Les dejo el capi 26 esperando que les guste. Muchas gracias por seguir acompañándome.
Capítulo 26.
Otra raza. (Primera
parte)
Sebastien.
Reunidos
en la cabaña de Charles, tratábamos de disfrutar un coñac con la ilusión que la
vida nos diera una tregua. Al menos Agravar ya no molestaría nunca más y Vilu…
Bueno ese era otro tema. No dejaríamos de estar alerta pero lo cierto es que
debíamos en lo posible recuperar la rutina.
Mi
hermano y Liz habían preferido quedarse en la mansión junto a Rose. Faltaba un
mes para que mi cuñada diera a luz y habían transcurrido hechos suficientes
para alterar su gestación. Bianca en cambio se la notaba fuerte, aún le
quedaban meses para parir y las primeras molestias habían pasado. Recostada en
mi hombro sonreía al escuchar las charlas en familia.
Anne
y Ron conversaban con las Sherpas. Era gracioso ver a Miyo ansiosa por aprender
todo el mundo nuevo que se abría a sus pies. Chelle había salido al balcón, se
lo notaba taciturno y triste a pesar de haber conseguido el empleo.
Nicolay
había llamado unas tres veces en hora y media. Primero para contarme que había
bañado a Peter. Segundo para pedir permiso para ir de paseo con el curso y la
maestra al Museo de Historia Natural. Tercero y la más drástica, su gato le
había comido la tarea. Le dije que sería una clara venganza, los gatos no les
gusta el baño. Escuché la voz de Boris lejana, “¡te lo dije Nicolay!”, y
sonreí.
Scarlet
se había comunicado hacía dos horas, Grigorii seguía en terapia intensiva pero
parecía tener grandes progresos. Esperaba que se recuperara y ambos hablaran como
dos adultos ya que aún no se habían decidido a hacerlo. Desde que el oficial
había reaccionado, mi hermana había evitado estar a solas con él. Sí, el miedo
a un rechazo a veces era más fuerte que enfrentarte al rival más poderoso.
También lo sabía, y la entendía. Sin embargo tarde o temprano tendría que
hacerlo.
—¿Y
Margaret? —pregunté a Charles.
—Descansando
–de pronto alzó la voz—. ¿Les conté que Margaret aprendió a materializarse?
—Sí,
Charles. Me lo has contado una decena de veces –sonrió Ron.
—Ah…
perdón. Anne, querida, ¿quieres un jugo de naranja?
—No,
gracias. Ya me ofreció Ron.
—Oh…
Veo que Ron no pierde el tiempo –sonrió y lo codee disimuladamente.
—¿Qué
dije? –Protestó.
—Nada,
solo que te noto eufórico.
—En
absoluto. Estoy disfrutando la tranquilidad por fin en esta casa.
—Pues
yo también.
—¿Huan
Yen se comunicó?
—Hace
una semana. Sigue en China. Necesitaba encontrarse con su pasado. Volverá
pronto.
—¿Has
sabido algo de Anouk?
—Mijaíl
me dijo que había llegado bien –observé el reloj pulsera—. Creo que ya deben
estar en la fiesta de Dimitri y Anoushka.
—¡Quién
lo diría!
—Nadie.
—Es
lo bello de la vida. No sabes con que te encontrarás. Muchas veces son cosas
bellas.
—Cierto.
—¿Como
ese día de enero al abrir la puerta y me encontraste, Charles? –sonrió Bianca.
—Tal
cual, querida.
—Hemos
pasado muchas cosas, juntos. Prefiero recordar las bellas.
—Tienes
razón, amor –la besé en los labios—. ¿Cuenta las veces que has escapado de mí?
Rio.
—Bueno,
también tiene su encanto.
Scarlet
entró seguida por Chelle.
—¡Scarlet!
¿Ocurrió algo? –pregunté al verla llegar—. ¿Era necesario entrar por el balcón?
—¿Mi
hermano está bien? –se angustió Anne.
—Sí,
está mejor. Pero tenemos un problema.
—¿En
serio? ¿Los Craig un problema? –bromeó Charles.
—Hay
un doctor que sospecha la extraña mejoría. Hay que sacar a Grigorii de allí.
—¿Qué?
—Bueno
–murmuró Charles—. Sin problemas no seríamos los Craig. Ya comenzaba a extrañar
algún conflicto. Aunque no me crean.
—¿Mi
hermano tiene alguna complicación?
—No
te preocupes, Anne –aseguró Ron.
—¿Qué
podemos hacer? –dijo Khatry.
Bianca
cogió su bolso.
—¡Debo
ir al hospital!
—Déjenme
pensar… Hay que obrar con disimulo, no podemos alterarnos. No debemos llamar la
atención –sugerí.
Y
como siempre todo quedó en una sugerencia…
Vikingo.
Entré
como tromba de huracán al segundo piso acompañado de Katty y Robert.
—¡A
ver señores! ¡Despejen el lugar! ¡Obedezcan, esto es una requisa!
Se
escucharon gritos y corridas de médicos, familiares de pacientes y enfermeras.
Katty me siguió algo asustada.
—Comisario,
¿Qué estamos haciendo?
—Ssssh,
hay que sacar al oficial Petrov, corre peligro. ¡Robert, vigila la puerta que
no entre nadie!
—¿Peligro
de qué? Está en un hospital –retrucó Katty.
—A
Petrov le aterran las inyecciones.
—¿Y
por una inyección lo sacaremos de aquí?
—Oficial
quiere seguir mis órdenes y no discuta. Ayúdeme a sacar a todos de este piso.
—Okay…
¡Vamos! ¡Ya escucharon, salgan en orden por esa puerta! ¡Por aquí caballeros,
señoras, no pierdan tiempo!
Me
metí en terapia intensiva y busqué entre las camas la de Grigorii. Él abrió los
ojos y balbuceó.
—Vikingo…
¿Qué ocurre?
—Que
puedes irte a casa.
—Pero…
no me han… dado el alta.
—Te
la doy yo. Vamos, te ayudaré a vestirte.
—¡Quieres
explicarme dónde me llevas!
