Capítulo 35.
La votación.
Drank.
Esa
mañana me levanté a duras penas. No me sentía bien y la fiebre había regresado.
Quizás debía haber guardado reposo o no involucrar sentimientos que alteraran
mi estado de transición. Lo cierto es que veía borroso por momentos, la presión
subía y bajaba cada media hora, y mis encías se desgarraban sin motivo alguno
dejando a la vista dos perfectos colmillos. Algo no dominaba aún. Bernardo
había estado muy temprano en la cabaña y recomendó que no saliera por ningún
motivo.
Protesté,
por supuesto que protesté. Necesitaba votar a favor de Louk, a Favor de Mamina,
a favor de Gloria…
Tanto
fue mi insistencia que Bernardo trajo la urna a mi cabaña. Pude votar bajo la
mirada supervisora de Tim, voto a favor, y de Rita, voto en contra. De esa
forma se evitaba todo fraude si es que alguien forzaba una decisión. Nadie me
convencería, por supuesto. Yo tenía bien pensado mi voto.
Anouk
prometió acercarse en varias ocasiones al lugar de reunión de los lobos.
Informaría como iría el resultado aunque ya no quedaba mucho por hacer. Los
votos se contarían por sí o por no. La votación se cerraría a las nueve de la
noche para darle tiempo a todo aquel que tuviera que llegar de su trabajo. Se
pondrían todos los votos afirmativos por un lado y negativos por el otro, en
fila, sobre la gran mesa que servía de escritorio en las reuniones.
Tras
mi ventana vi desfilar muchos de mis pares. Cada uno cargaba con el peso del
destino de Louk. ¿Lo habrían pensado bien? Porque la decisión era sumamente
importante.
A
las cinco de la tarde, Mike y Bua vinieron a verme. Habían votado y pudieron
darme algún adelanto debido a lo que se hablaba entre los lobos. Al parecer, la
votación venía pareja. Supuse que hablar con la pequeña población había dado un
resultado positivo, a pesar que no teníamos el triunfo asegurado.
Solo
cabía esperar. Con la impaciencia propia de aquel que se juega todo y que no
depende de sí mismo.
Mike.
Después
de visitar a Drank me despedí de mi hermana ya que ella iría a Kirkenes para
ver a Asgard. Cogí el camino hacia la cabaña de Louk y Mamina para saber cómo
estaba mi amigo ante tanta presión.
Ella
me recibió con una sonrisa amable pero notaba su inquietud por el resultado.
Louk se sentó en la mesa de la sala y se mantuvo en silencio. Preguntarle cómo
estaba era de tontos, ya lo imaginaba así que comencé por contarle de Bua y de
mí.
—Mi
hermana se casará con un humano. Asgard Nilsen.
—¿En
serio? ¿Quién lo diría? Creí que terminaría con Drank.
—Cierto…
Asgard parece ser un buen tipo. Fue quien salvó al niño de unos padres
golpeadores. ¿Recuerdas? Lo teníamos escondido en casa. Era un secreto pero te
lo conté.
Me
miró fijo.
—Sí,
y yo guardé el secreto.
—Nunca
dudé que lo harías. Eres mi amigo. Seguirás siéndolo aunque te vayas de aquí.
—Lo
sé. ¿Y tú? Dime que no has vuelto con Kriger.
Negué
con la cabeza.
—Pensé
que te caía bien.
—Eso
fue antes de que te lastimara. Ahora es mi enemigo. Está haciéndote sufrir.
—Ya
no.
Sus
ojos canela se instalaron en mi iris. Pensó unos instantes…
—Creo
que hay algo en ti… en tus ojos… algo que brilla. Como si estuvieras otra vez
enamorado.
Sonreí.
—Lo
estoy. Es complicado pero lo estoy.
—¿Un
humano?
—Un
vampiro.
Arqueó
la ceja.
—Sí,
es complicado, sobre todo en este último tiempo. El homicidio de tu padre no
dejó bien parado a los vampiros.
—Ya
lo sé. Pero él no tiene nada que ver.
—¿Dónde
lo conociste?
—Es
mi profesor de Geología.
—¿El
romance entre ustedes se permite?
—No,
no ha pasado nada importante entre nosotros. Ni siquiera sé si estaría
dispuesto a ser mi pareja frente a todos.
—Ten
cuidado. Puede que él no sienta lo mismo que tú. Terminarás nuevamente
encerrado y con depresión. Y nadie vale la pena.
—¿July
tampoco?
