Sí quiero antes de despedirme felicitar a Ivan Gólubev, su trabajo es excelente. Y aunque parezca un poco antipático, no se engañen. Recuerden que conozco su alma mejor que nadie.
Buen fin de semana para todos. Gracias por estar aquí.
Capítulo
23.
Rastreador.
Bua.
Asgard
fue puntual, como buen caballero. No iba a hacer esperar a una dama. En cuanto
me vio salir de la Universidad, bajó del coche y sonrió. Aunque lo noté
nervioso. Solo deseaba que no quisiera terminar conmigo. No había pasado
demasiado entre nosotros pero parecía que yo le gustaba como me ocurría con él.
Llegué
hasta Asgard y en punta de pie me atreví a darle un beso en los labios. Volvió
a sonreír y sus ojos acariciaron mi alma. Me atrajo envolviéndome entre sus
brazos. Escuché el ruido de mi carpeta y libros al caer en el asfalto. Pero no
me importó. Me fundí en ese beso que deseaba tanto y pude sentir que mis pies
se separaban de la tierra. Cielos… nunca había besado así, con el cuerpo y el
alma.
Su
boca se abrió con un permiso tácito a mi lengua para explorarlo. Sus labios
rellenos succionaron mientras esas manos fuertes que ya amaba me sujetaban de
la cintura. No iba a escapar, de ninguna manera iba a escapar de su lado.
Una
de mis manos subió por su ancha espalda y lo cogí de la nuca. Asgard tampoco
iba a escapar. Gimió casi en un susurro e intensificó el beso.
Las
distintas voces de la gente en la acera, el sonido de los motores y bocinas en
la calle, fueron convirtiéndose en un lejano murmullo. Pienso que en ese
instante existíamos solo nosotros dos. El mundo no importaba. Ninguna de esas
personas que tendrían una vida, una familia, un amor, nadie se hubiera detenido
para ver dos enamorados más del montón. Aunque no éramos dos enamorados
cualquiera. Éramos Asgard y Bua, un humano y una loba que se habían encontrado
por azar del destino. A pesar de que él ignoraba mi condición.
Cuando
nuestras bocas se separaron lentamente, acarició mi mejilla con ternura. Pegado
a mis labios me nombró.
—Bua…
¡Qué
bello sonaba mi nombre en su boca! No atiné a agregar palabras porque la
realidad me golpeó otra vez. Mis ojos… Mis ojos habrían cambiado de color…
Él
me abrazó y aproveché a refugiarme en su pecho. Observé las potentes luces de
la calle y rogué para que mi iris amarillento se hubiera confundido con el
brillo artificial. Al parecer sí, ya que no parecía asombrado al hablarme al
oído.
—Eres…
tan especial para mí. Hace mucho que no me sentía así.
Otra
vez había logrado engañarlo. Y por primera vez, el sentido de lo que
significaba engaño me dolió.
Al
pasar los minutos me aparté y sonreí. La sangre que había bullido caliente en
mis venas había vuelto a la normalidad.
—¿Quieres
que bebamos un café?
—Buena
idea, Bua. Vamos –me cogió de la mano después de levantar los libros de la
acera—. Quiero contarte una buena noticia.
………………………………………………………………………
Hacía
dos días que el encuentro con Asgard había convertido mi vida en una fiesta.
Caminando con Amelia al anochecer, ambas veníamos de la Universidad, y aproveché
a contarle la charla y los besos que habíamos disfrutado.
—¿Así
qué el amigo de su madre le consiguió el puesto de Defensor de la Nación? ¡Qué
importante, Bua!
—Sí,
se lo merece. Y a ese juez hijo de puta, lo apresaron. Pudieron comprobar los
chantajes y mala conducta.
—¿Y
cómo le dirás a tus padres de la boda?
—Calla
Amelia, que aún no me lo puedo creer.
—Es
que apenas se conocen.
—No
necesitamos más tiempo. Estamos enamorados. Esta vez me lo propuso él y le dije
que sí. Todo por Elvis.
—¿No
digas? No me lo creo. Encontró una excusa para pedirte que te cases con él.
Reí.
—Pienso
lo mismo. Pero da igual. Sé que seremos felices.
—Me
alegro por ti, amiga.
—Gracias.
—Lo
único que como amiga debo alertarte, es que hay un detalle importante que no sé
si has olvidado.
—Lo
sé, lo sé… La mayoría del tiempo no quiero pensar en ello pero es una realidad.
Tarde o temprano debo confesarle quien soy. Tengo mucho miedo Amelia.
—Es
un buen hombre. No pienses que discriminará nuestra raza.
—Seguramente
que no, aunque primero debe creer en nuestra existencia. ¿Y si me trata de
loca? Para nosotros es normal que lobos y vampiros habiten este mundo. Su
mente… no estará preparada para recibir tal noticia. No me creerá –me angustié.
—Tienes
formas de demostrarlo.
—Me
gustaría que me creyera solo por mi palabra.
—Eso
es casi imposible y no porque sea un mal hombre. Es normal que descrea.
—Cielos…
Es que no sé cómo empezar.
—¡Se
me ocurre una idea!
—¿Cuál?
—¿Si
le cuentas a su madre? Me has dicho que es una señora mística. Que lleva
amuletos y tira las cartas. A lo mejor ella te ayuda a decirle la verdad.
—¿Tú
crees?
—Es
lo mejor que se me ocurre por el momento. No puedes llegar a la boda con él
ignorando que eres una loba. Tiene derecho a saber quién es su prometida.
—¿Y
si lo pierdo? Moriré de pena.
—No
morirás, Bua. Todos los seres estamos preparados para esas decepciones o
pérdidas.
De
pronto me detuve casi llegando a mi cabaña.
—¿Qué
es toda esa gente en mi jardín? Mis hermanos están aquí… ¿Qué está ocurriendo?
Aceleré
el paso hasta llegar a la cerca. Uno de mis hermanos hablaba con Bernardo y en
cuanto me vio su rostro se transfiguró.
—¡Bua!
La
puerta de mi casa estaba abierta de par en par y corrí hacia el interior con el
corazón en un puño.
—¡Bua,
espera!
La
escena era desgarradora. Dos de mis hermanos lloraban desconsolados y mi madre…
mi madre abrazada por Sabina gritaba sin cesar…
—¡Nooo!
¡No puede ser! ¡Cuánto dolor!
Tragué
saliva… La pequeña sala fue reduciéndose en el espacio y solo contemplé los
rostros de mis seres queridos desconsolados.
Bianca.
La
encargada del laboratorio tardó menos de media hora en traerme los resultados.
Le había pedido el gran favor alegando que era urgente. Hojee la planilla con
el porcentaje de ADN que había cotejado con la sangre de Hansen. Un perfecto
99, 9 % se mostró a mis ojos. La sangre de la camisa de Chelle era del anterior
comisario.