—Ah,
pero tú no pierdes el carácter aun en terapia, cabrón. Luego te explico.
Bianca
entró a terapia.
—¡Comisario,
no pude impedir que la doctora entrara! –se quejó Robert.
—Está
bien, ella puede entrar.
—¿Y
quién más?
—¡Nadie
más, joder!
—Vikingo,
Grigorii tendrá que salir por la puerta de atrás. Hay que bajar al subsuelo.
—Bianca,
no tengo idea como llegar allí.
—No
se preocupe, lo conozco de memoria. Cogeremos el ascensor de la derecha.
—¿Qué
está ocurriendo? Por favor, díganme dónde me llevan.
—A
salvo, amigo. Te prometo que te contaré todo pero pon esfuerzo en salir de
aquí.
—¿Scarlet?
—Está
esperando abajo con el Civic –informó Bianca—. En el estacionamiento del
hospital.
—Pero
está en desuso desde hace casi un año o más –me detuve con Grigorii apoyado en
mi hombro.
—Por
eso, escaparemos por allí.
—No
soy un ladrón.
—Si
te quedas serás un conejillo de Indias. Calla y ayúdanos.
Ayudé
como pude a Grigorii que a decir verdad puso todo de parte de él para salir
rápidamente. Creo que la frase, “conejillo de Indias”, le hizo tener una vaga
idea de lo que estaba a punto de ocurrir. Aunque él ignoraba lo extraño de su
mejoría. Ni siquiera sabía cuán grave había estado y su progreso milagroso.
Pero no era tonto. Lo último que sería Grigorii en este mudo sería ser tonto, y
por supuesto, cobarde. Así que colaboró aunque se lo veía dolorido y débil.
La
doctora cumplió con lo dicho. Conocía como llegar a escapar sin ser vista en
poco tiempo. Cuando llegamos al subsuelo bajamos por una escalera que daba al
estacionamiento. Era la parte abandonada del hospital que alguna vez antes de
aquella inundación luciría moderna e iluminada.
—¿Aquí
desechan los cadáveres que no sirven? –bromee al respirar el olor a humedad y
moho.
—No,
estuve aquí escondida muchos días –respondió.
Recordé
aquellos días, aquella tormenta, y su desaparición…
Apenas
bajamos la escalera un chirriar de motor se escuchó cada vez más fuerte. El
Civic giró en ciento ochenta grados y aceleró hacia nosotros.
—Suban,
rápido.
Grigorii
dudó. No porque se negaba a acatar la orden sino porque sus ojos contemplaron a
Scarlet en el volante y sentí sus piernas aflojarse.
Nunca
estuve enamorado como para sentir mi cuerpo como gelatina con solo mirar a una
mujer. No conocía percibir mis ojos perderse en los de una chica como era
evidente en mi amigo. Bueno, tampoco había emprendido una loca carrera de
muerte tras una dama.
¿Eso
era amor? Joder…
—¿Dónde
lo llevaremos? –pregunté.
—A
la mansión –contestó Scarlet.
—¿Ese
doctor no insistirá?
—Eso
lo dejo en sus manos, comisario.
—Doctora
no soy un vampiro.
—¡No
hablé de asesinarlo! Sé qué pensará en algo conveniente.
—¿Yo?
—Por
supuesto, quiero creer que Scarlet tiene razón cuando asegura que es usted muy
inteligente.
—Ah…
Bueno… Gracias…
Grigorii
se acomodó en el asiento de copiloto a la par que el coche cogía velocidad por
la avenida. Scarlet tenía la vista fija en la ruta y él en ella.
Hubo
silencio, salvo el motor. Nadie habló por varios minutos hasta que mi amigo se
atrevió a preguntar.
—¿Anne?
Scarlet
no lo miró pero contestó.
—Está
bien, ansiosa por verte.
—Yo
también –murmuró.
Después
recostó su cabeza en el respaldo y por el espejo vi que cerraba los ojos. No
podía adivinar qué pensaría. Quizás recordaría algo de lo que le había ocurrido
en esas cumbres. Algo… que seguramente nunca olvidaría.
¿Y
ahora qué? Una y otra vez me hacía la misma pregunta. ¿Y ahora qué? Nosotros
éramos parte de un secreto. Cómplices de asesinos por necesidad. Conocedores de
otra raza diferente a la humana que había subsistido por siglos. Que no
merecían ser aniquilados aunque irremediablemente habían modificado la famosa
cadena alimenticia.
Susan…
¿Qué dirías si pudieras verme aliado a tus Craig. Esos que defendías con tanto
ahínco. Aquí estaba… Montado en un coche con mi mejor amigo y dos vampiresas.
Cuando
cruzamos los altos portones, centinelas y fronteras con la raza humana, el
coche siguió el sendero que serpenteaba entre abedules y pinos y al fin se
detuvo en el portal. Bajé para ayudar a Grigorii mientras Bianca y Scarlet
abría las puertas y entraban a la sala.
—Por
aquí, comisario. Se quedará en la habitación de huéspedes.
—Puedo
subir solo.
—Yo
te ayudaré.
—No
se preocupen mi hermano lo llevará –dijo Scarlet.
En
ese instante un imponente espécimen descendió por la bella escalera de la sala.
Se notaba fuerte y poderoso y de sus ojos grises destilaba un brillo especial.
Ojos grises, tormentosos.
No
atiné a decir “esta boca es mía”. El vampiro cargó a Grigorii en brazos y subió
hasta el pasillo superior. Con ese porte a nadie se le hubiera ocurrido
contradecirlo.
—Bienvenido
–escuché decir.
Bianca
me invitó un café el cuál acepté. Scarlet subió en silencio la escalinata tras
el vampiro. Me senté en el sofá y aguardé que la doctora llegara con la
infusión. Tenía muchas preguntas, y necesitaba respuestas.
Bua.