—En
ese caso yo le fallé. Espero que pueda salir adelante sin mí.
—Dejemos
que se calmen las aguas.
Mamina
salió de la habitación con una maleta.
—Mike,
¿sabes cómo va la votación? Aunque estoy preparada para lo peor.
—Abuela,
te dije que no es necesario que partas tú también.
—No
discutiré mi decisión, Louk. Me iré contigo.
—Tranquilos,
queda algunas horas. En cuanto a la votación, Anouk dijo a Drank que va pareja.
—Si
hay un empate tendré que irme.
—Esperemos
que no.
Bua.
Esperé
a Asgard a la salida del trabajo con un curriculum en mi mano. Mi novio se
había ofrecido para dejarlo en Recursos Humanos por si había posibilidad de un
puesto administrativo para mí. Necesitaba un empleo y poder ayudar a mamá con
el sostén de la casa.
Esperé
unos veinte minutos para verlo bajar la escalera de Tribunales. ¡Qué lindo
hombre! Su porte, su andar masculino, su sonrisa apenas me vio. ¿Qué pensaría
de mí tras ese gesto amable? No dudaba que estaba enamorado pero no podía negar
que el secreto revelado había sido impactante. Por el contrario para Neeja fue
natural. Era una suerte que fuera su madre porque me ayudaría en algún momento
crucial. Por ejemplo, haberse enterado de la conversión de un humano por uno de
los nuestros. A mí también me habría conmocionado. Me crié conociendo la norma
general, aun sin el hallazgo del libro. En mi familia había habido un caso. Mi
madre… Pero todo había terminado bien, no para el lobo agresor en cuestión sino
para mi padre que amaba a mamá. Mi padre… ¿Qué diría si pudiera saber lo de
Louk y Drank? Lo extrañaba, lo necesitaba cada día aunque se enojara con mis
rebeldías. ¿Y ahora? Pronto me casaría, formaría un hogar, tendría hijos… Nada
de ello disfrutaría en familia. No escucharía esa voz amada, “vamos Bua, que llegas
tarde.” “Bua, ¿dónde te has metido?” “Hija, deja de pelear con tu hermano”.
De
pronto, caí en la cuenta que ya no lo tendría. ¿Era cierto? ¿Lo habían
asesinado? No entendí porque no asumí su muerte en el acto, o en el entierro, o
los primeros días de su ausencia en casa. No lo sé… Creo que mi cerebro quiso
obviar el terrible hecho y la consecuencia del vacío. ¿Una defensa? Quizás…
Hoy, esta tarde, esperando a Asgard, la angustia cerró mi pecho y creo que
comencé a caer en la realidad. La mañana que lo había visto no me había
despedido lo suficiente. Es que uno nunca puede imaginarse que será la última
vez, la última oportunidad. La muerte no avisa fecha y hora, y los muertos… no
regresan.
—¡Hola
cielo! –Asgard llegó hasta mí—. ¿Estás bien?
Negué
con la cabeza y mis ojos dejaron escapar las primeras lágrimas.
Me
abrazó y se quedó en silencio.
Eso
es lo bueno cuando encuentras tu media naranja. No tienes que explicar porque
estás triste, porque Asgard lo intuyó y respetó mi llanto.
Después
de varios minutos de desahogarme me aparté para verlo a la cara.
—Lo
siento.
—No
pidas disculpas, Bua.
—Es
que la gente que pasa por la acera nos mira.
—A
mí poco me interesa. Estoy aquí contigo para palear tu tristeza y la gente es
solo eso, desconocidos que ignoran lo ocurrido.
Entendí
que quien te ama y tus amigos están para aliviar ese insensible paso del resto
del mundo que no sabe ni entiende tu desgracia. ¿Qué sería sin ellos?
—¿Quieres
beber algo en un bar antes de ver a mi madre?
—No,
vamos a tu casa. Me gusta hablar con ella, es tan amable y alegre. Me hace
falta una cuota de su humor. Además Dalila. Hace tiempo no la veo.
—Le
encantará verte.
Por
el camino, Asgard se detuvo en un puesto de flores para comprarme un ramito de
violetas. Recordaba que eran mis flores preferidas por su perfume y humildad.
Le agradecí con un beso de esos que le gustaban tanto y convertían sus ojos en
chispas de pasión.
