía que iba a acabar mal.
—Ignoraba que Mike Fjellner era hijo del lobo asesinado. Todos lo ignorábamos. Fue el destino.
—¡Al destino tendrá que rezar ese lobo para que no lo atrape!

Suspiré. No quería que todo se pusiera peor pero lo cierto es que Chelle no tenía nadie que lo defendiera y ese lobo había sido injusto.

—Por favor confío en tu sensatez.

En segundos desapareció. Regresé con Chelle a la habitación para tranquilizarlo.

—Tranquilo, Sebastien solo lo pondrá en su lugar por haberte dicho esas barbaridades y dejarte como si fueras un trasto. A mí me da mucha rabia, no creas que me uniría a él para ajustar cuentas pero… ¿quién se quedaría contigo en este momento? Y pienso que la soledad no sería buena consejera.

A lo lejos se escuchó el chirrido de un motor partiendo a toda velocidad.

—Lo va a matar –sollozó.
—No, nada de eso. Deja de pensar en el otro y comienza a pensar en ti.
—No puedo hacer eso, Charles. No borraré de un plumazo cuánto lo amo. Por más que se haya portado mal.
—Lo sé… Ahora… Estoy aquí. Desahógate que para eso están los amigos.


Sebastien.

Pasé por la sala buscando a Scarlet con los ojos. Estaba cuchicheando divertida con Thashy y Miyo.

—Scarlet, ¿tus llaves del coche?

Levantó la vista y palpó en su bolsillo.

—Las tengo, sí. No he perdido la cabeza.
—Las necesito.
—¿Tú?
—Por favor.

Margaret entró desde el balcón con Bianca.

—¿Ocurre algo, cariño?
—Aún no.

Scarlet lanzó las llaves.

—Dejé el coche en la primera explanada donde termina el camino. ¿Quieres que te acompañe a… donde vayas?
—No, gracias.

………………………………………………………………………………..

Cogí el camino a toda velocidad bordeando la costa hasta el primer tramo del bosque. Giré hasta donde convergía la ruta principal a la reserva. Y aceleré… Con mi rabia, con la impotencia, con el deseo de ajusticiar a Chelle. Maldito lobo, ¿quién se creía que era?

Imágenes de un pasado remoto vinieron a mi mente.

Huincha Huilliche había salido a recibirme por aquella visita a su aquelarre. Estaba feliz que fuera a ser padre aunque mi hijo fuera de una loba. El líder de los vampiros le había comentado de su nuevo nieto. Ella siempre con esa alegría aconsejando la paz, asegurando que los niños son motivo de felicidad no importara su origen. Recuerdo que Chelle llegó en ese momento sonriente, me abrazó y felicitó por Douglas. Había rendido unas materias para posgrado y le había ido muy bien. Su madre se mostró orgullosa y cuando se retiró me confesó.

“Chelle es magnífico, pero mi miedo es que es confiado con los humanos, y a veces puedes encontrarte con seres oscuros. Temo muchas veces por él, es tan bueno.”

Presioné el acelerador con firmeza.

“Por suerte como padres siempre estaremos para protegerlo.”

—No –murmuré emocionado—, ya no están Huincha. Pero estoy yo para no permitirlo.

Al fin llegué hasta un cercado de madera que generalmente estaba abierto de par en par, aunque los lobos lo cerraban a altas horas, como estas. Limitaba propiamente el territorio de la Reserva. Frené pero no apagué el motor. Toqué bocina unas… quince veces. Hasta que un par de lobos se acercaron. Con ese aire pedante que les salía tan bien respondieron al llamado.

—Vampiro, no son horas de visitar la reserva. Regresa mañana –dijo uno acodado en el cerco.

Me asomé por la ventanilla.

—Abran el cerco.

Se miraron confundidos. El otro lobo frunció el entrecejo.

—Si quiere puedo avisar al amigo de su hembra que desea verlo.
—No gracias –sonreí—. Solo quiero que abran el cerco.
—Pues no lo abriremos, vampiro. Estas son nuestras tierras y nuestras normas.
—¿En serio? –arquee la ceja y retrocedí el coche unos cuantos metros.