Asgard
llegaría del trabajo en una hora aproximadamente. Se ofreció ir a buscarme en
su coche hasta la reserva y aprovechar a presentarse formalmente como mi futuro
esposo ante mi familia. Pero me adelanté y dije que lo esperaría en su casa con
su madre. No era que en mi hogar no deseaban verlo. Nos había acompañado todo
el proceso del triste entierro de mi padre. Pero mi tiempo se terminaba, iba a
casarme con un hombre que ignoraba gran parte de mí y elegí confesarle a Neeja
antes que a su hijo, el gran secreto de la reserva.
Ella
me recibió con esas sonrisas francas y tiernas. Se notaba que le había caído
bien desde un principio para novia de Asgard, aunque habría que saber qué
pensaría después de escuchar mi verdad.
Bebimos
una infusión muy rica que preparaba con recetas de la India. Llevaba puesto una
túnica celeste y sandalias al tono. Su cabello recogido con esos hilos
plateados de canas la hacía lucir encantadora. Una típica abuela joven
consentidora de nietos. Sus collares en piedras blancas y ámbares tintineaban
con cada movimiento. Eran sonidos secos y a la vez agradables. Como si llevara
colgado de su cuello el sonido de la lluvia y el granizo.
—Me
agradan tus piedras –dije bebiendo un sorbo de exquisito té.
Ella
cogió algunas de su colgante y las estudió.
—Oh,
sí… Estas son ágatas blancas que equilibran tu cuerpo, mente, y espíritu. Y
aquí –cogió entre sus dedos otra—, llevo una turmalina, para protección y
armonía.
—Esa…
color ámbar…
—Es
un ámbar solidificado. Me la obsequió un chamán por tirarle las cartas. Tienes
miles de años en la tierra. Se dice que es un trozo de sol por su valor
energético. En Asia, se la llama “alma de tigre”. El chamán me la regaló para
mis viajes. Es protección e ilumina tu camino.
—Es
muy bella.
—Tiene
el tono de tus ojos –me miró sonriendo.
—Sí,
es verdad.
Deposité
la taza en la mesa baja de living y observé el mazo de cartas en un extremo.
—¿Me
leerías las cartas?
—Por
supuesto –de inmediato se puso de pie y desapareció.
Al
regresar llevaba un paño blanco y un vaso con agua. Noté algunos objetos más
pero no logré distinguirlos.
—Ven,
iremos al parque. Bajo los árboles.
La
seguí, dudando si las cartas me ayudarían a revelar la verdad. Así no sería tan
difícil mi secreto.
Al
llegar al sitio elegido nos sentamos sobre el césped. Extendió el paño blanco y
depositó el vaso con el agua en un extremo. En el otro, encendió en un hornito
de barro con carbones pequeños. Después, me ofreció el mazo de cartas.
—Debes
mezclar muy bien.
Así
lo hice. Mientras observaba alrededor entendí porque el lugar y los objetos.
Teníamos los cuatro elementos del universo. Tierra, fuego, agua, y aire.
—¿Sigo
mezclando?
—Lo
que tú creas de suficiente.
—Okay…
A
medida que mezclaba pude ver algunas ilustraciones. No eran naipes comunes.
Parecían tener dibujos de árboles, animales, y estrellas.
Al
decidir que no iba a mezclar más, se las entregué.
—Ponlas
tú misma sobre el paño. Es tu energía, no debo interferir.
Obedecí
y aguardé.
—Ahora
corta tres veces y alinea los pequeños mazos en horizontal. Como el límite del
cielo y la tierra. Como lo terrenal y lo espiritual. Esa frontera que no puede
palparse pero existe.
Lo
hice y volví a esperar sus indicaciones.
—Lo
que ves, querida Bua, es tu pasado, presente, y futuro. Comienza por donde
desees. El orden no alterará la respuesta. Es tu interés la prioridad.
—Comienzo
por mi presente.
—Entonces
coge del mazo del medio, la primera carta.
Con
dedos temblorosos efectué la acción
—Da
vuelta la cara sin temor. Es tu presente. No debería haber sorpresas para ti.
Al
hacerlo pude ver un bosque bajo la lluvia. El cielo gris adornaba la parte
superior del dibujo.
—¿Qué
significa?
—Es
lluvia sobre la tierra. Es un duelo.
—Mi
padre –murmuré.
—Así
es. Demuestra la tristeza, pero a la vez la lluvia lava y limpia. Algún día
podrás renacer como el bosque de esa pena que te embarga.
—Parece
haber una silueta muy pequeña aquí –señalé la carta.
—Exacto,
en este caso hay alguien que no puede asimilar la pérdida. Podrías no ser tú,
ser alguien de tu familia.
—Mike.
Mi hermano. No está nada bien. Mi padre y él eran muy compañeros. ¿Podrá salir
adelante?
—No
tengo esa respuesta porque dependerá de él. Pero puedes ayudarlo.
—Lo
haré.
—Bien…
¿qué carta elegirás ahora?
—Mi
pasado. ¿Cojo una carta de arriba?
—En
este caso da igual. Tu pasado está escrito.
Escogí
una de ellas al azar y la mostré sobre el paño.
La
ilustración era bella. Una cabaña pequeña, una pareja de pastores y un extenso
rebaño.
—¡Qué
bonito! –exclamé.
—Es
tu vida hasta el presente. Un hogar pacífico, una familia que los ha guiado a
ti y a tus hermanos. Las ovejas van en orden. Eso significa que tus padres lo
han hecho bien.
—Sí,
me han dado mucho amor y buena educación.
—Me
alegro, cariño. También Asgard ha crecido con amor. Serán afortunados y
felices. Es lo que más deseo –sonrió—. Pero para saber con exactitud, debes
coger la carta del futuro. Hazlo, sin temor. La diferencia con el pasado es que
hay cosas que puedes cambiar.
—¿Cojo
una carta cualquiera?
—No,
debes coger la primera carta inferior. Allí comienza tu futuro.
—Bien…
Respiré
profundo y acerqué mi mano.
—Tranquila,
¿qué podría salir mal? Confía en tu futuro.
Sin
pensarlo dos veces lo hice y giré la carta hacia arriba.
Mis
ojos recorrieron el bosque de la ilustración y un personaje que parecía
terrorífico. Como si fuera un yeti sin nieve.
