El próximo capi va para ti Diana. Que estás deseando como yo que este par de enamorados se acerquen.
Besotes y feliz semana!!
Capítulo
12.
Confianza.
Bua.
Sentada
como un Buda, abrazada a uno de los almohadones del sofá de Drank, suspiré por
quinta vez. Había llegado hace menos de dos horas para ver el final de una
serie juntos y comentar sobre los personajes. Aunque no tuve demasiada concentración
en la pantalla de TV. La mente no se encontraba en el sitio de mi cuerpo. Mi
amigo salió de la cocina con dos tazas llenas de café. La tarde lluviosa
envolvía de melancolía el bosque, o quizás era yo y mi corazón solitario.
Miré
a través de la ventana desde mi posición. El sonido exterior llenaba el espacio
de aquella cabaña que si algún día cobrara vida y hablara tendría para escribir
una saga. El agua que caía del cielo resbalaba por el reverdecido follaje
formando corrientes pequeñas por las nervaduras de las hojas. Desde mi ángulo y
perspectiva no alanzaba a ver la base de los cipreses pero estaba segura que la
tierra agradecida absorbía cada milímetro de lluvia.
El
tintinear de la cuchara contra una de las tazas me forzó a perder concentración
en el paisaje. Miré a Drank y sonrió.
—¿Me
contarás porqué estás tan pensativa y callada desde que llegaste?
—Días
femeninos.
—No
sé porque no te creo.
Volví
a suspirar y lancé el almohadón hacia un costado. Me incliné para coger mi taza
y aspirar el aroma a café antes de darle un sorbo.
—A
ver… ¿Quieres que juguemos a las adivinanzas? Si es así tiraré la primera idea.
—Bueno
sabiondo. Si aciertas será casualidad ya que no pienso que tengas el don de
leer pensamientos.
—Te
equivocas, los amigos leen pensamientos. Así que… ahí va…
—Te
escucho –bebí el café.
—Asgard,
el Defensor de Menores.
Rodee
los ojos.
Rio
a carcajadas mientras yo fruncía el entrecejo.
—Para
que sepas no es por él que estoy así.
—¡Qué
mentirosa! –Rio otra vez—.
—Es
que no tiene lógica, Drank. Apenas lo conozco no puede transformar mi vida a
tal punto que viva pensando las veinticuatro horas en él.
—De
hecho si puede y lo hace –sonrió.
—¡Qué
latoso eres!
Durante
algunos segundos bebimos en silencio. Mi vista iba desde la taza de café a la
ventana, de la ventana a la taza de café. No deseaba desviarla ni un instante a
ese par de ojos azules inquisidores que esperaban la confesión.
Carraspeó
y comenzó a silbar una canción.
Volví
a rodar los ojos.
—¡Okay!
He pensado en él. Sin embargo mi melancolía no es por haberlo conocido y tener
vidas tan diferentes. Sé que si me lo propongo no sería un obstáculo tener una
cita amorosa. El problema —suspiré y dejé la taza sobre la mesa—, es que estoy
cansada de ser siempre la arranca corazones. ¿Entiendes?
—Algo…
Sí…
—Me
gustaría… Me gustaría que él luchara por conquistarme. Que por una vez en la
vida… —tragué saliva—. No fuera cazadora.
Se
sentó a mi lado y acarició mi mejilla.
—No
creas que te mereces no ser conquistada.
—Para
muchos soy fácil.
—No
digas eso. Vives la vida tomando lo que te gusta y disfrutando sin hacer daño a
nadie. Nunca has engañado.
—¿Y
qué he ganado?
—El
respeto de todos los que te conocen.
Sus
ojos azules me miraban con ternura y sinceridad. Sonreí.
—Eres
un buen amigo.
Cogí
la taza y bebí.
—Tengo
una idea.
—¿Tú?
—Sí,
¿por qué no? Estoy fuera de entrenamiento en cuestiones de amor pero… sé lo que
tienes que hacer.
Bebió
el resto de su café en un instante y abandonó el café en la mesa.
—¿Qué
debo hacer? Ardo de curiosidad.
—Lo
primero, debes esperar a que él te llame. Por nada del mundo cogerás el móvil y
mucho menos acercarte a su casa.
—No
conozco donde vive. En cuanto a llamarlo necesito saber de Elvis.
Me
miró con cierta burla.
—¡Es
verdad! Le he tomado cariño a Elvis.
—Pues
entonces te irás a la Defensoría y preguntarás cómo va la adopción del niño y
como se encuentra.
—¡Drank!
¿Qué gano con ello? ¿Qué gano no hablando con Asgard?
—Ganas
que él pueda tener la oportunidad de pensar en ti. De preguntarse qué es de tu
vida, si piensas en él, si estás bien, o si estás mal. Déjalo que ocupe su
mente en ti, Bua.
—No
llamará.
—¿Por
qué? Tú que sabes.
—Tengo
miedo de dejarlo escapar.
