Capítulo
43.
Indignación.
Burnaby.
Me acerqué a la cama de
Numa Craig tratando de no despertarlo. Hacía una semana que había sobrevivido a
la crisis y se notaba mucho mejor. Mientras tomaba nota de las cifras y datos
en las dos únicas máquinas en las que continuaba conectado, la escena con el
vampiro volvió a mi mente.
Su rostro reflejando la
sorpresa y el impacto al escuchar que le había ocurrido a mi padre. No lo
sabía, el vampiro Huilliche ignoraba quien era Mike, hijo de la víctima. Al
principio no entendí, pero cuando confesó quién era él todo me cerró. Su estado
caótico, la baja de presión, sus ojos… El asombro mezclado con la
desesperación.
Suspiré, anoté el último
dato y mis pensamientos fueron a Mike. Se había enterado al otro día de yo
saberlo, no por mí. Creo que ese había sido un error. Quizás las cosas no
hubieran terminado así. ¿Es que cómo adivinar que el vampiro no se lo diría
antes que Kriger? ¿Y Kriger montando esa escena en el hotel? ¿Cómo se enteró el
dato del apellido Huilliche?
Cerré los ojos unos
instantes… La memoria y la voz de mi madre por el móvil, “¡Burnaby, tu hermano
está muy mal! No duerme hace dos días y no quiere comer.” Mike solía tener esos
berrinches desde pequeño. Ante una dificultad siempre ponía empeño en vencerla
y lo lograba, sin embargo en cuestiones del corazón y sentimientos no podía
dominarlo. Como aquella vez que mamá se olvidó de retirarlo del colegio. Fue un
mal entendido, mamá creyó que ese día iría mi padre a buscarlo e irían al cine,
juntos. Pero el paseo era al día siguiente. En resumen Mike regresó solo de
Kirkenes con apenas doce años. Recuerdo que se enfadó y se encerró en su
habitación sin querer hablar ni comer ni volver al colegio. La diferencia es
que estaba mi padre entre nosotros y era muy inteligente. Sabía cómo dominar
esas situaciones familiares sin gritos mediante charlas ya la vez con órdenes
firmes. Mamá se apoyaba mucho en él por eso después que murió todo parecía un
caos. Es difícil educar hijos de una forma perfecta, más si son cinco. Quizás
mi temor a tenerlos radicaba en creer que no lograría una educación como la que
impartía mi padre.
En cuanto a Mike, hoy por
hoy, era fuerte para enfrentar vicisitudes pero débil cuando era abandonado.
Ocurrió con Kriger, con mi padre, y ahora con el vampiro. Aunque este último
hecho fue por su voluntad. Imaginaba que mi hermano no continuaría con la
relación amorosa, pero eso no significaba que no sufriría abandono y soledad.
Faltaba que aprendiera con sus veintitrés años que la derrota puede llegar y a
veces es inútil que te cierres a ella, solo tienes que enfrentarla y aceptarla.
No siempre logras lo que quieres aunque tus intensiones sean buenas. Lo difícil
es que ese aprendizaje no parte de la familia, sino de la vida misma.
—Doctor.
Levanté
la vista y miré al paciente. Sus ojos grises sanguinolentos parpadearon.
—Hola
Numa, ¿cómo te sientes?
—Creo
que bien. Me despertó el aroma a lobo.
Sonreí.
—Eso
es algo que no podré subsanar.
—No
me molesta, solo que llamó mi atención. Tenemos amigos lobos. Bernardo es amigo
de Bianca, la esposa de mi padre y…
Me
acerqué un poco más y me senté al borde de la cama.
—Veo
que tienes ganas de hablar, puede ser producto del coma anterior. Preferiría
que descanses.
—Estoy
cansado pero de estar aquí, en la cama.
—Te
falta muy poco para salir del hospital pero debes hacer caso.
—¿Mi
familia? ¿Sigue aquí?
—Vi
a tu padre en el pasillo, y también a una señora de cabello rubio recogido, muy
bonita. ¿Es tu novia?
Sonrió.
—Sí,
se llama Ekaterina.
—Lindo
nombre.
—¿Y
Douglas?
—No
sé quién es.
—Es
mi hermano y amigo. Ahora vive en la Reserva. Tiene ojos de lobo aunque es
vampiro.
—Ah…
Creo saber de quién hablas. Hijo de Sabina. Pues no, no se encuentra en el
pasillo. Lo he visto días anteriores cuando estabas muy mal.
—¿Se
fue? ¿Por qué se fue? ¿Le dijo algo de mí?
—Tranquilo,
quizás haya tenido que cumplir con su trabajo.
—No…
No me quiere ver.
—No
pienses eso. Aquí estuvieron todos muy angustiados por ti.
—Pero
él me debe odiar.
Me
acerqué más.
—No
te angusties, lograrás un retraso en la evolución y es lo que todos no
deseamos. ¿Quieres que llame a la señora rubia?
—Sí.
No quiero estar solo.
—Okay, pero unos minutos. Trata de descansar. En
un par de horas ordenaré que te trasladen a sala.
—Gracias.
¿Y después podré irme a casa?
—Veremos
tu evolución.
—Doctor,
¿si ve a Douglas le dice que quiero verlo?
—Okay.
Antes
de retirarme me llamó.
—Doctor.
—Dime.
—¿Alguien
supo que yo soy…?
—Descuida,
cuidamos bien el secreto.
—Quiero
mis lentecillas.
—Le
diré a tu padre que me las de, tranquilo.
—¿Él
también puede pasar a verme?
—Aquí
en Terapia es más restringida la visita. Ten paciencia. En sala podrás verlos
con horario extendido. Estuviste delicado y hay que ir paso por paso.
—Gracias.
Gracias por salvarme.
Arquee
la ceja.
—¿Qué
recuerdas?
—Poco
y nada. Sin embargo su voz aún la tengo grabada. “¡Vamos Numa! ¡Ayúdanos!” Eso
dijo su voz… y me arrancó de un lugar horrible, oscuro.
—Me
alegro haberlo logrado.
—Es
bueno saber tanto cómo usted, arrancar a los seres de lugares oscuros.
—No
te creas, no siempre lo puedo lograr.
Pensé
en Mike y ese sitio oscuro donde se refugiaba y que no tenía idea como
rescatarlo.
No,
definitivamente no siempre lograba ese milagro.
Mike.
