INTRODUCCIÓN

Introducción:

Dentro de los Sami, una raza milenaria se ha mantenido en secreto. Los lobos basados en la naturaleza y el honor han logrado la supervivencia lejos del ojo humano.

La reserva es su hogar y transitaré en ella para conocer cada secreto. Es un gusto que ustedes me acompañen. Estoy segura que reirán y se emocionarán.

Por mi parte cada línea, cada párrafo sobre ellos, me ha llevado a un mundo de misterio y fascinación.

Lo siento no puedo prescindir de ellos. Ellos… también me han atrapado.

domingo, 26 de julio de 2020

¡Hola a todos los lectores! Espero que disfruten el capi escrito con cariño para ustedes. Hoy se lo quiero dedicar por su cumple pasado a una querida amiga, Merche. ¡Para ti corazón! Un beso grande.
¡Que tengan una feliz semana!


Capítulo 46.
El encuentro.


Sasha.

La casa lucía bella y ordenada. Mijaíl había ayudado a asearla y a guardar los juguetes de Milenka esparcidos por doquier. Svetlana y Anthony aprovecharon a dar un paseo, solos, por la otoñal Moscú. Giselle daba un baño a mi nieta y Anoushka no perdió la ocasión de colaborar en la tarea ya que resultaba muy divertida salir de la faena, tan empapadas como la niña.

Dimitri y Natasha recién llegada de la Isla, ayudaban en la cocina con los últimos preparativos y se ponían al día con una charla interesante después de un tiempo de no verse. Parecía que nuestra hija mayor había logrado por fin tener un rincón privado y bien instalado para sus estudios sobre genética. Todos esperábamos que hallara respuestas a tantas incógnitas sobre la raza. Y no dudaba que Natasha tarde o temprano lo lograría.

Sentada frente al espejo me puse la pequeña perla en el lóbulo de la oreja derecha completando el atuendo. Falda negra en forma de tubo, medias y zapatos stiletto. Una blusa de flores pastel combinaba perfecto y le daba el toque elegante sin resultar desmedido. Fue lo primero que pensé al buscar en el guardarropa, Drank no debía sentirse incómodo con la opulencia. Estaba feliz de que el prometido de mi hija nos visitara. Nosotros no habíamos podido conocer el nuevo hogar de Anouk porque según Mijaíl las relaciones entre lobos y vampiros no estaban muy bien.

¿Cómo se encontraría nuestra hija rodeada de seres que no la apreciaban? Sin sus lujos a los que estaba acostumbrada, sin las charlas cómplices de sus hermanos, las tardes de café, las noches invernales de coñac. Kirkenes sufriría un invierno riguroso muy diferente a Moscú. Aquí el sol solo se escondía los días de lluvia. La extrañaba… Necesitaba verla y saber con veracidad que estaba feliz. Las referencias sobre Drank eran muy buenas, tanto Sebastien como mi amiga Bianca me habían asegurado que era un chico muy bueno, honrado y trabajador. ¿Bastaría para Anouk?

Abrí el tercer cajón de tocador donde guardaba algunos recuerdos  de mis hijos cuando eran pequeños. Cogí las primeras ilustraciones que habían hecho en la sala de Jardín de Infantes… Dimitri había hecho un sapo entre pastizales de aquella primera impresión que le dio al descubrir un batracio por primera vez en el día de campo. Natasha había hecho a su maestra junto al pizarrón, bueno… algo parecido con sus cinco años. Ivan dibujó un perro que dormía en la plaza, amaba los animales. Svetlana, como era de esperar sus virtudes en el arte podían notarse desde muy pequeña y la vista de la ciudad desde la ventana era para tan corta edad, maravillosa. Anouk… Anouk había hecho una princesa sentada en un trono imponente.

Cerré los ojos, sus sueños de niña y hasta creo que de adolescente, ser princesa. ¿Y ahora? ¿Sería feliz en la cabaña de un bosque?

Tan ensimismada estaba en recuerdos que no escuché a mi marido entrar a la habitación. Sus delicados dedos deslizándose por mi pantorrilla me sobresaltaron. Sonrió frente al espejo.

—Mijaíl…
—Estás muy bella, como siempre.

Se irguió y pasó su brazo por delante de mi pecho. Recosté la cabeza en su cintura y nuestros ojos se encontraron.

—Eres hermoso.
—Me harás sonrojar.

Se inclinó y besó mi cuello desde la clavícula hasta detrás de la oreja. Mi sangre se alteró.

—¿Cuánto tiempo tenemos? –murmuró junto a mi piel.
—No, no, no tenemos tiempo.
—Igual que aquella vez que mi avión iba a partir y tú decidiste…
—Mijaíl ahora no es igual, recuerda que Anouk y Drank están por llegar.
—Pueden darle la bienvenida alguno de nuestros hijos –insistió desprendiendo un botón de mi blusa.
—No Mijaíl, no queda bien.

Me puse de pie lentamente y giré para abrazarlo.

—No vas a conformarme con un abrazo, mi querida Sasha.

En ese instante unos golpes tímidos se escucharon en la puerta.

—¿Quién? –pregunté.
—Mami, necesitamos una toalla –suplicó Anoushka.

Abrí la puerta sorprendida.

—Cariño, ¿Svetlana no les dejó toalla para el baño de Milenka?
—Sí… Digamos que está empapada y no la podemos usar. “Lenki” la lanzó a la bañera.
—Ah… Okay. Ven, acompáñame a mi alcoba te daré una.

Ambas nos dirigimos a mi habitación y abrí el ropero.

—Veamos…
—Estás muy linda, mami.
—Gracias cielo –me detuve y la observé—. Tú estás bellísima. Ese vestido azul te queda genial con tus ojos púrpura, pero pensé que te pondrías el color salmón.
—Es que a Dimitri le gusta este.

Cruce los brazos y fruncí el ceño.

—Anoushka debes usar lo que te gusta a ti. No todo gira a través de Dimitri.
—Lo sé –sonrió—. Solo por esta vez.
—Uno se casa pero no debe perder identidad, ni sus gustos y preferencias.
—No te preocupes lo tendré en cuenta.

La voz de Svetlana apresuró el trámite.

—¡Hola mamá, llegamos!
—¡Voy!

Entregué la toalla a Anoushka y me apresuré a llegar a la sala.