—¿Qué
significa?
Ella
observó fijo la carta por unos segundos.
—Es
“la bestia”.
—¿La
bestia?
—Sí,
pero no te alarmes. La bestia puede ser aterradora y provocar daño, sin embargo
también puede tener otro sentido. Aguerrida y protectora. De todas formas…
Quizás algo hemos hecho mal. No debería haber salido siendo tú una chica tan
dulce y encantadora.
—No
hemos hecho nada mal… Yo soy la bestia.
—¿Cómo
dices?
—Llegué
hasta aquí para hablar contigo antes de hacerlo con Asgard. Pienso que me
creerás.
—¿Qué
debo creerte?
—Mi
historia. Mi origen… No soy quien puedes ver… a simple vista.
Ella
guardó los utensilios y las cartas y bajó la vista, inquieta.
—Necesito
que me escuches y me creas. No estoy loca. Lo que te narraré es la pura verdad.
—Te
escucho.
Respiré
profundo y traté de ser lo más clara posible.
—Cuando
el universo se creó, hace miles de años, la raza humana se abrió paso y se
multiplicó en la tierra. Pero no fueron los únicos. Vampiros y hombres lobo
también lo hicieron aunque ellos tuvieron más dificultades para sobrevivir. Los
humanos pudieron adaptarse más fácilmente, el resto no tanto. Por eso somos
muchos menos que ellos.
—¿Somos?
Neeja
abrió la boca y la cerró.
—Yo…
desciendo de esos lobos. Mi familia, la reserva, todos somos de la misma
extraña raza.
—No
puede ser.
—Sí,
juro que no estoy loca ni estoy burlándome de ti.
—Sé
que no te burlarías de mí, pero quizás la muerte de tu padre… A veces las
grandes tristezas nos vuelcan a crear un mundo de fantasía.
—A
mi padre lo asesinó un vampiro.
—Bua…
Querida…
—¡Por
favor! Necesito que me crea.
—Es
que siempre he creído que puede haber cosas y hechos ocultos a los mortales
pero entiende, de ahí a tener frente a mí una loba…
—¡Llamaré
a mi madre!
Sin
perder tiempo me comuniqué con ella y puse altavoz mientras Neeja me miraba con
ojos confundidos.
—Hola
mamá.
“Bua,
¿dónde estás?”
—Mamá,
estoy con Neeja, la madre de Asgard.
“Oh,
dale cariños de mi parte.”
—Espera,
se lo dije… Le dije lo que somos.
“¿Qué
hiciste?”
—Mamá,
Asgard será mi esposo. Ni él ni su madre pueden seguir ignorando lo que somos.
“Cielos…”
—Mamá,
dile que no miento. Ella está escuchándote. Es importante para mí.
“¡Bua!
No lo hablaste con Bernardo. ¡Debiste hablar con él! Era un secreto. ¿No te das
cuenta? Estamos en peligro.
—¡Mamá!
Mi
madre cortó la comunicación y mis ojos se llenaron de lágrimas.
—Lo
siento. Ella no está de acuerdo. Tiene miedo… Neeja debes creerme. No estoy
loca.
—Lo
sé –su mano tibia se posó en la mía.
—¿Me
cree?
Arqueó
las cejas y negó con la cabeza.
—Hubiera
dudado si no involucrabas a tu madre. Es evidente que para ella rompiste un
secreto. Noté su preocupación. Yo… Es que es tan descabellado por un lado y por
otro… ¿Por qué no? ¿Por qué ser los únicos habitantes del planeta. Pero…
Necesito que me cuentes más detalles. Me gustaría saber sobre ustedes. Y
vampiros… ¿Hay vampiros?
—Es
que… los Craig no les gustará que hable de ellos. Debería haber mencionado solo
mi raza.
—Tranquila,
si confiaste en mí para contarme algo tan importante, sabrás que no te fallaré.
No diré a nadie lo que me digas que calle.
—Gracias.
—Ven,
entremos. Asgard no tardará en llegar y… cuéntame quienes son. Quiero estar
segura a quién le entregaré el tesoro más grande de mi vida.
Scarlet.
Inmóvil
en el marco de la puerta de la habitación, quedé estática viendo a mi hermano
ayudar a Grigorii.
—Te
quedarás aquí hasta que te recuperes.
—Yo
puedo vivir en casa, Anne me ayudaría.
—Aún
tienes que mantener muchos cuidados.
Lenya
lo ayudó a desvestirse. Se notaba dolorido y débil.
—Puedo
solo.
—Sí,
claro. Y yo puedo bajar la luna. Calla y sé obediente. Scarlet, trae un pijama
de Sebastien.
Los
miré como si fuera una película. Ajena a la escena.
—¡Scarlet!
—Sí,
perdón.
—Anda,
trae un pijama de Sebastien. Despierta a Rose, dile por favor que necesitamos
algo sustancioso para comer. Debe alimentarse. El suero ayudó pero no es
suficiente.
—¿Alimentarse?
–balbucee.
—¿Hablo
en chino, Scarlet? ¿Qué diablos te ocurre?
—Nada,
voy por el pijama y Rose.
Entré
a la habitación de Bianca y Sebastien buscando en el ropero algún pijama. Mi
mente me torturaba… ¿Alimentarse? ¿Y si rechazaba la comida? ¿Y si Grigorii
necesitaba vivir de la sangre humana como nosotros? Joder… Joder… Mi mordida no
había sido profunda, solo segundos en mi descontrol por el placer de tenerlo
entre mis brazos. No podía ser… Sin embargo no podía obviar lo que dijo Arve…
Sus células se reconstruyeron y yo no había podido usar mi don. No era por mi
virtud de curar… Joder… Grigorii no me lo perdonaría nunca.
Cogí
el pijama y salí de la habitación. Cuando entré en la de huéspedes Grigorii
estaba semi desnudo. Él no me miró, tenía la vista gacha y yo sabía por qué. Él
también tendría la duda, aunque ignoraba lo grave que había estado.
Lancé
el pijama en la cama y escapé de allí. Huí de una posible verdad que no deseaba
saber.