—Si
no eres la dueña de su corazón no escapará de nada. Si lo eres, no habrá lugar
en el mundo que pueda esconderse sin llevarte dentro de sí.
—Me
aterra saber que puede haber una posibilidad de que no le guste, que no le
importe.
—No
hay otra forma amiga, deberás jugarte. Bienvenido al amor.
Natasha.
Crucé
el parque de los Craig apresurada. La lluvia me había sorprendido al
materializarme junto a los portones. Sebastien había dicho a mi padre que
necesitaba hablar conmigo. Ninguno de los dos me adelantó algo así que durante
el día de ayer y parte de hoy me rebané la cabeza pensando que tanto le urgía
una reunión al líder de los vampiros. Ni siquiera pasé por casa. Desaparecí
entre las sombras en una esquina solitaria del imponente edificio de Defensa en
Moscú.
Charles
no me abrió la puerta como era costumbre en la familia, sino el mismo Sebastien.
Con una sonrisa y gesto amable me invitó a pasar y agradeció la impronta
respuesta a su llamado.
Cogí
asiento en el sofá y de inmediato me ofreció algo de beber. Acepté un café que
él mismo se ocupó de preparar y dar.
—Gracias.
—Merecido.
Te preguntarás porque te he llamado con tanta urgencia –cogió asiento frente a
mí trayendo algo consigo de la repisa.
—Sí,
llamó la atención. Sobre todo si me ponía a pensar que en dos semanas vendría a
visitar a Anouk. ¿Qué ocurre? Digo, dentro de mis posibilidades, ¿en qué podría
ayudarte?
—Este
libro fue encontrado por los lobos en la reserva –lo extendió.
Lo
observé por varios segundos antes de tenerlo entre mis manos.
—¿De
qué trata?
—En
la mayoría reglas y profecías. Tiene la firma de mi padre y de Maia, madre de
Sabina, ya fallecida.
—Okay…—lo
abrí con delicadeza.
Tenía
hojas muy antiguas y la tinta escrita parecía grafito muy precario.
—Disculpa,
el indicado para saber idiomas es Ivan. Desconozco el Sami.
—No
es que quiero que traduzcas. Los lobos saben perfectamente que dice.
—¿Entonces?
—Sé
que el Ministerio de Defensa de Moscú sigue desentrañando los fósiles. Lenya me
puso al tanto, ¿lo recuerdas?
—Sí.
Son dos hallados hasta ahora. Parece que ha quedado solo en el descubrimiento.
No han indagado mucho más. ¿Habla de vidas antiguas?
—¿El
libro? No… En realidad, hay una tercera firma. Busca la penúltima y última
página.
Hice
lo que ordenaba… Y estudié lo que había ante mis ojos.
—¿A
quién pertenece?
—Es
lo quisiera saber. Nadie ha encontrado una hipótesis ni siquiera cercana. No es
humano ya que el libro se refiere a la raza como tercero ajeno.
—Yo
soy muy joven. ¿Preguntaste a papá?
—No.
El hecho es que… si es otra raza que habita el planeta tú mejor que nadie puede
orientarnos.
—Los
fósiles son muy similares a vampiros de hoy, salvo…
—¿Salvo
qué?
—No,
imposible. Hubiéramos visto seres con esas características.
—¿Qué
características?
—El
segundo fósil no tiene manos, ni pies. Bueno, sí tiene pero son más deformes
como si hubieran tenido que adaptarse a otro medio que no era el terrestre.
—¿Con
membranas?
—Exacto.
Lamento no poder ayudarte. La investigación está muy lejos de sacar algo en
claro. Además piensa que los científicos investigan algo que yo solo sé.
Ignoran la existencia de vampiros.
—Lo
imagino. Según tú, tu opinión, ¿podría existir algo así capaz de reunirse con
mi padre y Maia para plasmar una unión?
—¿Habla
de una unión?
—Sí,
antes que el gigante de fuego despierte.
Recosté
la espalda en el sofá, pensativa…
Gigante
de fuego…
—Habla
de un volcán –murmuré.
—Kirkenes
no tiene volcanes.
—Eso
dijeron de la isla Kuwae. Hasta 1980 no dieron con una explicación.
—Nos
encontramos en un siglo donde el humano ignora menos misterios.
—Sí,
pero también el humano encuentra respuestas superfluas cuando no quiere
reconocer sobre un tema el cual no llega a desentrañar. La geología ha tenido
importantes avances sin embargo no te olvides que siguen apareciendo fósiles y
que aún no hallan el famoso eslabón perdido.
Observé
la firma nuevamente.
—El
pulso es seguro y firme. Es alguien que sabía escribir. No creo tenga que ver
con algo parecido al segundo fósil hallado.
—Entiendo…
De
pronto, recordé las palabras de Ivan aquella vez que indagué sobre el esqueleto
de mar… Neptuno + Liz = respuesta.
—¿Cómo
se siente Bianca? ¿Lleva bien su embarazo?