Salí
de casa casi al final de la madrugada. Había perdido el sueño continuo y el
hambre hacía casi una semana. Sé que en casa mamá, Hauk, y Kristoff lo veían
como un capricho, pero de verdad no podía con ello. Bua en cambio me entendía.
Ella siempre había sido un ser muy sensible al dolor ajeno. Lo malo que tampoco
deseaba escucharla. Quizás porque esta vez nadie iba a defender a Chelle. Es
que yo sabía en el fondo que era indefendible. Pero al estar enamorado no
quería recibir una sentencia condenatoria para él por otro que no fuera yo.
La
rabia por momentos acaparaba mi cuerpo y me pedía correr y correr sin parar por
el bosque hasta sacar la furia de sentirme engañado, sin embargo la tristeza
era mayor, más profunda e intensa, y lograba abatirme.
La
casa estaba a oscuras cuando decidí salir, salvo la luz tenue en la habitación
de mamá. Estaba seguro que dormiría poco por mi culpa. Eso me hacía sentir más
desgraciado. Me odiaba, no solo por ser un idiota al haber creído a Chelle,
también por no tener la fuerza suficiente para que no me importara y no amargar
mi familia. Se había metido en mi corazón, lo había manipulado como había
querido. Y yo pensando que había encontrado el amor perfecto. Todo fue una
mentira. Otra vez solo…
Detuve
mi andar por el sendero hasta el jardín de la cabaña de dos plantas. Era muy
temprano para llamar a las puertas de un hogar pero creí que si no lo hacía mi
soledad me tragaría por completo. La luz en la habitación de Louk y en la
cocina me dio ánimo para golpear. Primero suave y con timidez, después un poco
más fuerte.
Mamina
abrió la puerta y me contempló apenada.
—Querido,
pasa. Louk está despierto.
—Hola
Mamina. Disculpa la hora.
—No
te preocupes, Louk está preparándose para ir a trabajar.
—Trabajar…
Sí, yo también debería.
—Tranquilo,
Bernardo dijo que en estos días no había mucho para hacer. Incluso le dijo a
Drank que hasta el lunes próximo no lo necesitaría.
—¡Mike!
Louk
bajó las escaleras de madera y se detuvo al pie de ellas.
—¿Cómo
estás?
—No
muy bien.
—Te
llamé varias veces por el móvil.
—Lo
siento, no deseaba hablar con nadie.
—Es
bueno que estés aquí.
—Siéntate
cariño, les haré un café delicioso a los dos.
—Gracias,
abuela.
—Sí,
muchas gracias.
Me
senté en una de las sillas del comedor y Louk frente a mí. Uní mis manos sobre
la mesa y bajé la vista.
—Vamos
Mike, cuenta que ocurrió con el vampiro.
—¿Mamá
no le contó a tu abuela?
—Quiero
tu versión.
Y
abrí mi corazón relatando con detalle la escena completa, hasta el portazo que
di echándolo de mi vida definitivamente.
—Lo
odio –murmuré.
—Bueno
–suspiró—, supongo que será más fácil olvidar tu amor. A mí con respecto a July
me resulta imposible.
—Es
casi lo mismo.
—No
te creas. El peso de cargar con la culpa es doloroso. Tú no hiciste nada malo.
Yo sí. Arruiné la relación por mis celos.
—Ah…
Sí… Pero aún siento que teniendo Chelle la culpa por mentirme… hay algo que no
me deja estar en paz.
—¿La
vergüenza?
—¿Frente
a Kriger o Camile? Naaah, en absoluto. No me interesan esos dos. Es otra cosa…
—Explícate.
—Es
que… por las noches trato de buscarle algún justificativo y no lo encuentro.
—Ante
la mentira no hay razón que valga. Te engañó. Usaba otro apellido.
—Sí...
—Mike,
uno cuando quiere siempre busca encontrar algún hecho o causa que no hunda a
quien amamos. Encontrar la excusa es salvarnos un poco también. Sin embargo
debes pensar que como cuentas los sucesos no tienes culpa de nada. No había
forma de saberlo si él no te contaba quien era.
—¿Y
si no sabía quién era yo?
—¿Eso
cambia?
—Sí,
por supuesto. Porque ya no se veía obligado a decirme que era Huilliche.
Negó
con la cabeza.
—Igual,
era tu pareja y se supone que su identidad era algo importante, seas quien
fueras tú. ¿Entiendes?
—Lo
sé… No sé porque siento una inquietud y angustia. A lo mejor fueron sus ojos al
mirarme cuando le gritaba esas frases horribles.
—¡Pero
Mike! ¡Es el hermano de la asesina de tu padre y te lo ocultó! Además piensa,
supongamos que ustedes dos se reconcilian, tú lo perdonas, y etc… ¿Tu familia?
¿Qué les dirás? “¡Oigan, esta es mi pareja, hermano de la asesina y no me
importan que tengan que verlo junto a mí!” La pregunta es, ¿podrás con eso?
—No…
No podría.
—¿Entonces?
Mamina
acercó dos cafés con esa sonrisa dulce que siempre tenía.
—Le
puse azúcar porque a la vida hay que endulzarla.
—Gracias
–dijimos al unísono.
De
pronto puso su mano en mi hombro y la miré.
—Todo
pasa, hijo. Ánimo.
—Es
que… a mí solo me pasan cosas horribles.
—¿En
serio crees eso?
—Es
la realidad.
—No,
la realidad es la que no puedes ver por la tristeza. Te haré un pequeño recorrido
por la reserva –cogió asiento junto a mí—. Pensemos en Tim, enamorado,
esperando un hijo, y de pronto de la noche a la mañana todos sus sueños se
destruyeron con ese accidente fatal. Quedó solo, sin nada. También pensemos en
Sabina, muy jovencita, parió un hijo que esperó varios meses con ilusión y se
lo quitaron alegando que estaba muerto. Tuvo que partir de aquí porque tanta
era su pena que no le permitía pensar en otra cosa que su bebé fallecido.
También te mencionaré a Vinter cuya esposa murió con la helada sin poder hacer
nada por ella. Y hay más, la pequeña Gloria, huérfana de padre y madre en
meses. Y… —miró a Louk—. Mi hija y mi yerno… Nos dejaron a Louk y a mí muy
solos. ¿Pero sabes qué? Todos y cada uno
debimos seguir camino, levantarnos y luchar, porque abatirse no es una opción.
Sé que es difícil para ti. Tu padre a muerto y además…
—Lo
asesinaron abuela –corrigió Louk—. Y el vampiro es el hermano de la asesina.