Vikingo
y Scarlet estaban en el pasillo aguardando mi dictamen. Volví a fijar mi vista
en el número y me pregunté si con este paso dado estaría todo resuelto.
Sebastien, Lenya, e Ivan, terminarían dando con él. Entonces su existencia
habría terminado, y con él el temor de que nuestra raza saliera a la luz. Ahora
bien… ¿Chelle había sido capaz? ¿Podría ser tan imbécil de asesinar de esa forma
en Kirkenes donde los Craig reinaban? ¿Podría ser tan maléfico como su hermana?
¿Qué ganaba Chelle con esta masacre? ¿Delatar a los Craig después de
protegerlo? Algo no me cerraba, y suponía que a Sebastien tampoco. Lo noté en
su mirada de desconcierto al margen de la furia.
Scarlet
golpeó las puertas de vaivén.
—Bianca,
¿podemos pasar?
—Sí,
adelante.
—Doctora,
¿tiene el resultado?
—Sí,
la sangre corresponde a Hansen –extendí la planilla a Vikingo.
Scarlet
abrió la boca asombrada. Vikingo Respiro profundo.
—Querida,
¿no me digas que te asombra viniendo de esa familia? –pregunté.
—No
los has conocido, Bianca. Los Huilliches eran una estirpe de honor. La pareja
cabeza del aquelarre siempre fueron nobles, y respetuosos. De buen corazón.
—Pues
entonces sus dos hijos deben tener la genética cambiada, porque mala entraña
salieron.
—¿Crees
que la genética es tan determinante? –murmuró angustiada.
La
miré a los ojos y me arrepentí.
—No,
no… Lo siento. No quise decir que los hijos siempre salen a los padres. De
hecho yo no me parezco al carácter de ninguno. Lo siento…
—No
te preocupes, a veces creo lo contrario.
—Por
favor, díganme que será fácil localizar a este monstruo –interrumpió Vikingo.
—Tranquilo
comisario –sonreí con pena—. Daremos con él.
Sebastien.
Bajé
de las cumbres junto a Lenya con el ánimo por el suelo. Chelle no estaba allí.
Era una gran posibilidad que se escondiera en las cavernas, lejos del ojo
humano. Aunque pensándolo mejor quizás no era un buen sitio ya que sería el
primer lugar que buscaríamos. ¿Pero que pretendía este idiota? ¿Imaginaba que
nunca lo iríamos a encontrar? ¿Cómo pudo hacernos esto? Al final era igual que
su hermana. Yo que creí en él cuando lo vi desbastado huyendo de Vilu. Le había
dado protección, maldita sea…
Antes
de alejarme giré para esperar a mi hermano. Se había quedado rezagado, inmóvil,
con la vista clavada en lo alto de los riscos.
—Oye,
vamos. No está aquí.
—Lo
sé. Solo que… me vino un recuerdo de aquella vez. ¿Te acuerdas?
Respiré
profundo y asentí.
—Salió
todo bien. Estamos vivos.
—Sí,
gracias a Scarlet. Tú y yo sabemos que el poder de Agravar nos hubiera vencido.
—Basta,
no volvamos sobre el pasado. Él está muerto.
Bajó
hasta mí mientras yo observaba esa mirada gris tormentosa tan parecida a mi
padre.
—¿Lo
está? –murmuró.
—Sí,
joder. Lo vimos, lo vio Charles quien se encargó de sus cenizas.
—Sí…
Nuestro padre pudo presentarse ante nosotros. ¿Por qué él no podría entrar a
nuestro mundo?
—Porque
no. Es diferente. Papá no vino a asesinar a nadie. Solo era su espíritu. Lenya…
Hay que tener los pies en la tierra. Chelle es el primer sospechoso. Bianca
llamó y confirmó la sangre de Hansen en la camisa.
—Pero,
¿por qué perjudicarnos? ¿Qué ganaba?
—Lo
mismo que su hermana. Destruirnos.
—Espera,
piensa… Si él estaba en Kirkenes también corría riesgo de ser descubierto. Es
un vampiro. Nuestra misma raza. No tiene sentido.
—En
eso tienes razón. Sin embargo un vampiro lo hizo. La primera hipótesis lo
señala a Chelle.
—¿Le
daremos muerte?
—¿Tú
qué crees? Nuestras familias corren un gran riesgo.
—¿Estaremos
seguros antes de quitarle la vida?
—Por
supuesto. No soy un desquiciado y aquí el único loco impulsivo eres tú.
Sonrió.
—No
dejes a Scarlet afuera.
—Tienes
razón. Dos locos impulsivos. –sonreí—. Vamos hermano, hay que seguir buscando
en el bosque.
Iván.
Bebí
un trago de vodka junto a la ventana del pub pequeño. Pocos humanos a esta hora
de la tarde, tal vez cuando cayera el sol se inundarían de jóvenes ansiosos por
alcohol y música. Pedí a mi padre una lista de los gustos y aficiones de Chelle
Huilliche. No lo recordaba tanto y tampoco había visitado demasiadas veces
tierras chilenas. Tenía grabado en mi memoria los dichos de mi progenitor. La
pareja cabeza del aquelarre siempre habían sido, respetuosos y nobles, pero sus
hijos evidentemente habían tomado el mal camino.
La
llamada de mi padre hizo que desviara la vista de la avenida.
—Papá…
“Ivan,
tengo lo que me pediste. La lista de Chelle.”
—¿Has
puesto todo lo que recordabas? Gustos, aficiones, debilidades…
“Todo.
¿Crees que te servirá?”
—Espero
qué sí. Envíamelo a mi correo.
“Como
gustes hijo. ¿Has visto a Anouk? ¿Está bien? Tu madre está preocupada.”
—Poco
y nada. Está trabajando en una reserva de lobos. Sí lo sé, no podrás creerlo
pero es así. Trabaja, y además en una humilde escuela.
“Bueno,
algo sabía.”
—¿Desde
cuándo?
“Ya
hablaremos de ello. Ahora, cumple con lo de Sebastien. Este homicidio nos pone
a todos en peligro.”
—No
tienes que explicarme lo que significa el asesinato por un vampiro en media
ciudad. Y en época turística. Pues si hubiera sido invierno hasta teníamos
suerte y el cadáver del humano lo tapaba la nieve.
“Ivan,
el comisario parecía ser una buena persona.”
—¿Sabes
de cuántas buenas personas quizás me alimenté? ¿Y tú? No seamos hipócritas.
“Estoy
de acuerdo pero esa muerte tan horrible…”
—Okay…
Nadie de nosotros hubiera cometido ese crimen. Envíame la lista. Dale un beso
mamá.
“Muy
bien. Te quiero, hijo. Cuídate.”
—Yo
también.