Fui
por Rose. Por suerte no dormía. Estaba estudiando para un próximo examen.
Apenas le dije saltó de la cama y bajó hacia la cocina.
—Tranquila
Scarlet. Haré algo rápido y con vitaminas.
No
bajé con ella. Tampoco volví a la habitación. Estaba aterrada. Pensé que el
único don que me hubiera salvado sería regresar al pasado y no cometer tantos
errores. Pero eso… hasta para los vampiros era imposible.
Asgard.
Mi
madre golpeó la puerta de mi habitación por tercera vez. Cerré los ojos
acostado en la cama, solo deseaba que el mundo entero desapareciera. Incluso
ella.
—Asgard.
—¡Déjame
solo!
—Por
favor, debemos hablar.
—¡No
quiero hablar!
—Debes
darle una oportunidad. La dejaste ir en medio de tus gritos alocados. ¡Te
desconozco!
—Vete,
mamá. A ti te pudo convencer de su broma de mal gusto. Para mí no fue gracioso.
—No
es una broma. Estoy segura que dice la verdad.
—¡Mamá,
por favor!
—¿Por
qué ser tan egocéntrico? Asgard… No tenemos porque ser los únicos en la tierra.
—¿Te
has escuchado? ¿Te has vuelto loca?
—Hijo…
Debes hablar con ella, con su familia. Al menos se merece la duda.
—Por
supuesto, me sentaré a escuchar como la que sería mi futura esposa y madre de
Elvis asegura que es una loba. ¡Ah! Y además que hay vampiros en Kirkenes.
¿Quieres dejarme solo? Mañana tengo un día difícil. Debo descansar.
—¿Y
crees que dormirás después de romper con ella? Estás enamorado de esa chica.
—La
olvidaré.
—Asgard…
—Vete,
mamá. Déjame solo.
Al
fin escuché sus pasos alejarse tras la puerta. La oscuridad de la habitación me
rodeó. En mi cerebro aún tenía resonando las palabras de Bua. Su cruel broma.
¿Por qué me había hecho esto? Estaba ilusionado con que esa chica cambiaría mi
vida de hombre solitario y triste. ¿Por qué rompió mi corazón? No tenía
derecho.
Lobos
y vampiros, conviviendo en el mismo mundo sin que los humanos dieran cuenta de
ello. No era posible… Bua habría perdido la razón, quizás no me di cuenta y no
era normal. Su familia la apañaría para hacerla sentir mejor… Era eso o
simplemente se había divertido esta tarde conmigo.
¿Qué
haría ahora sin ella? Es que se había metido tan adentro de mi corazón. ¿Por
qué la vida se ensañaba conmigo?
………………………………………………………………………………………………
A
la mañana me levanté de un salto con el sonido del despertador. Había dormido
muy mal. Una y otra vez entre sueños pensaba en ella. Ni siquiera me había
quitado la ropa para acostarme. Así que me desnudé, me metí a la ducha y traté
de despabilarme. Hoy sería un largo día y seguramente… otra larga noche
también.
Antes
de partir de casa, saludé a mamá con un beso y avancé rápidamente por el
parque. No deseaba escuchar ni una palabra más en defensa de Bua. Al menos no
me siguió hasta los portones. Tampoco lo hizo Dalila. Eso sí era extraño.
Parece que intuía mi mal humor.
Llegué
a mi amplia y cómoda oficina y comencé la rutina. Sin embargo ese día nada tuvo
de rutina. No porque mi trabajo fuera atípico e inesperado, sino porque cada
cosa que hacía, Bua estaba en mi cabeza. Me costaba concentrarme. Una y otra
vez surgía la escena de ayer a la tarde, sus palabras, según ella, la confesión
a un secreto milenario. Dios… ¡Qué locura! ¿Cómo no me di cuenta que no estaba
bien de la cabeza? Aun así deseaba que fuera por ese motivo y que no hubiera
querido burlarse de mí.
El
Defensor de Menores local me llamó para felicitarme por mi próxima boda.
Aseguró que retardaría la adopción de Elvis y sus posibles padres para darme la
oportunidad a mi esposa y a mí de ser los adoptantes. Me callé… No sé porque no
me animé a decirle, “escucha, no adoptaré a Elvis porque mi novia a perdido la
cabeza y no me casaré. Me callé… No sé porque lo hice, si tarde o temprano se
enteraría de la cancelación de la boda.
No
más futuro con Elvis y Bua. No más familia soñada. Ya nada quedaba después de
ayer a la tarde. Mirna se acercó un par de veces intentando conocer el motivo
de mi tristeza. Quizás intuyó una pelea con Bua pero solo se animó a ofrecerme
café y preguntar si me sentía mejor.
Le
dije que no se preocupara. Pronto estaría bien. Una mentira, porque no sabía si
algún día iba a poder recuperarme de esta rotura, de esta desilusión. Fui el
último en irme de la oficina. Cuando todo el personal a mi cargo se retiró a
sus hogares permanecí en silencio, sentado en mi sillón, con un vaso de coñac.
Y lloré… creo que nunca había llorado por una mujer de esa forma. Es que Bua en
poco tiempo había conquistado mi alma y mi corazón.
Bua…
¿Cómo pudiste?
Bua.
—¡Bua!
¿Cómo pudiste?
—Lo
siento, mamá. No tenía alternativa.
—Sí,
la tenías. Debías hablar con Bernardo. Pedir consejo y en todo caso decírselo
aquí, en tu hogar. Tu familia te hubiera apoyado. Hubiera sido diferente.
Mi
madre llevó la mano al pecho. Su rostro angustiado, su respiración agitada,
estaba asustándome. Por suerte mi hermano Burnaby se encontraba en casa. Él era
médico y sabía si ella corría peligro por mi culpa.
Hauk
y su chica habían llegado en cuanto supieron la noticia. Trataban de calmar los
ánimos pero nada era suficiente ante la amenaza de que un humano conocía
nuestro secreto.
Hasta
Kristoff y Mike lucían con el ceño fruncido. Yo contra el mundo. ¿Es que acaso
nadie me entendía?