—Svetlana, Anthony, ¿qué tal la ciudad?
—Muy iluminada y concurrida, Sasha.
—Como siempre hermosa, mamá.
—¿Quieren beber algo? –invitó Mijaíl entrando a la sala.
—Por ahora no, gracias –Anthony se sentó en el sofá frente al ventanal— ¿Milenka se portó bien?
—¡Por supuesto! –Exclamamos al unísono.
—Mmm… sospecho que la están cubriendo –Svetlana me abrazó y dio un beso sonoro en la mejilla—. Pero ya me di por vencida. No puedo con dos abuelos consentidores como ustedes.
—Hija, no la vemos tan a menudo –protestó Mijaíl—. Déjanos mimarla.
—Toda de ustedes mientras estemos aquí –rio Anthony.

Observé a mi hija.

—Svetlana, ¿te quedarás de jeans y suéter?
—Obvio mamá, es mi estilo y no iremos a ningún evento.
—Anthony está muy elegante y tú…
—Me maquillé, me planché el cabello, pero es la ropa que me siento cómoda. Iván, ¿dónde está?
—Tiene una conferencia en Kaliningrado, imposible estar presente entre nosotros -intercambié una mirada con mi esposo.
—Iré a ver si Milenka está lista. Ah, ¿está preparado el llavero para Drank?

Mijaíl y yo nos miramos con temor.

—No se lo darán –Natasha entró a la sala con el mantel de encaje.
—¿Qué? ¿Cómo qué no?
—Pues… —titubee— Natasha cambia ese mantel es muy suntuoso y no pretendo que Drank se sienta incómodo.
—Ivan no está de acuerdo y debemos coincidir los siete –respondió Natasha a su hermana lanzando el mantel en el sofá.
—¿Qué le pasa a este chico?
—Mi amor, quizás es cuestión de tiempo –trató de aplacar Anthony.
—Pero si hoy se presenta formalmente, ¿cuándo se lo daremos?
—Hija, el llavero no es tan importante.
—¡Cómo que no, papá! El águila bicéfala es nuestro símbolo. Anouk es una Gólubev.
—Bueno, intentemos pasarla lo mejor posible y que Drank se sienta como de la familia –acoté afligida.
—No entiendo cómo va a sentirse de la familia si le haremos ese desaire.

De pronto, la puerta de ascensor se escuchó, pasos en el pasillo y… un ligero aroma a lobo se coló por debajo de la puerta.

—Llegaron –murmuré—. Natasha, ¿los canapés están listos?
—Todo listo, mamá.

Mijaíl abrió la puerta y su rostro expectante cambió en segundos al contemplar a Anouk. La sonrisa de oreja a oreja lo iluminó.

¡Hola papá!
—¡Anouk!

Ambos se abrazaron mientras Natasha y Dimitri se acercaban sonrientes. Drank había quedado un poco atrás así que avancé hacia él como buena anfitriona.

—¡Drank, bienvenido!

Sonrió de inmediato y contestó un tímido, “muchas gracias”.

Lo abracé y correspondió. Al apartarlo lo miré a los ojos, ¿miel, canela? No sabría bien. Reconocí aquel rostro amable que había evitado que cayera en la boda de Douglas.

—¿Qué tal el viaje?
—Dos horas eternas pero bien. No estoy acostumbrado a viajar en avión a menudo.
—A mí me gusta pero Mijaíl odia los vuelos. ¡Oh! Permíteme el abrigo.

Se lo quitó y lo cogí sin perder la sonrisa. Es que en realidad no era forzada. Drank transmitía paz y simpatía.

Mi marido se acercó y estrechó la mano.

—Bienvenido, Drank. Un gusto que estés aquí.
—Muchas gracias.

Después de la algarabía del encuentro entre hermanos, Natasha y Dimitri junto a Anthony se acercaron a Drank para presentarse. Poco después Giselle y Anoushka llegaron a la sala para saludar a los recién llegados.

—¡Oye te ves muy bien de vampiresa! –rio Anouk.
—Gracias, estoy feliz –contestó Anoushka.
—Por favor, sentémonos antes de que esté la cena así Drank se relaja un poco –sonrió Mijaíl invitándolo al sofá.
—Anouk dame tu abrigo, los dejaré en el perchero.
—Iré a ver si Svetlana necesita ayuda, permiso –Anthony abandonaba la sala cuando chocó en la arcada con su esposa.
—Cariño, iba por ti y la niña para darte una mano.
—Te has acordado un poco tarde, Anthony.
—¡Pero pensé que tenías todo controlado! Dame a Milenka –la cogió en brazos pero mi nieta luchó por quedar libre y caminar –okay, no toques nada.
—¡Ah noo! ¡Ven aquí con la tía! –Anouk se apresuró a cogerla— Mira Drank, ella es mi sobrina Milenka.

Él se acercó con una sonrisa que iluminó la sala. Le gustaban los niños, era evidente.

Svetlana sacudió su suéter con evidente enojo.

—¡Mira cómo me dejó! Repleta de talco.
—¡No tengo la culpa! –se defendió Anthony.
—No discutan por pequeñeces, hay un invitado –me enfadé.
—Por mí no se preocupen.
—¡Anouk, hermana! ¡Hola Drank, soy Svetlana! Los saludaré cuando esté presentable.
—¿Alguna vez estás presentable? –bromeó Dimitri.
—Ah Okay, habló el que usa trajes combinados y multicolores. Natasha, ¿tienes un suéter para prestarme?
—Claro, ve a mi habitación –giró hacia Drank y sonrió—. Bienvenido a la familia.


Tim.


Vestido con el atuendo multicolor propio de los sami me acerqué junto a ellos a la gran fogata. El atardecer nos rodeaba a pesar de ser las cuatro y media de la tarde. El fuerte olor a incienso y piñas del monte entraba por las fosas nasales y parecía depurar los pulmones. El gran chamán de la tribu rezó unas oraciones mientras nos manteníamos en silencio, con respeto, con nostalgia de todos aquellos muertos que nos habían dejado.

Entendía el idioma perfectamente por ser mi lengua madre, el lenguaje de todos los lobos que habían nacido en tierras nórdicas. El brujo extendió sus manos como queriendo abrazar cada llama que ascendía en forma de lenguas anaranjadas. Convocó a Syn, guardiana del umbral del Nilfheim, el reino de las tinieblas. Pidió a la diosa liberar a nuestros antepasados del oscuro territorio, para que vieran la luz y descansaran en paz. Después de un largo silencio comenzaron a entonar un “Joik” dulce y melodioso. Acompañé en voz baja cada estrofa, cada verso, con la esperanza que mi amor diera alguna señal de estar bien, en paz, iluminada con la misma energía maravillosa que la había acompañado durante su corta vida… Siempre tenía ese deseo, cada año, cada día festivo de los muertos. Pero nada… Nunca había tenido una señal de ella.