Lo detuve con el motor en marcha, y aceleré. Al menos reaccionaron para apartarse antes que trozos de madera salieran volando por doquier.

Avancé a toda velocidad por el sendero contemplando las luces de las cabañas cada vez más cerca. Y mi rabia… mi impotencia… el dolor de Chelle impregnado en mi torrente sanguíneo.

Frené el coche de una sola pisada levantando la gramilla y el polvo de alrededor. Un grupo que se hallaban sentados alrededor de una fogata se puso de pie. Drank era uno de ellos y no tardó en acercarse.

Salí del coche y cerré de un golpe la puerta.

—¿Los bebés están bien? –preguntó asustado.
—¡Perfectos!
—Puedo… ¿Puedo ayudarte en algo?
—Sí, ¿dónde vive Mike Fjellner?
—Ehm… —noté la duda.

Se mantuvo en silencio mientras otro lobo joven se acercaba rengueando.

—¿Qué ocurre con mi hermano?
—Dile que lo busca Sebastien Craig.

El temor se reflejó en su rostro. Aun así me enfrentó.

—No permitiré que le haga daño.

Contemplé al joven minusválido… hijo del lobo asesinado…

Confieso que parte de la rabia fue bajando decibeles al verlo. Respiré profundo unas dos veces.

—Está bien, Kristoff. No voy a esconderme. Mike Fjellner soy yo.

Uno de los lobos del grupo se acercó.

Mis ojos se clavaron en ese joven alto, de jean y sudadera negra. De ojos claros como el ámbar.

—Soy yo, señor Craig. ¿Acaso viene a reclamarme algo después de lo que me hizo Chelle?

Junté mis cejas, fruncí el ceño. Bien, aquí volvíamos con la furia.

—¿Te hizo Chelle? ¡Hipócrita! ¡Tú le hiciste a él!

Varios lobos incluso Drank fueron acercándose tratando de interponerse en mi camino.

—Para su información, me engañó, me tomó por idiota.
—¡No te tomó, eres idiota! ¿Cómo pudiste compararlo con su hermana? ¡No sabes nada de él!
—Sebastien, por favor –Drank apoyó su mano en mi pecho para distanciarme del lobo.
—Si no quitas tu mano de mí ni la Reina del Mar te salvará. No te metas.

Retiró la mano pero no se apartó entre los dos.

—Voy arreglar las cuentas contigo, lobo.
—No le tengo miedo, señor Craig.
—Deberías tenerlo.
—¡Basta, por favor! Apártense –Bernardo llegó apresurado—. Sebastien, hablemos civilizadamente.
—Fíjate que no se me da la gana. Dialogo con seres que tengas neuronas y este infeliz carece de ellas.
—¡Se equivoca si va a degradarme! –el lobo sacó pecho y me enfrentó.
—¡Tú lo hiciste con Chelle! No se lo merecía –di un empujón y cayó sentado.
—¡Sebastien!
—¡Déjame en paz, Bernardo! Ven –me acerqué al lobo—. ¿Te crees valiente? Pues aquí estoy, enfréntame como un macho y repite todo eso que le dijiste a Chelle. Al que según tú, amabas con el corazón. ¡Qué poco te ha durado tu amor! Yo tenía razón. ¿Lo planeaste? Sí, ¿verdad?
—¡No! Chelle sabiendo quien era me conquistó para reírse de mí.
—Aaah, bueeno –sonreí—. Así que resulta que eres el pobrecillo lobo inocente, engañado por el vil vampiro. ¿Quién te crees que eres? ¿Crees que tu raza es la mejor?
—Al menos nosotros no asesinamos sin piedad como los malditos Huilliches.

Enceguecí… ¿Malditos Huilliches había dicho el cretino?

Me abalancé y lo cogí del cuello, levantándolo en el aire. Solo escuché alrededor las exclamaciones de pánico y el vano intento de separarme.

