INTRODUCCIÓN

Introducción:

Dentro de los Sami, una raza milenaria se ha mantenido en secreto. Los lobos basados en la naturaleza y el honor han logrado la supervivencia lejos del ojo humano.

La reserva es su hogar y transitaré en ella para conocer cada secreto. Es un gusto que ustedes me acompañen. Estoy segura que reirán y se emocionarán.

Por mi parte cada línea, cada párrafo sobre ellos, me ha llevado a un mundo de misterio y fascinación.

Lo siento no puedo prescindir de ellos. Ellos… también me han atrapado.

sábado, 14 de diciembre de 2019

¡Hola chicos! Ante todo muchas gracias por colaborar en la investigación. Con ustedes... el homicida.

Feliz semana para todos. Muchas gracias por acompañarme.



Capítulo 24.
Elegir.

Adrien.

Acogí a Lucila entre mis brazos mientras se recuperaba. Entrar en la oscuridad había provocado un gran desgaste emocional. Su energía luminosa se había esparcido, ocasión que no perdió Agravar para adueñarse de la misma. No le duraría demasiado, todos lo sabíamos, pero lamentablemente sería suficiente para escapar al mundo terrenal.

—Lucila, ¿por qué confiaste en él? –la deposité sentada en las rocas agrietadas.
—Porque se trata de Scarlet. ¿No entiendes? No quiero que mi hija viva una vida eterna sin amor. Yo lo sufrí. Ese oficial la ama, ella debe ceder.
—Cualquier solución hubiera sido mejor que confiar en Agravar.
—¿Sí? Dime tú cuál. ¿Tú? Si estás imposibilitado de surgir entre los vivos. A mí jamás me haría caso.
—Mi estado es solo por un tiempo.
—¡No hay tiempo!
—¿Y piensas que el resolverá lo de Scarlet sin dañarla? Fuiste ilusa al creerlo.
—Sé lo que fue Agravar, el peor asesino, despiadado, cruel, pero no le haría daño a su hija.
—Lucila…

Runik caminó hacia nosotros.

—¿Has visto lo que es mi nieto? ¡Brillante!
—Runik… Tenemos un grave problema y tú alabando a Ivan.
—Bueno… ¡Qué más da! Si la hecatombe avanza igual porque una de tus hembras ayudó a Jack “el destripador” a bajar con los mortales. ¿No puedo alabar a un Gólubev?
—Hazme recordar más tarde que te felicite –bufé—. Por supuesto, si todo sale bien. Porque de lo contrario ni tu ni nadie tendrá algo que festejar.

Lucila aspiró con dificultad. Su rostro se veía demacrado, caso traslúcido. Mi energía se notaba liviana, como si cada segundo que permaneciera en la etapa intermedia la luz que me había rodeado fuera debilitándose.

—Debo irme de aquí. Si me quedo contigo no volveré a la luz. Tienes que recuperarte, no pienses que algo saldrá mal. No cuentes mis palabras.
—Vete, tranquilo. Si hice lo que he hecho es porque confío que saldrá todo bien. Me recuperaré y regresaré contigo.
—Quisiera quedarme, quizás si espero un poco más…
—Yo la cuidaré –dijo Runik—. No te preocupes.
—Runik, eres el único que puede permanecer aquí sin graves consecuencias. ¿La cuidarás? Trata que no piense cosas horribles, que no se angustie o no saldrá de esta etapa.
—Sí, no me recuerdes que tengo que estar aquí hasta que aprenda y bla bla bla… Ve tranquilo.

Antes de partir, Lucila me miró.

—Confío en él. Lo quise mucho. No hará daño a Scarlet aunque Agravar no me haya amado.
—Claro, querida… Recupérate.

Y partí hacia la luz tratando de dejar el temor de lado. Si los vivos pensaban que nosotros ya no sufríamos por ellos estaban equivocados. Su dolor seguía siendo nuestro dolor. Por la sencilla razón que no teníamos cuerpo, pero conservábamos el alma.

Sebastien.

Bajo la breve oscuridad que nos quedaba, Lenya cogió a Chelle de la chaqueta y lo retuvo contra uno de los pinos. Había reaccionado pero se notaba aterrorizado y tembloroso. Me acerqué furioso y lo increpé.

—¿Qué has hecho, infeliz? Por tu culpa estamos todos en peligro y eso es algo que no dejaré pasar.

No habló palabra solo tanteó en sus bolsillos el tabaco comprado. No tenía fuerza en sus manos así que el paquete cayó al suelo.

—¿Quieres fumar? Si deseas puedo traerte una champagne, loco desquiciado –se enfadó mi hermano—. Total será lo último que harás antes que te destripemos.
—¡No pueden matarme! –exclamó lloroso—. ¡No he hecho nada malo! Solo bebí sangre humana.
—¿Ah no? –achiné los ojos y me acerqué—. ¿Crees que asesinar al comisario no es llamar la atención?
—¡No lo maté! Estaba muerto cuando llegué. El olor de su sangre me atrajo pero yo no lo mate. ¡Lo juro por el honor de mi aquelarre!
—Mira, tu aquelarre deja bastante que desear y en cuestión de honor ni hablemos.
—No metamos a los Huilliches en esta basura, Ivan –retruqué—. Sus padres no tienen nada que ver con la desobediencia y las masacres.
—Por favor, Sebastien, debes creerme. Yo no asesiné al humano. Lo encontré despedazado. Yo no haría eso. Bebí su sangre, aún estaba fresca. Lo admito, fui un carroñero y me avergüenzo pero no lo maté.
—¡No te creemos! Encontramos tu camisa con sangre del comisario. Tú la escondiste en nuestro altillo, ¿cómo explicas eso?
—Explícate, Chelle o te daré muerte en dos segundos.
—Sebastien, confieso que cambié mi camisa y la escondí. Porque tenía miedo que me culparan de la muerte de ese humano y huí. Eso no lo niego, por favor… —lloriqueó.
—Ah pero tú piensas que somos idiotas, ¿no?
—Tranquilo, Lenya… —observé el dije de la serpiente balacearse en el cuello de Chelle.

Recordé a los Huilliches, tan nobles, seres bondadosos que jamás habían desobedecido a mi padre. Lo habían respetado y cuidado de no cazar sin reparos en contra de la raza.

—¿Y el lobo? ¿Por qué asesinaste a un lobo?

Su rostro cubierto por ambas manos se apartó y me miró fijo.