Corté
la llamada y abrí el correo. Mientras esperaba mi iris púrpura se refugió en la
calle. ¡Vampiro tonto! Donde quiera que te escondas te encontraré. Mi don era
ser rastreador. ¿Podría fallar? Quizás… Pero de algo estaba seguro, nadie era
mejor en cuanto a búsquedas y estrategias para indagar. ¿Me llevaría tiempo?
Esperaba que no. Porque cada minuto que transcurría si encontrarlo era un punto
a favor para él. Podría escapar muy lejos de Kirkenes y entonces todo se
complicaría.
El
sonido de la entrada de un correo me puso alerta. Abrí apresurado el mail y
descargué el archivo. Leí con detenimiento una y otra vez mientras terminaba mi
vodka. Después mis ojos volvieron a la calle…
Mira
tú, ¿quién lo diría?
Pagué
mi bebida y salí a la avenida. Me detuve en la acera para atender la llamada de
Sebastien.
“Ivan,
no está en las cumbres. Iremos al bosque, con la ayuda de los lobos quizás lo
localicemos. Ellos detectan la luz violeta.”
—No
te gastes por allí. Es el último lugar que se escondería. Teme a los lobos y
sabe que lo verían sin esfuerzo.
“¿Teme
a los lobos?”
—Parece
que sí.
“¿Entonces,
tienes alguna pista mejor?”
—Varias.
Mi padre me ha enviado más datos que me servirán.
“¿En
qué podemos colaborar?”
—Por
un lado, podría estar en la ciudad. Detesta el silencio y la soledad. Además,
mezclarse entre humanos sería lo más conveniente. Es una garantía. Sabe que no
lo matarás frente al público.
“Exacto,
buena deducción.”
—Gracias.
Aunque… Pudo refugiarse en otra de sus debilidades. ¿Hay un hipódromo en
Kirkenes? ¿Algún lugar donde críen caballos?
“Hipódromo
no. Los pastores tienen algunos para guiar el rebaño. No son samis. Viven cerca
del lago. Son unas cinco chozas. Allí me crié de pequeño junto a los niños
vampiros.”
—Bien,
debe estar allí. Su adoración son los caballos. Siente por ellos gran admiración
y paz sobre todo cuando está triste o asustado. Y creo que debe estar
atormentado.
“Iré
al lugar.”
—No
te apresures. Si nota que lo acorralamos puede volver a huir. No te preocupes.
Si necesito refuerzos te llamaré.
“Okay.
Estaré atento.”
………………………………………………………………………
Una
hora me llevó recorrer el campo donde una vez hace centenas de años, Adrien lo
usó para familias con niños vampiros. La espesa arboleda me sirvió de escondite
mientras mis ojos recorrían parte de la pequeña planicie. Me acerqué lo más que
podía para no ocasionar una estampida. Los animales estaban tranquilos. Se los
notaban pacíficos. Señal que ningún vampiro rodaba. Solo un ejemplar negro como
la noche levantó la cabeza y me miró con el iris renegrido. Pero yo tenía otro
don, podía comunicarme como si habláramos el mismo lenguaje. Así que después de
mirarme a los ojos continuó pastando con el resto. Sabía que no estaba allí
para molestarlos o hacer daño. Fue como un pacto de no agresión.
Volví
a abrir el archivo y leí nuevamente.
Si
Chelle no se había tentado con los caballos debía estar en otro lugar. Esta
vez, apelé a sus otros gustos. La noche, la movida, y los machos.
Caminé
durante un buen rato por las calles del centro de Kirkenes. La noche cubría con
su manto la colorida ciudad. Mucha gente yendo y viniendo en grupos, entrando y
saliendo de los pub y cafés. Pero de Chelle, ni noticias.
Cogí
el móvil y abrí el archivo… Volví a leer aunque a esta altura la mayoría de
ítems los sabía de memoria.
—¿Un
trago, guapo?
Levanté
la vista y vi una joven humana y su amiga que me sonreían.
—Gracias
–sonreí—, espero a alguien.
—¡Qué
pena! Nos divertiríamos mucho. La noche es corta y hay que aprovecharla.
—En
eso coincido, señoritas. Pero por esta vez dejaré pasar esta bella oportunidad.
Se
marcharon decepcionadas. Les hubiera dicho, si supieran qué soy, sus vidas
serían cortas. Continué leyendo para ver si algo más me sería útil…
Sebastien
envió otro mensaje.
“Lenya
y yo estaremos por la ciudad”.
Bien…
Levanté
la vista nuevamente tras escuchar la sirena de una patrulla.
—Mierda…
Si Chelle estaba cerca era posible que huyera de allí. ¡Qué contratiempo!
Pude
observar mucho movimiento en la puerta de uno de los pub gay. Al parecer una
riña ocasionada en el interior había provocado la llamada de la policía. No
podía quedarme en la vereda del frente. Chelle podía escaparse si se encontraba
en el pub. Crucé la calle y me aproximé a las puertas donde dos enormes
guardias trataban de mantener el orden. Varias parejas de machos abandonaron el
lugar sin embargo ninguno era Chelle.
Maldije
hasta en arameo, pues para algo uno sabe tanto idioma. Guardé el móvil y
observé alrededor… De pronto, un negocio llamó mi atención. Vendían objetos
importados, entre ellos golosinas y tabaco.
Tabaco
turco, otra debilidad de Chelle.
Entré
al negocio esquivando los turistas que regateaban los precios. Me acerqué al
empleado y pregunté el valor del tabaco de Turquía. Él se fijó en la lista y
dijo un número por la unidad del abano.
—Muy
caro –retruqué.
—Mire
joven, está a buen precio. Hay gente que piensa que es una ganga.
—¿Ganga?
¿Tantas coronas por un abano turco?
—Pues
hace una hora me compraron dos paquetes, ya ve. O lo toma o lo deja.
—¿Dos
paquetes? Debería gustarle mucho. Es muy fuerte. Quizás, su cliente era turco.
—No,
ni turco ni noruego. Tenía un acento extraño y rasgos americanos. Ahora, ¿lo va
a llevar?
—Deme
uno.
—¿Un
paquete?
—No,
un abano.
—Como
quiera usted se lo pierde.
Cogí
el abano y pagué el precio. Iba a retirarme con la seguridad que el Huilliche
había estado por allí y había desaparecido, cuando el aroma a mi raza invadió
mi nariz. De inmediato mis ojos recorrieron el lugar mientras el aroma se
esfumaba. Observé la puerta y alguien abandonaba el lugar apresurado. Lo seguí
sin que se diera cuenta hasta que llegó a la esquina oscura y solitaria. De un
salto lo cogí de su chaqueta y lo empujé contra la pared.
Creí
que lo había atrapado…
Al
ver su cara me di cuenta del grave error. No era un vampiro, era humano. Sus
ojos azules lo delataban. Me miró sorprendido, después con furia.
—¡Quita
tus manos de mí! –intentó alcanzar su arma con la mano derecha pero no lo
logró.