—¡Eso
ya lo sé! –volvió a mirarme—. Sin embargo no te creo un chico tonto. Algo bueno
le habrás visto al Huilliche. Y no hablo precisamente de su aspecto. Tú no eres
superficial.
—Él
era… perfecto. Muy bueno con los alumnos. Mis compañeros lo amaban. Era
respetuoso, inteligente, y…
—Y
mentiroso. ¡A ver! Tampoco quiero que Mike vaya tras de él despojado de
orgullo, abuela. Yo le he pedido mil veces perdón a July y ya no puedo hacer
nada. Es mi verdadero amor pero hay cosas que debes aceptar y rendirte.
—No
pensabas eso cuando te vi hace tres días mirándola embelesado por la ventana
cuando la descubriste de lejos.
—Abuela,
estoy sufriendo y no quiero que Mike pase por lo mismo.
—Cada
uno tiene su tiempo, Louk. Para decidirse a olvidar a alguien que uno amó debe
estar seguro. Por cierto, ayer July preguntó cómo estabas.
—¿Qué?
¿Cómo que preguntó por mí, abuela? –Su rostro se transformó en sorpresa y
emoción—. ¿Te dijo algo más? ¿Le contaste que no duermo pensando en ella?
—Creí
que te habías rendido –sonrió.
Suspiré.
—Louk
tiene razón, Mamina. Lo de July es diferente.
La
puerta sonó por varios golpes de llamado.
Mamina
se puso de pie y abrió la puerta.
—Hola
Mamina, ¿Mike está aquí?
Me
puse de pie.
—Estoy
aquí, mamá.
—Ay…
Lo siento yo… pensé cualquier cosa. No te vi en la habitación y Kristoff dijo
que no te vio salir.
—Aquí
está Gina. Está bien. No te preocupes. Hablaba con Louk –sonrió Mamina.
Antes
de salir Louk me llamó.
—Esta
noche vamos a juntarnos con los chicos cerca de la plaza. Encenderemos una
fogata y beberemos unas cervezas.
—No
creo que los acompañe.
—Anda,
Mike. Hazlo por mí. Drank y tú son mis amigos. Podemos desahogar penas y
ayudarnos entre nosotros.
—¿Estará
Kriger? No quiero verlo.
—No,
estás loco.
—Veré,
no prometo nada.
—Hijo,
Burnaby me ha dicho que vendría a visitarnos esta noche para cenar todos
juntos.
—Entonces
iré con los chicos. No quiero reuniones de familia, mamá.
—¿Por
qué?
—¡Porque
les fallé! ¿No entiendes?
—Mike…
Tú no sabías…
—Basta
mamá. No quiero discutir frente a Louk y Mamina. Está decidido. Cenen ustedes
sin mí.
Charles.
Esa
noche Margaret y yo preparábamos una tarta de frambuesa. Bueno ella me guiaba y
yo obedecía
porque sinceramente mi arte culinario prácticamente era cero. Pero
Marin y Douglas vendrían a cenar para festejar la mejoría de Numa y no era
justo dejar a mi amada con todo el trabajo. Aunque creo que di más problemas
que si hubiera cocinado sola. Eso sí, el asado al horno corrió solo por su
cuenta. La última vez que había intentado se me había ido la mano con la sal,
los bordes de la carne se veían quemados, y el medio había quedado casi crudo.
Si, hasta el fuego con que horneas tiene sus secretos.
Hoy
habría reunión de familia. Bianca terminaría su turno y esperaría a Sebastien
que regresara del hotel. Esta vez el líder de los vampiros se tomaba un
descanso, con la tranquilidad que le había brindado el parte médico. Numa,
fuera de terapia estaría acompañado por Ekaterina.
Margaret
saló la carne y me miró.
—Charles…
Chelle me tiene preocupada. Vive encerrado en su habitación y solo ha salido
para comprar tabaco. ¿Has podido hablar con él?
—No
quiere hablar. Pienso respetarlo. Sé que si desea conversar vendría a mí.
—Pues
yo creo que esta vez es diferente.
—¿Por
qué lo dices? ¿Sabes algo que yo no sepa?
—Es
intuición de hembra. Además… lo he escuchado llorar. Cada vez que riego las
plantas que dan a su ventana. Estuve a punto de golpear el cristal e invitarlo
a beber un café y charlar pero tú sabes que es a ti con quien tiene más
confianza.
—¿Llorar?
—A
lo mejor extraña a sus padres. No hay edad para ello.
—Tienes
razón. ¿Está en su habitación?
—No,
lo he visto salir muy temprano.
—Okay,
cuando regrese intentaré que me cuente.
En
ese instante escuché un motor acercarse.
—Esa
es Scarlet, no hay nadie que haga sonar el motor así.
—Le
avisaré a las chicas que llegó. Se divierten mucho juntas.
…………………………………………………………………………………
En
la sala la reunión era amena y divertida. Bianca había llegado y en su abdomen
Odette ya se hacía notar. Sebastien llegaría de un momento a otro pero antes
terminaría la reunión en el hotel postergada hace días por la salud de Numa.
Lamentablemente Lenya y Liz no se nos unirían, los mellizos eran demasiado
pequeños para visitar la zona de la montaña. Anne había preferido quedarse con
Rose en la mansión y Grigorii debía completar el turno en la Jefatura.
De
pronto, vi a Chelle entrar como rayo, murmurar un buenas noches y escabullirse
a su habitación. Preocupado lo seguí y golpee la puerta. Escuché claramente que
lloraba y eso me hizo dejar a un lado la educación y la ética así que entré sin
esperar el permiso.
—¿Qué
ocurrió? ¿Por qué lloras? ¿Dónde has estado que casi no te he visto?
—Por
ahí, vagando –rompió a llorar con desconsuelo.
—Por
favor, Chelle, ¿qué te ha pasado? ¿Te has peleado con tu novio? ¿Extrañas a tus
padres? Déjame ayudarte, cuéntame.
Se
cubrió la cara con ambas manos y murmuró.
—Quiero
morir, Charles. ¡Soy una lacra! Él tiene razón.
—Pero…
¿De quién hablas? ¿Quién dijo ese disparate de ti?
Sus
ojos mojados miraron hacia la ventana.
—Se
lo dijo… Se lo dijo antes que hablara con él. No me creyó que tampoco sabía
quién era.
—Aguarda…
Tranquilízate. ¿Qué le dijeron y quién?