—¿Un lobo? No maté a ningún lobo. No sé nada de eso.
—Estás comenzando a impacientarme, maldito –Lenya apretó los dientes con furia.
—¡Lenya! Déjamelo a mí –lo miré fijo—. Chelle, sabes bien que de aquí no te irás con vida si no demuestras que no eres culpable. No correré el riesgo, mi familia y mi raza están por encima de todo.
—¿Por encima de la justicia, líder de los vampiros? ¿Eso harás? ¿Matarme para quedarte tranquilo y llevar los honores?
—¡Eres un insolente!
—Adelante, mátame, sin embargo quien cometió esos crímenes sigue allí afuera y cuando lo descubras, será tarde. Porque habrás quitado la vida a un inocente. ¿Podrás vivir con ello, Sebastien Craig?

Enmudecí… ¿Si era verdad? ¿Si asesinaba a un inocente?

—¡Trata de engañarte, hermano! Hasta un lobo pagó el precio por no atraparlo antes. ¡Estamos perdiendo el tiempo!
—¡Yo no asesiné a ningún lobo! ¡Jamás me enfrentaría a ninguno de ellos!
—Se los dije –murmuró Ivan.

Charles salió al parque apresurado.

—Charles, prefiero que te quedes con las hembras.
—Es algo que debía notificar…
—¿Qué ocurrió?
—Scarlet llamó. Le conté que habían atrapado a Chelle.
—¿Viene hacia aquí? ¿Se lo dirá al comisario?
—Solo dijo, “me alegro que lo hayan atrapado, estaré bien. No se preocupen por mí.”
—No me gusta nada esa frase –dijo mi hermano.
—A mí tampoco, pero ya nos ocuparemos de Scarlet. Ahora… —miré a Chelle—. Dinos ya mismo qué hiciste durante tu ausencia. Quiero saber cada paso y si tienes una coartada que puedas comprobar.

De pronto, el ruido del motor de un coche se escuchó cercano.

—Debe ser el comisario.

Charles se acercó a los portones.

—No viene desde la ciudad –alegué afinando el oído—. Y es una furgoneta. Entren a Chelle a la sala. Pronto amanecerá.
—Pues debería achicharrarse –murmuró mi hermano cogiéndolo de la chaqueta.

En pocos minutos Bernardo aparcó el vehículo y de un salto avanzó hacia nosotros.

—Sebastien, Charles, tengo poco tiempo. Enterrarán al padre de Bua y quiero estar ahí.
—Tú dirás.

Quitó un papel doblado del bolsillo y me lo entregó.

—Te cuidado, dentro de ese papel hay un objeto que les servirá como pista. Lo encontraron dentro del puño del lobo. No era de él, seguro pertenece al asesino.

Lo abrí con cuidado y mis ojos quedaron clavados en aquel objeto. Mi sangre se congeló, tragué saliva. Una cadena de oro blanco encerraba en uno de sus eslabones, el dije de una serpiente.

Charles me miró fijo.

—Entonces, es Chelle.
—No, Charles. El dije de Chelle cuelga de su cuello. Lo acabo de ver.
—¡Maldita perra!
—Llama a Scarlet, dile que la asesina está suelta.
—¿Y tú? ¿Qué harás?
—Salir en su búsqueda, pero antes, debo pedir perdón a un inocente.

Ron.

Grigorii aparcó la moto y avanzó hacia la puerta apresurado. Pero no ingresó a ver a su hermana, tampoco saludó con un “buenas noches”. Su rostro se notaba desencajado. Su voz al hablar, tembló.

—¿Dónde iría Scarlet si quiere esconderse del mundo?
—¿Qué?
—Estaba con ella cuando los Craig le informaron que habían atrapado al asesino, ella dijo que era un tal Chelle. No la volveré a ver.
—¿Qué dices? No entiendo nada.

Anne salió a la puerta al escuchar a su hermano.

—¿Qué ocurrió con Scarlet?
—Se fue –contestó. Pude ver sus ojos brillar por las lágrimas.

—Explícate, por favor.
—¡Por favor! Ayúdame a encontrarla. Tú tienes que saber dónde puede esconderse.
—¡Cálmate, Grigorii! Cuéntame mejor los hechos.

Y así lo hizo… Una vez que los Craig atraparan al asesino, Scarlet se iría. Desaparecería, no sabía por cuánto tiempo. Incluso había dejado su móvil en el cajón de la oficina para que nadie la molestara.

—Ron, ¿dónde pudo ir?

Suspiré y negué con la cabeza.

—¡Tienes que saberlo! Eres parte de los Craig, los conoces.
—No niego que puedo saberlo. Lo que ocurre es que… no podrás hacer nada.
—Eso ya veremos. ¿Dónde pudo ir?
—Cielos… —Tiré la cabeza hacia atrás y contemplé el cielo de añil—. Debe haberse refugiado en las cumbres.
—Okay –abrió la puerta para entrar a su casa y lo cogí del brazo.
—Aguarda, ningún humano llega hasta allí. Te congelarás aunque sea agosto.
—Tengo ropa apropiada para escalar, no te preocupes.
—¿Perdiste la razón? ¿Si te ocurre algo malo? ¿No piensas en Anne? Eres su familia.

Me miró fijo y bajó la vista.

—Anne tiene un buen guardaespaldas –al mirarme a los ojos nuevamente afirmó—. Y los Craig hace tiempo que también son su familia. Yo…

Anne se acercó compungida.

—¿Verdad que me entiendes, hermana? Debo ir por ella.

Anne se emocionó pero asintió levemente.

—Grigorii –interrumpí—. Estamos hablando de grados bajo cero.
—¡Grigorii, tengo miedo que no regreses!
—Tengo ropa adecuada. Tranquila. Te prometo que me cuidaré. Llevaré la carpa térmica.
—No creo que sea suficiente.
—Ron, por favor. Muchos alpinistas lo lograron.
—No, hasta las cumbres.
—Grigorii –lloró Anne.
—Okay, no llores. Confía que no haré locuras. Si noto que no resistiré regresaré sin Scarlet.
—¿Lo prometes?
—Sí, Anne.

Sin embargo, cuando lo miré y me miró, supe que volvería con Scarlet… o no lo veríamos nunca más.

Iván.

La fiesta de boda de mi hermano sería en tres días. Estaba todo listo en ese bello salón. Papá y sus contactos habían conseguido una de las salas del Palacio de Verano. Mucho dinero y un par de favores en la empresa petrolera, pero Dimitri y Anoushka lo valían.