—Sí
–sonrió—. Soy el que ya está nervioso por el parto y aún falta eternos meses.
Reí.
—Debe
ser natural. Me gustaría saludarla.
—Bianca
fue hasta el hospital. Puedo avisarle a Anouk que estás aquí. Estará feliz de
verte.
—¡Por
supuesto! Se la extraña en casa.
Se
puso de pie y me atreví a preguntar.
—¿Y
Liz? ¿Cómo está?
—Muy
bien. Casualmente Bianca fue para arreglar una cita con el director para una
ecografía. No queremos levantar sospechas por si algo fuera de lo común sucede.
—Milenka
fue totalmente normal. Hasta ahora se desarrolla dentro de los cánones
previstos. Pero tienes razón, nunca se sabe. Más vale prevenir.
—Iré
por Anouk.
—Gracias…
¡Ah! Dile a Liz que necesito verla.
Giró
para mirarme sorprendido.
—Quiero
comprarle un regalo para el futuro bebé y necesito la opinión de la mamá.
Sonrió.
—Claro,
ya le aviso.
………………………………………………………………………………………………
Anouk
bajó la escalera con su pequeño bolso colgado del hombro. Llevaba jeans y una
camiseta floreada ajustada que le quedaba muy bonita y seductora.
—Natasha,
dijo Sebastien que estabas en la sala. ¡Qué sorpresa! Me alegro de verte.
—También
yo –sonreí—. ¿Quién te enseñó a maquillarte así?
—Ah,
Rose.
Se
acercó y nos abrazamos.
—¿Me
queda mal?
—Al
contrario, luces muy bien. Lamento no haber sido yo la que te enseñó. Tiempo
atrás no querías saber nada de la seducción.
Hizo
una mueca de nostalgia.
—Lo
sé. Ahora es diferente –se sentó en el sofá y cruzó la piernas con elegancia—.
Esperaré sentada a Rose. La conozco. Dijo estar en cinco minutos y tardará
media hora. Rendirá examen y la acompañaré.
—Me
parece bien. ¿No llegará tarde?
—Aprendí
a mentirle sobre la hora. La única forma que Rose puede llegar puntual.
Volví
a sonreír.
—¿Cómo
vas con el leñador?
—Sobre
rieles… oxidados.
Reí.
—¿Tan
lento?
—Así
es.
—Tranquila
si tiene que ser, será.
—¿Y
mamá? ¿Papá? Te diré que Ivan no ha venido a visitarme.
—Papá,
preparándose para quedarse en la Isla del Oso un tiempo. Iván ocupado en la Universidad.
Lo contrataron para charlas y conferencias muy importantes. Llegan a Moscú profesores
de todo el mundo.
—¡Qué
bien!
—Sí,
está feliz. Y mamá… Bueno ha decidido viajar a París. Svetlana y Anthony la
tienen preocupada.
—Ah…
Será cuestiones de matrimonio.
—Posiblemente.
—Debería
dejarlos que arreglen sus cosas solos, creo.
—Somos
una familia, Anouk. Sin llegar a involucrarse es bueno que Svetlana sepa que no
está sola.
—Sí…
—¿Qué
ocurre?
Mi
iris púrpura buscó el mismo color en la perspectiva. Los ojos de Anouk no se
desviaron y me dejó entrar en su mente.
—¿Sientes
temor de estar en el medio de vidas tan diferentes?
Negó
con la cabeza tristemente.
—No
estoy en el medio. Drank no se ha fijado en mí. Quizás por el resto del año
logre algo.
Nuestros
ojos se miraron fijos durante varios segundos.
Abrí
la boca asombrada.
—¿Te
leí bien? ¿Trabajarás de docente en la reserva?
—Sí,
aunque debo esperar el veredicto de Bernardo. Él dirá si me acepta.
—Pero
Anouk… ¿Estás segura? Podrías trabajar en cualquier colegio en Moscú. Iván tiene
muy buenos contactos.
—Hay
dos razones para trabajar en la reserva. La primera, no deseo pedir nada que no
sea en base a mis logros. La segunda, la sabes de memoria.
—Okay…
No será fácil trabajar allí. ¿Qué clase tendrás a cargo? ¿Adolescentes? ¿Lobos y
adolescentes?
—No,
son niños de Jardín de Infantes. La sala operará más que nada como guardería y
primeros pasos en la instrucción.
—Pero
sus padres son lobos. No te llevarás muy bien con ellos. Supongo, somos
diferentes.
—Sebastien
me ha dicho que no somos tan diferentes. Que los niños, niños son. Y en cuanto
a los padres tuve una asignatura de cómo tratar padres con infantes en edad
escolar.
—Veo
que tienes todo previsto. Me alegro. No quiero verte sufrir ni que seas
discriminada.
—Haré
frente a lo que sea. No me rendiré. Terminarán amándome.
Reí.
—Al
menos te queda esa resto de petulancia Gólubev en la que creemos que todo
lograremos.