Mi
fuerza era superior. Era humano, sí… ¿Por qué olía a vampiro?
Desconcertado
lo retuve por los hombros.
—¿Con
quién estuviste? Hueles a alguien que estoy buscando. ¡Dímelo o te mataré aquí
mismo!
Sus
ojos se clavaron en mi rostro y titubeó.
—Eres…
Eres uno de ellos. Tu iris no es normal, lo sé. ¡Mataste al comisario, maldito
engendro! –gritó.
Arquee
la ceja sin soltarlo.
—¿Cómo
sabes de nosotros?
—¡Maldito
vampiro! Toda la policía te está buscando. Me matarás pero te encontrarán.
—¡Cállate!
¿Cómo sabes qué soy? –una de mis manos apretó su garganta.
Él
hizo un esfuerzo inútil por zafar. Su voz salió entrecortada.
—No
esca— parás… Los Craig… te encon… trarán.
Aflojé
la presión y mis manos cayeron laxas. Él friccionó su garganta y tosió varias
veces.
—¿Conoces
a los Craig? ¿Quién rayos eres?
Me
miró con rabia y no respondió.
—¿Eres
sordo, humano?
Intentó
coger el arma y se la arrebaté.
—Contesta,
¿de dónde conoces a los Craig?
—Ivan
–la voz de Sebastien nos interrumpió.
Se
acercó seguido por Lenya y cogió de mis manos el arma.
—Tranquilo,
él es el oficial Petrov, pretendiente de mi hermana. Está de nuestro lado.
Lo
miré y arquee la ceja.
—¿Pretendiente
de Scarlet Craig? ¡Ja! Vuela alto, policía –sonreí.
—Petrov,
él es Ivan Gólubev. Nos está ayudando a localizar al asesino.
—¿Y
si fuera él? Es un vampiro. ¿Confían tanto en un vampiro cualquiera?
—No
es un vampiro cualquiera –alegó Lenya.
—¡Claro
qué no! –me enfadé—. Pero si tengo que contarte mi excelente currículum Gólubev
estaríamos aquí varios días seguidos. Así que mejor explica porque hueles a
vampiro siendo humano.
—¡No
sé de qué diablos estás hablando!
—Ivan,
por favor. Déjame a Petrov en mis manos –Sebastien se dirigió a él—. ¿Sabes
algo más de la muerte de Hansen?
—¡Pero
qué va a saber este humano inservible! ¿Más que nosotros? ¡Huele a vampiro!
Debió estar con Chelle!
—Ivan…
Sé la razón por la que huele como nosotros, por favor.
—Okay
–me alejé unos pasos y aguardé.
El
humano no sabía mucho más. Solo se encontraba allí cumpliendo la ronda. Era de
esperar, ¿qué podía saber un simple mortal antes que nosotros? Aún me picaba la
curiosidad de su aroma. Por suerte no tuve que ser impertinente y preguntar a
Sebastien ya que el tal Petrov formuló la ansiada pregunta. Vi a Sebastien
dudar si abrir la boca, en cambio Lenya le respondió.
—Tuviste
sexo con mi hermana. Te mordió. Lo sabemos.
Él
agrandó los ojos aterrado.
—¿Soy…
uno de ustedes?
—¡Qué
más quisieras! –exclamé.
Sebastien
lo tranquilizó.
—No,
ya te hubieras enterado. Pero el virus impregnó tu piel. No estamos seguros,
aunque es una buena deducción. Ahora, necesitamos unirnos para dar con el
asesino. Dejemos a Scarlet de lado. ¿Se supo algo más? ¿Por qué buscabas al
asesino en este negocio?
—Vikingo
me llamó. Bianca le informó hace una hora que encontraron rastros de tabaco
turco en la ropa del comisario. Por eso estoy aquí.
—¿Qué
averiguó?
—Seguramente
lo mismo que yo –interrumpí—. Un cliente vino a comprar dos paquetes. Tenía
acento americano.
—Sí…
así es. Sin embargo no me sirvió de mucho. No sabemos si volverá por más.
El
móvil de Sebastien sonó. Atendió de inmediato mientras Lenya continuaba
hablando con el humano. Trataba de tranquilizarlo prometiendo que lo
encontrarían.
Sebastien
se apartó y noté su rostro lívido. Parecía haber quedado en shock. Apenas cortó
la llamada nos acercamos.
—¿Qué
ocurrió?
—Demonios…
Era Bernardo… Acaban de asesinar a uno de ellos. A un lobo en la mitad del
bosque.
—¿Qué?
¡Maldita sea! Y nosotros buscándolo aquí –enfureció Lenya.
—No
puede ser Chelle –me apresuré a agregar—. No entraría al bosque ni enfrentaría a
un lobo.
El
humano balbuceó.
—¿Hay
“Hombres lobos” también?
—Sí.
—Mierda…
¡Mierda! Voy a enloquecer.
—Enloquezca
en otro momento Petrov, ahora necesitamos su ayuda.
Sebastien
me miró.
—¿Estás
seguro que le teme a los lobos?
—Seguro.
Mi padre no fallaría en un dato. Era el que antiguamente los visitaba más a
menudo.
—Cierto…
Aunque, coincidirás conmigo que sería imposible comprar tabaco y estar en el
bosque asesinando a un lobo.
—Por
supuesto.
—Quizás
él no compró el tabaco y fue un humano con rasgos americanos –alegó el tal Petrov.
—Serían
dos coincidencias muy extrañas sabiendo que se encuentra en Kirkenes –contesté—.
¿Para qué compraría dos paquetes si no volvería a esconderse? No es un tabaco
que le guste a todo el mundo. Es fuerte y especial.
—Si
no fuera Chelle el asesino, no se escondería. –dedujo Lenya.
El
líder de los vampiros recorrió la calle con la mirada angustiada.
—¿No
entienden? La importancia no es el porqué Chelle compró dos paquetes de tabaco
y huyó. La gran pregunta es, que si no pudo estar al mismo tiempo en el bosque…
entonces, ¿quién es el asesino?
Bianca.
Observaba
como Liz iba y venía caminando por la sala.
—Tranquila,
le hará mal al bebé.
—A
este paso pariré en esta sala. Solo quiero que Lenya no ande por ahí. Tengo
pánico que le ocurra algo.
—Cariño,
ven. Siéntate –palmee el sofá—. Quédate tranquila. Mi marido y el tuyo son
hijos de Adrien Craig. Nadie puede hacerles daño. Ni siquiera Agravar si
viviera.
—Eso
fue porque llegué yo –Scarlet bajó las escaleras.
—Scarlet…
No pongas nerviosa a Liz.
—Entiendo,
pero créeme que no es la mejor forma contarle algo no real. Hace bien en querer
a Lenya bajo este techo.
—Por
favor, no podemos comparar aquella situación. Agravar no estaba muerto.