—Mamá
–dijo Burnaby, toma esta píldora para la presión y recuéstate. Estarás bien,
son solo nervios. Además vienes de pasar un gran disgusto por la muerte de
papá. Tranquilízate, esto tendrá solución.
—¿Y
si viene aquí? –Preguntó Kristoff—. ¿Qué le diremos? ¿Qué Bua desvarió?
—Nada
de eso va a ocurrir, cálmense –ordenó mi hermano mayor guardando el
estetoscopio.
—Si
viene lo esperaremos –gruño Mike—. No tiene derecho a no creer en ella.
—Mike,
te sugiero que no aportes ideas gracias a tu resentimiento por Kriger.
—¡No
es eso Burnaby! Es su chica debe creerle y punto.
—No
es tan fácil –agregó Penny abrazando a Hauk—. Estamos acostumbrados a vernos
naturalmente pero somos lobos. Es increíble a los ojos humanos. Denle tiempo.
—¿Tú
crees qué lo pensará? –me angustié.
—Tranquila,
Bua. Si te ama lo pensará dos veces.
—Si
pisa este territorio deberá vérselas conmigo. Defenderé el honor de mi hermana.
—Mira
Mike, tú trata de retomar la Universidad y volver al trabajo porque mamá ya
tiene bastante contigo –se enfadó Burnaby.
—¡Ahora
resulta que no es normal que esté de duelo!
—Sí,
es normal. Comprendo tu tristeza y la de todos nosotros pero hay que seguir
adelante.
—Tiene
razón –meditó Hauk—. Tú desde antes de la muerte de papá estabas con tu bendita
depresión. Y es por ese malnacido de Kriger.
—¡Calla!
¿Qué sabes tú?
—¡Por
favor! –Suplicó mi madre—. No discutamos entre nosotros. Bua… cariño… ve con
Bernardo. Debes contarle lo que ocurrió.
—Sí
mamá.
………………………………………………………………………………………………..
Sabina
y Bernardo me recibieron y supieron escuchar pacientemente todos los hechos
ocurridos esta tarde. No puedo asegurar que sus rostros mostraban la
tranquilidad, lucían preocupados. Sin embargo entendieron la razón de haber
revelado el secreto. Amaba a Asgard, era un buen hombre, y mi futuro estaba
junto a él. Estaba… Ya no sabía que iría a ocurrir. Penny tenía razón. Debía
darle tiempo a asimilar tamaña noticia. De igual forma sentía miedo. Era una
posibilidad que Asgard hubiera creído que estaba loca y no quisiera verme nunca
más. No había escuchado ni siquiera a su madre. Solo vi un atisbo de duda
cuando mencioné los Craig. Seguramente los conocía por ese juicio de paternidad
entre Sebastien y otros vampiros. Sin embargo lo dejó pasar. Como si fuera un
dato más sin importancia dentro los disparates que escuchaba.
Sabina
me trajo algo fuerte, un licor de cereza. Dijo que estaba pálida y que me animaría.
Me hizo bien. Aunque sea pude animarme a desahogarme con ellos y llorar por mi
amor perdido.
Bernardo
aconsejó paciencia. ¿Qué más podía aconsejar el guardián de un alfa? Siempre
era tan medido, amable, y sensato. Exterioricé mi temor de que Mike fuera por
él pero me tranquilizó. Dijo que hacía días quería hablar con mi hermano y que
a más tardar mañana por la mañana lo citaría. En cuanto al secreto… Bueno, él
calmó mi angustia. Recordó que Sabina también había confiado en su amor aun
siendo un humano. Que las cosas a veces no salían tan bien, a pesar de ello uno
debía jugarse por el amor verdadero. Agregó finalmente, que la manada estaría
unida para enfrentar lo que fuera.
Bernardo.
Mike
no acudió a mi llamado. Y era obvio que Bua le había informado mi cita. Decidí
ir por él al bosque donde junto a Drank talaban los viejos árboles para reunir
la leña en invierno. Al menos había ido a trabajar.
—Buenos
días –saludé.
Drank
me respondió. Mike me miró a la distancia y siguió cortando leña.
Hice
una seña al humano para quedarme a solas con el benjamín de la familia. Me
senté en un tronco cercano y lo observé. Tenía el ceño fruncido y un rictus de
furia contenida.
—Mike,
debemos hablar. Deja la leña y siéntate. No te robaré mucho tiempo.
—Debo
terminar.
—Ajá…
¿Estás recobrando el tiempo que no has ayudado a Drank?
Mantuvo
el hacha clavada en el tronco y respiró profundo.
—Sé
qué quieres decirme, Bernardo. Tú no entiendes, no tienes una hermana que sufre
por un desgraciado.
—Cierto,
no tengo hermana. Tampoco tuve madre. Me crié un orfanato. Pero tú la tienes,
¿no? Digo, a tu madre.
—Sí.
No sé a qué viene algo tan obvio.
—Viene
porque desde hace un tiempo tu madre necesita de tu apoyo y tú como si nada.
Falleció tu padre y sigues en la misma. Desde que tu pareja te dejó y…
—Yo
lo dejé. No fue él. Kriger suplicó que lo perdonara.
—Ah,
qué bien. Si te sientes mejor con ello.
—Bernardo
–se acercó a mí—. De verdad me caes bien, pero esto es cuestión de mi familia.
—¿Tú
familia? Entonces apresúrate a reaccionar porque la perderás. ¿O no has visto
que sin apoyo de todos no quedará nada?
—Mi
madre tiene cuatro hijos más.
—Todos
son importantes. Y después de la pérdida de un compañero como fue tu padre lo
menos que necesita son más problemas. Bua está pasando una situación difícil.
—¿Y
yo no? –su voz se quebró—. ¿Yo no?
—Mike…
Estalló
en llanto desgarrador.
—Yo
tengo que aguantar que mi pareja de años ya no le guste estar conmigo. Tengo
que soportar que una maldita vampiresa asesiné a mi padre. Que mi hermana este
sufriendo por ese humano. Y que aun así deba levantarme como todos los días, ir
a trabajar porque le mundo dice que eso es lo correcto aunque ya no tenga ganas
ni fuerzas. Seguir mi carrera porque así seré alguien importante para el resto.