Al
llegar a su chalet, Dalila nos esperaba tras las rejas, dio unos cuantos
ladridos y saltó varias veces demostrando alegría. Neeja abrió el comando y el
coche entró lentamente. Bonito parque tenía Asgard, había árboles frondosos y
canteros con flores bien cuidadas. Sin embargo, ese rincón donde había habido
una odiosa piscina mantenía cierto aire a tristeza. Desvié la vista y sonreí al
ver a Neeja acercarse.
El
coche se detuvo y Asgard se apresuró a salir y abrir mi puerta. Era un
caballero.
—Hola
querida, ¡qué gusto verte!
—Lo
mismo digo, ¿cómo has estado?
—Bien,
cuidando de las flores y aseando un poco la casa. Tú sabes, a pesar de mi hijo
que no quiere que me esfuerce.
—Cariño,
dejaré el curriculum en el coche así mañana no correré el riesgo de dejarlo.
—Vale,
gracias.
—Ojalá
encuentres un buen empleo, Bua –dijo Neeja pasando el brazo por mis hombros.
Ambas
caminamos hacia la casa mientras Dalila seguía exigiendo atención.
—Oh,
Dalila –me incliné—, ¿estás contenta que vine?
Dos
ladridos y la movida de cola fueron la clara contestación perruna.
—Prepararé
un té de hierbas de esas que te gustan –se ofreció Neeja.
—Para
mí café, mamá. Gracias.
—Ah,
Asgard… Llamó tu ex mujer… Dice que busques un dije de oro de Ricki. Se lo
regalaron sus abuelos cuando cumplió el año.
—¿En
serio? ¡No puedo creerlo!
—Pues
debería creer de ella cualquier cosa, en fin. Bua, ¿me acompañas a la cocina?
—Sí.
—No
voy a entrar –Asgard se detuvo y lo miramos.
—Dile
que no lo encuentras –sugerí.
—No
la conoces, dirá que Asgard se lo ha quedado para venderlo o que ya lo vendió. Querrá
el dinero.
—¿De
verdad?
—Sí,
querida. No exagero.
—¿Quieres
que te acompañe a entrar a la habitación. Podemos hacerlo juntos.
—Es
que ni siquiera sé dónde está.
—Bueno,
Bua y yo prepararemos el té y algunas macitas. Tú… piensa que quieres hacer.
Bernardo.
Sabina
trajo un termo de café para Tim y Rita. Yo no estaba en condiciones de pasar algo
por la garganta. Según mi memoria la votación venía muy reñida, quizás todo
dependería de una decisión o dos.
A
cada uno de los votantes pregunté el motivo. La razón era que aunque fuera en
el último instante, pensaran si en realidad deseaban que Louk abandonara la
reserva. Había muchos lobos que lo habían visto crecer. A veces el impulso te
lleva a actuar con premura y no has pensado en las consecuencias. De eso se
trataba indagar. Que pensaran muy bien ya que tenían el destino de uno de los
nuestros en las manos.
La
mayoría que votaba por el “no” se apoyaba en el libro de los lobos, su regla
imperativa, el orden en la raza, etc… Válido por supuesto pero a veces las
leyes deben tener un margen para la excepción. Un error imperdonable para otro
podría ser que se transformara con el tiempo en un error imperdonable para uno
mismo. ¿Cómo saber que te depara la vida? Por otra parte no podíamos comparar a
Louk con Christopher. No debíamos medirlos con la misma vara, y a eso me
refería.
A
media tarde Baltar y su nieto llegaron para votar. Era un lobo anciano de
alrededor de noventa y cuatro años. Caminaba con bastón y estaba casi ciego.
Apenas llegó a la mesa observó los papeles para escribir el voto. Su nieto le
facilitó el lápiz y le explicó que debía votar por el sí o por el no.
—Bernardo,
¿cómo estás?
—Bien
Baltar. ¿Has venido a votar?
—Por
supuesto, quisiera explicarte antes que no tengo nada contra ti, y te estimo
mucho pero me gustaría que rote la autoridad de guía de la manada, es bueno que
la autoridad cambie cada tanto.
Su
nieto hizo seña de cansancio.
—Abuelo,
ya te he dicho que se vota para que Louk se vaya o no de la reserva. Te lo he
dicho esta mañana.
—¿El
nieto de Mamina? ¿Y por qué Louk debe irse de la reserva?
Resopló.
—Porque
convirtió a Drank y era humano. Está prohibido.
—¿Quién
es Drank?
Sonreí.
—Baltar,
si votas por el sí, Louk se quedará a pesar de haber convertido a Drank, si
votas por no deberá irse.
—¿Y
dónde va a irse si se ha criado aquí?