¿Dónde iban los lobos nobles cuando morían?  ¿Sería cómo el cielo al que creían los humanos? ¿Y los vampiros? ¿Ambos seríamos bestias a los ojos de ese Dios inmortal de la raza humana? Algo se comentaba en la reserva desde que Drank había sido salvado por Adrien. Algo así como campos de energía donde nada corpóreo tenía lugar.

De pronto me angustié, sentí que por más que rezara nuestros muertos no escucharían. ¿Por qué mi fe parecía flaquear? ¿Por qué no albergaba esa confianza que lucía en cada hermano sami frente a la hoguera?

Transcurrió alrededor de una hora, o más… Los hombres se quitaron la casaca y quedaron con sus torsos desnudos. Las mujeres abandonaron sus ponchos de colores  manteniendo una prenda sencilla y blanca como la espuma. Los imité. Era una señal de estar despojados de lo terrenal, de agravios, con sencillez y pureza ante los muertos. Ellos no se llevaban nada de aquí.

Poco a poco cada uno fue alejándose cogiendo un carbón encendido en vasijas y cuencos, atravesaron lentamente el cementerio, como si el pequeño hilo humeante que dispersaban fuera un regalo para ellos, para su descanso.

Me quedé allí, cerca de la fogata casi extinguida. El silencio ganó mí alrededor y se extendió por el bosque. El fresco abrazó mi piel como helada matutina. La noche caía y ni grillos ni búhos se atrevía a romper la quietud. Me había quedado solo con un sabor a fracaso muy pocas veces sufrido. Siempre fui optimista, alegre, con una fuerza interior capaz de levantarme mil veces si caía. Vaya que caí…  Pero aquí estaba de pie. Aunque solo necesitaba saber cómo estaba ella.

Mis ojos se empañaron por las lágrimas… Cielos, solo quería saber cómo estaba ella. Si tan solo Syn existiera realmente y me lo dijera. En sueños o aquí mismo, no importaba. Mi fe se diluía, y no quería que ocurriera.

De pronto una silueta femenina corrió entre los árboles, el follaje era espeso pero aun así su luz violeta no pudo ocultarse ante mis ojos de lobo.

Tragué saliva, luz violeta, silueta femenina… ¿Si era la vampiresa asesina de Fjellner? Estaba solo… Los sami se habían retirado, el complejo de cabañas estaba lejos… Sin embargo la valentía le ganó al temor. Si era mi hora de morir no me importaba. Iba a encontrarme con ella y mi bebé.

Me mantuve quieto con la vista fija hacia el tercer ciprés, donde creí visualizarla por última vez. Veinte segundos, treinta, cuarenta… Al fin se dejó ver asomándose al costado del tronco. La poca luz de la fogata casi extinguida alcanzaba para ver un rostro de rictus serio y unos ojos brillantes. Lo violeta del aura se confundía con el tono claro oscuro que daba la luna en el follaje.

Mi voz salió firme de mi garganta.

—Si vas a matarme hazlo al menos de frente. Cara a cara.

Inclinó el rostro, un rostro perfecto, como sorprendida. Entonces escuché su voz que movió las nervaduras de cada hoja del monte.

—¿Matarte? No he venido a eso.

Se acercó lentamente. El cabello largo y renegrido se balanceó con sutileza a cada paso. Sentí rígidos mis músculos.

—Eres el lobo de mis apariciones.
—¿Qué? –balbucee.
—Esto es para ti –extendió un colgante con un dije que parecía un colmillo.

Sin saber por qué lo cogí y le di las gracias.

Lo observé en la palma de mi mano. Un colmillo…

—¿Por qué me regalas esto, vampiresa? –volví la mirada ante ese iris sanguinolento.
—No es un regalo, es un préstamo. Es el colmillo del leopardo de las nieves, símbolo Sherpa.
—Yo… no soy Sherpa.

Sonrió. El arco de sus labios rojo intenso en ese gesto me congeló. Hubiera caído de rodillas frente a ella si no hubiera mantenido la cordura.

—¿Por qué yo?
—Te lo dije, eres quien más lo necesita. Me lo dicen mis visiones. ¿Acaso no quieres saber de tus muertos?
—Y… ¿este colmillo…?
—Perteneció a mi padre, líder de los Sherpa. Está entre los muertos y su objeto tan amado ahora te une a él.
—¿Quién eres?
—Thashy Sherpa, hija mayor de Agni. He soñado con él y debía entregártelo.
Solo cuídalo.

Cerré el puño y mantuve el colmillo apretado hasta que lo acerqué para verlo mejor. No era imitación. No conocía al animal pero era evidente que no era fantasía.

—¿Qué debo hacer con él? ¿Guardarlo? –levanté la vista para ver a la vampiresa.

Ya no estaba. Se había esfumado entre la vegetación. Entonces cogí el colgante y me lo puse en el cuello. Acaricié el colmillo comenzando a sentir una sensación extraña. La brisa de alrededor fue desapareciendo y mi piel desnuda sintió una tibieza agradable. Algo me llevó a acercarme aquella fogata casi extinguida. Los carbones aún despedían el aroma de piñas e incienso. Los brasas ardientes cambiaron el color rojo característico por uno brillante parecido al oro. Como los ojos de los lobos cuando su energía se expandía por el cuerpo.

De pronto parecieron muchos ojos que me miraban, y yo a ellos…

Aparté la mirada lentamente y me di cuenta que no me hallaba en el bosque. Al menos no en el que conocía desde niño. Era un paraje muy bello, con el atardecer despuntando en el horizonte. Árboles, césped, flores…

¿Dónde estaba?

—Bienvenido Tim, guardián del alfa.

Miré a mi costado, a unos cuantos metros la vi. Una hermosa hembra de vestido muy largo y vaporoso.

—¿Me conoces? ¿Quién eres?

Sonrió.

—Te conozco, sí. De muy pequeño. Tú no me recuerdas pero alguna vez guié a la manada.
—¿Alfa? ¿Eres Maia?
—Sí, soy yo.
—¿Pero estás muerta? ¿Cómo puedo verte y escucharte? ¿He muerto?
—No, tú no eres de aquí, al menos faltará tiempo para eso. El colmillo es lo que provocó tu viaje.
—¿Mi viaje?
—Dime, ¿no era tu necesidad imperiosa saber dónde estamos? Pues aquí, la mayoría estamos bien.
—¿Puedo quedarme?

Arqueó la ceja confundida.

—No te engañes. Tú no quieres quedarte. Sabes que eres muy útil en el lugar de dónde vienes.
—¿No puedo verla? Por favor…

Volvió a sonreír y señaló a mi espalda. Me giré bruscamente y me encontré con esa figura tan amada que había extrañado tanto.