¿Quién iba a imaginar a mi madre entusiasmada con los preparativos? Bueno, muchas cosas no hubiera imaginado. Los Craig ausentes en la fiesta, Anoushka llamando “mami” a mi madre, a Natasha eligiendo un vestido formal, y a mí… que amaba esas fiestas y sin embargo me embargaba la angustia de haber dejado a Anouk en manos de esos lobos.

Aunque estaba claro que mi hermana menor no faltaría a la celebración sabía de antemano que no tardaría en regresar a Kirkenes. ¿Qué ocurriría con ella? ¿Se cansaría finalmente de toda ausencia de lujos y comodidades? ¿Por qué ese humano había logrado hasta que olvidara su apellido?

Mi madre entró en mi habitación y me vio de pie frente a la cama. Mi traje impecable extendido sobre el edredón.

—¡Iván! ¿Seguro te lo has probado?
—Sí mamá.
—A ti te ocurre algo, te conozco. No me engañes. ¿Te cae mal Anoushka?
—No, mamá. La humana es ideal para Dimitri. Lo ama.
—¿Si no hubieras querido entregarle el llavero con el águila bicéfala me lo hubieras dicho?
—Por supuesto.
—¿Sabes que si uno de la familia no está de acuerdo nuestro símbolo no se entrega?
—Lo sé, no tengo nada contra Anoushka.
—¿Entonces?
—Aún estoy conmocionado por el crimen en Kirkenes. Me asusté. Pensé que todos quedaríamos expuestos.

Me miró fijo y me refugié en el traje sobre la cama.

—Ivan, ¿tú crees que los años de madre no me enseñaron nada?
—Te repito, no ocurre nada malo.
—Muy bien, después de la boda insistiré.

Sonreí.

—No lo dudo. Ahora, cuéntame de los preparativos. ¿Todo está listo?

Feliz, echó un vistazo y juntó las manos sonriendo.

—Ya casi. ¡Qué dicha! Todo será perfecto.
—Perfecto no.
—¿Por qué dices eso?

Me arrepentí.

—Quiero decir que… por lo visto faltan varios detalles.
—No te preocupes, tu padre no pierde de vista nada. Es de gran ayuda. Como tú has tenido que colaborar con los Craig no has estado. No hemos arreglado muy bien. Tranquilo.
—Sí, igual… Los Craig están tras la asesina.

Mi padre entró a la habitación.

—Lo siento, escuché lo último que has dicho. ¿No atraparon a Chelle gracias a ti?
—No es Chelle.
—¡Cómo qué no! –exclamó.
—Ivan, no nos dijiste.
—Lo sé mamá, pero estamos con los preparativos, ambiente festivo, y no voy a ser yo el que opaque todo.
—¿Quién es? Has dicho “asesina”.
—Encontraron el dije de la serpiente en el puño del lobo asesinado.
—No entiendo, es la prueba más ferviente que es él –se inquietó mi padre.
—Chelle lleva el dije puesto.
—¡Qué horror! Esa maldita rondando Kirkenes –se angustió mi madre.
—Tranquila, los Craig están tras sus pasos, también los lobos. ¿Has visto porqué no te lo decía?
—No puede ser que esa, mal parida, esté levantando sospechas con los humanos. Quiere destruirnos. Mijaíl…
—Tranquila, cariño. Iván tiene razón, los Craig la atraparán. Ven, tenemos que confirmar el hotel para los chicos.

Mi padre me guiñó un ojo mientras señalaba la puerta. Salió tras mi madre pero antes susurró.

—¿Anouk corre peligro?
—Tranquilo. Los Craig la cuidarán.

Mamá no salió muy convencida. Por supuesto, Anouk estaba en Kirkenes. Y todos sabíamos que no solo los Craig eran odiados por ella. También los Gólubev. Seguramente debería tener a Svetlana entre ceja y ceja. Mi hermana estaba en París y viajaría a Rusia. No pisaría Kirkenes. Sin embargo cualquier daño serviría para vengarse. Y Anouk por el momento era la más accesible. No comenté a mi padre que mi hermana se encontraba en la reserva muy a menudo. Eso era peligroso. Porque estaba seguro que si Vilu había burlado a varios vampiros, los lobos para ella serían presa muy fácil.

Salí de la habitación rumbo a la sala. Natasha no estaba allí. Mamá en voz baja daba indicaciones a mi padre que hablaba por teléfono al parecer con el dueño de un hotel.

—¿Dónde está Natasha?

Mi madre me miró sosteniendo un anotador.

—En la cocina con Anoushka. Dimitri salió con Numa.
—Gracias, solo necesito a Natasha.

Avancé hacia la cocina y las vi.

Reían divertidas. Hablaban de la luna de miel. Natasha me vio y calló.

—Charla de chicas, Ivan. Tres somos multitud.
—Siento interrumpir. Anoushka, necesito hablar a solas con mi hermana.
—Por supuesto.
—Discúlpame, es urgente.
—No te preocupes. Debo hacer algunas cosas.

Se retiró sonriente. Natasha frunció el ceño.

—¿Te has dejado la educación y caballerosidad en Kirkenes?
—No estoy para ironías. Necesito el móvil de Liz.
—¿Qué? ¿Qué te hace suponer que yo lo tengo?
—Natasha… No hablas con un idiota.

Rodó los ojos y quitó su móvil del bolsillo. Antes de dictarme el número clavó el iris púrpura en el mío entrando en mi mente.

—¿Para qué quieres pedirle el móvil del humano?
—Porque es el novio de Anouk.

Vi la reacción de mi hermana ante mi frase.

—¿Qué te sorprende? ¿Crees que eres la única que adivina acciones y pensamientos? Cierto, no tengo tu don pero suelo ser observador y detallista. Supongo que las escapadas de Anouk no te sorprenderán porque debes saberlo hace mucho. ¿Verdad?
—Ivan, no lo molestes.
—Nadie va a hacerle daño. No te preocupes.
—Déjalos en paz.
—Por si no lo sabes, la serpiente de Vilu está suelta en Kirkenes.
—¿Qué?
—¿Entiendes? Es un riesgo para Anouk.

Después del asombro, mi hermana continuó.

—Los Craig la protegerán.
—¿Cómo cuidaron a Lucila?
—Iván… es diferente. Se trataba de Agravar.
—Y quién te ha dicho que no puede ser él junto a la Huilliche.
—Agravar está muerto.
—¿Tú puedes asegurarlo?
—Charles se encargó de sus cenizas. No puede regresar de la muerte.
—¿Quieres que te cuente las veces que Adrien hizo acto de aparición después de morir?