—¡Sebastien, por favor! ¡Déjalo, no empeoremos la situación! –gritó Bernardo tratando de separarme del lobo.

Lo acerqué a la cara mientras mi corazón latía frenético.

—No sabes nada de los Huilliches. Limpia tu boca antes de hablar de ese aquelarre. Eres… tan poca… cosa para Chelle.

El tal Mike se revolvió en el aire inútilmente ante mi fuerza.

—¡Suéltelo, por favor! –otro lobo llegó para interceder. De inmediato lo reconocí—. Soy Burnaby, hermano de Mike. Por favor… Suéltelo.
—Usted y su hermano puede que no tengan nada que ver en actuar como malvados. No voy a mezclar los hechos.
—Por favor, sé que no debo mezclar pero recuerde que salvé a su hijo. ¡Hágalo por ello!
—¡Eso es un golpe bajo que no exime a su hermano de lo que hizo!
—Lo sé, pero por favor, fue mi culpa. Escúcheme un momento, se lo suplico.

Mi puño se abrió y el tal Mike cayó al piso como bolsa de patatas. Miré al lobo que había interrumpido.

—¿Tú lo obligaste a decir todos esos insultos? Porque Chelle llegó destrozado porque tu maldito hermano lo humilló por completo. ¡No lo cubras!
—Siento mucho lo que Mike pudo decirle al Huilliche pero parte de la rabia incontrolable que sintió mi hermano fue por haberle ocultado quien era. Y… fue mi culpa… Yo no le dije lo que había ocurrido el día anterior.
—¿De qué hablas, Burnaby? –el lobo achinó los ojos.
—Tu novio… se enteró de quien era el día anterior que fue Kriger al hotel. No sabía nada que eras hijo del lobo asesinado. No se burló de ti.
—¿Por qué no me lo dijiste? ¡Por qué!
—Lo siento. No creí que llegaría tanto tu enojo. Creo que si has dicho frases demás deberías pedir disculpas.
—¡No quiero escuchar sus disculpas! No me interesan y a Chelle tampoco. No me importan sus conflictos familiares internos. Solo te diré una cosa –apunté con el índice al lobo—. No te acerques a él, nunca más. Porque no vivirás para contarlo. Quedas avisado, cabrón.

Giré y retomé camino hacia el coche. Bernardo me siguió.

—Sebastien, tú sabes que te aprecio pero te pediré que no vuelvas a pisar la reserva en este estado.

Lo miré, entré, y encendí el motor.

—Imaginé que te pondrías del lado de ese infeliz.
—No sé si Mike tuvo razón o no pero no podemos solucionarlo así, con violencia.
—Violencia no son solo los golpes que hubiera dado a ese cretino. También lo es degradar a alguien creyéndose superior. Insultar a una familia porque uno de ellos es asesino y malvado. Los Huilliches nunca hubieran aprobado la muerte de ese lobo. Chelle es un ser excepcional, no se merecía los insultos ni caer en depresión ante el abandono insensible. Eso fue lo que provocó ese desgraciado. ¡Hacerlo sentir basura, poca cosa!
—Sebastien… No son buenos tiempos entre lobos y vampiros. Pero piensa en Bianca.
—¡No la metas a ella! Jamás le prohibiría verte. Tampoco a Liz, y eso que un maldito lobo convirtió a su mejor amigo en uno de los tuyos. ¿Te parece bien? Pues creo que sí, porque el tal Louk sigue como si nada en la reserva. Ustedes tienen doble moral. Pero escucha bien, cuida que ese lobo no merodee cerca de Chelle. Porque cumpliré mi promesa.

Arranqué a toda velocidad alejándome de la reserva.

Mike.

Drank intentó llevarme a su cabaña para tranquilizarme pero yo tenía una urgencia que hacer. Entré a mi hogar tras los pasos de Burnaby.