—Mi amor… —mis ojos se llenaron de lágrimas.
—Tim… Estamos bien.
—Te extraño.
—También yo.

Estaba igual que la última vez que la vi, con un estado de embarazo avanzado.

—Debes regresar. Yo siempre te cuidaré.
—No quiero irme sin ti.
—Tendrás que hacerlo, amor. No pertenezco a los vivos y tú sí. Pero no sufras, algún día nos volveremos a ver.

Una lágrima corrió por mi mejilla.

—Si tú no estás nada es igual.
—No, nunca lo será. Pero será mejor, lo mereces. Y me hace feliz. Si tú estás feliz lo estaré yo. Recuérdalo siempre.

De pronto el llanto lastimero de alguien llegó a mi oído. Mis ojos alcanzaron a ver no muy lejos una parte sombría del bosque. Ella miró hacia allí y su rostro dibujó la tristeza.

Avancé sin pensarlo dos veces hasta que reconocí el rostro de aquél lobo.

—¡Fjellner! ¡No llores!

Me miró con desaliento y murmuró.

—Mike…

Miré a Maia y ella me habló antes de desaparecer.

—Puedes ayudar, Tim… Guardián del alfa. Tú has podido contemplar lo que muchos no podrán. Debe servir para algo. El colmillo es un préstamo que lleva consigo una misión.

Parpadee varias veces. ¿Estaba soñando? ¿La vampiresa me habría dado algún alucinógeno? No… Todo era demasiado real.

Quise avanzar hasta el lobo pero nunca llegaba. La distancia parecía mantenerse a pesar de haber dado una decena de pasos. Quería abrazarlo, consolarlo,  fue entonces cuando todo cambió a mi alrededor.

El bosque giró sobre sí mismo y caí al suelo. Mis ojos fijos en el cielo estrellado. El frio alrededor, el aroma al incienso, y la voz de Carl.

—¡Tim! ¡Tim! ¿Dónde estás?
—Aquí –murmuré en voz baja primero… Después más fuerte hasta gritar—. ¡Aquí! ¡Carl, aquí estoy!

Llegó hasta mí sosteniendo una linterna y me observó en el suelo.

-Pero… ¿Qué haces? Me preocupé, tardabas demasiado. Dejé a los dos demonios solos en tu casa. Mis sobrinos deben estar incendiándola.
-Solo fue un par de horas.
-Te equivocas, hace mucho más. ¿Perdiste noción del tiempo? Mira tú reloj.

Acerqué la muñeca mientras me ponía de pie. Una de la madrugada… No podía haber transcurrido tanto tiempo. ¿O sí?


Douglas.

Esa mañana no debíamos trabajar en el monte, había que aguardar desde Kirkenes una carga de tirantes que traería Bernardo en la furgoneta y Marin tenía el día libre en el hospital. Así que junto a mi amada desayunamos en la cama y aprovechamos a quedarnos un poco más disfrutando del asueto. Cuando el sol bañó la gran parte de la pequeña habitación de nuestra alcoba, decidí darme un baño y llegar puntual a la cita de Ron.

Me vestí, me puse la chaqueta, mientras observaba a mi chica sentada en la cama con un tejido. Estaba preocupada porque no lograba tejer el punto para uno de los gorros de los mellizos.

—¿Te vas?

Le di un beso en los labios y despeiné el largo cabello. Me gustaba hacerla enojar.

—¡Ey! No hagas eso.

Sonreí.

—Sí, Ron me dijo que me esperaba en el centro, quería prestarme dinero para comprarnos algunas cosas para la cabaña.
—¿Qué le dijiste? –me miró asombrada.
—Pues qué no. Insistió y dijo que esperaría en la plaza. No quería que papá se enterara.
—¿Le aceptarás?
—No, Marin, saldremos de esto sin ayuda, entre tú y yo.
—Estoy de acuerdo, lo mismo le dije a mamá y a Liz. ¿Irás igual a la plaza?
—Sí, no quiero dejarlo plantado y juró ir.
—¡Qué terco! –Rio— Es muy bueno.
—Sí, lo es. Te veré luego cariño.
—Mejor pasa por la mansión, seguro querré ver a mis sobrinos.

Dudé. Ella bajó el tejido y me miró con cierto reproche.

—Algún día tendrás que cruzarte con Numa.
—Espero que por ahora no, muero de vergüenza. No soportaría que me mirara con reproche.
—Se ha recuperado.
—Pero lo he hecho pasar muy mal.
—Pídele disculpas, es tu amigo.
—No las aceptará, Marin. Casi pierde la vida.
—Inténtalo.
—Es muy pronto. Estará furioso.
—Bien, como tú gustes. Regresaré por mi cuenta. Seguro que Scarlet o Lenya me traerán hasta aquí.
—No creo que entren a la reserva así que llámame y te esperaré a la entrada.

Cerré la puerta y avancé hacia mi moto. Arranqué rumbo al centro con una presión en mi pecho que me ahogaba. Hoy le habían dado el alta a Numa y me sentía feliz en ese sentido, pero en otro momento y dadas otras circunstancias hubiera estado firme a su lado compartiendo el gran logro. Sin embargo él tenía a Ekaterina y no dudaba que lo hacía feliz. No me necesitaba, hoy no. Ya no quería sentirme el obstáculo como en tanto tiempo lo había sido, al principio ignorando ser una piedra en su camino, después… el enfrentamiento.

Mi moto giró en la última curva para acortar camino. A lo lejos, la mansión…

Aminoré la marcha para quitar el móvil del bolsillo y presionar el botón de “llamada rápida”, después el “8” de Ron.

—¡Hola Ron! Llego en quince. ¿Estás en la plaza?
“Listo Douglas, junto al cerco de glicinas, en la gran arboleda.”
—Vale, nos vemos.

Corté, guardé el móvil, y aceleré.


Sasha.


Observé con disimulo el plato medio vacío de Drank.

—Querido, ¿te gusta el bife al horno? Tienes más patatas.
—Delicioso, muchas gracias.
—Si no te apresuras, Milenka te ganará en comer patatas –sonrió Svetlana.
—¿Algunas vez se preguntaron qué pensará “Lenky del porqué no comemos? –bromeó Natasha.
—Para eso estará su tío, hermanita –Dimitri guiñó un ojo—. Para guiarla hacia una vida normal.
—¿Tú eres normal?
—¡Calla, Frankenstein!
—¡Mamá, me dijo Frankenstein!
—¿Y cómo quieres que te llame si andas desarmando cadáveres prehistóricos para darles vida?
—¿Quién te dijo ese disparate? Tienes una frondosa imaginación.
—Dimitri, Natasha… —murmuró mi marido.