—¿Y
no es así? No hemos logrado todo lo que queríamos a lo largo de los años
–sonrió.
Quedé
muda, muda y seria. No por el hecho de Anouk y su seguridad. Sino porque la
razón de no poder decir que había logrado todo en la vida, bajaba la escalera
vestida de verde limón.
—Buenas
tardes –saludó Liz.
—Buenas
tardes –me puse de pie.
—Hola
Liz, luces bonita. Yo iré a apresurar a Rose. De verdad quedará fuera del
examen.
Mi
hermana subió la escalera mientras la reina del mar se acercaba.
—Me
dijeron que deseabas verme.
—Sí.
¿Estás bien?
—Perfecta.
¿Quieres beber algo?
—No,
gracias. Necesitaba hablar un tema importante.
—Sentémonos.
Ella
comenzó a preguntarme sobre mi familia, aunque los había visto en la boda de
Douglas. Cuestiones de ética y formalidad. Después cogió asiento frente a mí.
Su vestido sencillo y vaporoso no dejaba de quedarle elegante. Era bella, no
podía negarlo. Pero su figura delicada llevando un ser en sus entrañas, de
movimientos sutiles, engañaba. Sí… Porque quien la viera podía jugarse que era
una chica débil y frágil, sin embargo era todo lo contrario. Aún cuando había
sido una simple humana.
Sus
ojos verdes con vetas rojizas miraban los míos por escaso tiempo. Mi don no la
aterrorizaría si no tuviera algún secreto que esconder. Ese detalle me
convenció que si no intentaba que Liz me hablara por voluntad, nunca hallaría
la respuesta que ansiaba. ¿Y por qué me contaría por voluntad? Realmente estaba
jugada a todo o nada.
Ella
rompió el silencio, no precisamente para felicitarme por mi figura ni mis
logros.
—No
te diré cómo se encuentra Lenya, porque sé que ya sabes, se comunican a menudo.
—Cierto.
La primera razón de pisar esta casa fue porque Sebastien quería conversar un
tema que incumbe a los Craig. En consecuencia… surgió la segunda razón. Hablar
contigo sinceramente.
—¿Alguna
vez no lo hemos hecho?
Sonreí.
—Es
verdad, siempre nos hemos dicho todo lo que pensamos de ambas.
—¿Y
ahora? ¿Qué te inquieta que tenga que ver conmigo?
—No
daré rodeos. Necesito saber dos verdades.
—¿Dos?
¿No será mucho para nuestra relación? No somos amigas.
Recosté
la espalda en el sofá y ella me miró fijo.
Comencé
a hablar deseando que la reina del mar se compareciera.
—Cuando
me senté aquí, estaba decidida a preguntarte algo que me quita el sueño, sin
embargo… me di cuenta que hay otra cuestión más importante.
—Te
escucho.
—Tu
relación con Drank hace mucho terminó, lo sé. Pero…
—¿Pero?
—Si
Lenya no existiera, tú…
—¿Estás
preguntando si volvería con Drank si mi marido no estuviera junto a mí?
—Más
o menos eso, sí.
—Estoy
anonadada por tu atrevimiento, pero te responderé. Jamás Drank y yo podríamos
estar juntos. Lo quiero como amigo y moriré sintiendo eso por él.
La
respiración escapó de mi nariz a modo de alivio.
Achinó
los ojos con cierto enfado.
—¿Te
interesa mi amigo?
—No,
no es por mí. Yo… solo quería saber eso.
—Es
una pregunta bastante desubicada si no tienes un interés genuino.
—Tampoco
es por Lenya. No pienses que ando cuidando sus espaldas. No va por ahí.
—¿Y
por dónde va?
Titubee…
Mi silencio le bastó para no insistir. Por suerte.
—Bueno,
a ver… ¿Y la razón principal de querer hablar conmigo?
Me
erguí sentada en una posición más relajada. Al menos no había querido indagar a
como diera lugar sobre la extraña pregunta.
—Sabes
que estoy trabajando sobre unos fósiles encontrados.
—Sí.
—Necesito…
Necesito saber si algo parecido sigue habitando el planeta.
—¿Y
yo por qué debiera saberlo?
—Elemental
–sonreí—. Uno de los especímenes prehistóricos viene del mar.
—¿En
serio? ¡Qué loco!
Sonreí.
Me
incliné hasta que mi rostro quedó a poca distancia del sofá, frente a mí.
—Reina
del mar, ¿existe otra raza en las profundidades de tus mares?
Sus
ojos se desviaron hacia el escudo del león.
Varios
segundos pasaron sin lograr que su iris me enfrentara. Insistí.
—Será
un secreto entre tú y yo. Lo prometo. Pero ayúdame a entender la genética. No
puedo avanzar si no parto de la verdad. Mi estudio puede salvarnos si conozco
mucho más.
Sin
mirarme, respondió.
—No
entiendo Natasha Gólubev cómo crees que no siendo amigas puedo hablar como si
nos estimáramos.