—¿Y
si aunque está muerto puede hacer daño? ¿Estás tan segura que no podría
sorprendernos y asesinar?
—¡Qué
no! No está vivo. Se trata de energía. Yo lo sé. Estuve allí.
—Pues
cuéntanos a nosotras, anda. Asegúranos que nadie puede pasar esa barrera
invisible para matar. ¿Puedes jurarlo?
—¡No!
No puedo jurarlo.
—¿Entonces?
—Basta,
basta las dos. No discutamos. Mejor esperaremos que regresen Sebastien y Lenya.
Iván está con ellos. Y los lobos también nos ayudarán –se angustió Liz.
De
pronto, escuché ruidos en el parque. Me puse de pie de un salto y me abalancé
hacia la ventana. Hice a un lado las cortinas con cuidado y mi boca lanzó una
exclamación.
—¡Es
Charles y Margaret, vienen con los Sherpas!
Abrí
la puerta y eché a correr a los brazos de Charles.
—Querida,
tranquila. Esta pesadilla terminará. Verás.
Liz
y Scarlet salieron al encuentro.
—Estábamos
nerviosas. Lenya y Sebastien no han regresado –lloriqueó Liz.
Margaret
la abrazó.
—No
llores, están bien. Irán a la reserva con Ivan.
—¿A
la reserva? –preguntó Scarlet.
—Sí
–asintió triste Margaret—. Charles les contará.
Y
así fue… Charles y Margaret decidieron abandonar su cabaña por consejo de
Sebastien, necesitábamos estar todos juntos en la mansión y así correríamos
menos peligro. El asesino se había cobrado la vida de un lobo… Pero lo peor fue
escuchar un dato de Chelle obtenido por los Gólubev. Chelle le temía a los
lobos, y jamás se hubiera internado en el bosque en plena noche. Sin quererlo y
si mencionar nada a nadie, una duda comenzó a rondar mi cabeza… ¿Y si Scarlet
tenía razón?
Ivan.
En
la reunión atípica entre Sebastien, Lenya, y esos tres o cuatro lobos, reunión
que por supuesto nunca había soñado en mi puta vida, no pudimos sacar conclusiones
claras de quién podría ser el asesino. Chelle estaba claro que no se internaría
en el bosque para enfrentar un lobo y asesinarlo. ¿Quién estaba jugando con los
Craig? Porque era evidente que deseaba perjudicarlos.
Debo
confesar que el tal Bernardo creía firmemente que el aquelarre del líder de los
vampiros no tenía nada que ver. Confiaba ciegamente en las palabras de
Sebastien y Lenya aunque era bastante difícil de asimilar. Dos de los lobos me
miraban con recelo mientras caminábamos hacia la salida de la reserva. Les
devolví una mirada congelada y los músculos de todo mi cuerpo se pusieron
rígidos.
Me
detuve y corté su andar.
—¿Creen
que tengo algo que ver con la muerte de ese lobo, par de idiotas?
—No
hemos dicho nada –se defendió uno de ellos.
—No
necesitan decirlo, porque para ello tendrían que tener las pelotas bien grandes
y carecen de ellas.
El
otro lobo se abalanzó pero Sebastien se interpuso.
—Por
favor, no se provoquen. Necesitamos estar unidos.
—Entonces,
dile a estos imbéciles quienes somos los Gólubev.
—No
me des órdenes, Ivan –me miró serio para después dirigirse a los lobos—.
¿Quieren calmarse? Ivan está ayudando a pedido mío.
—¿Y
tú quién eres para nosotros? Serás líder de tu raza pero no de la nuestra –se
enfadó uno de ellos.
El
tal Bernardo se aceró junto a Lenya.
—¡Louk,
Matteu! Sebastien no será líder de los lobos pero yo llevo el mando y a mí sí
me deben obediencia. Con este asesino suelto hasta Gloria corre peligro. No
llegaremos a nada peleando entre nosotros cuando un delincuente seguirá
haciendo de las suyas. Eso es lo que quiere. Terminemos de discutir y
averigüemos alguna pista del crimen.
—¡Pues
yo no iré! –exclamé—. Esperaré a la salida de esta maldita reserva. No tengo
porque soportar miradas acusadoras de estos idiotas.
—Bien…
Ivan… No puedo obligarte a que vengas con nosotros. Demasiado que has perdido
tu tiempo ayudándonos.
—No
he perdido el tiempo, Sebastien. Siempre será un placer ayudar a los Craig pero
a estos… Aguardaré a la salida.
Enfilé
hacia el sendero principal con la rabia carcomiendo mis entrañas. ¡Lobos
estúpidos! Creían ser los mejores del universo. ¿Con qué derecho? No estaba
feliz porque habían asesinado a uno de ellos, solo que me daba mucha rabia que
me miraran como sospechoso. ¿Es qué no razonaban, lobos brutos? Podían contar
con su fuerza pero comparado con lo vampiros era una raza que dejaba bastante
que desear si se debía razonar fríamente.
Bufé
furioso. Me hubiera gustado darles una paliza a los dos. Ellos habían comenzado
la discusión con esas miradas de desprecio. Y terminé pagando el plato roto
frente a Sebastien. Nunca salía de mis cabales y estos cavernícolas lo habían
logrado.
Iba
a esperar a Sebastien y a Lenya por si había novedades, después volvería a
Moscú. Los Craig tenían ayuda suficiente. Sin embargo… la noche me guardaba una
sorpresa…
Cuando
la vi venir hacia la reserva quedé mudo, estupefacto, congelado… ¿Mi hermana en
una moto con un extraño? Ella me vio casi al mismo tiempo. Creo que el efecto
que logré en ella fue similar al mío. Dijo algo al humano que conducía y este
fue aminorando la velocidad hasta detenerse junto a mí.
—¿Anouk?
¿Qué…? ¡Pero qué diablos haces aquí!
Mi
hermana bajó de la moto y sonrió apenas.
—Bueno,
terminé la jornada de trabajo y solo salí a divertirme un rato.
—¿A
divertirte? ¿Recibirte de docente te aniquiló las neuronas? ¡Estás loca! ¿No
sabes qué hay un asesino suelto?
—Sí
lo sé –se defendió—, por eso Drank me acompañó.
Miré
al humano con asombro.
—Hola,
soy Drank.
No
contesté. Me dirigí a Anouk.
—Anouk,
estoy hablando en serio. Asesinaron al comisario y ahora a un lobo y tú paseas
como en Disneyworl.
—¿A
un lobo? –se sorprendió el humano.
—Sí.
Así que mi hermana se viene conmigo.
—No
iré a ninguna parte, Ivan.
—No
estás protegida en esta reserva. ¿No lo entiendes? Eres vampiresa, jamás un
lobo daría la vida por ti.
—Yo
daría la vida por defenderla.
Mis
ojos se clavaron en la mirada del dueño de la frase.