¡No me importa hacer lo correcto para el resto!
—Tranquilo
–avancé hacia él y lo abracé—. Vamos… Sé que todo se ve horrible. Pero debes
hacerlo por ti, no por los demás. Será un bien para ti mismo. Para muchas
personas eres importante. Tu madre te necesita. Bua también. Es injusto ser
egoísta. Sé que no lo eres.
—¿Quién
piensa en mí?
—Muchos
piensan en ti aunque no lo veas. Yo, por ejemplo. Estoy aquí para hablar
contigo. Para rescatarte de esa tristeza e impotencia que sientes. La vida nos
quita sin embargo también nos da. Mira Drank, ha sobrevivido a hechos peores.
—No
lo sé. No sé si podré. ¡Ya no veré a mi padre! Éramos amigos, mi confidente
junto a Bua. ¡Ahora tengo que hablar con él frente a una tumba! Jamás me
contestará –rompió en llanto.
—Lo
siento, de verdad que lo siento. No puedo hacer nada para traerlo nuevamente,
de lo contrario lo haría.
—Nadie
puede hacer nada por mí.
—Cuentas
con tu familia aunque estén pasando un terrible momento. Y con amigos. No estás
solo. ¿Lo ves? –observé a Drank recostado a un árbol no muy lejos—. Él espera
por ti. No te ha dejado solo. Crees que no hay nadie a tu alrededor pero no es
así. Anda, prométeme que pondrás esfuerzo en salir adelante. Lo mereces.
—No
sé si lo merezco. Por algo Kriger y mi padre me dejaron.
Cogí
su rostro húmedo por las lágrimas entre mis manos.
—Nada
de eso. Son fatalidades. Muchos perdemos seres queridos no porque merezcamos.
Piensa en Gloria que quedó sin sus padres desde muy pequeña. En cuanto a
Kriger, no era para ti. Tengo experiencia en el amor. Aunque ahora no me creas,
algún día me darás la razón.
Sonreí.
—Mike…
Ese día, cuando hayas encontrado el amor verdadero, vendrás a mí y me pagarás
una cerveza como apuesta.
Scarlet.
Sebastien
se sentó en el sofá junto a mí. Acarició mi cabeza y sonrió.
—¿Cómo
va todo?
—Como
el culo.
—Ah…
¿No desea verte?
—No
he tenido oportunidad de preguntarle.
—¿No
has tenido oportunidad? –Arqueó la ceja—. ¿O tienes miedo de enfrentarlo?
—Si
lo he convertido no me lo perdonará.
—Rose
me ha dicho que ha comido normalmente el consomé. También el bife con patatas.
—Sí…
Sin embargo algo no anda bien. Quiero decir, normal para un humano. Y no
entiendo que puede estar ocurriendo.
—Tranquila,
Natasha ya está informada. Este fin de semana vendrá para extraerle sangre.
Sabremos que componentes tiene en su organismo.
—No
sé si quiero saber.
—La
ignorancia no te ayudará.
—Quisiera
ser una niña otra vez. No cargar con problemas tan serios. Disfrutar de mi
libertad y creer que el macho que me engendró murió por cazadores o lobos al
defendernos.
—Hablando
de ello… ¿Qué ocurrió con Agravar? Cuéntame todo. Habla conmigo, soy tu
hermano.
Respiré
profundo y relaté cada hecho a Sebastien, paso a paso. Él me escuchó en
silencio sin aportar resentimiento que seguramente sentiría por Agravar.
—Me
siento extraña con respecto a él –mis ojos se humedecieron por las lágrimas—.
Es que… Nunca hubiera imaginado que habría hecho algo bueno por mí. Asesinó a
mi madre, a Halldora, odió a Adrien, y deseó toda clase de cosas horribles para
los Craig. Iba a matarlos… aquel día… Fui un tipo de heroína que lo derrotó y
sin embargo no me sentí poderosa por hacerlo… Y ahora…
—¿Y
ahora? –murmuró.
—A
pesar de mis conflictos con Grigorii, mi alma se fortaleció con respecto a mi
progenitor. Es extraño, no sé cómo explicarlo.
—Es
que no lo venciste aquella tarde que hundiste el cuchillo en su corazón,
Scarlet. Lo has vencido cuando volvió por ti sin importarle que dejara de
existir.
—¿Crees
que algo me quiso?
—Estoy
seguro. Y también creo firmemente que cada vez que mires las cumbres o estés en
ellas, ya no sentirás el mismo dolor.
Rose
se asomó por la baranda del pasillo.
—Scarlet,
Grigorii quiere verte.
—¿Qué?
—Eso,
que quiere verte.
—Dile
que en este momento no puedo y.
—Rose
–interrumpió mi hermano—, dile que ya va.
—Pero…
–protesté.
—¿Hasta
cuando quieres estirar la tortura? Ve y entérate de una vez que piensa de ti.
Bajé
la vista y suspiré.
—Entonces,
¿qué le digo?
—Lo
que yo te he dicho, Rose. ¿Acaso no soy el líder?
—Ok.
Uy quiero saber que pasará con Scarlet y Grigori. Genial capítulo y te deseo un buen año
ResponderEliminar¡Hola Citu! Siii vamos a ver como toma Grigorii lo de sus cambios. Un besazo enorme gracias por comentar. feliz año para ti.
Eliminar¡Hola, Lou!