—¿Por qué no me lo dijiste?
—Lo siento, no fue a propósito. Juro que si hubiera sabido que Kriger te lo diría antes hubiera hablado contigo.
—¡Eres mi hermano! Debiste alertarme quien era Chelle.
—Quise darle la oportunidad para que él mismo te lo dijera. Como debía ser. El vampiro ignoraba quién eras. Lo sé. Lo vi en sus ojos. Se enteró el día anterior a ti.
—¿Qué ocurre aquí? –mi madre se acercó preocupada—. ¿Por qué discuten de esa forma?
—Todo está bien, mamá. Tranquila.
—¡No! ¡No está todo bien! Dile que me ocultaste algo importante.
—¿De qué hablan?

Burnaby se dejó caer en el sofá y contó lo sucedido ese día en el hospital.

—Eso no cambia nada, Mike –protestó mi madre—. Sigue siendo el hermano de la asesina de tu padre. ¿O no lo ves?
—Lo que veo es que dije cosas horribles a quien amo.
—No quiero escucharte decir más que lo amas. Es una situación intolerable.
—Okay –avancé hasta mi habitación—, no me escucharás. Esta es tu casa, taparás mi voz pero no lo que siento.
—¡Es tu casa también!

Cerré la puerta y me tumbé en la cama. Ya no era solo angustia lo que sentía, ni rabia por Chelle… Un sentimiento de temor comenzaba adueñarse de mí.


Liz.

Sostenía a Adrien entre mis brazos junto a la ventana de la sala mientras Halldora dormía en su cochecito. Mi hijo parecía más inquieto que su hermana y algo que solía entretenerlo era descubrir el parque a través del cristal. Estaba fresca esa mañana así que por ahora no debía darle un paseo a la intemperie. Soñaba con verlos a los dos curioseando entre los árboles y las flores del inmenso jardín, sin embargo pronto llegaría la oscuridad y el clima riguroso así que debía armarme de paciencia para cumplir mi sueño.

Sebastien salió de la cocina y descolgó el abrigo del perchero.
—Buen día, Liz. ¿Cómo están mis sobrinos?

Sonreí y me giré para que viera a Adrien.

—Él, despierto hace dos horas y Halldora allí, en el cochecito, durmiendo.
—Al menos se ponen de acuerdo para no volverte loca.
—Sí –reí—. Salvo a la noche.
—¿Ya los ha visto un pediatra?
—Tengo turno pasado mañana.
—Imagino que Lenya querrá ir contigo –apoyó su mano en el picaporte para salir.
—Imaginas bien. Espero que no enloquezca al pediatra –sonreí.
—A todos los padres machos debe ocurrirle. Parece que las madres tienen otro dominio.

Lenya bajó las escaleras lentamente y sus ojos se clavaron en su hermano. Después de un “buenos días” se mantuvo en silencio. Se acercó al bar y se sirvió una medida de coñac.

—¿No es temprano para beber alcohol? –preguntó Sebastien.
—Estoy nervioso y si bebo café terminaré caminando por las paredes.
—Tranquilo, tus bebés gozan de buena salud.
—No son los bebés lo que me preocupa.

Ambos intercambiaron miradas… Okay Liz, hora de retirarte, charla entre hermanos.

—Voy a estar en la cocina. Yo sí me prepararé un café con leche.
—Ten cuidado con el fuego, amor.
—Lenya, sé los peligros, quédate tranquilo. ¿No confías en mí?
—Como en mí mismo –sonrió.

Acomodé a Adrien en el cochecito doble y lo arrastré con cuidado para que Halldora no despertara. No puedo negar que protestó al dejar mis brazos pero los artefactos y luces en la cocina lograron distraerlo en segundos.

Comencé a prepararme el café mientras los observaba. Eran tan bellos, igual a Lenya, aunque todos en la casa afirmaban que tenían mucho de mis rasgos.

Al coger el azucarero de la alacena mi móvil vibró en mi bolsillo de los jeans.