—Tú,
humano… ¿Piensas protegerla de un vampiro asesino? Por más que tengas agallas
no será suficiente. No tienes idea a quién te enfrentas.
—¿Y
ustedes sí?
—Anouk
–lo ignoré—, por favor… nuestra familia está preocupada.
—Lo
sé… No sabía que habían asesinado a un lobo.
—¿Sabes
quién es? –preguntó él.
—No
presté atención. Te imaginarás que lo menos que me preocupa es el nombre del
lobo que murió. Lo lamento, de verdad mi pésame a la familia por su muerte.
Pero mi prioridad es mi hermana.
—Entiendo…
—miró a Anouk y sonrió con tristeza—. No sabes cómo quisiera ser fuerte para
darte la seguridad que mereces, sin embargo… tu hermano tiene razón. Es mejor
que estés bajo su cuidado y el de tu familia. Sabes que te quiero y no deseo
que te ocurra nada malo.
Puse
los brazos en jarro y rodee los ojos mientras mi hermana lo abrazaba.
—Lo
sé, Drank. Tengo mucho miedo de dejarte y que te ocurra algo malo.
—No
te preocupes –besó sus labios.
¿Quién
se creía este humano? Anouk no era una cualquiera.
—¡Vamos
Anouk! Avisaré a Sebastien que lo espero en la mansión.
—Ve,
cariño. Prometo que me cuidaré.
—¿Me
llamas cuando estés en tu cabaña?
—Te
lo prometo.
Cuando
la moto arrancó rumbo a las cabañas, Anouk y yo continuamos camino rodeados de
silencio. Hasta que yo decidí romperlo.
—Te
abraza, te besa, te dice “cariño”. Pensé que era tu hermano confidente y ya veo
que no es así. ¿Desde cuándo estás de novia con ese humano?
—Poco
tiempo.
—¿No
pensabas contármelo? –Me detuve y la cogí del brazo—. Has cambiado mucho.
Ella
bajó la vista apenada. Después se refugió en mi iris tan igual al de ella.
—No
Ivan, tú eres el que ha cambiado.
—¿Yo?
Si no soy el que te ha ocultado cosas.
—Cierto,
sin embargo no eres el mismo que me defendía y apoyaba en contra de nuestros
padres.
—¡Pero
no te has dado cuenta que has cambiado tu forma de ser y tus gustos!
—Entonces…
No me defendías a mí, sino que estabas de acuerdo con lo que pensaba. Ahora no,
¿verdad?
—Demonios…
Anouk, tienes un futuro brillante en cualquier Universidad prestigiosa y te
empeñas en ganar un sueldo mínimo como docente rural. Podrías vivir en un
edificio de lujo en plena ciudad de Moscú y vives de prestado con los Craig.
¡Es una locura!
—Lo
que es una locura es que estemos caminando y discutiendo apaciblemente como si
fuera un parque de Transilvania. ¿No has dicho que un asesino poderoso anda
suelto? ¿Qué esperas? Deja de indagar sobre mi vida y hagamos lo que sabemos
muy bien hacer. Correr a gran velocidad.
Antes
de que tomara carrera insistí.
—¿Es
por él? ¿Por ese humano?
—Si
lo fuera, ¡qué!
—Anouk,
no te has enamorado no sabes lo que es el amor.
—Creo
que estás hablando de ti mismo. No conoces lo que es sentir que tu corazón late
solo al escuchar su voz. No tienes idea lo que es contar los minutos aunque
fuera para verlo pasar.
—¡Te
has vuelto loca! ¡No sé de qué estás hablando!
—Lo
imaginé.
Sebastien.
Corté
la llamada de Numa asegurándole que prefería que se quedara en Moscú.
Sinceramente al margen que no podría ayudar demasiado me sentía más tranquilo
si permanecía lejos de Kirkenes. Él puso resistencia alegando que quería
sentirse útil, pero lo convencí mintiendo que el asesino ya estaba rodeado y
finalmente caería.
¿Lo
estaba? No… Parecía que estábamos en el mismo punto de partida.
A
la que no pude convencer de viajar con su familia, fue a Anouk. A pesar que su
hermano insistió no hubo ser que la hiciera entrar en razón. Me aseguró que
ante la orden de no poder quedarse en la mansión permanecería en la reserva,
cuestión que no me dio mucha opción, así que permití que se quedara.
Ivan
regresó al centro de Kirkenes junto con Lenya. Scarlet debía comenzar su turno
en la Jefatura. Y yo me quedé con Charles en la mansión, no solo para hilvanar
alguna pista sino porque tenía una importante misión que no debía abandonar.
Proteger a los Sherpa.
Liz
se acercó con el rostro lloroso.
—Bianca
me ha dicho que el lobo que han asesinado es el padre de Bua, ella es una buena
amiga. Quisiera poder consolarla en este momento. Además… Drank vive en la
reserva y…
—Todas
las buenas razones que me des, Liz. Te ordeno que no salgas de aquí, se lo
prometí a mi hermano.
—Lo
sé. Estoy muy angustiada. Me siento una inútil.
Bianca
se acercó.
—Vamos,
cariño. Tienes una personita que cuidar. Es prioridad.
—¿Y
mi hermana? La llamé y no contesta el móvil.
—Tranquila,
quizás se le ha terminado la batería. Hablé con mi hijo hace una hora y le
ordené que no salieran del hotel.
—¡Demonios
Sebastien, es tan difícil atrapar un vampiro siendo tantos contra él!
—Calma,
Liz –Bianca la abrazó—. Daremos con él.
La
dueña de mi corazón buscó mi mirada a espaldas de Liz.
—¿Verdad
Sebastien?
—Por
supuesto –murmuré. Aunque ella supo que no estaba seguro de la respuesta.
El
motor de una moto se escuchó cada vez más cerca. Miré a Charles.
—¡Dime
que no es Douglas!
—Lo
es, conozco ese rugir.
—¡Le
he dicho que no se moviera del hotel!
—¿Desde
cuándo sigue al pie de la letra tus órdenes, querido?
—¡Si
será jodido!
—Tú
pocas veces acatabas las órdenes de tu padre.
—Además
de su progenitor soy el líder.
—Adrien
también lo era.
—¡Por
favor, Charles no lo defiendas –pulsé el comando de los portones.
—No
lo defiendo, trato de entenderlo. ¿Te quedarías protegido pero lejos de tu
familia si ésta corre peligro? No me respondas, sé la respuesta.
Douglas
entró a la sala seguido de Marin quien corrió a abrazar a su hermana.
Con
los brazos en jarro clavé la vista en mi hijo.
—Es
evidente que no sabes la diferencia entre sugerencia y orden, ¿verdad?
—Lo
siento, papá. Mi madre me ha contado lo del padre de Bua. Marin quería ver a su
hermana. Y yo…
—Y
a ti te encanta desobedecer.
—Por
favor –suplicó Bianca—. Tiene razón, es mejor que estemos todos en la mansión.