—¡Que
soy Huilliche! ¿Entiendes?
—No…
—Mike
es hijo del lobo que asesinó Vilu. ¡Mi hermana, Charles!
Cubrí
mi boca por el asombro.
—No
puede ser.
—Sí,
es así –lloró.
—¿Tú
lo sabías?
—Me
enteré un día antes de que él lo supiera. Fue de casualidad. Me lo dijo su
hermano en el hospital. Es el doctor que atiende a Numa –se tocó el pecho como
si le faltara el aire—. Me agradeció haber ayudado a Mike y entonces… ¡Ay
Charles! ¿Por qué tuve que cruzarme con Mike? ¿Por qué me enamoré de él? ¡Justo
de él! Es una broma de mal gusto del destino. No me merezco que me pasen tantas
cosas malas, o sí, quizás sí.
—No
digas eso.
—Estoy
maldito.
—¡Nooo!
—Eso
me dijo –sollozó—. Me dijo que estaba maldito, yo y mi familia. Familia de
asesinos. Dijo que se arrepentía de haberme conocido, que me merecía lo peor,
ojalá estuviera muerto como su padre.
—Creo
que lo superó el momento. Seguro estará arrepentido.
—No…
Vi el odio en sus ojos. Ojos que amé tanto y ahora…
—¿Cómo
se enteró? Si tú se lo hubieras dicho las cosas no hubieran terminado así.
—Nada
cambia, padre esté muerto por culpa de Vilu. Daba igual.
—Eres
un ser increíble, Chelle. No te menosprecies.
—Maldijo
mi familia y a mí. Me odia. Dijo, “tu apellido es una deshonra”. ¡Y no lo es!
Mis padres no eran como ella.
—¡Claro
qué no!
—Tu
estirpe maldita arruinó mi familia… Eso dijo…–estalló en llanto—. No voy a
olvidarme todo lo que me dijo. Lacra, basura, hijo de puta. ¡Qué ojalá me muera
como su padre!
Me
dolía ver a Chelle así por culpa de su amante. No podía correr a la Reserva
para hacer justicia aunque ganas no me faltaban. Por supuesto, yo no había
tomado el papel de su protector como si fuera sus padres. Era su amigo. Pero
alguien sí…
Un
ruido imperceptible hizo que girara hacia la puerta entreabierta. Sebastien
recostado al marco miraba fijo a Chelle. Sus puños se cerraron con evidente
furia.
—Sabastien…
¿Cuánto hace que estás ahí?
—Lo
suficiente. ¡Quiero el nombre, Chelle!
Chelle
negó con la cabeza.
—¿No
te das cuenta que te ha humillado sin saber nada de ti? Dame el nombre.
—No.
Yo… Saldré de esta.
Se
giró para mirarme con rigurosa autoridad.
—Charles,
el nombre.
Suspiré.
No deseaba que todo terminara mal pero sentí como si el mismo Adrien Craig esperara
mi respuesta. No podía pasar sobre él. Después de todo, mi complicidad con
Chelle no había resultado bien.
—Mike
Fjellner, y te darás cuenta que es hermano del cirujano. Por eso piensa, por favor.
Salvó a Numa.
Giró
repentinamente y salí tras él.
—¡Espera!
¡No hagas locuras! Quizás son peleas de novios.
Se
volvió hacia mí y su iris gris perla se transformó en oscuro y tormentoso.
Conocía esa mirada en él, en Lenya, en Adrien.
—¿Has
escuchado cuántas barbaridades le dijo a Chelle ese maldito lobo?
—Espera…
Se sintió traicionado, después de todo Vilu mató a su padre.
—¡Vilu,
no Chelle!
—Yo
también estoy enojado pero déjame hablar con el lobo.
—¡No!
Permitiste esta relación cuando yo intuía que iba a acabar mal.
—Ignoraba
que Mike Fjellner era hijo del lobo asesinado. Todos lo ignorábamos. Fue el
destino.
—¡Al
destino tendrá que rezar ese lobo para que no lo atrape!
Suspiré.
No quería que todo se pusiera peor pero lo cierto es que Chelle no tenía nadie
que lo defendiera y ese lobo había sido injusto.
—Por
favor confío en tu sensatez.
En
segundos desapareció. Regresé con Chelle a la habitación para tranquilizarlo.
—Tranquilo,
Sebastien solo lo pondrá en su lugar por haberte dicho esas barbaridades y
dejarte como si fueras un trasto. A mí me da mucha rabia, no creas que me
uniría a él para ajustar cuentas pero… ¿quién se quedaría contigo en este
momento? Y pienso que la soledad no sería buena consejera.
A
lo lejos se escuchó el chirrido de un motor partiendo a toda velocidad.
—Lo
va a matar –sollozó.
—No,
nada de eso. Deja de pensar en el otro y comienza a pensar en ti.
—No
puedo hacer eso, Charles. No borraré de un plumazo cuánto lo amo. Por más que
se haya portado mal.
—Lo
sé… Ahora… Estoy aquí. Desahógate que para eso están los amigos.
Sebastien.
Pasé
por la sala buscando a Scarlet con los ojos. Estaba cuchicheando divertida con
Thashy y Miyo.
—Scarlet,
¿tus llaves del coche?
Levantó
la vista y palpó en su bolsillo.
—Las
tengo, sí. No he perdido la cabeza.
—Las
necesito.
—¿Tú?
—Por
favor.
Margaret
entró desde el balcón con Bianca.
—¿Ocurre
algo, cariño?
—Aún
no.
Scarlet
lanzó las llaves.
—Dejé
el coche en la primera explanada donde termina el camino. ¿Quieres que te
acompañe a… donde vayas?
—No,
gracias.
………………………………………………………………………………..
Cogí
el camino a toda velocidad bordeando la costa hasta el primer tramo del bosque.
Giré hasta donde convergía la ruta principal a la reserva. Y aceleré… Con mi
rabia, con la impotencia, con el deseo de ajusticiar a Chelle. Maldito lobo,
¿quién se creía que era?
Imágenes
de un pasado remoto vinieron a mi mente.
Huincha
Huilliche había salido a recibirme por aquella visita a su aquelarre. Estaba
feliz que fuera a ser padre aunque mi hijo fuera de una loba. El líder de los
vampiros le había comentado de su nuevo nieto. Ella siempre con esa alegría
aconsejando la paz, asegurando que los niños son motivo de felicidad no
importara su origen. Recuerdo que Chelle llegó en ese momento sonriente, me abrazó
y felicitó por Douglas. Había rendido unas materias para posgrado y le había
ido muy bien. Su madre se mostró orgullosa y cuando se retiró me confesó.