Enmudeció y su rostro mostró la duda.

—Sebastien no dejará que le ocurra nada a Anouk.
—¿En serio? Te diré algo. Anouk pasa mucho tiempo en la reserva. Un humano y varios lobos no servirán de nada contra esa loca con poder.
—Tranquilo… Cuando Anouk regrese a Kirkenes después de la fiesta prometo ir con ella.
—Sería un aliciente, sí. Sin embargo, prefiero que la convenza el humano de salir de Kirkenes. Como noté enamorada a nuestra hermana, dudo que nos escuche a nosotros.

………………………………………………………………………………………………..

Liz no tuvo problema en darme el número del tal Drank. Quizás algo intuía de la relación entre su amigo o ex pareja y habría pensado que los Gólubev querían conocerlo. Durante dos horas se escuchó el contestador en el móvil del humano. Seguramente se encontraría en el entierro del lobo asesinado. Así que me armé de paciencia e insistí más tarde. La paciencia era una de mis virtudes, aunque Anouk la estaba poniendo a prueba y dudé si era mejor materializarme en el bosque y hablarle cara a cara. Lo cierto que se me haría más difícil, y el tiempo corrían… Con una maldita suelta y una hermana sin protección.

Cuando al fin atendió el móvil noté en su voz el asombro al escuchar quien le hablaba. Fui conciso y determinante. Era mejor que se enterara el peligro real que corría quien estuviera en la mira de la vampiresa.

“No sé si me será posible convencerla.” Dijo con hilo de voz.
—Pues, haz lo imposible también. Esto no es un juego.
“Ella es un adulto. Ha dejado claro que se quedará aquí.”

Me desesperé.

—Escucha… humano… Si algo le ocurre a mi hermana por estar contigo, juro que ni la benevolencia de Lenya ni el poder de Adrien Craig, te salvará de mí.
“No me amenaces. No te tengo miedo. Lamento no llegar a los talones de los Gólubev, pero estoy seguro de lo que siento por Anouk. La manada y yo no permitiremos que le ocurra nada malo.”
—¡Qué terco e incrédulo eres! La hembra de la que te estoy hablando mató a sus padres, secuestró y torturó a los vampiros Sherpa, y puedo seguir horas detallándote su maldad. Para agregar si no te es suficiente, odia a nuestra familia tanto como a los Craig. Anouk no está a salvo mientras esté en esa reserva de lobos. Convéncela, usa tus artimañas. Esas que supiste utilizar para tener a mi hermana a tus pies.
“No fueron artimañas. Está enamorada de mí, me quiere.”
—¿Quieres música de violines? Humano tonto. No sabes nada de nuestra raza.
—Tú de la mía tampoco. No todos los humanos somos iguales. Tendrían que matarme para hacer daño a Anouk.
—Iluso… Para Vilu, será tan fácil. Piensa lo que te dije. Y cuanto antes mejor. Corremos contra reloj hasta que atrapen a esa asesina.

Y corté la comunicación.


Drank.

De regreso del cementerio Sami, las palabras de Ivan Gólubev iban y venían por mi cabeza. Era cierto todo lo que le dije de Anouk y de mí. Tendría que matarme… Sin embargo no podía negar que él tenía razón. Era un simple humano contra una vampiresa al parecer, dispuesta a todo. ¿Y si le ocurría algo a Anouk? ¿Qué sería de mí? Y no me refería a morir en manos de Ivan, sino que el solo hecho de imaginar que le ocurriera algo malo mi vida no tendría sentido. Sí, otra vez… Porque mi corazón había comenzado a latir con fuerza por ella. Por su risa contagiosa, por sus besos, por ese aroma que me envolvía cuando nos abrazábamos.

¿Por qué todo en mi vida era tan difícil? Mierda…

Mike me alcanzó cabizbajo. Pasé mi brazo por sus hombros y continuamos la marcha.

—Fuerza, amigo. Estaré para lo que necesites.
—Lo sé, Drank, gracias. Es que no puedo creerlo aún. Todo fue tan… de golpe.

Eché un vistazo hacia los costados y arquee la ceja.

—¿Kriger no te acompañó en este momento doloroso?
—Rompimos.
—Uf… Lo siento.
—No lo sientas. Un cretino. Nunca lo perdonaré.
—¿Te engaño?
—Sí, por eso estaba tan frío conmigo. Pero si hubiera venido de frente. Confesar que otra le gustaba.
—¿Dijiste otra?
—Sí, otra. El padre de Kriger logró su objetivo. Odiaba que fuera gay.
—Son unos cabrones, él y el padre.
—Sí… Al menos el tiene padre.
—Uf… —resoplé—. Amigo, no sé qué decirte. Solo cuenta conmigo para lo que sea.

Se detuvo y me miró.

—Quiero pedirte un favor.
—El que quieras.
—Habla con Bua, no la veo bien obviamente igual que toda nuestra familia pero ella es más frágil aunque no lo parezca. A ti te quiere mucho.
—Lo haré.

Grigorii.

Salí de casa aprovechando la luz del día. Era un largo camino por recorrer y conocía que llegaría el momento en que la noche me cubriría. Entonces, las temperaturas bajarían a tal punto de congelarte los huesos. Mi entrenamiento de policía durante muchos años quizás me ayudaría a sobrevivir, también aquel curso de rescatista en la extensa estepa rusa, quizás… Sin embargo no tenía opción. No había elección entre quedarme a esperar que alguna vez Scarlet me perdonara y reconociera que no habría nadie que la amara como yo, o ir en su búsqueda y evitar vivir con el recuerdo de aquello que nunca fue.

Nunca pensé que tomar elecciones en la vida fuera tan difícil. Jamás creí estar en esta situación. Uno elige a cada momento desde cuestiones triviales o superficiales hasta decisivas para ser feliz. Te levantas, bebes café o té. Durante el día te encuentras con amigos o prefieres pasar la tarde solo. Te decides por una carrera o por otra. Si estudiarás lo suficiente para ese examen o preferirás que la suerte ponga sus fichas. Decides tener pareja, ser fiel o no serlo… Cada día de tu vida está repleta de decisiones, a veces imperceptibles. Pero no dejan de ser una decisión.