—Liz,
necesito saber sobre esa raza desconocida. Si pudieron sobrevivir o algo los
exterminó. Porque alguna vez, podríamos ser nosotros. Trabajo para ello con el
peligro de que algún humano me descubra.
—Insisto
Natasha, es ridículo que hablemos como si nada hubiera pasado entre las dos.
Hay un pasado que nos condena a no hacernos favores por amistad.
Volví
a mi posición anterior. Contemplando sus ojos en el escudo.
—Cierto,
pero una vez… el presente nos enfrentaba como enemigas, sin embargo… Yo… olvidé
nuestra rivalidad y te di la respuesta a lo que contenía un diminuto frasco.
Para mí no hubiera tenido importancia, pero la vida de tu amigo dependía de
hacer las cosas mal.
Sus
ojos me miraron por instantes hasta que bajó la mirada.
—Me
lo reprochas.
—¡No!
Solo apelo a un poco de gratitud. Es importante.
Exhalé
rendida.
En
ese momento Lenya entró a la sala.
Nunca
olvidaré su rostro. Son esos gestos tragicómicos que no sabes si echar unas
risas aunque la ocasión no es la adecuada.
Nos
miró a una y a otra, abrió la boca, y quedó congelado con la mano en el
picaporte.
Clavó
la vista en la puerta como si tuviera el deseo de escapar a cualquier lugar,
Japón, Uganda, cualquier lugar, pero lejos de la sala.
Titubeó
y balbuceó un “buenas tardes”.
—Hola
amor, ¿cómo te fue en el hotel?
—Ehm…
Bien…
—Buenas
tardes –respondí y me puse de pie—. Yo ya me iba.
—Ah…
¿Te vas?
—Sí
–me acerqué a él—. Debo regresar a Rusia de lo contrario Ivan no me perdonará
que no esté en su convención.
—Okay,
dale mis saludos y felicitaciones –sonrió y se hizo a un lado para liberar mis
pasos.
—Se
las daré.
Avancé
hacia la puerta con el ánimo por el piso. No había logrado casi nada. Solo
quedarme tranquila por el lado de Anouk. Su camino hacia la conquista de Drank
tenía el camino despejado.
Escuché
los pasos de Liz seguirme y se adelantó a abrir la puerta. Mis ojos recorrieron
el parque de los Craig. La tarde se despedía por la nueva noche con colores
añiles. Me materializaría entre los árboles. Siempre era más fácil en soledad.
Antes
de dar dos pasos hacia los tres escalones del portal, Liz me llamó.
—Natasha.
Giré
para verla.
Sus
ojos buscaron mi iris, sin ningún temor. Por segundos, el verde y rojizo fue
penetrando en mi mente envolviéndola por completo. Hasta que la retina captó y
el nervio óptico envió información precisa de aquella imagen que no era la que
tenía frente a mí. Cada neurona quedó sumergida en esa neblina gris que se
disipaba de a poco. Después murmuró.
—Que
tengas buenas tardes.
—Gracias…
Tú también.
Mis
pasos comieron el sendero hacia el pequeño bosque de cipreses. La tenue obscuridad
bajo el intenso follaje fue tragándome hasta que me detuve. Era un buen lugar
para desaparecer. Antes de pensar en el living de mi casa y que la imagen de
mis adorados rincones fuera haciéndose nítida, la recordé, a Liz como me había
dejado descubrirla, a la reina del mar, tal como hacia instantes. Ella… en las
rocas… Las olas bañaban sus pies descalzos… Rodeada de sal y espuma y… de
sirenas.
Bernardo.
La
reunión aquel viernes lluvioso, fue más pequeña comparada con nuestras acostumbradas
deliberaciones en la reserva. Esta vez, solo participaban padres de niños de
corta edad y Yako, que dormía en su cochecito.
Después
de ubicarlos en la triste situación de no hallar quien ocupara el puesto para
el Jardín de Infantes, conté el ofrecimiento de Anouk Gólubev para sorpresa de
todos. Y no digo sorpresa como algo maravilloso y gratificante, a veces las
sorpresas traen reacciones contrarias. Como ese atardecer en la reserva.
Esperé
unos minutos para tomar la palabra
mientras escuchaba cuchicheos y murmullos.
—¿Y
bien? –Dije al fin—. Díganme que les parece.
—No
sé si escuché bien –se animó primero a hablar Adalwolf—. ¿Dijiste Gólubev?
—Eso
dije.
—¿Pero
no es vampiresa?
—Lo
es.
—Bernardo,
otra raza no podría enseñar a nuestros hijos –agregó Mel.
—Bueno,
acepto tu negativa aunque antes quiero escuchar tu razón. Si es que la hay.
—¡Cómo
no la va haber! –Protestó Sven—. Mel tiene razón, no tenemos nada en común.
—Por
empezar tenemos, pisamos el mismo planeta.
—¡Ay
Bernardo! Siempre admiré tu buen tino y decisiones pero creo que en esta no
puedo darte la derecha, Es una locura que un vampiro enseñe aquí –rio.