“Chelle
es magnífico, pero mi miedo es que es confiado con los humanos, y a veces
puedes encontrarte con seres oscuros. Temo muchas veces por él, es tan bueno.”
Presioné
el acelerador con firmeza.
“Por
suerte como padres siempre estaremos para protegerlo.”
—No
–murmuré emocionado—, ya no están Huincha. Pero estoy yo para no permitirlo.
Al
fin llegué hasta un cercado de madera que generalmente estaba abierto de par en
par, aunque los lobos lo cerraban a altas horas, como estas. Limitaba
propiamente el territorio de la Reserva. Frené pero no apagué el motor. Toqué
bocina unas… quince veces. Hasta que un par de lobos se acercaron. Con ese aire
pedante que les salía tan bien respondieron al llamado.
—Vampiro,
no son horas de visitar la reserva. Regresa mañana –dijo uno acodado en el
cerco.
Me
asomé por la ventanilla.
—Abran
el cerco.
Se
miraron confundidos. El otro lobo frunció el entrecejo.
—Si
quiere puedo avisar al amigo de su hembra que desea verlo.
—No
gracias –sonreí—. Solo quiero que abran el cerco.
—Pues
no lo abriremos, vampiro. Estas son nuestras tierras y nuestras normas.
—¿En
serio? –arquee la ceja y retrocedí el coche unos cuantos metros.
Lo
detuve con el motor en marcha, y aceleré. Al menos reaccionaron para apartarse
antes que trozos de madera salieran volando por doquier.
Avancé
a toda velocidad por el sendero contemplando las luces de las cabañas cada vez
más cerca. Y mi rabia… mi impotencia… el dolor de Chelle impregnado en mi
torrente sanguíneo.
Frené
el coche de una sola pisada levantando la gramilla y el polvo de alrededor. Un
grupo que se hallaban sentados alrededor de una fogata se puso de pie. Drank
era uno de ellos y no tardó en acercarse.
Salí
del coche y cerré de un golpe la puerta.
—¿Los
bebés están bien? –preguntó asustado.
—¡Perfectos!
—Puedo…
¿Puedo ayudarte en algo?
—Sí,
¿dónde vive Mike Fjellner?
—Ehm…
—noté la duda.
Se
mantuvo en silencio mientras otro lobo joven se acercaba rengueando.
—¿Qué
ocurre con mi hermano?
—Dile
que lo busca Sebastien Craig.
El
temor se reflejó en su rostro. Aun así me enfrentó.
—No
permitiré que le haga daño.
Contemplé
al joven minusválido… hijo del lobo asesinado…
Confieso
que parte de la rabia fue bajando decibeles al verlo. Respiré profundo unas dos
veces.
—Está
bien, Kristoff. No voy a esconderme. Mike Fjellner soy yo.
Uno
de los lobos del grupo se acercó.
Mis
ojos se clavaron en ese joven alto, de jean y sudadera negra. De ojos claros
como el ámbar.
—Soy
yo, señor Craig. ¿Acaso viene a reclamarme algo después de lo que me hizo
Chelle?
Junté
mis cejas, fruncí el ceño. Bien, aquí volvíamos con la furia.
—¿Te
hizo Chelle? ¡Hipócrita! ¡Tú le hiciste a él!
Varios
lobos incluso Drank fueron acercándose tratando de interponerse en mi camino.
—Para
su información, me engañó, me tomó por idiota.
—¡No
te tomó, eres idiota! ¿Cómo pudiste compararlo con su hermana? ¡No sabes nada
de él!
—Sebastien,
por favor –Drank apoyó su mano en mi pecho para distanciarme del lobo.
—Si
no quitas tu mano de mí ni la Reina del Mar te salvará. No te metas.
Retiró
la mano pero no se apartó entre los dos.
—Voy
arreglar las cuentas contigo, lobo.
—No
le tengo miedo, señor Craig.
—Deberías
tenerlo.
—¡Basta,
por favor! Apártense –Bernardo llegó apresurado—. Sebastien, hablemos
civilizadamente.
—Fíjate
que no se me da la gana. Dialogo con seres que tengas neuronas y este infeliz
carece de ellas.
—¡Se
equivoca si va a degradarme! –el lobo sacó pecho y me enfrentó.
—¡Tú
lo hiciste con Chelle! No se lo merecía –di un empujón y cayó sentado.
—¡Sebastien!
—¡Déjame
en paz, Bernardo! Ven –me acerqué al lobo—. ¿Te crees valiente? Pues aquí
estoy, enfréntame como un macho y repite todo eso que le dijiste a Chelle. Al
que según tú, amabas con el corazón. ¡Qué poco te ha durado tu amor! Yo tenía
razón. ¿Lo planeaste? Sí, ¿verdad?
—¡No!
Chelle sabiendo quien era me conquistó para reírse de mí.
—Aaah,
bueeno –sonreí—. Así que resulta que eres el pobrecillo lobo inocente, engañado
por el vil vampiro. ¿Quién te crees que eres? ¿Crees que tu raza es la mejor?
—Al
menos nosotros no asesinamos sin piedad como los malditos Huilliches.
Enceguecí…
¿Malditos Huilliches había dicho el cretino?
Me
abalancé y lo cogí del cuello, levantándolo en el aire. Solo escuché alrededor
las exclamaciones de pánico y el vano intento de separarme.
—¡Sebastien,
por favor! ¡Déjalo, no empeoremos la situación! –gritó Bernardo tratando de
separarme del lobo.
Lo
acerqué a la cara mientras mi corazón latía frenético.
—No
sabes nada de los Huilliches. Limpia tu boca antes de hablar de ese aquelarre.
Eres… tan poca… cosa para Chelle.
El
tal Mike se revolvió en el aire inútilmente ante mi fuerza.
—¡Suéltelo,
por favor! –otro lobo llegó para interceder. De inmediato lo reconocí—. Soy
Burnaby, hermano de Mike. Por favor… Suéltelo.
—Usted
y su hermano puede que no tengan nada que ver en actuar como malvados. No voy a
mezclar los hechos.
—Por
favor, sé que no debo mezclar pero recuerde que salvé a su hijo. ¡Hágalo por
ello!
—¡Eso
es un golpe bajo que no exime a su hermano de lo que hizo!