Anouk bebió de su vino y se dirigió a Drank.

—Mi hermana estudia la genética de las razas y ha conseguido dos fósiles muy interesantes.
—¿En serio? Suena interesante.
—Bueno, es una especie de secreto así que apelo a tu discreción –sonrió mi hija mayor.
—Por supuesto.
—Drank es de la familia es justo que lo sepa –sentenció Anouk—. Y hablando de ello… ¿No tienen nada para darle?

Todos nos miramos.

—¿Papá? ¿Mamá?
—Es que… —titubee.
—Esperábamos a estar todos y justo Ivan tuvo que… ausentarse –alegó Mijaíl.

Pero Anouk nos conocía y las miradas de pánico no pasaron inadvertidas.

—No está de acuerdo, ¿verdad? ¿Por eso no está aquí?
—¿Qué tal si continuamos bebiendo en el sofá? ¿Drank, prefieres café? –invitó mi marido.
—Sí, gracias.

Me dispuse a recoger la vajilla. Svetlana alzó a la niña de su silla de comer y la llevó a la mesa de living donde estaban unas hojas de cartulina blancas y lápices de colores. Mi nieta era demasiado inquieta para permanecer de sobremesa y por otra parte amaba dibujar como su madre.

—Buen provecho, Drank.
—Gracias, Sasha.
—¡Hice una pregunta!
—Anouk, por favor –supliqué—. No pongas incómodo a tu novio.
—No estoy poniéndolo incómodo, quiero saber la verdad. Él merece saber a qué se enfrenta.

Svetlana levantó la vista de las cartulinas y colores y nos miró.

—Hija, estamos felices de tenerlo hoy aquí –replicó Mijaíl.
—Ponte cómodo en el sofá, beberemos café y nos cuentas de ti y tu familia –sonreí.

Él devolvió la sonrisa aunque una mirada rápida hacia su chica no lo hizo ignorar la situación tirante.

—Perfecto –Anouk se levantó de un salto—, ahora lo pondrán bajo un interrogatorio extenuante para verificar si una de sus preciadas joyas está a su altura.
—Anouk… —respiré profundo.
—Por favor –él la cogió suavemente del brazo—, bebamos el café.
—Sí, yo prepararé el café –dijo Anoushka, y partió a la cocina seguida de Giselle.

—Por favor, coge asiento Drank –señaló Dimitri—. Relájate que Anouk está exagerando. Nadie aquí te hará un interrogatorio.
—No hay problema. Entiendo que no me conocen y necesiten saber sobre mí –lentamente se acercó al sofá y se sentó.

Mijaíl y yo lo seguimos junto a Anthony mientras Natasha se apartaba unos metros para atender una llamada en su móvil. Anouk cruzada de brazos se mantuvo unos segundos con la vista fija en su padre, pocos segundos después se sentó y cogió la mano de Drank.

Drank pareció tomar impulsó y habló.

—Sé que no les cae en gracia que el prometido de su hija sea un lobo. Lo entiendo… Quiero decirles que tampoco lo elegí. Fue un accidente, casualidad o quizás nada de eso, pero lo cierto es que no imaginaba una vida como la que tengo. Tuve que adaptarme y aún hay cosas que debo aprender a dominar.
—¿Enfureces? –me angustié.
—¡Mamá! –protestó Anouk.
—Déjala, son sus dudas –reprochó—. Enfurezco pero no tengan miedo que no a modo de bestia. No le haría daño a Anouk, jamás. Me criaron con principios morales y de ética y eso depende de cada uno, sea lobo o humano. Mi padre y yo somos trabajadores, siempre nos ganamos el sustento de forma honrada. Viví mi infancia y parte de la juventud en Drobak. No tengo gran herencia que dejar si se trata de dinero.
—Eso no nos importa –aseguré.
—¿Tu madre? –Preguntó Dimitri—. ¿No la mencionaste?
—Falleció cuando tenía catorce años. Y tengo una hermana, media hermana, de una relación de mi padre con otra mujer. Tuve amigos, muchos. Algunos creí tener y no eran tan fieles. Supe quienes estaban a mi lado cuando me enfermé. Mi mejor amiga es Liz a la que quiero mucho… No sé qué más quisieran saber de mí.
—Es suficiente, Drank. Anouk es feliz y nosotros lo somos –sonrió Mijaíl.
—Sí deseamos saber algo más –Natasha se acercó sentándose frente a él.
—Dime.
—Acabo de cortar con Sebastien Craig. Quería saber cómo iba mi proyecto, y mi pregunta es, ¿qué ocurre entre vampiros y lobos? Según el líder de los vampiros no somos bienvenidos a pisar sus tierras. Pero sucede que mi hermana vive con ustedes. ¿No podemos visitarla?
—Eso no es una decisión que parte de mí. Sin embargo es cierto que a partir de algunos hechos un grupo de lobos se siente ofendido y la distancia pareció ser la mejor opción.
—¿Un grupo?
—Natasha –interrumpió Mijaíl—, ya ha dicho que no es una cuestión de toda su raza.
—Me siento cómoda trabajando en el Jardín de Infantes –defendió Anouk—. Los padres me aprecian y nadie me hará daño en la reserva.
—¿Te jugarías que a mi hermana nadie le haría daño?

Él miró fijamente a mi hijo.

—Sí, porque antes tendrían que matarme. Y antes de hacerlo dejaría Anouk a salvo en vuestras manos.

—Todo está genial, pero quiero saber porque Drank no recibirá el llavero del águila bicéfala.
—La verdad te la diré yo –dijo Natasha—. Ivan no está de acuerdo. Y sabemos que es un símbolo de la familia.
—¡No es justo!
—No coincido con mi hermano –Dimitri aceptó el café de Giselle—. Gracias… Decía que no coincido con él pero en el fondo intento entender a qué apunta. No te conocemos, y el tiempo puede ser único que demuestre quien eres.
—Ivan se encaprichó –protestó Anouk—. Si es por el tiempo, Anthony podría traicionar a Svetlana. ¿Quién asegura que no lo hará en el futuro?
—Hija –traté de poner paños fríos—, teníamos referencia de Sebastien.
—No, es porque Anthony es un vampiro como nosotros.
—No te cierres, Anouk –replicó Dimitri.
—No me parece adecuado poner a Drank en esta situación –afirmé abochornada.
—No mamá, creo que es peor que no lo hablemos de frente, es la única forma de que él pueda explicar y tranquilizarnos. Anouk vive entre lobos, y lo cierto es que no estamos en el mejor momento. Ivan solo tiene temores.
—Lo que ocurre –interrumpió Drank—, es que Ivan y yo no tuvimos un buen comienzo. Eso no ayudó.
—Por culpa de Iván.
—No cariño, fue culpa de los dos. Sin embargo estoy dispuesto a remediar la mala relación.
—Eres muy amable –sonreí.