—Yo
no tendría problema –aseguró Alice—. Me urge trabajar y si continúo sin tener
guardería perderé el trabajo.
—Esa
es una buena razón, Alice.
—Sinceramente,
querido Bernardo, prefiero que mi hijo pequeño se crie corriendo por el bosque
sin que nadie le enseñe, antes que lo guíe un vampiro.
—No
te entiendo, Freda. Sobre todo si tu base de cómo debe ser la enseñanza terminó
con tu hijo mayor consumiendo drogas. Por cierto, ¿cómo sigue Tomas?
Titubeó.
—Mejor,
creo. Yo… no vamos muy a menudo. Aún nos cuesta entender como estamos en esta
situación.
—Entiendo,
no debe ser fácil. Por eso, insisto. Antes de dejar correr por el bosque a tu
hijo menor, Choli, sin hacer nada útil, lo dejaría en manos de una maestra sea
loba o vampiresa.
—¿No
hay forma de encontrar una humana? Al menos los conocemos mejor. Sabemos cómo
piensan, y su vida aunque no es tan pro naturaleza, tienen muchos principios similares
a nosotros –agregó Timer.
—Hablas
de nosotros como si todos los lobos nos mereciéramos el premio Nobel de la Paz.
Y sabes que no es así. Además, Anouk tiene un título que la avala. Título que
se lo ha ganado a través de otra raza que no era la suya. No pueden decir que lo
compró o se lo regalaron por ser vampiresa.
Gloria
entró al recinto junto con Ruth. Ambas llevaban sus muñecas preferidas.
—Hola
cariño, hola Ruth.
—¡Hola!
Se
acercó a mí pero no reparó en hablar en voz alta.
—¿Cómo
está yéndote con la discriminación?
Dibujé
una sonrisa torcida y arquee las cejas.
—Lo
imaginaba –murmuró.
—¡Qué
grande estás, Gloria! –sonrió Mel.
Ella
giró para verla.
—Sí,
cumplí nueve.
Sentó
la muñeca en la gran mesa y la observó.
—Dicen
que podría ser la futura alfa de la manada. Lo aseguró un lobo blanco que
siempre me aconseja. Yo lo escuchó siempre –echó una vista panorámica a la
reunión y volvió a fijarse en su muñeca—. Yo lo hubiera escuchado aunque no
fuera un lobo blanco, podría haber sido negro. Pero lo importante no es su
color sino lo que me dice.
Cogió
la muñeca y arregló su vestido. Con ella en brazos buscó a un lobo.
—¡Mira
Sven! Mi muñeca ya no tiene la cabeza rota. ¿Recuerdas que te dije si podías
arreglarla?
—Sí…
Pero era muy difícil, Gloria. Tu papá tampoco había podido arreglarla,
¿recuerdas?
—Lo
recuerdo. Por suerte para Ron no fue difícil, Ron… Un vampiro –le sonrió.
—Pequeña
–comenzó a hablar Timer—, se dónde quieres llegar. Pero esto no se trata de una
simple muñeca sino de nuestros hijos.
Ella
se acercó para verlo a la cara.
—Eso
es lo que más me preocupa, Timer.
—Cariño
—le hablé a Gloria—, ve a jugar. Veremos cómo solucionaremos la falta de
maestra.
—Okay,
papá. ¿Vamos Ruth?
—Buenas
tardes.
La
nueva voz interrumpió en la sala y dibujó en Gloria una enorme sonrisa. Cuando
miré hacia la puerta al igual que todos, me sorprendí. No imaginaba ver a Anouk
Gólubev de pie vestida informal.
—Anouk,
¡qué sorpresa! Adelante.
—Permiso
—caminó hacia mí dubitativa—. Sebastien me dijo que ustedes se reunirían por el
tema de la maestra. Me pareció buena idea que al menos me conocieran antes de
decidir si me aceptan.
—No
recuerdo haberle dicho a Sebastien de la reunión, pero has hecho bien –sonreí.
—Se
lo dije yo –interrumpió Gloria—. Mamá Sabina me prestó el teléfono.
—Disculpen,
creo que hablo en nombre de todos. No creo necesario que ella esté en nuestra
reunión –protestó Mel.
—Habla
por ti –retrucó Alice—. Me urge trabajar, y conocer quien se quedará con mi
hijo es un paso ineludible.
—Aún
no decidimos si aceptamos –dijo Adalwolf.
—Cierto
—señalé—, pero ya que Anouk se molestó en venir hasta aquí podemos preguntarle
alguna duda.
Nadie
habló. Y antes que el silencio se hiciera más profundo, Anouk tuvo la buena
decisión de comenzar.
—Bueno…
ya que no me conocen… Les cuento que mi nombre es Anouk y soy de Moscú… Estudié
docencia porque me gusta enseñar y adoro los niños. Tengo paciencia y me
divierto con ellos. Podría enseñarles muchas cosas mientras se quedan conmigo.