—Lo
sé, pero por favor, fue mi culpa. Escúcheme un momento, se lo suplico.
Mi
puño se abrió y el tal Mike cayó al piso como bolsa de patatas. Miré al lobo
que había interrumpido.
—¿Tú
lo obligaste a decir todos esos insultos? Porque Chelle llegó destrozado porque
tu maldito hermano lo humilló por completo. ¡No lo cubras!
—Siento
mucho lo que Mike pudo decirle al Huilliche pero parte de la rabia
incontrolable que sintió mi hermano fue por haberle ocultado quien era. Y… fue
mi culpa… Yo no le dije lo que había ocurrido el día anterior.
—¿De
qué hablas, Burnaby? –el lobo achinó los ojos.
—Tu
novio… se enteró de quien era el día anterior que fue Kriger al hotel. No sabía
nada que eras hijo del lobo asesinado. No se burló de ti.
—¿Por
qué no me lo dijiste? ¡Por qué!
—Lo
siento. No creí que llegaría tanto tu enojo. Creo que si has dicho frases demás
deberías pedir disculpas.
—¡No
quiero escuchar sus disculpas! No me interesan y a Chelle tampoco. No me
importan sus conflictos familiares internos. Solo te diré una cosa –apunté con
el índice al lobo—. No te acerques a él, nunca más. Porque no vivirás para
contarlo. Quedas avisado, cabrón.
Giré
y retomé camino hacia el coche. Bernardo me siguió.
—Sebastien,
tú sabes que te aprecio pero te pediré que no vuelvas a pisar la reserva en
este estado.
Lo
miré, entré, y encendí el motor.
—Imaginé
que te pondrías del lado de ese infeliz.
—No
sé si Mike tuvo razón o no pero no podemos solucionarlo así, con violencia.
—Violencia
no son solo los golpes que hubiera dado a ese cretino. También lo es degradar a
alguien creyéndose superior. Insultar a una familia porque uno de ellos es
asesino y malvado. Los Huilliches nunca hubieran aprobado la muerte de ese
lobo. Chelle es un ser excepcional, no se merecía los insultos ni caer en
depresión ante el abandono insensible. Eso fue lo que provocó ese desgraciado.
¡Hacerlo sentir basura, poca cosa!
—Sebastien…
No son buenos tiempos entre lobos y vampiros. Pero piensa en Bianca.
—¡No
la metas a ella! Jamás le prohibiría verte. Tampoco a Liz, y eso que un maldito
lobo convirtió a su mejor amigo en uno de los tuyos. ¿Te parece bien? Pues creo
que sí, porque el tal Louk sigue como si nada en la reserva. Ustedes tienen
doble moral. Pero escucha bien, cuida que ese lobo no merodee cerca de Chelle.
Porque cumpliré mi promesa.
Arranqué
a toda velocidad alejándome de la reserva.
Mike.
Drank
intentó llevarme a su cabaña para tranquilizarme pero yo tenía una urgencia que
hacer. Entré a mi hogar tras los pasos de Burnaby.
—¿Por
qué no me lo dijiste?
—Lo
siento, no fue a propósito. Juro que si hubiera sabido que Kriger te lo diría
antes hubiera hablado contigo.
—¡Eres
mi hermano! Debiste alertarme quien era Chelle.
—Quise
darle la oportunidad para que él mismo te lo dijera. Como debía ser. El vampiro
ignoraba quién eras. Lo sé. Lo vi en sus ojos. Se enteró el día anterior a ti.
—¿Qué
ocurre aquí? –mi madre se acercó preocupada—. ¿Por qué discuten de esa forma?
—Todo
está bien, mamá. Tranquila.
—¡No!
¡No está todo bien! Dile que me ocultaste algo importante.
—¿De
qué hablan?
Burnaby
se dejó caer en el sofá y contó lo sucedido ese día en el hospital.
—Eso
no cambia nada, Mike –protestó mi madre—. Sigue siendo el hermano de la asesina
de tu padre. ¿O no lo ves?
—Lo
que veo es que dije cosas horribles a quien amo.
—No
quiero escucharte decir más que lo amas. Es una situación intolerable.
—Okay
–avancé hasta mi habitación—, no me escucharás. Esta es tu casa, taparás mi voz
pero no lo que siento.
—¡Es
tu casa también!
Cerré
la puerta y me tumbé en la cama. Ya no era solo angustia lo que sentía, ni
rabia por Chelle… Un sentimiento de temor comenzaba adueñarse de mí.
Liz.
Sostenía
a Adrien entre mis brazos junto a la ventana de la sala mientras Halldora
dormía en su cochecito. Mi hijo parecía más inquieto que su hermana y algo que
solía entretenerlo era descubrir el parque a través del cristal. Estaba fresca
esa mañana así que por ahora no debía darle un paseo a la intemperie. Soñaba
con verlos a los dos curioseando entre los árboles y las flores del inmenso
jardín, sin embargo pronto llegaría la oscuridad y el clima riguroso así que
debía armarme de paciencia para cumplir mi sueño.
Sebastien
salió de la cocina y descolgó el abrigo del perchero.
—Buen
día, Liz. ¿Cómo están mis sobrinos?
Sonreí
y me giré para que viera a Adrien.
—Él,
despierto hace dos horas y Halldora allí, en el cochecito, durmiendo.
—Al
menos se ponen de acuerdo para no volverte loca.
—Sí
–reí—. Salvo a la noche.
—¿Ya
los ha visto un pediatra?
—Tengo
turno pasado mañana.
—Imagino
que Lenya querrá ir contigo –apoyó su mano en el picaporte para salir.
—Imaginas
bien. Espero que no enloquezca al pediatra –sonreí.
—A
todos los padres machos debe ocurrirle. Parece que las madres tienen otro
dominio.
Lenya
bajó las escaleras lentamente y sus ojos se clavaron en su hermano. Después de
un “buenos días” se mantuvo en silencio. Se acercó al bar y se sirvió una
medida de coñac.
—¿No
es temprano para beber alcohol? –preguntó Sebastien.
—Estoy
nervioso y si bebo café terminaré caminando por las paredes.
—Tranquilo,
tus bebés gozan de buena salud.
—No
son los bebés lo que me preocupa.
Ambos
intercambiaron miradas… Okay Liz, hora de retirarte, charla entre hermanos.
—Voy
a estar en la cocina. Yo sí me prepararé un café con leche.
—Ten
cuidado con el fuego, amor.