Después de una hora, eché andar apresurando el paso cuando el sendero se hizo más pedregoso. El medio ambiente poco a poco iba demostrándome como sería la verdadera soledad. Allí, donde la vegetación rebosante de clorofila se va extinguiendo, donde solo te acompaña el susurro del viento que emite un sonido particular entre las rocas y recovecos, allí estaba yo. Bajo las aristas cada vez más afiladas, centenas de metros bajo sus bases, se encontraba el mar. Su oleaje apenas perceptible a mí oído humano. Miré hacia arriba… el sendero ascendía hasta perderse en un punto lejano. Podía distinguir trozos de manto blanco esparcidos en los picos nevados. Se asemejaba a un dulce glaseado de un pastel. Aunque nada sería dulce de esta larga caminata. De este peregrinaje de amor por ella. ¿Encontraría a Scarlet? No lo sabía. ¿Me perdonaría y aceptaría en su vida? Tampoco lo sabía. Entonces, sumé algo más al extremo clima… La incertidumbre.

Cuando el sol se escondió y la temperatura comenzó a bajar, encendí la linterna y busqué un lugar para acampar. Sería otoño el mes entrante, por lo tanto tendría que soportar solo cuatro horas de oscuridad. Con celeridad deslicé la mochila del hombro y la lacé al suelo. Me quité el armazón de caños delgados envueltos en lona impermeable que cargaba en la espalda, y me preparé para pasar la fría oscuridad en aquella carpa pequeña que me serviría de cobijo.

No era por alardear, pero en poco tiempo contemplé mi obra de pie y tirante entre dos rocas que servirían de contención del viento. Antes de meterme en ella quería contemplar el cielo aunque el aire helado ya golpeaba mi rostro. No había estrellas… Espesos nubarrones amenazantes cubrían el infinito. Igual, era bello… bello y temido. Como mi decisión.

¿Llovería? Tal vez… Esperaba que me diera tiempo a pasar la noche. Porque de día todo se vería más positivo. Al menos mis ojos sabrían donde pisaría.

Encendí el pequeño farol y un cigarrillo. En pocos minutos me resguardaría en la carpa. No dormiría, pensaría en ella, en Scarlet. Si tan solo los pensamientos pudieran viajar en la distancia, llegar hasta ella, donde fuere que se encuentre, y gritarle “¡estoy aquí! ¡Vine por ti!

—¡Oficial! ¿Qué sorpresa?

La voz femenina me sobresaltó en el medio de tanto silencio.

Trastabillé por el asombro. Mis ojos apenas veían hacia la oscuridad pero se dirigieron hacia el sonido.

—¿Quién es? –pregunté, tapando la luz del farol que me enceguecía.

Una silueta de mujer se acercó y pude contemplarla de arriba abajo. Era alta, parecía delgada, y su rostro de una belleza sin igual. Miento… No tan bella como Scarlet. ¿Era una aparición? ¿Estaría congelándome y no me daba cuenta? ¿Desvariaba?

—Oficial, no se asuste. No soy un fantasma. ¿No me recuerda?

Negué con la cabeza en silencio.

—Nos cruzamos en Kirkenes. Usted y otro compañero buscaban al asesino del comisario. ¿Lo encontraron?
—Sí… Lo encontraron –murmuré aún confuso.
—¡Qué suerte! No sabe lo que me tranquiliza saber que ya no corremos peligro.
—Usted… ¿Usted qué hace aquí?

Sonrió.

—Dios lo ha puesto en mi camino.
—¿En su camino? Hace mucho frio, señorita. No debería estar aquí.
—Mi esposo y yo somos pastores –se acercó lentamente—. Lamentablemente bajábamos al pueblo y él se lastimó. No puedo creer que lo haya encontrado. ¿Tendrá un botiquín o alguna caja de primeros auxilios?
—Sí… Pero, ¿dónde está él?

Señaló con su dedo índice hacia las cumbres.

—Allí, medio kilómetro hacia arriba.
—Deberíamos llamar a un auxilio. Puedo prestarle mi móvil.
—No se moleste, no hay señal a estas alturas. ¿Me acompaña?
—Yo… En realidad no soy experto en rescatar personas en esta zona. No creo ser de gran ayuda.
—Claro que es de gran ayuda, oficial. Al menos… ¿me prestaría su chaqueta térmica?
—Mi… mi chaqueta…
—No creo que no sea un caballero y me deje morir de frio. Usted tiene la carpa –señaló con su mano blanca y delgada.

Miré alrededor, confundido. No buscaba nada en particular, solo quería huir de esa mirada subyugante y helada.

Era una mujer, no podía dejarla sin el abrigo. Cierto que yo contaba con la carpa. Así que no lo dudé más y me la quité. Ella sonrió y la cogió con lentitud, sin dejar de mirarme a los ojos. Era hermosa… y extraña. ¿Estaría soñando? ¿Me habría dormido bajo el cielo sin darme cuenta debido al agotamiento?

Se vistió con mi prenda con sumo cuidado, como si disfrutará la acción. A decir verdad, hacía demasiado frío para parecer femenina ante mis ojos. Aunque fuera una doncella que guardaría las formas nadie se hubiera  detenido a pensar si parecía grosera u ordinaria. Cualquiera se hubiera abalanzado y vestido torpemente para protegerse de la intemperie. Sin embargo ella no.

Apagué el cigarro con cuidado de no dejar ninguna cerilla encendida y me dirigí a la carpa, pero me detuve a mitad de camino.

—¿Bajará sola hasta la ciudad?

Ella me miró, se tomó varios segundos para responderme.

—Sí, no temo a nada. Sobre todo ahora que sé que el asesino no está suelto.

La brisa gélida traspasó mi grueso suéter y sin quererlo me estremecí.

—Oh… Pobre oficial. Se ha quedado sin abrigo por mi culpa.
—No… No se preocupe –tirité—. Entraré a la carpa. Y de todas formas llamaré para que auxilien a su esposo. Quizás haya señal.
—No, no… no la hay. No hay señal, no hay vegetación, ni vida humana que resista mucho tiempo –sonrió.

Tragué saliva, algo no se veía bien en ella. ¿Una mujer mal de la cabeza? ¿Pero cómo había llegado hasta aquí? Observé sus botas, negras, completamente secas…

—Usted no ha venido a pie. ¿Cómo llegó hasta aquí?

Su sonrisa se borró de un soplido. Su mirada aguda se clavó en mis ojos.

Un relámpago cruzó por encima de nosotros.

—Muy observador –susurró.
—Lloverá pronto. Debería apresurarse si desea salvar a su esposo.
—La tormenta es lo que menos me preocupa, y tampoco debería importarte. Lo que deseas más es encontrar a tu chica, ¿verdad?

Me retiré unos pasos sin dejar de mirarla. El temor comenzó a correr por mi cuerpo pero ni siquiera eso logró calentarme.