—Bueno
abuelo… Las cosas están así. El libro de los lobos lo dice.
—¡Y
a mí que cuernos me importa el Libro de los lobos! No le haré eso a Mamina ni a
Louk. Ese humano debiera estar orgulloso de ser un lobo ahora.
Su
nieto me miró.
—Lo
siento.
—No
te preocupes –sonreí otra vez.
Rita
intervino tímidamente dirigiéndose a su nieto.
—Creo
que tu abuelo no está en condiciones de votar, ¿me explico? No debería.
Baltar
la miró y levantó el bastón señalándola.
—¡Rita!
No me digas que por ser viejo no puedo ejercer mi derecho a voto. A veces me
falla la memoria, solo a veces. Ya vez que me acuerdo de ti y del crápula de tu
marido que te abandonó con la niña. ¡Esos lobos dan vergüenza! ¡El no debería
pisar esta reserva! –después se dirigió a mí—. ¡Acerca la urna, joder!
Tim
bajó la cabeza simulando una sonrisa.
Al
poner el papel en la urna me miró.
—¿Cómo
crees que va la votación?
—No
muy bien si quieres que Louk se quede.
—Tendríamos
que armar un plan B.
—Abuelo…
—Sí,
como en los viejos tiempos. Planear una revolución.
—Vamos
abuelo, la suerte está echada.
—¡No
es suerte! Es la cantidad de lobos sin cerebro que votan sin pensar. ¡Eso no es
suerte!
Antes
de retirarse me miró preocupado.
—Y
cómo va la relación con los vampiros?
—Pues…—dudé—.
Supongo que… bien.
—¿En
serio?
—Sí…
—Pregunto
por el homicidio de Fjellner. Me preocupa. Huelo a… cierta tirantez. Eso es
malo, muy malo. Sí… Deberías hacer algo para mediar. Hablar con… ¿Cómo se llama
este chico… el hijo de Adrien?
—Sebastien.
—Ah,
Sebastien. ¿Sabrá él como su padre que la unión hace la fuerza? ¿Lo sabes tú
que eres nuestro guía?
—Hablaré…
más adelante.
—Hazlo
antes que el gigante de fuego despierte. Eso dice el bendito libro, ¿no?
—Sí,
eso dice.
—Abuelo,
no existen gigantes de fuego. Tranquilo.
—¡Es
una metáfora, tonto! A la que deberían prestarle atención… Buenas tardes.
—Buenas
tardes…
Y
así votó Baltar… Un viejo lobo que se pasaba las leyes por el traste. Imaginé
que de joven habría tenido mucho carácter. En cuanto a hablar con Sebastien
posiblemente lo haría. Aunque no le veía mucho sentido. Los vampiros deberían
haber dado muerte a esa asesina. Bianca dijo que era muy peligrosa, sin
embargo, nosotros, ¿qué podíamos hacer?
Alrededor
de las seis July y sus padres se acercaron para votar. Sentí un nudo en el
estómago. Ya imaginaba la serie de explicaciones que me darían por lo tanto
omití preguntar.
El
padre de July escribió el “no” en uno de los pequeños papeles destinados para
ello y me miró.
—Imagino
que no preguntarás el porqué.
—No
–respondí acercando la urna.
—Yo
sí te preguntaré –dijo Tim.
—¿Qué
hay que explicar? ¿Qué mi hija fue tratada por su ex novio como una cualquiera?
—No,
James. Desearía que me dijeras porqué votaste porque se quedara Kan.
¿Recuerdas? Yo era pequeño pero tengo memoria. Kan fue el lobo que mordió a la
madre de Bua, siendo humana. Aunque los votos casi dieron por unanimidad para
que fuera echado, tú… votaste por lo contrario. Déjame pensar la razón teniendo
a la manada en contra… Ah sí, Kan era tu amigo.
—No
sé a qué viene la cita de un pasado. Se trata de mi hija, ahora.
—Por
supuesto, hoy se trata de July. Pienso cómo puede cambiar una ley según nuestra
conveniencia. ¿Con Kan no era importante que se cumpliera?
—Suficiente,
no tengo que dar explicaciones. Mi voto es no. Es por un hijo. Tú nunca entenderás
porque perdiste el tuyo.
—Eso
estuvo demás, James –protesté—. Vota y vete.
—Lo
siento, estoy nervioso… Perdóname.
De
pronto vi que clavaba la vista detrás de Tim. Su rostro palideció en segundos.
Abrió la boca y balbuceó.
—¿Qué
hace esa vampiresa detrás de ti?