—Lenya,
sé los peligros, quédate tranquilo. ¿No confías en mí?
—Como
en mí mismo –sonrió.
Acomodé
a Adrien en el cochecito doble y lo arrastré con cuidado para que Halldora no
despertara. No puedo negar que protestó al dejar mis brazos pero los artefactos
y luces en la cocina lograron distraerlo en segundos.
Comencé
a prepararme el café mientras los observaba. Eran tan bellos, igual a Lenya,
aunque todos en la casa afirmaban que tenían mucho de mis rasgos.
Al
coger el azucarero de la alacena mi móvil vibró en mi bolsillo de los jeans.
Observé
la pantalla… Cielos…
—¡Hola
Bua!
“Hola
Liz. Disculpa, ¿estabas durmiendo?”
—¿Dormir?
¿Qué es eso? –sonreí.
“¿Los
bebés están bien?”
—Sí,
gracias. ¿Tú cómo estás?
“Triste.
¿Te has enterado de lo que ocurrió anoche en la reserva?”
—Lenya
me contó… Lo siento.
“Sé
que Sebastien tiene razón al enojarse con Mike pero es mi hermano y no quiero
verlo destruido.”
—Te
entiendo. Bua… ¿Qué puedo hacer por ti?
“Por
favor… ¿Puedes hablar con Sebastien? Tú conoces a Mike, no es mal chico.
Después de todo se sintió engañado. Burnaby debió decirle antes y… bueno eso es
otro tema”.
Arquee
la ceja pensando en mi charla con Sebastien, al menos lo intentaría.
—No
te preocupes, hablaré con él.
“Gracias…
Liz… Para Mike fue impactante saber que Chelle es un Huilliche. Es hermano de
la asesina. Chelle por algo ocultó su apellido y…”
—Escucha
Bua. Hay algo que debes saber sobre Chelle y su hermana.
“Dime.
Toda información servirá”.
Adrien
comenzó a revolverse en el cochecito. Su pequeño pie golpeó el de su hermana.
Cogí
el chupete que prendía de la sábana de conejitos y rocé sus labios. Rápidamente
se prendió con ahínco.
—Cielos,
ya tiene hambre. Perdona… Escucha bien, es sobre Chelle y es importante.
“Te
escucho.”
—Vilu
Huilliche asesinó a sus padres.
“¿Qué?”
—Sí,
asesinó a sus propios padres y Chelle consiguió huir. Por eso Sebastien cambió
su apellido. Para que no lo encontrara. Aun así, si pisa Kirkenes lo
descubriría pero imaginamos que por el momento no lo hará. Chelle sufrió mucho
teniendo que negar su estirpe. A nadie le gusta negar sus orígenes sobre todo
si sus padres fueron seres de bien. Estoy segura que si no se lo dijo a Mike fue
porque ignoraba que era importante.
“Es
que es de no creer que se hayan conocido.”
—Capricho
del destino, no sé. Sería bueno que cuentes a Mike lo que acabo de decirte.
“Tú…
¿Crees que sirva de algo?
—Solo
sé que Chelle se sentía feliz. Lo ama. En cuanto a Mike…
“¡Mi
hermano también! En casa nadie cree porque Mike tiene esos arranques de
depresión y le ocurrió con Kriger, su ex. Sin embargo estoy segura que no es lo
mismo. Mike cambió mucho cuando conoció a Chelle. Lo veía feliz y con ganas de
comenzar muchos proyectos, a pesar de la muerte de papá. ¡Quiero recuperar a mi
hermano! ¿Me ayudarás con Sebastien?”
—¡Claro
qué sí! Y tú cuenta a tu familia quien es Chelle porque las dos sabemos que en
esta historia no es solo Sebastien que se opondrá a la relación.
“Lo
sé… Gracias.”
Adrien
escupió el chupete que cayó en la cabeza
de Halldora. Ella abrió los ojos e hizo un puchero a punto de llorar.
—Debo
dejarte, los bebés me reclaman.
“Gracias
Liz.”
Sebastien.
Abrí
la puerta con la intensión de salir pero Lenya habló.
—Hermano,
dame unos minutos.
Suspiré.
—Quiero
pasar por el hospital y ver a Numa. Esta noche viajo a la Isla del Oso y no lo
veré por varios días.
—No
te robaré mucho tiempo.
—Dime
–cerré la puerta y lo miré.
—¿Qué
ocurrirá con nosotros y los lobos?
—Sé
más claro.
—Tú
sabes, las cosas están poniéndose feas.
—No
por mi culpa. Te refresco la memoria, comenzaron ellos.
—Vilu
mató a un lobo.
—Y
Hans con sus amigos intentó asesinar a mi hijo. ¿Lo olvidaste?
—No,
no podría olvidarlo, aunque ocurrió hace tiempo. Todo parecía estar en calma.
—Era
una aparente calma, Lenya. No lo digo por Bernardo ni por Sabina. Los lobos en
general tienen rabia contra nosotros. Es un sentimiento arraigado hace centenas
de años. Ya sé, me dirás que nuestro padre pudo mantener la paz junto a Maia y
que debería hacer lo mismo.
—No
pondré a papá de ejemplo. Ha tenido otros errores y no es mi intensión resaltar
que era mejor o peor que tú. Pero… ¿no deberíamos hacer algo entre todos?
Reunirnos con los lobos, no sé, abrir el diálogo.
—Ellos
no quieren diálogo, Lenya. Lo intuyo. Sus acciones los delatan. ¿No lo notas
que ni siquiera les importa pedir disculpas? ¡Casi matan a Numa! ¿Cómo crees
que me siento? Ni uno se acercó a decir que lo lamentaba.
—Sí…
Lo noto. Scarlet no desea visitar la reserva y eso que adora a Yako.
—Lo
bien que hace. Está volviéndose peligroso pisar sus tierras. Además conozco a
Scarlet. Saltará ante la menor provocación. Por eso he tomado la decisión de
separarnos. Tratar en lo posible de no encontrarnos en el mismo espacio.
—¿Cómo
tomó Bianca tu decisión?
—Ella
y Bernardo pueden encontrarse en cualquier café que se les ocurra. No estoy
prohibiendo que se vean. Y si decide pasar por aquí a verla no me opondré. Lo
que no quiero es que nosotros frecuentemos la reserva. Los peligrosos son
ellos.
—Bueno,
Vilu no es Heidi precisamente.
—Es
una contra todos ellos, o casi todos ellos.
—¿Douglas?