Anthony revolvió el café y lo miró.



—No tengo nada contra ti y la relación con mi cuñada, pero hay algo que sí me molestó.

Todos callamos y lo miramos sorprendidos. Incluso Svetlana dejó de dibujar.

—Has nombrado algunos hechos de los vampiros que molestaron a los lobos, pero te olvidas que ustedes provocaron mucho dolor tiempo atrás. Intentaron asesinar a Douglas. Además uno de ustedes casi mata a Numa Craig. ¿El daño a los vampiros no cuenta? Soy un Gólubev pero también soy un Craig. Ustedes tuvieron errores graves.
—Lo sé, no quise minimizar, a pesar que sobre Douglas no estoy demasiado informado.
—Bueno, lo importante es que tarde o temprano solucionemos nuestras diferencias –acotó Mijaíl—. No podemos adjudicarle a toda la raza las malas acciones de algunos.
—Lo mismo digo para nosotros –volvió a replicar Anthony—. Sería genial que le hagas saber a los lobos que lo que ha hecho una loca desquiciada y asesina no nos identifica.
—Lo haré.

Svetlana se puso de pie y me extendió un dibujo.

-Pon tu firma.

Lo contemplé con la boca abierta. Era un escudo tridimensional con el águila bicéfala. Arriba de título llevaba la palabra “Bienvenido”.

La miré antes de aceptar la pluma. Entendí que deseaba para esta noche. Que Drank no se fuera con las manos vacías.

Después de firmarlo lo entregué a Mijaíl que estaba junto a mí. Él sonrió y firmó. Y así fuimos pasando el bello dibujo a cada uno de los Gólubev, incluso a Anouk que rio ante la ocurrencia de su hermana. Después, lo entregó a Drank.
Él lo aceptó agradecido con esa sonrisa que parecía ser tan maravillosa  y amable y que desee con todo el corazón que fuera sincera.

Mijaíl habló.

-Hoy no te daremos el llavero, pero en este dibujo al que firmamos todos, ten la seguridad que es un regalo desde el corazón.
-Muchas gracias. Es un regalo hermoso, lo encuadraré y lo pondré en la sala. No solo por agradecimiento, sino para no olvidarme nunca que también les pertenezco.

Al paso del reloj, la charla se volvió más distendida y amena. Anouk bajó la guardia una vez que vio a Drank relajado y feliz. Incluso ambos jugaron con Milenka. Dimitri tenía razón. Hubiera sido peor hablarlo a escondidas aumentando conjeturas y miedos mal infundados. Drank cuidaría a Anouk, más allá de cualquier cosa que ocurriera en la reserva.

Invitamos a la pareja a quedarse en nuestro hogar pero prefirieron alojarse en un hotel frente a la plaza. Se quedarían solo por un par de días y prometieron regresar para compartir un brindis antes de partir a Noruega.

Douglas.

Estacioné la moto con un sol débil que se escurría entre los árboles de la plaza. Avancé hacia el cerco de glicinas y eché un vistazo alrededor. Había brisa y el perfume de las flores me pareció muy placentero. Pero no era la primera vez que las glicinas me regalaban ese aroma. Cerré los ojos… Hubo una vez que su potente perfume me había embriagado. Intenso, exquisito… Podía recordarlo como hoy. Quizás porque esa vez era agudo e inequívoco… Era ciego… Con mi sentido del olfato y el tacto desarrollados. Y el oído, mi fino oído… escuchando a un grupo de niños jugar a la escondida.

También deseaba hacerlo, como ellos que podían correr y saltar sin tropezarse. Como ellos, que podían ver…

—¿Ves qué si puedo jugar?

Abrí los ojos al escuchar su inconfundible voz. Y allí estaba frente a mí, de pie, sonriendo.

Abrí mi boca y no pude hablar, ni siquiera murmurar un, “¡hola Numa!”

Se acercó lentamente.

—Eso dijiste, ¿recuerdas? “¡Ves que sí puedo jugar!”



Mis ojos se llenaron de lágrimas.

—Ron no vendrá –murmuró—. Fue una trampa para hacerte venir. Y elegí aquí, porque aquí nos conocimos. A partir de aquí fue un antes y después en mi vida. Y en la tuya también.

Dio unos pasos más hacia mí.

—Nuestros destinos cambiaron para bien. Yo, encontré una familia, pero tú y yo desde ese día supimos que significaba ser amigo.

Al fin con las lágrimas corriendo por mis mejillas balbucee.

—No te merezco. No soy el amigo perfecto.
—No hay amigos perfectos. Lo que importa es que te volvería a elegir.

Limpié mis lágrimas.

—Y yo a ti. Perdóname.
—Ya te perdoné. Y lo hice porque estoy seguro que tu arrebato no fue para hacerme daño. Equivocado o no, solo querías mi bien.

Lo abracé y me abrazó, fuerte. Aunque no era necesario porque nada ni nadie arrebataría lo que sentíamos el uno por el otro. Ni mis decisiones, ni las suyas. Ni su forma de vivir, ni la mía. La amistad  iba más allá de eso. No nos habíamos cruzado por casualidad, y honor a ello, seríamos amigos hasta el fin de nuestros días.

Sin embargo, si hubo un problema entre amigos se debe hablar sobre lo que ocurrió. Por lo tanto decidimos beber un café en un bar cercano y analizar lo que había pasado aquella noche.

—Mi error fue no contarte desde un principio, Douglas. Lo admito. Sé que eso te enfureció. Al comienzo no sabía que lo que sentiría por Ekaterina era amor. Siempre fui muy inestable en cuestiones de chicas, aunque poco a poco me di cuenta que me había enamorado de verdad.
—¿Y ella? –me apresuré a preguntar.
—Dice que me ama y yo le creo. ¿Por qué no?
—Pues… No tiene unos antecedentes muy buenos, tú sabes…
—No ignoro lo de Bianca, pero ella cambió. Incluso Bianca se muestra amigable con ella. Pienso que después que regresó de la muerte algo pasó. Ellas hablaron y la relación mejoró.
—Solo quiero que no sufras.
—Lo sé. Debes confiar en mí. Tengo calle y no soy tonto. De verdad, no te preocupes.
—Okay… Le daré la oportunidad como la vida me la dio a mí. Yo… Le he pedido disculpas cuando tú estabas en agonía. Creí que por mi culpa ibas a morir. Nunca me lo hubiera perdonado. Ahora estás aquí, recuperado.