Observé la pantalla… Cielos…

—¡Hola Bua!
“Hola Liz. Disculpa, ¿estabas durmiendo?”
—¿Dormir? ¿Qué es eso? –sonreí.
“¿Los bebés están bien?”
—Sí, gracias. ¿Tú cómo estás?
“Triste. ¿Te has enterado de lo que ocurrió anoche en la reserva?”
—Lenya me contó… Lo siento.
“Sé que Sebastien tiene razón al enojarse con Mike pero es mi hermano y no quiero verlo destruido.”
—Te entiendo. Bua… ¿Qué puedo hacer por ti?
“Por favor… ¿Puedes hablar con Sebastien? Tú conoces a Mike, no es mal chico. Después de todo se sintió engañado. Burnaby debió decirle antes y… bueno eso es otro tema”.

Arquee la ceja pensando en mi charla con Sebastien, al menos lo intentaría.

—No te preocupes, hablaré con él.
“Gracias… Liz… Para Mike fue impactante saber que Chelle es un Huilliche. Es hermano de la asesina. Chelle por algo ocultó su apellido y…”
—Escucha Bua. Hay algo que debes saber sobre Chelle y su hermana.
“Dime. Toda información servirá”.

Adrien comenzó a revolverse en el cochecito. Su pequeño pie golpeó el de su hermana.

Cogí el chupete que prendía de la sábana de conejitos y rocé sus labios. Rápidamente se prendió con ahínco.

—Cielos, ya tiene hambre. Perdona… Escucha bien, es sobre Chelle y es importante.
“Te escucho.”
—Vilu Huilliche asesinó a sus padres.
“¿Qué?”
—Sí, asesinó a sus propios padres y Chelle consiguió huir. Por eso Sebastien cambió su apellido. Para que no lo encontrara. Aun así, si pisa Kirkenes lo descubriría pero imaginamos que por el momento no lo hará. Chelle sufrió mucho teniendo que negar su estirpe. A nadie le gusta negar sus orígenes sobre todo si sus padres fueron seres de bien. Estoy segura que si no se lo dijo a Mike fue porque ignoraba que era importante.
“Es que es de no creer que se hayan conocido.”
—Capricho del destino, no sé. Sería bueno que cuentes a Mike lo que acabo de decirte.
“Tú… ¿Crees que sirva de algo?
—Solo sé que Chelle se sentía feliz. Lo ama. En cuanto a Mike…
“¡Mi hermano también! En casa nadie cree porque Mike tiene esos arranques de depresión y le ocurrió con Kriger, su ex. Sin embargo estoy segura que no es lo mismo. Mike cambió mucho cuando conoció a Chelle. Lo veía feliz y con ganas de comenzar muchos proyectos, a pesar de la muerte de papá. ¡Quiero recuperar a mi hermano! ¿Me ayudarás con Sebastien?”
—¡Claro qué sí! Y tú cuenta a tu familia quien es Chelle porque las dos sabemos que en esta historia no es solo Sebastien que se opondrá a la relación.
“Lo sé… Gracias.”

Adrien escupió el chupete  que cayó en la cabeza de Halldora. Ella abrió los ojos e hizo un puchero a punto de llorar.

—Debo dejarte, los bebés me reclaman.
“Gracias Liz.”

Sebastien.



Abrí la puerta con la intensión de salir pero Lenya habló.

—Hermano, dame unos minutos.

Suspiré.