Tim
giró a su espalda. También yo. ¿Qué vampiresa?
—No
hay nadie detrás de mí –dijo Tim mirándolo preocupado.
—No
hay nadie, James –reafirmé.
—Sí…
Ahora ya no está. Pero la vi. Me miraba seria con sus ojos escarlata y su
aureola violeta. Tenía un colgante… un colmillo o algo así.
—¿Estás
bien, querido? –se inquietó Clara.
—¿Papá,
estás bien? –se preocupó July.
—Sí,
solo que no he dormido en toda la noche, lo siento. Voten por favor, quiero ir
a casa.
July
se acercó, escribió un “si” y acerqué la urna.
Sonreí.
—A
ti tampoco te preguntaré el porqué de tu voto.
—Pero
yo te lo diré. Quiero que se quede. No merece vivir lejos de los suyos. Más
allá que no lo perdone.
—Hija,
estás equivocándote. Verlo todos los días será peor para ti.
—Tu
padre tiene razón –se compadeció Rita—. Estás sacrificándote por él.
—Lo
que haría cualquiera que ama, aunque esté dolida. No puedo dejar de quererlo de
un día al otro. ¿O tú olvidaste a tu marido? Y eso que te abandonó con la niña.
—Mi
caso es diferente, tenemos diez años de matrimonio.
—Ah
claro, el papel hace la diferencia –contestó irónica.
—No
te entiendo. Solo espero que Ruth no se cruce con un macho así.
—Quizás,
si lo conocieras como yo… Pensarías diferente.
El
papel cayó dentro de la urna y la madre de July cogió la pluma.
—Votaré
por “sí”. No quiero escucharte James, apoyaré a mi hija.
Después
de un silencio sepulcral, los tres partieron del salón de reunión.
Eché
un vistazo a Tim justo cuando Vinter entraba al recinto para votar.
—¿Qué
fue lo que vio James detrás de ti?
—No
tengo idea. Alucinó, quizás.
Charles.
Salí
al balcón curioso por los ruidos que no reconocía. Apenas pisé las baldosas vi
a Chelle con un aerosol, una bolsa de tierra, y unos frascos a su alrededor.
Me
acerqué a las grandes macetas de terracota.
—¡Qué
bien! ¿Dedicándote a jardinería?
Levantó
la vista y sonrió.
—Ah
sí… Compré un pesticida orgánico para los potus, y este frasco contiene
vitaminas. Son para el crecimiento.
—Oh…
¿Crecen más vigorosas?
—Sí,
y potentes. Es casi otoño y hay que prepararlas para el invierno.
—Ten
cuidado con las carnívoras, no quisiera que me hicieran competencia.
Rio.
Después se puso serio.
—Quiero
darte las gracias por lo que has hecho por mí. Ser mi amigo para que no quede
aislado fue de gran ayuda.
—No
es un sacrificio ser tu amigo, Chelle. En cuanto a lo hecho, diría que aún,
quizás… pueda hacer más cosas por ti. ¿Cómo te sientes?
—Mejor.
Mañana retomaré las clases.
—Me
parece bien. ¿Estás preparado para verlo? Al lobo me refiero.
—Sí…
Eso creo.
Margaret
salió al balcón con una pequeña bolsa de papel.
—Chelle,
encontré semillas de violetas de los Alpes, pienso que en el cantero de la
izquierda quedarían muy bien, ¿qué opinas?
—Para
las violetas necesitaremos otro tipo de tierra.
—Oh…
Genial que contemos con un geólogo –sonrió—. Por cierto, Miyo dijo que esta tarde
saldrían por la playa, ¿me traerían piedras marinas o rocas para adornar?
—Por
supuesto. A ella le encantará recoger piedras y caracolas. Sobre todo después
que le he explicado que el mar se lo permite.
Reímos.
Khatry
salió al balcón.
—Buen
día –saludó a todos en general y se dirigió a mí—. Sebastien dijo que vendría
en una hora. Quiere hablar conmigo. ¿Sabes sobre qué tema?
—No
me ha comentado. Seguro que serán buenas noticias.
De
pronto descubrí a Thashy tras una de las ventanas. Se la notaba extraña, con la
vista fija hacia el suroeste. Me acerqué a Khatry mientras Margaret y Chelle
conversaban sobre los mejores abonos para invierno.
—¿Ocurre
algo con Thashy? Parece inmóvil, petrificada.
Khatry
siguió mi perspectiva.
—Está
en trance. Es un don que desapareció cuando murió su padre.