Sonrió.

—Quizás algún día podríamos salir los cuatro.
—Cuando quieras –sonreí—. No voy a perderte otra vez.

Al primer café le siguieron otros más. Teníamos mucho de qué hablar. Lo cierto que por nuestros compromisos y rutina nos habíamos alejado. Ni él ni yo sabíamos de hechos importantes que habían impactado en nuestra vida. Mi vida con Marin en la reserva, la sensación de bienvenida del bosque, mi padre, mi madre, y una responsabilidad que estaba aprendiendo a hacerme cargo. Sus sesiones con Dimitri, su visita al cementerio, el antes y después de haber enterrado a sus padres biológicos.

Todo lo que ignorábamos por apartarnos sin querer de ese invisible y mágico lugar que es la amistad. Pero habíamos regresado… Porque no es extraño que alguna vez por algún motivo te alejes. Lo esencial con los amigos verdaderos… es que siempre regresas.


Mike.



Sentado en un bar junto a Hauk bebíamos una cerveza mientras le contaba sobre mi nuevo trabajo. Se lo veía feliz de verme bien, entusiasmado con la paga que tendría por mes. Ahora podría ayudar a mamá y quizás hasta mudarme solo a una cabaña. Pero yo no estaba bien… Por momentos lo sabía disimular y pienso que logré que me creyeran. Incluso mamá y Bua cuando les conté como me había ido en la entrevista. Sin embargo algo oscuro albergaba mi corazón y no me permitía que ese entusiasmo que mostraba fuera real. Como una sombra que me acompañaba donde fuera. Un fantasma que acechaba aguardando el instante de estar a solas conmigo y susurraba a mi oído la cruda realidad. “Tú padre ya no volverá” “Chelle ya no es parte de tu vida.” “¿Qué harás ahora? Estás solo”.

—Creo que regresaré a casa en estos días –murmuró mi hermano apesadumbrado.

Lo miré curioso y bebí un trago de cerveza.

—¿Tu chica?
—No estamos bien y creo que es mejor darle un corte antes de que terminemos odiándonos. No es la idea. Quizás la distancia nos ayude.
—¿Tan mal está la convivencia?
—Últimamente sí.
—Lo siento.
—A lo mejor me equivoqué, nos equivocamos. No somos el uno para el otro.
—¿Ya no se gustan?
—Sí, pero la pareja no se alimenta solo de eso, Mike. Nunca tuvimos los mismos proyectos pero cuando no te interesan cuáles son los de otro algo anda mal.
—Celebro que te des cuenta con tanta claridad.
—No te creas, lleva un tiempo. Siempre te resistes a reconocer que lo que planeaste es un fracaso.
—Al menos tuvieron tiempo de planear –me quejé.

Me miró fijo y bajó la vista.

—Ya encontrarás alguien mejor.
—Mejor no hay nadie –protesté—. Aunque ustedes lo detesten.
—No lo odiamos solo que… ¿es raro no? Digo… Él siendo tu novio, entrando a casa, sentándose a la mesa junto a mamá… Mike… Es hermano de la asesina de papá.
—No quiero hablar del tema.
—Okay, hablemos de tu trabajo. ¿Qué deberás hacer? La paga es fabulosa.
—Es trabajo administrativo. Mi jefe es un gran empresario muy rico, necesita alguien eficiente y de buena presencia.
—Ajá… ¿Y es apuesto?
—Calla, no va por ahí. Es un hombre mayor. Debe tener unos cincuenta y pico de años. Parece muy amable.
—Genial. Escucha, voy a pedir otra cerveza. Hay mucha gente y el mozo tardará en acercarse. ¿Quieres otra?
—No gracias. Anda, llamaré a mamá para contarle que estoy aquí contigo. Sabes que se preocupa.
—Vale, ya regreso.

Apenas se perdió entre la gente cogí el móvil… Ningún mensaje de él… Era de esperar al fin y al cabo, pero uno siempre tiene esperanza. Sobre todo si sigue tan enamorado como yo estaba de Chelle. ¿Y si aguardaba con paciencia esta distancia entre nosotros? ¿Serviría como decía Hauk? No… Sentía desesperación por tenerlo junto a mí. Por volver a vivir cada momento maravilloso de ese pasado no tan lejano.

—¡Mike!

Levanté la vista de mi vaso de cerveza y mi estómago se encogió, no por placer precisamente.

—¡Kriger! ¿Qué haces aquí? ¿Estás siguiéndome? –me enfadé.
—No, juro que no. Vine a beber algo con un amigo de mi padre.
—Pues disfruta y déjame solo.

Se sentó a mi lado.

—No dije que te sientes.
—Lo sé, solo escúchame. Por favor…
—No hay nada de qué hablar.
—Mike, te amo. Me equivoqué pero he cambiado. Nunca más te sería infiel. ¡Créeme!
—¡No entiendes! No me interesa. No estoy enamorado de ti, ya no me importas. Por favor, ¿quieres dejarme en paz?

Dicen que en la vida las cosas no ocurren por casualidad. Si es así, la vida me odiaba…

Alcancé a ver el rostro entre la gente de aquel a quien más amaba en este mundo.

—¡No puede ser!

Miré a Kriger furioso.

—¡Vete de aquí!

Pero fue tarde, los ojos púrpura tan amados fijaron la vista en la mesa y quedó boquiabierto.

—¡Mierda!

Me levanté de un salto y me apresuré a llegar hasta él zigzagueando entre los clientes. En cuanto me vio, giró y avanzó hacia la puerta de salida. Lo seguí hasta salir a la calle. Recorrí con la vista los cuatro sentidos para ubicarlo y al fin lo vi caminando hacia la esquina. Iba con otro vampiro. Me detuve dos segundos, confuso… Finalmente me decidí.

—¡Chelle! –corrí hacia él—. ¡Chelle espera, por favor!

Quedó inmóvil con las manos en los bolsillos de sus jeans. Llegué hasta él con el corazón en un puño. Tan solo verlo me trastornaba. Convertía mi cuerpo en gelatina, mi pulso en una loca carrera, y todo mi ser a sus pies.

—Chelle… No es lo que tú crees.
—Seguramente debo ir al oculista –frunció el ceño—. Me pareció ver a tu ex en tu mesa. ¿Lo estaban pasando bien?
—¡No! Él se sentó a la fuerza yo vine con mi hermano para contarle de mi nuevo trabajo no sabía que me seguía y quise echarlo y…
—Aguarda.