—Quiero pasar por el hospital y ver a Numa. Esta noche viajo a la Isla del Oso y no lo veré por varios días.
—No te robaré mucho tiempo.
—Dime –cerré la puerta y lo miré.
—¿Qué ocurrirá con nosotros y los lobos?
—Sé más claro.
—Tú sabes, las cosas están poniéndose feas.
—No por mi culpa. Te refresco la memoria, comenzaron ellos.
—Vilu mató a un lobo.
—Y Hans con sus amigos intentó asesinar a mi hijo. ¿Lo olvidaste?
—No, no podría olvidarlo, aunque ocurrió hace tiempo. Todo parecía estar en calma.
—Era una aparente calma, Lenya. No lo digo por Bernardo ni por Sabina. Los lobos en general tienen rabia contra nosotros. Es un sentimiento arraigado hace centenas de años. Ya sé, me dirás que nuestro padre pudo mantener la paz junto a Maia y que debería hacer lo mismo.
—No pondré a papá de ejemplo. Ha tenido otros errores y no es mi intensión resaltar que era mejor o peor que tú. Pero… ¿no deberíamos hacer algo entre todos? Reunirnos con los lobos, no sé, abrir el diálogo.
—Ellos no quieren diálogo, Lenya. Lo intuyo. Sus acciones los delatan. ¿No lo notas que ni siquiera les importa pedir disculpas? ¡Casi matan a Numa! ¿Cómo crees que me siento? Ni uno se acercó a decir que lo lamentaba.
—Sí… Lo noto. Scarlet no desea visitar la reserva y eso que adora a Yako.
—Lo bien que hace. Está volviéndose peligroso pisar sus tierras. Además conozco a Scarlet. Saltará ante la menor provocación. Por eso he tomado la decisión de separarnos. Tratar en lo posible de no encontrarnos en el mismo espacio.
—¿Cómo tomó Bianca tu decisión?
—Ella y Bernardo pueden encontrarse en cualquier café que se les ocurra. No estoy prohibiendo que se vean. Y si decide pasar por aquí a verla no me opondré. Lo que no quiero es que nosotros frecuentemos la reserva. Los peligrosos son ellos.
—Bueno, Vilu no es Heidi precisamente.
—Es una contra todos ellos, o casi todos ellos.
—¿Douglas?
—No lo pondré en la difícil situación de elegir. Su madre vive en la reserva, es una loba. Mientras él se sienta cómodo. Tengo entendido que tiene amigos.
—¿Anouk?

Suspiré y abrí la puerta para salir al parque.

—Es pareja de un lobo. Supongo, la cuidará. De todas formas los Gólubev deberán enterarse que el clima entre las razas no es el mejor. Creo que si guardamos las distancias lograremos frenar algo de este odio. Dudo que los lobos quieran instalar la paz.
—Puede que nos les interese. Creo que desde el hallazgo de ese libro de los lobos los notos más distantes, y debería ocurrir lo contrario.
—Lo ha firmado nuestro padre, y alguien más que no sabemos.
—Sin embargo es el libros de “los lobos” –hizo comillas en el aire—. Guauu, ¡qué importantes son!

Sonreí.

—Me voy, Numa debe estar extrañado que no he llegado.
—Envíale un abrazo.
—Se lo daré.


























8 comentarios:

  1. Uy que bueno que Numa esta mejor. Me preguntó que hará Sebastien? Te mando un beso

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    1. ¡Hola Citu! Síi Numa ya está mejor así que el único problema y bastante importante es como solucionarán el conflicto vampiros y lobos.
      Muchas gracia por leerme cariño y feliz semana para ti.

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  2. Problemas por todas partes.Creo que Sebastien y Bernardo perderan la amistad que tenian y vampiros y lobos se van a llevar mal.Los que tenian que hablar son Chelle y Mike y los demas no meterse porque se meten y lo enredan todo mas de lo que estaba.Me ha gustado mucho y te vuelvo a felicitar por tu cumpleaños.Besos.

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    1. ¡Hola Ramón! Muchas gracias por comentar y por el saludo en mi cumple.
      Tienes razón, hay problemas por todas partes. Pienso que vampiros y lobos no están pudiendo resolver sus diferencias y a Sebastien se le acaba la paciencia.
      Chelle y Mike están pasando un momento muy crítico donde deben pensar que tanto importa el resto del mundo con respecto a su amor.
      ¡Muchas gracias amigo, te mando un abrazo y feliz semana!