ResponderEliminarMe ha encantado leer tu primer capítulo del año, y no salgo de casa sin dejarte mi comentario
Bueno, la paz ha durado poco en la cabaña de Charles... creo que era lógico que algún médico sospechara de la pronta mejoría de Grigorii
No, a los gatos no les gusta que les bañen, a Peter tampoco... Sin embargo, son muy limpios
Han conseguido llevar a Grigorii a la mansión, allí estará bien atendido hasta su total recuperación
¡Pobre Scarlet! Se siente muy culpable, pero mordió a Grigorii sin querer... y, gracias a eso, seguramente le ha salvado la vida
Me pasa como a Scarlet... también me gustaría regresar al pasado para poder cambiar más de una cosa
Sí, Agravar, a pesar de todas sus maldades, está claro que quería a Scarlet... y mucho
Bueno, pues creo que Scarlet va a tener que subir a la habitación y ver a Grigorii... ya veremos que sucede
Asgard y Bua... pues la madre de Asgard me ha parecido muy comprensiva... Prefiero no imaginar como se pondría mi padre si le dijera que me he enamorado de un lobo... No, mi madre tampoco lo hubiese entendido
Entiendo la reacción de Asgard, pero lo siento mucho por Bua... Acaba de perder a su padre y también pierde a la persona que más podía ayudarla a soportar tanto dolor
Bueno, Asgard ama a Bua... e imagino que aceptará que sea una loba
Bernardo ha intentado ayudar a Mike; también lo está pasando muy mal... Su padre asesinado, su hermana sufriendo, el abandono de Kriger
De lo que estoy segura es que Kriger no era su verdadero amor... de lo que ya no estoy tan segura es que Mike encuentre ese amor especial... y es que todos no lo encontramos... pero, bueno, eso lo vas a decidir tú y solo tú
Es un placer leer tus capítulos, Lou... y eres una escritora mayúscula... y te lo digo porque, a veces, tengo la impresión que piensas que yo soy más escritora... y no es cierto... Yo solo cuento una historia, nada más
Es mi deseo que este año, de los dos patitos, sea un año muy feliz para ti
2020 besos
¡Hola Mela! Comienzo por contarte que mi admiración hacia ti fue desde el primer capítulo, cuestión que a veces no ocurre con escritores con experiencia. Creo que lo que veo en ti es más allá de escribir correcto con las comas justas y excelente ortografía. Es magia. Porque la imaginación hay saber volcarla en la pluma y además llegar al lector. Cualidades que gozas. Pienso que tengo una frondosa imaginación pero debo trabajar cada día para superarme. A veces creo que vuelco datos importantes y personajes nuevos cuando debería esperar, mi ansia por dar a conocer detalles a veces debería contenerse.
EliminarMis halagos hacia ti son genuinos. No suelo hacerlo si no lo merecen. Te felicitaré siempre y agradezco tener la oportunidad de poder leer tu novela. Gracias de corazón.
Iremos al comentario. Bien... Vikingo debe encargarse de la sospecha. Veremos que se le ocurre. Por lo pronto no habrá nadie que cuide a Grigorii mejor que los Craig, estará seguro.
En cuanto a Scarlet, quien pudiera volver al pasado y subsanar errores. Es una pena pero es parte de la vida que transcurre sin alertarte que cada día es un soplo y hay que disfrutar y sonreír. Obvio a veces no se puede.
Coincido contigo, amo los gatos y sí son muy limpios.
Agravar fue un personaje siniestro pero su hija logró que renunciara a la única chance de existir. Valió la pena, al menos para nosotros y para Scarlet.
En cuanto a Bua, mi padre y mi padre actuarían como los tuyos, exactamente. Es que no es fácil. Una loba... madre mía.
Bua es fuerte, saldrá adelante, aunque... quizás el futuro no sea tan malo. No lo sabemos, no ha querido sacar más cartas del mazo.
A Asgard lo comprendo, lógico que crea que le están tomando el pelo.
Mike... Bueeeno... acá mi querida lectora debo callar. Sin embargo no dudo conociéndote, que al menor indicio sabrás por donde voy. Lo apostaría que sí.
Por último, el placer es mío que quieras leerme y comentar. Muchas gracias querida amiga.
Te deseo un año genial junto a tu familia. Besotes miles.
A Asgard le pasara como a Grigorii,al final no le importara que Bua sea una loba.Pero cada vez son mas los que saben el secreto de los Craig y eso puede acabar con el secreto.Me ha gustado mucho.Feliz 2020.Besos.
ResponderEliminar¡Hola Ramón! Muchas gracias por comentar. Me hace feliz que te haya gustado el capítulo.
EliminarTienes razón, es probable que a Asgard no le importe en el futuro. Espero que Bua sea más comprensiva que Scarlet.
Cierto cada vez más seres conocen el secreto de las razas. Quizás la unión entre ellos se haga cada vez más indispensable para protegerse de la intolerancia de otros.
Al menos lo predijo el libro de los lobos. "Deberán estar unidos antes que el gigante de fuego despierte."
Un gran abrazo amigo y feliz semana para ti.
Grigorii y Scarlet ya lo tienen chupado. La mami de Asgard es genial, me ha dado pena Bua y Mike ni te cuento. Preciosas las piedras de los collares de Neeja!!!
ResponderEliminarCapítulazo!!! Feliz Año Nuevo!!!!
Espero que no se note mucho que estoy en baja forma, después de las fiestas, ya se sabe.
Besoteeeeeesssss!!!!
¡Hola Merche! Muchas gracias por tu comentario y la alegría con la que pintas mis blog.
ResponderEliminarYo creo como tu que lo de Scarlet y Grigorii ha pasado lo peor. Ojalá.
La madre de Asgard es mística y espiritual. Creo que por eso le ha sido más fácil creerle a Bua.
Las piedras brindan mucha energía. A mi me encantan.
Yo también te deseo un feliz año y lo mejor para ti y tu bella familia en la vida.
Las fiestas son para disfrutar así que bienvenido sea.
Te mando un besazo y feliz semana para ti.
Poco ha durado la tranquilidad y paz en la cabaña. Problemas los Craig? A capazos!
ResponderEliminarMe ha dado por pensar que nunca me han echado las cartas.
Bso
¡Hola Ignacio! ¿Has visto? Nunca hay paz. Algún problema siempre surge. Al menos algunos se van solucionando.
EliminarYo tampoco me he tirado las carta. Y eso que soy muy curiosa. Seguramente tu futuro será brillante. Al meno te lo deseo de corazón. Muchas gracias por comentar. Un gran abrazo y feliz semana para ti.