Levantó su mano intentando frenar mi verborragia.

—Debes creerme –murmuré.
—De nada sirve creerte si estabas con él o no.
—Sí, no quiero que pienses que te olvidé. No es así.
—¿Qué más da, Mike? ¿Es qué no lo comprendes? Tú y yo no podremos estar juntos. No tenemos futuro. Así que sigue tu vida.
—¿No te importa? ¿Me olvidaste? –miré al vampiro que esperaba paciente a unos metros.
—¡Oyee lobo! –protestó—. ¡No me metas en sus líos!
—Es Boris, salimos a dar una vuelta y no somos pareja –dijo Chelle sin dejar de mirarme a los ojos—. ¿Satisfecho?
—No…
—¿Qué más quieres saber?
—Chelle, solo… dime que me amas. Que sigues sintiendo lo mismo que ese primer día.

Sus ojos se desviaron de mi rostro y fingió reparar en la parada de taxi.

—¡Chelle!

Giró hacia mí  con rabia.

—¡Entiende! Lo nuestro no puede ser. De verdad… —suspiró y sus ojos se llenaron de lágrimas—. Quiero que sea feliz. Tienes una familia que cuidar y querer. Para ellos, siempre seré un enemigo.

Se alejó junto al vampiro y me quedé inmóvil. ¿Qué podía hacer? No lo convencería en una calle con personas yendo y viniendo. Debía encontrarlo a solas, cara a cara. Sin nadie que interfiriera. Juré que no me daría por vencido. Mucho menos ahora que lo vi disgustado al verme con Kriger, que había logrado movilizarlo ni siquiera rozándolo. No… No me daría por vencido.

























                                                                                                                                     














12 comentarios:

  1. Uy genial capítulo me dio mucha pena que Mike y Chelle sigan enojados. Veamos que pasa con Tim y su misión. adro la pareja Anouk y Drank

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    1. Hola Citu! Muchas gracias por comentar!! Esperemos que se reconcilien, está difícil...
      Anouk y Drank deben luchar por algunos obstáculos pero eso lo hace interesante.
      Tim logró lo que quería, ver el más allá gracias a ese colmillo. Te mando un beso grande y feliz semana para ti.

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  2. Muuuuuchaaasss graciassss, Lou!!!! Te quierooooo muuuuchooooo, muchísimoooooo!!!!
    Qué remal me cae Kriger!!!! Te lo dije; los amores imposibles o que lo parecen son los mejores. La hermana de Chelle mató al padre de Mike, pero también mató a los padres de Chelle. Chelle y Mike se aman y espero que triunfe el amor amore!!!
    Capítulazoooooo!!!!

    Besoteeeeessssss!!!!

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    1. De nada mi sol!! Merecida!!
      Kriger siempre metiendo la pata entrometido, pero yo creo que no lo logrará.
      Chelle y Mike deberían estar juntos y me está costando horrores que lo entiendan. Veremos si lo logro.
      Y yo también te quiero mucho!!! Gracias querida amiga por tanto humor y alegría. Besotes miles y genial semana para ti!

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  3. Fue interesante leerte. Te encontré por facebook. Saudos

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  4. ¡Hola, Lou!
    Sasha es un encanto; creo que no debe preocuparse demasiado... Seguro que Anouk se sentirá una princesa muy feliz en la cabaña de un bosque... Seguro, porque estará con Drank
    Te diré que me ha emocionado que Tim haya podido ver a quienes ama... y que haya visto que están bien
    También me ha emocionado ese abrazo de Numa y Douglas... Amigos para siempre y entendiendo que no hay amigos perfectos porque no somos perfectos... nadie lo es
    También me alegra que Numa haya recibido el alta
    Por supuesto espero que Ivan pronto quiera entregarle el símbolo de su familia a Drank... pronto tiene que darse cuenta de que Drank es maravilloso
    Bueno, Mike se está esforzando e intenta disimular que todo está bien... Es un valiente
    Chelle le ha dicho que todo es imposible... Chelle debería saber que a lo "imposible" solo hay que quitarle las letras i y eme
    Ha vuelto a ser un placer leerte
    Besos

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    1. ¡Hola Mela! Muchas gracias por tu comentario.
      Sasha es una buena anfitriona y siempre desea que sus invitados estén cómodos y felices, cuánto más su futuro yerno. Anouk, casi una princesa rusa se convertirá en la princesa de un bosque. Yo creo que el bosque y los lobos así lo decidieron.
      Tim es un alma muy noble y esa angustia que no se atrevía a decir sobre la incógnita con el más allá, Thashy lo ha solucionado.
      Numa y Douglas, imposible que dejaran la amistad. Confieso que la escena de la plaza también me ha emocionado. Tienes razón nadie es perfecto y se debe aceptar a los amigos como son como ellos a nosotros.
      Ivan... Bueno creo que me dará un poco de trabajo. Sus temores a que su hermana le ocurra algo y que su futuro no sea el que ansiaba como familia lo ponen en un lugar de terquedad, veremos como lo convenzo.
      Mike y Chelle no están siendo fáciles pero Mike por ahora pone todo de su parte, Chelle debería reconocerlo. Creo que está lleno de miedos.
      Me encantó tu frase de "lo imposible", se nota que viene de una brillante pensadora y escritora.
      El placer es mío de tenerte entre mis lectores. Gracias querida amiga. Un besazo grande y feliz semana para ti.

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  5. Me parece que Chelle y Mike no tienen futuro porque Chelle tendra miedo de que su hermana quiera matar a Mike.Me ha gustado mucho.Besos.

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    1. ¡Hola Ramón! Muchas gracias por leerme y comentar.
      Chelle y Mike me están costando bastante, los miedos son un factor importante y anula el resto. Al menos por ahora.
      Lo que dices de Chelle, no lo había pensado. Es verdad es muy probable que tema por Mike. La pregunta es, ¿será suficiente para buscar a su hermana y poner fin a tanto daño?
      Veremos... Muchas gracias querido amigo. Un gran abrazo y feliz semana para ti.

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  6. Insisto en que Chelle y Mike deberían olvidar lo que les separa y recordar lo que les une.
    Beso

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    1. ¡Hola Ignacio! Muchas gracias por comentar. Tienes razón, ellos deberían aprovechar el gran amor que se tienen y olvidarse de los que no los quieres juntos. Aunque puede llegar a ser complicado cuando se trata de la familia.
      Un abrazo amigo y feliz semana para ti.

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Gracias por visitarme y comentar.