—No
lo pondré en la difícil situación de elegir. Su madre vive en la reserva, es
una loba. Mientras él se sienta cómodo. Tengo entendido que tiene amigos.
—¿Anouk?
Suspiré y abrí la puerta para salir al parque.
—Es
pareja de un lobo. Supongo, la cuidará. De todas formas los Gólubev deberán
enterarse que el clima entre las razas no es el mejor. Creo que si guardamos
las distancias lograremos frenar algo de este odio. Dudo que los lobos quieran instalar
la paz.
—Puede
que nos les interese. Creo que desde el hallazgo de ese libro de los lobos los
notos más distantes, y debería ocurrir lo contrario.
—Lo
ha firmado nuestro padre, y alguien más que no sabemos.
—Sin
embargo es el libros de “los lobos” –hizo comillas en el aire—. Guauu, ¡qué
importantes son!
Sonreí.
—Me
voy, Numa debe estar extrañado que no he llegado.
—Envíale
un abrazo.
—Se
lo daré.
Uy que bueno que Numa esta mejor. Me preguntó que hará Sebastien? Te mando un beso
ResponderEliminar¡Hola Citu! Síi Numa ya está mejor así que el único problema y bastante importante es como solucionarán el conflicto vampiros y lobos.
EliminarMuchas gracia por leerme cariño y feliz semana para ti.
Problemas por todas partes.Creo que Sebastien y Bernardo perderan la amistad que tenian y vampiros y lobos se van a llevar mal.Los que tenian que hablar son Chelle y Mike y los demas no meterse porque se meten y lo enredan todo mas de lo que estaba.Me ha gustado mucho y te vuelvo a felicitar por tu cumpleaños.Besos.
ResponderEliminar¡Hola Ramón! Muchas gracias por comentar y por el saludo en mi cumple.
EliminarTienes razón, hay problemas por todas partes. Pienso que vampiros y lobos no están pudiendo resolver sus diferencias y a Sebastien se le acaba la paciencia.
Chelle y Mike están pasando un momento muy crítico donde deben pensar que tanto importa el resto del mundo con respecto a su amor.
¡Muchas gracias amigo, te mando un abrazo y feliz semana!
Hola, Lou... Voy a empezar con Numa... él está mejor y eso es una gran alegría... Numa piensa que Douglas no quiere verle y Douglas piensa que es Numa quien no querrá verle... Ambos se acabarán sorprendiendo de las muchas ganas y necesidad que tienen de verse, y de abrazarse muy fuerte porque, sobre todas las cosas, son amigos y hermanos
ResponderEliminarRespecto a Chelle y Mike... pues considero que lo están pasando igual de mal... Mike no duerme, no quiere comer... y Chelle solo sale de su habitación para comprar tabaco
Entiendo perfectamente a Mike... entiendo que sea mayor su tristeza que su furia, a pesar de estar seguro, equivocadamente, de que Chelle le ha engañado... También es cierto que es pronto... quiero decir que, a medida que el tiempo pasara, la furia le ganaría terreno a la tristeza
Ni Louk ni Sebastien han sido de gran ayuda... Louk no puede olvidar a July porque se sabe culpable de lo que pasó, y piensa que para Mike será más sencillo olvidar porque se supone que el culpable es Chelle... Es que se supone... es que reflejas claramente lo que está sucediendo desde hace algún tiempo... aquí, todo el mundo es culpable hasta que so se demuestre lo contrario... Algunos le han dado vacaciones a la presunción de inocencia
Sebastien se ha dejado llevar por un intenso enfado, y eso nunca es bueno... Es que ni Bernardo podía calmarle; Burnaby ha logrado que no mate a Mike
En fin, yo creo que Mike se acercará a Chelle pese a la prohibición de Sebastien... También creo que estas dos razas tan maravillosas ya están enfrentadas
Y quizás el amor de Chelle y Mike pueda salvar esta situación... quizás
Otro excelente capítulo, Lou... Mi más sincera enhorabuena y mi absoluta admiración
Besos hacia Buenos Aires
¡Hola Mela! Como siempre muchas gracias por tu bello comentario.
EliminarVoy a comenzar al revés, porque debo decirte que tu conclusión es exacta. Nunca mejor dicho. Las razas ya están enfrentadas. Eso es algo que ni Sebastien ni Bernardo pueden tapar siguiendo camino como si no pasara. El líder de los vampiros lo intuye, Bernardo también lo ha sugerido a Sabina no hace mucho.
Un aire tenso se huele. La forma de solucionarlo no se sabe exactamente. Un distanciamiento es lo que parece deben hacer al principio sin embargo, es una realidad que conviven en un mismo mundo y habrá que solucionarlo. No son peores ni mejores uno del otro. Aunque a veces lo parezca.
En cuanto a Chelle y Mike, se aman, se han lastimado, y quedará en ellos poner en la balanza si vale la pena no solo intentarlo sino luchar contra todo. No olvidemos... Hay una asesina suelta.
Hay muchos personajes opinando en esta relación, unos a favor otros en contra. Veremos que pasa.
Numa... Una amistad y cariño tan grande perdona errores. También estoy segura que lo deben solucionar y espero transmitir ese encuentro lo más real posible, para que puedas estar allí.
Gracias querida escritora. No solo por el comentario y leerme, sino por estar siempre acompañándome a cada paso de esta aventura que son los Craig. Por cierto, maravilloso capítulo el tuyo. Amo esa pareja y su historia con tanto detalle. Así que felicitaciones también por aquí. Feliz semana y un abrazo fuerte desde Buenos Aires.
Haya paz en Kirkenes!!! Unos están muy revolucionados e indignados y otros muy entristecidos. Repito, haya paz!!! Puede ser, es posible, es evidente que vampiros y lobos no se van a mirar bien, se van a mirar de arriba abajo y de reojo, peroooo Bernardo y Bianca son inseparables y me da que Chelle y Mike también.
ResponderEliminarCapítulazo!!!
Besoteeeeesssss!!!
¡Hola Merche!Una alegría que estés por aquí. Muchas gracias.
EliminarPaz es lo que no llego a divisar entre lobos y vampiros. Creo que si no ponen un poco de cada uno esto irá peor.
Bernardo y Bianca siempre serán amigos indestructibles, tienes razón. Mike y Chelle... Esperemos que su amor sea fuerte y pueda combatir todas las contras.
Muchas gracias cariño por tu comentario tan divertido como siempre.
Un besazo reina y feliz semana para ti.