—Nunca le he dicho que buscaba a mi chica. ¿Quién es usted?

Sin decir palabra se abalanzó hacia mí y de un empujón me lanzó entre unas rocas. El dolor me adormeció la espalda y cadera. Abrí la boca y la cerré. El aire era gélido y en una sola bocanada me quemó la garganta.

Ella se trepó por las rocas como una araña tras su presa, y llegó hasta mí. Se inclinó en la oscuridad para verme mejor.

—Mi nombre es Vilu, oficial… Será mi rostro lo último que verá antes de morir.
—Eres… el monstruo asesino… Tú eres la que… —tirité de frio y dolor.
—Sí, la que maté al comisario. De origen vampiresa, asesina por opción.
—Los Craig te encontrarán –balbucee.

Su risa escalofriante llenó cada gélido espacio que nos rodeaba.

—Ay síii, ya puedo verlos en el horizonte, Vienen a salvarte. O no, mejor no. Será Scarlet que llegará pronto a cobijarte y arrancarte de mis garras. Aunque… no… Pensándolo bien, Scarlet te detesta. Y los Craig no se molestarán por un tonto humano.
—¡Está loca! ¿Qué logra con tanta… maldad?
—Largo de explicar. Una guerra que llevo desde hace muchos años. Antes de que tú, idiota, nacieras.

Respiré con dificultad. Comencé a sentir los músculos entumecidos. Ya no percibía el dolor en mi cuerpo y eso era alarmante.

Sus dedos helados recorrieron mi rostro, mis labios…

—Sí que eres lindo, me encantaría follarte antes de quitarte la vida pero voy a evitar las cosas desagradables que podrías decirme. ¿Verdad?
—Antes… antes muerto.
—¡Qué bien! Te cumpliré el deseo, maldito.

Grité con desesperación. No tenía que perder. No sería menos hombre por pedir socorro.

—¡Ayudaaaa! ¡Auxiliooo!
—¡Idiota!

De un movimiento rasgó la tela de mi pantalón y mi pierna quedó a la intemperie.

—Ya te dije que estamos solos.
—No, no… Errooor, no están solos… querida.

La voz masculina, penetrante y tenebrosa, fue lo último que escuché.

Agravar.

Siempre disfruté viendo el terror en los ojos de mis víctimas. Y aunque Vilu no lo fuera debido a mi estado “especial”, me encantó sorprenderla de ese modo. Nunca hubiera esperado que surgiera entre las sombras. Yo tampoco hubiera imaginado lograrlo, porque era una sombra más. La poca energía que me había dado Lucila no daría para mucho tiempo. Lo sabía… Como también sabía que mi misión iba contra reloj.

¿Quién lo diría? Nadie. Absolutamente nadie. En ocasiones la semilla de la maldad nace con uno, pero es una elección permanecer con ella. Elegí toda mi vida como vivir, y quizás también como morir. En el fondo, no ignoraba hasta el último segundo que Scarlet estaría del lado de los Craig. No me importó. Intuía mi final y aun así, no escapé de él.

Durante centenas de años decidí ser asesino, no ser padre, no necesitar amor, ni la lástima de ningún ser vivo. Mis decisiones fueron los artífices de mi destino, desde aquel lejano día en el barco vikingo, aún siendo un niño, esas bestias invadieron, masacraron, y hundieron sus colmillos monstruosos en Adrien y en mí.

Hoy por hoy, siendo apenas una sombra a punto de desaparecer definitivamente, puedo recordar ese día. Dos niños de seis años en un barco a la deriva, con la sed de sangre humana, desesperación, terror, y en mí… el odio. ¿Por qué el barco tuvo que desviar su ruta? ¿Por qué la masacre? ¿Por qué sobrevivimos Adrien y yo? ¿Por qué debía existir el mal y el bien? No… Porque con seis años, también tenía la opción. Y elegí…

Recuerdo ese odio contra todos como si fuera hoy. Ya no tendría padres, ni familia. Ya no jugaría como un niño normal. A partir de ese instante debía matar para sobrevivir, esconderme como una bestia, como las mismas horripilantes que nos habían sentenciado.

—¡Qué haces aquí! ¡Estás muerto!

Volví al presente.

—Oh sí –fui acercándome, arrastrando con gran esfuerzo el manto oscuro—. Pero te informo que morir no es dejar de existir, querida.
—¡Maldito Agravar! ¡Me engañaste! Eres un traidor. Loco desquiciado y traidor.
—No me has dicho nada nuevo. He escuchado cosas así casi toda mi larga vida, sí…
—¿A qué has venido?
—Por venganza, ¿por qué otra cosa movería mi culo de la oscuridad?
—¿Por los Craig? Escucha, podemos unirnos, destruirlos. Juntos nos será más fácil.
—Suena halagador que quieras contar conmigo pero sucede que nunca quise compartir mis triunfos. Ególatra, uno de los adjetivos que te faltó señalar de mí. Así que, la presa y los Craig son míos –mentí.
—¡No puedes hacerme esto! Esperé mucho tiempo para este momento.
—¿No digas? ¿Sabes el tiempo que he esperado yo? ¡Esfúmate de Kirkenes! Yo haré de ellos una tortura, y este humano es mío.
—¡No! No te daré ese placer. Me corresponde por tanto esfuerzo.
—Entonces no me dejas alternativa –estiré mi mano como si quisiera atraparla—. Te arrastraré conmigo al infierno.

Dio pasos hacia atrás aterrada.

—¡Aléjate de mí!
—Es lo que quieres. Elige, o me dejas en bandeja a los Craig o te llevo a la oscuridad eterna. Ya no podrás salir de allí.
—¿Cómo has salido tú? ¡Dime! ¿Crees que soy tonta?
—¿Perdón? ¿Tú piensas que eres igual que yo? ¿En serio? No llegarás nunca a mi poder. Tu destino será el infierno para siempre. Y yo me encargaré de que lo sea. Procuraré que no te separes de mí ni un segundo. Será un placer tenerte de compañía, querida.

Estiré mi mano hacia ella y avancé.

—¡Déjame en paz! ¡Aléjate maldito demonio!
—Vete de Kirkenes. Los Craig son míos.

Ella titubeó… Observó al humano por unos instantes.