También sé muchos juegos… Y… —echó un vistazo a la carpeta sobre la mesa—. Obtuve
muy buenas notas y el título intermedio. El definitivo me lo darán aprobando la
práctica.
—No
dudo que podrías hacerlo en Moscú si dices que tienes buenas notas. Incluso en
un excelente colegio de Kirkenes –alegó Timer—. ¿Por qué aquí? No te será fácil
en la reserva.
—Debe
ese motivo lo que me entusiasma. Hace tiempo que lo que me resulta fácil ya no
me atrae. No tiene tanto valor.
—A
tu familia de vampiros no le gustará que enseñes en una pobre reserva de lobos
–dijo Mel—. Estoy segura que en el fondo nos discriminas
—Tú
no conoces mi familia. Y si fuera así estoy suficientemente crecida para tomar
mis decisiones. En cuanto a discriminar… Ha sido tú que ha dicho “pobre reserva
de lobos”, no yo.
—A
mí sí me gustaría saber sobre ti –interrumpió Rodo—. Al igual que Alice, mi
esposa y yo necesitamos trabajar y dejar los niños en buenas manos.
Ella
sonrió.
—¿Y
qué te gustaría preguntarme?
—Mi
hija tiene tres años y el mayor cinco. ¿Crees que podrás siendo tan pequeños?
Son muy traviesos e inquietos.
—Esa
es la idea, perdón, ¿cómo te llamas?
—Rodo
y mi esposa es ella –señaló—. Alice.
—Encantada.
Pues Rodo, si tus hijos se quedaran quietos todo el tiempo no tendrían la
necesidad de dejarlos con un adulto.
—Cierto.
—Además
ante un niño que no se interese por lo nuevo y las travesuras estaría
preocupada. No serían sanos.
—¡Claro!
¡Te lo he dicho siempre cuando protestas! –Acusó Alice a su marido.
—En
mi caso quizás me gustaría –dijo tímidamente Sol—. Pero debo buscar un lugar
apropiado para Raphael.
—¿Apropiado?
–Anouk se acercó a la loba con curiosidad —¿Por qué?
Sol
dudó y antes de abrir la boca echó un vistazo a todos para bajar la vista.
—Mi
hijo no es un niño normal.
—¿A
qué te refieres con “no es normal”? ¿No es un niño? Si es adolescente te daré
la razón. No podrá asistir al Jardín por razones obvias.
Todos
embozaron una sonrisa.
—Sí,
es un niño.
—Entonces
no veo el problema.
—Tiene
un atraso madurativo. Síndrome de Down.
—Aún
no veo el problema.
—Bueno…
es difícil tratar con él y…
—¿Sabe
jugar?
—Sí,
sí juega. A su manera. En casa está más cómodo por eso juega más bien solo o
con nosotros.
—Creo
que la incomodidad de integrarse no viene de su parte. ¿Me equivoco?
Los
ojos de Sol se humedecieron.
—No
te sientas mal. Suele ocurrir cuando no sabemos qué hacer frente a situaciones
diferentes. Sin embargo pienso que decidirás llevarlo al Jardín y ojalá tenga
el gusto de conocerlo y enseñarle a jugar con el resto de los niños.
—Sí…
Ojalá.
—Todavía
no hemos decidido si dejar nuestros hijos en tus manos –protestó Adalwolf.
—Mira
cretino, como no aceptes a esta maestra ya que ninguna quiere molestarse a
venir a la reserva, por consiguiente perderé el trabajo junto a mi esposa y
tendrás que alimentarme tú, ¡Idiota! –exclamó Leonides.
—Por
favor –traté de calmar los ánimos—. Pueden pensarlo esta semana. Anouk puede
esperarnos ese tiempo, ¿verdad? –me dirigí a Anouk.
—Por
supuesto. Regresaré el fin de semana próximo y espero que me acepten. De verdad
me gusta mi profesión y lo haré con cariño.
Gloria
se acercó sonriente.
—Hola
Anouk, te presento a mi amiga Ruth.
Anouk
se inclinó.
—Hola
Ruth. ¿Tú ya vas a la escuela?
—Sí,
en Kirkenes. Igual que Gloria.
—¡Qué
bien! Bueno… espero verlas a menudo.
—Ojalá
—contestó Gloria—. Me caes bien. Y si te aceptan, te daré la bienvenida.
—¡Gracias!
Me gustará tu bienvenida al Jardín de Infantes.
—No
lo digo solo por el Jardín… Sino por este lugar. Mi lugar será el tuyo aunque
ahora no lo creas.