—¿Se
sabe algo más del asesino?
—Poco
y nada. Por el momento el sospechoso es Chelle.
—¿Por
el momento? ¿No estás seguro?
—Me
temo que no.
—¿Y
los Sherpa?
—Descansando
en sus habitaciones. Bianca dio un tranquilizante a Khatry, quería salir en su
búsqueda y no está en condiciones. Pero para un guerrero ser vulnerable es muy
difícil de asimilar.
—Podría
intentar invocar a Hela. Me diría si alguien escapó de la oscuridad.
—¡Ni
se te ocurra, Bianca!
—Tiene
razón mi padre, ni se te ocurra.
—Está
bien, tranquilos. No haré nada que no consientas, amor. Es que estaremos todos
en peligro si no sabemos la verdad. No conocemos a quién nos enfrentamos.
—Bianca,
no hagas que a este viejo vampiro le dé un ataque al corazón –sonrió Charles.
—No
se preocupen, solo hice una sugerencia.
—¿Por
qué se te ha ocurrido esa idea? –preguntó Douglas acerándose para leer en sus
ojos.
—Por
nada. Créeme, solo pensé que pudiera haber esa posibilidad.
Douglas
me miró asombrado.
—¿Puede
volver? ¿No está muerto? ¿Cómo es posible?
—Nadie
asegura que puede regresar –lo tranquilicé—. Scarlet ha sembrado la duda porque
se encuentra muy nerviosa. Agravar está muerto, él no pudo asesinar.
—¿Tan
seguro estás, papá? Es obvio que quien está detrás de esto busca perjudicarnos.
Nos odiaba. Odiaba a los Craig. Muerto ya, qué podría perjudicarlo si descubren
la existencia de vampiros.
—Es
una buena deducción –dijo Rose, sentada en el sofá junto a Anouk.
—Cielos,
Agravar, otra vez ese nombre entre nosotros –se angustió Margaret.
—La
camisa de Chelle tenía sangre de Hansen, ¿por qué no somos coherentes? –refuté.
—Es
que algo no cuadra –interpeló Charles—. ¿Por qué si estaba a gusto y se sentía
protegido aquí con los Craig, obraría en contra de su propio destino?
La
llamada de Ivan cortó la conversación.
—Iván,
dime…
“Lo
encontré”.
—¡Eres
el mejor rastreador! Iré de inmediato. ¿Dónde están?
“No
es necesario. Lenya lo desmayó de un golpe. Se materializará con él en el
parque de la mansión”.
Scarlet.
Estaba
nerviosa, hasta que el asesino no cayera en nuestras manos no podía asegurar
que mi mente volviera a la normalidad. Ideas escalofriantes iban y venían, y la
imagen de él… de aquella vez que le di muerte para salvar a mis hermanos. Un
nudo apretó mi garganta a la vez que avanzaba por los pasillos de la Jefatura.
Mi situación de angustia empeoró cuando vi a Grigorii recostado en la puerta de
la oficina de Vikingo.
Bajé
la vista y avancé. No quería verlo a la cara. No deseaba desarmarme frente a él
y demostrar que era un ser como cualquiera, débil y enamorada.
“Te
ha dicho monstruo, te ha dicho monstruo” Repetí bajito mientras me acercaba.
Al
llegar a la puerta sin mirarlo ordené.
—Apártate,
debo hablar con Vikingo.
—Vikingo
no está –su voz sonó desgastada, vencida.
—Entonces,
iré de ronda.
—Espera
–me cogió del brazo suavemente y me giró para verlo a la cara.
—¡Qué
quieres! Vamos con prisa, hay un asesino suelto. Deberías estar en la calle
tras él.
—Te
esperaba. Necesitaba hablar contigo. Por favor, mírame.
No
lo hice. Esquivé la mirada hacia el pasillo.
—Tú
y yo no tenemos nada que hablar, salvo que hayas hallado una pista.
—Perdón…
Perdóname. Yo… no quise llamarte “monstruo”. Por favor, Scarlet, mírame.
—¿Para
qué? –percibí en mis ojos la humedad y el nudo de mi garganta cerrarse.
—Te
amo. No puedo con ello, pero te amo. Esa es la verdad. Desde el primer día que
te vi.
Mis
lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas.
—No
me amas, Nunca me hubieras dicho eso. Yo sí me enamoré de ti.
—Me
deseaste la muerte.
Bajé
la vista.
—No
lo dije de verdad. Estaba furiosa. Lo siento.
Alzó
su mano y barrió las lágrimas de mis mejillas.
—Lo
sé. Yo… es tan cruda la verdad que… es difícil para mí. Por favor, entiéndeme.
Apenas
nuestros ojos se encontraron, el impulso del beso fue demoledor. Nos besamos
con furia, con rabia, y quizás… solo quizás… con amor.
Esos
labios humanos que me habían atraído tanto, ese contacto cálido de su piel que
convertía mi frialdad de vampiro para sentirme viva. Su respiración, que
acariciaba cada poro de mi existencia y la hacía real. Porque yo era real con
él. Grigorii era la oportunidad para ser como cualquier joven humana enamorada.
Sin embargo, nunca lo sería. Por más que él lograra amarme tanto como yo.
Me
separé y estallé en llanto. Me abrazó y me dejé abrazar. Tal vez porque no
volvería a sentir esa sensación tan placentera de estar protegida.
Me
apartó y buscó mis ojos.
—Scarlet,
nunca te mentí cuando dije lo que sentía. Solo que… es demasiado para mí…
Necesito un tiempo.
Sonreí
con tristeza.
—El
tiempo se acaba, Grigorii. Cuando el asesino sea atrapado, volveré a donde
nunca debí salir. No volverás a verme. Sé que tarde o temprano te enamorarás de
una humana. Es lo que mereces. Una vida normal y feliz. Yo… con el tiempo seré
un recuerdo, amargo o dulce. Esa sí será tu decisión.
Uy ojala encuentren al asesino, esta muy interesante y ojala Grigory y Scarlet e reconcilien y el policía entre en razón. Te mando un beso
ResponderEliminar¡Hola Citu! Muchas gracias por comentar.
EliminarOjalá encuentren al asesino aunque aún no saben quién es.
Grigorii y Scarlet se quieren pero ella está decidida a partir. Veremos que pasa en el próximo capi.
Un beso grande y feliz semana.
Sin dudas, sin reservas, me tiro a la piscina de cabeza. No es un asesino, no es un vampiro. Es una asesina, es un vampiro hembra. Es Vilu. Tenía agua la piscina o me he abierto la cabeza?
ResponderEliminarBso
¡Hola Ignacio! Muchas gracias por comentar y participar en la intriga. Yo te diría la respuesta pero no me dejan. De todas formas si tiene agua la piscina creo lo sabrás muy pronto. Ánimo queda muy poco.