—El humano es para mí. Esa es mi condición.
—No, no… —chasquee la lengua—. Es que no entiendes. Conmigo no hay condiciones. Podría pactar con Adrien en su caso, no con aprendices como tú. Es rebajarme y no lo haré.
—¡No puede ser! ¡He llegado hasta aquí y ahora desarmas todo lo que logré!
—Ah sí… La vida es injusta… Vamos, decídete. Jamás he tenido paciencia. Y después de todo… Será divertido regresar contigo a la oscuridad.
—¡Aléjate! ¡No quiero morir!
—Bueno yo tampoco hubiera querido. Los hechos se dan así. Decídete. Estoy dándote una oportunidad de elegir. Nunca fui tan benevolente. Eres una privilegiada.
—¡Maldito!

Rodé los ojos y me acerqué más.

Un quejido leve llegó a mis oídos. El humano… Se congelaría en poco tiempo…

Me abalancé hacia ella teniendo cuidado de no rozarla. Si lo hacía se daría cuenta que a nadie podría arrastrar conmigo. Una mentira más en mi existencia, con la única diferencia que el objetivo era por Scarlet.

—¡No puede ser! ¡Maldito Agravar!
—Ven, querida. Haremos una buena dupla en el infierno.
—¡Aléjate!

Levanté la barbilla y sonreí al contemplarla tan asustada.

—¿Entonces? ¿Los Craig y la presa son míos?
—Hijo de puta. Maldito hijo de puta.
—Se me acaba la paciencia –avancé mientras ella retrocedía.
—Aguarda… Espera… No te acerques. Podemos hacerlo juntos.
—Creo que tus oídos no funcionan. ¿El aire de las alturas te afectó? Dije claramente, ¡qué no haré pacto contigo! ¡Son míos! Fuera… de… mi vista.
—¿Puedo quedarme a ver? Necesito disfrutar mientras te comes al humano.

Otra vez los quejidos se escucharon… Y mi sombra parecía desvanecerse.

—Los Craig estás tras de ti. Complicarás las cosas. Vete… ¡Ahora!

Su rostro mostró el odio hacia mí.

—Me las pagarás tarde o temprano, Agravar.
—No lo creo –murmuré.
—Algún día regresaré a Kirkenes y si no has logrado destruirlos, lo haré yo.
—Nunca fallo. He planeado todo con tanta anticipación.
—¿Qué harás con Scarlet?
—La llevaré conmigo. Como tiene que ser. Padre e hija juntos para siempre. Pero si quieres acompañarnos… No tengo problema que seamos tres –sonreí.

No dijo ni una palabra. La decepción y la rabia se dibujaban perfectas en su rostro.

Desapareció en el aire. Como ocurriría conmigo, salvo una pequeña diferencia. Yo no regresaría a ninguna parte.

Miré al humano… Me acerqué mientras algo apretaba mi garganta y pecho. Las moléculas de energía estaban haciendo su trabajo. Comprimiéndose, impactando unas con otras, y disolviéndose. Finalmente nada quedaría de mí. Nada.

—Humano… No te aseguro que Scarlet venga por ti. Si no me cree… Al menos Vilu no regresará. Así que trata de sobrevivir para que el fin de mi existencia no haya sido en vano.

Noté su pierna de un color morado. Observé las cumbres… E intenté el último esfuerzo para cumplir mi palabra. Al menos, la vería por última vez.

…………………………………………………………………………………………….......

El silencio en la gruta de Adrien me rodeó al pisar las primeras rocas agrietadas y ásperas.
Podía sentirlas bajo mis pies. Como mis pulmones y corazón estrujándose poco a poco. No tenía órganos, estaba muerto. Sin embargo, era como si mi cuerpo contuviera cada célula microscópica. Una ilusión, quizás. No lo sabía. Nunca había imaginado pasar por esto. Similar a un envase frágil en el cual sigues llenándolo de cosas aunque sabes que no cabrán. El aire, el polvo minúsculo, la humedad del ambiente, todo… todo penetraba dentro de mí y se mezclaba con mi poca energía.

Scarlet no tardó en verme. De un salto se puso de pie y su cara se transformó. No de alegría por supuesto.

—¿Qué…? ¿Qué mierda haces aquí?

No atiné a contestarle.

—¡Fuiste tú! ¡Fuiste tú el que asesinó!

Negué con la cabeza.

Debía hacer mucho esfuerzo para poder hablar y tenía que guardarlo para contarle lo más importante.

—¿Crees que soy una idiota? ¿Con qué otro fin te presentarías aquí? No te será fácil llevarme. ¡Te lo aseguro!
—No… —mi voz salió apenas audible—. Fue Vilu, pero ya no molestará. La eché de Kirkenes.

Lejos de alejarse por el impacto de verme, se acercó con la vista fija en mi iris. Era valiente y temeraria.

—No te creo.
—Debes creerme –mis pies doloridos fueron desvaneciéndose—. Si no lo haces… llegarás tarde para salvarlo.
—¿Salvarlo? ¿De quién estás hablando, Agravar?
—De ese… de ese policía…
—¡Qué! ¿Grigorii? Estamos en las cumbres, ¡me tomas el pelo!
—No… Tu madre me envió para ayudarte. Dice que te… él te ama y…
—¡Agravar! ¿Mi madre? ¡Mentira! ¿Qué has hecho con Grigorii? –sus ojos mostraron la rabia.

En otro momento hubiera sonreído. Tenía el mismo brillo que yo en la mirada furiosa. Pero el dolor se agudizó. Se hizo casi insoportable.

—Él te siguió. Morirá… Agoniza en las montañas gemelas. Una carpa roja…Ve…
—No puede ser que hagas algo bueno en tu vida.
—Debe ser… porque no tengo vida. Solo… me quedan minutos de existencia. Créeme, el humano morirá.

Me observó a la cara. Noté su pecho agitarse.

—No me mientas… por favor –las lágrimas humedecieron sus ojos—. No te burles de mí otra vez. Es una de tus trampas.

Negué con la cabeza.

—Si has venido a vengarte regresa por donde viniste. Defenderé a mi familia como lo hice aquella vez.
—Lo sé. Y no regresaré a ninguna parte. Ya no… No podré. Escucha… Si no me crees te arrepentirás toda tu existencia.

Sus ojos me miraron. Indagó en mi rostro, en mi gesto de dolor.

—¡Iré por Grigorii! Más vale que sea verdad o te perseguiré al mismo infierno.

Avanzó apresurada hacia la salida.

—¡Scarlet!
—¿Qué quieres?
—Contemplarte por última vez.


