Hola, Lou... Está muy claro que Bua no quiere ser la "cazadora" esta vez... quiere que Asgard la conquiste
ResponderEliminarAsgard es un hombre maravilloso... eso sí, con un pasado muy complicado, con una herida muy dolorosa... pero también en su pleno derecho a ser feliz... Tal vez Bua pueda aportar bastante para este fin
Creo que Drank le ha dado buenos consejos a Bua... Quizás sabios
Natasha ya conoce la existencia de las sirenas... y, como siempre, Gloria es un encanto de niña
Muy enigmáticas sus últimas palabras para Anouk... pero todo lo que dice esta niña tiene un sentido... un día lo sabremos
Creo que Anouk se ha "vendido" muy bien... y que no van a encontrar mejor candidata para ocupar esa vacante de maestra
Como siempre, muy buen capítulo... Felicidades, Lou
Te mando besos y abrazos
¡Hola Mela! Gracias por el comentario. Es cierto Bua le interesa mmucho Asgard y por eso creo que desea que la vea diferente al resto. Asgard tiene una herida que no cerrará nunca pero tienes razón Bua podría acompañarlo en su camino y hacerlo sentir mejor, con proyectos y ganas de vivir una nueva historia.
EliminarDrank ha pasado por el amor y sabe de qué habla. Un amigo siempre da buenos consejos y él de amistad y lealtad también sabe mucho.
Natasha ha logrado el objetivo, veremos si puede aportar para las razas y entender la génetica. Liz ha confiado en ella y yo diría que ha hecho bien.
Gloria... ¡Qué decirte de Gloria! La niña sabia. Pronto sabrás el porqué de la bienvenida aunque estoy segura que con lo excelente lectora que eres ya ronda la idea en tu cabeza.
Anouk ha sido auténtica, siempre se condujo así. La diferencia es que hay otros valores que la mueven y eso está muy bien. Ha conocido otro mundo fuera de los Gólubev y sus riquezas y me animo a decir que le agradan mucho.
Gracias amiga por tus palabras. Te deseo una bella semana y te mando un besazo.
Hola buenas noches,me ha gustado mucho y lo he compartido.Creo que Anouk será la maestra de los niños de los lobos y Drank se enamorara,lo veo venir.Bua tambien me gusta mucho.Besos.
ResponderEliminar¡Hola Ramón! Muy agradecida por tu comentario y feliz de que te haya gustado.
EliminarGracias por compartir el link!
Yo creería como tú que será una buena maestra y Drank posiblemente se fije en ella si es que ya no está conquistado aunque no lo sepa. Veremos con el correr de los días.
Bua ha conocido el amor y está dispuesta a cambiar todo lo que sea necesario para sentir que merece un hombre como Asgard. Ojalá se le cumple el deseo y sepa como conquistarlo.
Te mando un abrazo querido amigo y una bella semana para ti.
Uy extrañaba leerte . espero que Anouk pueda llegar al corazón de Drask harán una buena pareja y tambien me gustara que ayude a los niños como maestra. Buen fin de semana
ResponderEliminar¡Hola cielo! Muchas gracias por comentar.
EliminarSería genial que Anouk y Drank se enamoraran y formen una pareja aunque creo que nada será fácil para ellos. Veremos que ocurre cuando los Gólubev lo descubran.
Anouk estoy segura será una maestra muy buena.
Muchas gracias por pasarte y leer. Te mando un besote y bella semana amiga!
Asgard será un gran conquistador, Bua no tendrá queja.
ResponderEliminarNo se sentirán las sirenas traicionadas por la reina del mar?
Bso
¡Hola Ignacio! Muchas gracias por comentar.
EliminarYo también creo en esa nueva pareja que perfila, veremos que ocurre cuando Asgard sepa el secreto de los lobos.
Las sirenas vivieron en secreto miles de años, pero la Reina del Mar es la única que sabe cuando romperlo y ellas lo saben. De todas formas habrá que esperar para ver si Liz ha hecho lo correcto. Creería que sí.
Te mando un gran abrazo amigo, y muchas gracias por leerme y comentar. Bella semana para ti!
Horror de los horrores. Soy Merche peroooooo el google + ha desaparecido y he perdido mi cuenta.
ResponderEliminarEl capi me ha encantado. Tengo ganas de ver a Bua con Asgard y a Anouk con Drank!!!!!
Besoteeeesssss!!!!!!
¡Hola Merche! No te preocupes, te reconocería entre miles por ese toque tan divertido y personal. Gracias por comentar!
EliminarMe alegra que te haya gustado. Tengo muchas ganas de ver a Bua con Asgard y quizas no falte tanto. En cuanto a Anouk y Drank... creo que tendrán que luchar para ser felices. Lamentablemente sus mundos son muy diferentes aunque cuando hay amor verdadero... Veremos amiga. Te mando un besazo y bello fin de semana!
Anouk es perfecta para ese puesto!!!! Todos terminarán adorándola. Y mi pequeña gloria, esa boquita que tiene da miedo a veces. La amo!
ResponderEliminar¡Hola Johii! Sii Anouk se siente cómoda y le encantan los niños, además tiene buenas calificaciones. Los lobos no tienen ningún fundamento.
EliminarGloria se nota que es especial. Ojalá sea una buen alfa.
Un besote reinaa y te sigo leyendo los comentarios.