EliminarUn gran abrazo y miles de gracias. Una feliz semana para ti.
Hola, Lou... Voy a comenzar con el asesino de Hansen... Han encontrado a Chelle, pero yo no creo que sea él, aunque hayan encontrado una de sus camisas manchadas con sangre de Hansen
ResponderEliminarAlguien que adora a los caballos no puede ser un asesino... por norma general, a las personas que les gustan los animales son buenas personas
Definitivamente ya te digo que pienso que fue Agravar... odia a los Craig, odia a Scarlet... y, de algún modo, ha vuelto
Intenta que todos sospechen de Chelle y, cuando todos entiendan que Chelle es inocente, sospecharán de Vilu
Con el asesinato del padre de Bua, pretende enfrentar a vampiros y a lobos
Lo he sentido mucho por Bua... estaba en el cielo con Asgard y ha aterrizado en un infierno
Creo que Grigorii se ha comportado muy bien... le ha pedido perdón a Scarlet, le ha dicho que la ama... pero parece que Scarlet piensa que él merece a una humana, y que se acabará enamorando de esa humana... y que ella solo será un recuerdo amargo o dulce... por lo menos, permite que él elija entre esos dos sabores
Es que, en este caso, estoy más a favor de Grigorii... Es que Scarlet no parece darse cuenta de que tuvo que ser un tremendo impacto para Grigorii enterarse de que ella no es humana, y aun así la sigue amando
Los dos perdieron los papeles y se dijeron cosas horribles... pero fueron los dos... y estoy convencida de que ninguno era muy dueño de lo que decía
Bueno, quedo a la espera de saber quién es el asesino
Has publicado un capítulo muy emocionante, y me ha encantado participar en la investigación
Ya solo me queda felicitarte como de costumbre... Muchas felicidades por este nuevo capítulo
Besos
¡Hola Mela! Si pudiera hablar te diría quien es el asesino, como imaginarás al ser una escritora como lo eres me entenderás, estoy imposibilitada de dar adelantos. Pero... solo te haré una pregunta a tu aseveración en cuanto Agravar. Solo una ayuda de memoria. Agravar es de lo peor sin embargo... ¿odia a Scarlet? Creo que a los Craig, de eso no hay duda. Pero siempre su límite fue su hija. Sabemos que mató a Lucila pero me atrevería a pensar que Scarlet es intocable. Pienso... no lo sé. Al menos si llegara a ser el asesino no creería que iría contra ella directamente. Cierto, él no entiende que lastimando a los suyos la hizo añicos pero ese es otro tema de su mente loca y desquiciada. Veremos querida amiga, muy pronto.
EliminarBuan ha recibido un terrible golpe, por suerte Asgard estoy segura no la dejará sola.
Habrá que ver que piensa sobre su novia loba.
Coincido contigo, Grigorii no actuó anormal aunque se le haya escapado alguna frase. Es impactante conocer un secreto de ese tamaño. Creo que yo aún creería que es una burla, imagina vampiros que existen hace años.
Que encuentre una humana... y... a lo mejor... o tal vez se cruza con alguien inesperado.
Sin más que agregar amiga mía, te agradezco el haber participado y comentar. Un besazo grande y feliz semana para ti.
Mi sospechoso era Chelle peroooo voy a cambiar. Me da que Ignacio se ha tirado a una piscina con agua o se ha roto la cabeza:))))) Mi sospechosa es Vilu, ella y sólo ella es la asesina!!!!!
ResponderEliminarDesde luego hay que ver, con lo feliz que estaba Bua y lo que le esperaba. Malditaaaaaa asesinaaaaa!!!!
Ivan no entiende que su hermana esté enamorada de Drank, quién entiende el amor amore??? Ni los propios enamorados:))))
No creo que Scarlet se vaya, que nooooo, Scarlet se queda con Grigorii!!!!!
Espero, tengo la esperanza que la asesina sea Vilu!!!!
Capítulazooooooo!!!!!
Besoteeeessssss!!!!!
¡Hola mi sol1 Gracias por participar y comentar. Bueno... no puedo decir si la piscina tiene agua... Pero si agregar que las respuestas que me han dado suena bastante coherentes. Hay que ver si la escritora cumple con los requisitos de la coherencia.
ResponderEliminarBua estaba feliz y me da mucha pena, la maldad rodea Kirkenes pero estoy segura que por poco tiempo. Paciencia.
Ivan está enfadado, no entiende que teniéndolo todo el futuro promisorio lo deje por un humano. Por supuesto si no ha amado nunca no la entenderá. Ojalá pronto la entienda.
Presiento que Scarlet se irá, aunque puedo convencerla no me tengo mucha fe. Quizás me escuché, a mí, o a alguien más. Un besazo mi reina y muchas gracias. Feliz semana para ti.
Me ha gustado que nombren a Asgard defensor de la nacion.Lo hara bien.Creo que el asesino no es Chelle,no puede estar comprando tabaco y matando al padre de Bua.Seguramente es Vilu.Grigorii y Scarlet es una pena porque se quieren pero van por mal camino,puede pasar que esta pareja no acabe bien.Ya nos diras quien es el asesino porque tampoco me extrañaria que nos llevemos una sorpresa.Me ha gustado mucho.Besos.
ResponderEliminar¡Hola Ramón! Muchas gracias por participar y comentar. Cierto no puedo decir quien es pero prometo que en el próximo capi tendrán más claro todo. Es un gusto esribir para ustedes, me dan ánimos y alegría que les guste mi historia.
ResponderEliminarChelle no podría estar comprando tabaco y asesinando al lobo. Veremos si Chelle compró el tabaco.
Scarlet sufrirá si no reacciona y se da cuenta que Grigorii es el amor de su vida. Yo que ella tendría cuidado, alguien puede estar deseando un final fatal.
Un abrazo grande y muchas gracias. Feliz semana para ti.
Que �� todo muero de intriga �� hermoso capítulo intrigante atrapaste y apasionado apuesta x la reconciliación de scarlett y x el amor de bua ❤
ResponderEliminar¡Holaaa Noeee! Gracias por comentar.
EliminarMe alegro mucho que te haya gustado. Intriga, sí. Pero pronto sabrán quién es el asesino.
Bua y Asgard hace una bella pareja. Aunque no todo será un lecho de rosas. Como la vida. ¿No?
mando un besote grande y feliz semana para vos.
Pobre bua! Una vez que encuentra el amor le arrebatan a su padre! Y sobre chelle pienso que es un señuelo, la verdadera asesina es vilu!!!!!!!
ResponderEliminarTe quiero!
¡Hola mi Johiii! Gracias por leerme y comentar. Un placer que estés acá.
EliminarPobre Bua, una muerte horrible la de su padre, ojalá que el amor mitigue su herida. En cuanto al asesino mi excelente investigadora... sssh... no puedo decir nada Sigue leyendo... Un besazo reina te quiero!!