12 comentarios:

  1. Me tiré a una piscina con agua! La asesina es Vilu y Scarlet salvará a quien le deseó la muerte.
    No sé si cambiar de profesión. Sería un buen policía!
    Bso

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    1. ¡Hola Ignacio! Felicitaciones, buen investigador. Pero sobre todo me ha puesto feliz que los Craig te entusiasmen y hayas querido jugar a ser detective.
      El escritor no es nadie sin sus lectores, gracias de verdad.
      Ahora bien, Vilu por el momento no molestará pero has visto siempre algún villano reemplaza a otro. ¿Quién será el o la próxima? ¿Te animas a intuirlo?
      Te deseo una feliz semana y te envío un abrazo grande.

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  2. Uy ojala Sxalet lo pueda salvar. Lo dejaste muy interesante.

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    1. ¡Hola Citu! Muchas gracias por comentar.
      Ojalá Scarlet llegue a tiempo. Es lo que desean la escritora y los lectores, y también Scarlet.
      Te mando un besote enorme y feliz semana para ti.

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  3. Holaaaaa, yo también lo adiviné. Sospeché de Vilu y acerté!!!! Pobre Grigorii, Scarlet tiene que salvarlo!!!! Agravar, a pesar de los pesares, me ha dado un poco de pena. Vilu va a escapar??? Tienen que cogerla!!!!
    Felices fiestas!!!! Capítulazooooo!!!!

    Besoteeesssss!!!!

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    1. ¡Hola Merche! Muuuy bien, te felicito, era Vilu la asesina. Pero cuidado que quizás no sea la peor... Habrá que esperar, aguardan muchas sorpresas en el correr del libro.
      Quiero contarte que además de alegrar mi escritura con tus comentarios me he dado cuenta que es una suerte tener amigas llenas de luz como tú. Gracias por acompañarme. Vilu... Bueno Vilu costará atraparla pero por ahora estará muy lejos.
      Veremos si Scarlet llega a tiempo.
      Un besazo y feliz semana para ti.

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  4. Hola, Lou... En primer lugar te diré que te ha quedado preciosa la decoración del blog
    Yo también quiero desearles muy felices fiestas a Los Craig, al Los Gólubev, a Los Sherpa y a Los lobos... y, sobre todo, a ti... Muy felices fiestas, Lou... Muy Feliz Navidad... Te deseo lo mejor
    La Navidad tiene algo que hace que extrañemos más todavía a personas queridas... pero me han dicho, que si nosotras no estamos contentas, nuestras personas queridas tampoco lo estarán
    Por lo tanto, tenemos que celebrar la Navidad con alegría

    Bueno, voy a por el capítulo
    Creo que me empeñé en que el asesino era Agravar, y me equivoqué
    Leí que me recordaste que Agravar no odiaba a Scarlet... pero, en otras ocasiones, Agravar hizo mucho daño sin tener en cuenta cuánto le iba a doler a Scarlet
    Bueno, me ha quedado muy claro que la malvada Vilu es la asesina
    Lucila no quería de ningún modo que su hija sea infeliz... y Agravar tampoco... Suele pasar eso con los padres
    A Lenya lo he visto muy alterado, si no llega a estar Sebastien, quizás Chelle estuviera muerto siendo inocente
    Grigorii ya ha demostrado lo que siente por Scarlet... Es casi un suicidio ir a las cumbres en su busca
    Bueno, ahora lo que deseo es que Scarlet llegue a tiempo y evite que Grigorii muera congelado
    A pesar de todo lo que ha sido y ha hecho Agravar, me han impactado sus últimas palabras dirigidas a Scaelet... "Contemplarte por última vez"
    Felicidades por otro capítulo perfecto, Lou
    Besos

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    1. ¡Hola Mela!Como siempre muchas gracias por el comentario y por esas ganas de colaborar que han alegrado mis días.
      Me alegro que te haya gustado la decoración, es humilde porque no tengo muchas herramientas en el programa. Ojalá pueda brindarles banners como se merecen ustedes.
      No me extraña que hayas pensado en Agravar, yo lo hubiera hecho. Todo indicaba que había escapado para hacer daño, como es natural en él. Sin embargo como bien has dicho sabiamente, los padres hacen cosas increíbles por los hijos. Y este fue el ejemplo. Aunque fuera en su último instante.
      Lenya siempre demuestra esa face en él. Es la antítesis de Sebastien, y creo que ser el heredero de líder es un acierto. Hay que tener mucho equilibrio para no dejarse llevar. Lenya es un buen vampiro pero es su naturaleza ser sanguíneo e impulsivo. Igual lo adoramos, lo sé. Creo que los dos hermanos han tenido el mismo padre pero madres diferentes, quizás sea ese el motivo.
      Comienza una nueva vida para Chelle y si yo te contara querida escritora pero ya sabes, aún no puedo. Solo espero que también te atrape su historia.
      Grigorii corre peligro, Scarlet debe llegar, se lo merecen los dos. Porque se quieren y porque alguien malvado dejó por única vez la oscuridad para felicidad de su hija. No sería justo así que esperemos que Grigorii se salve.
      Muchas gracias querida amiga, y de paso te felicito por tu novela maravillosa que me tiene atrapada. Feliz semana para ti, un besote enorme.

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  5. Yo tambien pense que la asesina es Vilu y mira si tiene que ser mala que ha dejado sin la chaqueta a Grigorii.Grigorii va a buscar a Scarlet porque la quiere y sabe que Ron cuida de su hermana.Creo que Scarlet salvara a Grigori pero no se si esta pareja se arreglara.A lo mejor lo salva y se vuelve a ir.No se lo que pasara con estos dos y se quieren.Me ha gustado mucho.Besos.

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    1. ¡Hola Ramón! Ante todo muchas gracias por colaborar en la investigación. Muy bien, has adivinado. Buen ojo para detective.
      Vilu es muy malvada pero creo que hay alguien que le ganará. Veremos.
      Scarlet y Grigorii se quieren y me gustaría creer que esto que está pasando les puede enseñar a valorarse. Ojalá llegue a tiempo.
      Me alegro mucho que te haya gustado. Un abrazo enorme y feliz semana para ti.

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  6. Sabía que era ella! Agravar me sorprendió gratamente... Todos tienen un talón de aquiles, y el suyo es su hija.
    Excelente capi!!!!

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  7. ¡Holaaa Johaaa! Síi, todos tienen un talón de Aquiles, tienes razón. Y era obvio que lo que no puede un hijo no lo podrá lograr nadie. Eso Lucila lo sabía.
    Bien... veremos si llega a tiempo Scarlet para salvar a Grigorii mi querida lectora. Un beso grande y gracias por estar aquí.

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Gracias por visitarme y comentar.