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  3. Hola, Lou... Voy a empezar con Numa... él está mejor y eso es una gran alegría... Numa piensa que Douglas no quiere verle y Douglas piensa que es Numa quien no querrá verle... Ambos se acabarán sorprendiendo de las muchas ganas y necesidad que tienen de verse, y de abrazarse muy fuerte porque, sobre todas las cosas, son amigos y hermanos
    Respecto a Chelle y Mike... pues considero que lo están pasando igual de mal... Mike no duerme, no quiere comer... y Chelle solo sale de su habitación para comprar tabaco
    Entiendo perfectamente a Mike... entiendo que sea mayor su tristeza que su furia, a pesar de estar seguro, equivocadamente, de que Chelle le ha engañado... También es cierto que es pronto... quiero decir que, a medida que el tiempo pasara, la furia le ganaría terreno a la tristeza
    Ni Louk ni Sebastien han sido de gran ayuda... Louk no puede olvidar a July porque se sabe culpable de lo que pasó, y piensa que para Mike será más sencillo olvidar porque se supone que el culpable es Chelle... Es que se supone... es que reflejas claramente lo que está sucediendo desde hace algún tiempo... aquí, todo el mundo es culpable hasta que so se demuestre lo contrario... Algunos le han dado vacaciones a la presunción de inocencia
    Sebastien se ha dejado llevar por un intenso enfado, y eso nunca es bueno... Es que ni Bernardo podía calmarle; Burnaby ha logrado que no mate a Mike
    En fin, yo creo que Mike se acercará a Chelle pese a la prohibición de Sebastien... También creo que estas dos razas tan maravillosas ya están enfrentadas
    Y quizás el amor de Chelle y Mike pueda salvar esta situación... quizás
    Otro excelente capítulo, Lou... Mi más sincera enhorabuena y mi absoluta admiración
    Besos hacia Buenos Aires

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    1. ¡Hola Mela! Como siempre muchas gracias por tu bello comentario.
      Voy a comenzar al revés, porque debo decirte que tu conclusión es exacta. Nunca mejor dicho. Las razas ya están enfrentadas. Eso es algo que ni Sebastien ni Bernardo pueden tapar siguiendo camino como si no pasara. El líder de los vampiros lo intuye, Bernardo también lo ha sugerido a Sabina no hace mucho.
      Un aire tenso se huele. La forma de solucionarlo no se sabe exactamente. Un distanciamiento es lo que parece deben hacer al principio sin embargo, es una realidad que conviven en un mismo mundo y habrá que solucionarlo. No son peores ni mejores uno del otro. Aunque a veces lo parezca.
      En cuanto a Chelle y Mike, se aman, se han lastimado, y quedará en ellos poner en la balanza si vale la pena no solo intentarlo sino luchar contra todo. No olvidemos... Hay una asesina suelta.
      Hay muchos personajes opinando en esta relación, unos a favor otros en contra. Veremos que pasa.
      Numa... Una amistad y cariño tan grande perdona errores. También estoy segura que lo deben solucionar y espero transmitir ese encuentro lo más real posible, para que puedas estar allí.
      Gracias querida escritora. No solo por el comentario y leerme, sino por estar siempre acompañándome a cada paso de esta aventura que son los Craig. Por cierto, maravilloso capítulo el tuyo. Amo esa pareja y su historia con tanto detalle. Así que felicitaciones también por aquí. Feliz semana y un abrazo fuerte desde Buenos Aires.

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  4. Haya paz en Kirkenes!!! Unos están muy revolucionados e indignados y otros muy entristecidos. Repito, haya paz!!! Puede ser, es posible, es evidente que vampiros y lobos no se van a mirar bien, se van a mirar de arriba abajo y de reojo, peroooo Bernardo y Bianca son inseparables y me da que Chelle y Mike también.
    Capítulazo!!!

    Besoteeeeesssss!!!

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    1. ¡Hola Merche!Una alegría que estés por aquí. Muchas gracias.
      Paz es lo que no llego a divisar entre lobos y vampiros. Creo que si no ponen un poco de cada uno esto irá peor.
      Bernardo y Bianca siempre serán amigos indestructibles, tienes razón. Mike y Chelle... Esperemos que su amor sea fuerte y pueda combatir todas las contras.
      Muchas gracias cariño por tu comentario tan divertido como siempre.
      Un besazo reina y feliz semana para ti.

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Gracias por visitarme y comentar.