—¿Qué
virtud conlleva para ella estar en trance?
—Puede
aislarse de algún conflicto presente. Y también trasladarse mentalmente si
alguien la necesita.
—¡Qué
extraordinario! Aunque… espero que nadie esté en problemas y la necesite. ¿No
ha quedado nadie de tu aquelarre en Siberia?
—No,
desgraciadamente murieron por la hambruna –volvió a observarla y apuntó con el
índice el punto cardinal que la tenía interesada—. ¿Qué hay allí?
Mi
iris se perdió más allá de la costa, entre la frondosa y alta arboleda.
—El
bosque. Y más allá la reserva. Pero no creo que algo le interese allí, hay solo
lobos.
Numa.
Con
Ekaterina salimos por el centro de Kirkenes. Bebimos algo en aquel bar que nos
había acogido aquella vez con la tormenta. Nos contamos parte de lo hecho
mientras no nos vimos, también reímos con algunas anécdotas. Se notaba feliz
por mis adelantos con Dimitri y yo contento de escucharla con ganas de cumplir
sus proyectos laborales. De nosotros no hablamos en todo el paseo. Parecíamos
viejos amigos que se encuentran después de un tiempo. Sin embargo al llegar a
las puertas de la mansión, ambos sentimos la necesidad de poner las cartas
sobre la mesa.
Le
dije todo lo que sentía. Que para mí ella no era un juego ni una aventura más.
Que la quería conmigo para siempre, a pesar de nuestros conflictos personales,
a pesar de Douglas, a pesar del mundo en contra. Ella me creyó, y yo también le
creí cuando me confesó que no hubo un día que no pensara en mí. Que las charlas
con Boris y Brander habían servido para fortalecerla. Ya no deseaba sentirse
una dama solitaria y gruñona. No quería que los años pasaran sin ninguna
ilusión más que ver a Nicolay crecer y convertirse en un macho de gran valía.
Que tenía una vida para aprovechar y lo mejor de todo, que estaba segura de
estar enamorada de mí.
Un
beso apasionado entre los dos fue el sello en aquella noche, frente a esos
portones de la gran mansión que un día me vio llegar sin ninguna ilusión,
siendo apenas un niño desahuciado de un futuro. Esas paredes que guardaron
silenciosas el deseo ferviente de tener una familia que lo quisiera. Casi sin
luchar la había conseguido. Porque Sebastien, Douglas, Charles, y todos los
Craig, así lo quisieron. Pero no fue caridad como creía. Porque según Dimitri,
no se encariñaron con un fulano cualquiera, un niño de la calle con padres
golpeadores. No, todo lo que recibí fue por ser Numa, único e irrepetible.
Cuando
separé los labios de Ekaterina, ella me miró sonriente.
—Estás
diferente. Pero para bien –se apresuró a aclarar.
—¿Sigo
tan apuesto? –sonreí reteniéndola entre mis brazos.
—No
puedes ser más apuesto de lo que eres.
—Oh…
Jamás creí escucharte decir eso.
—Mentiroso
–acarició mi mejilla—, siempre supiste que me gustabas mucho. Eso me enojaba,
lo confieso. Tu seguridad de tenerme conquistada era tan… irritante.
Reí.
—No
te creas, no estaba seguro. Era una máscara. Estaba acostumbrado a usarlas.
—Ya
no tienes que hacerlo. Por eso… necesito que nunca dejes de confiar en mí.
Quiero saber todo. Lo que sientes, tus miedos, tus dudas.
—Te
prometo que así será. Dimitri me convenció que quedarme con lo que siento y no
compartirlo me hace más daño. ¿Y tú? Me contarás todo.
Levantó
su mano derecha sin perder la sonrisa.
—Prometido.
Dicho sea de paso, ¿sabes qué tengo ganas de hacer ahora?
Arquee
la ceja, divertido.
—Soy
todo oído.
Una
de sus manos fue resbalando hasta la abertura de la camisa. Su iris púrpura
pareció encenderse.
—Me
gustaría pasar la noche contigo. Olvidarnos que el resto existe. Subir hasta mi
alcoba y secuestrarte hasta la mañana.
Apreté
los labios con impotencia y rabia.
—¿Qué
ocurre? –se asustó.
—No,
no es que no quiera pasar la noche contigo. ¡Mierda! Es que mi padre dijo que
esperaría para hablar conmigo. Quiere saber cuanto antes como me fue con
Dimitri.
—Oh
no, no te preocupes, de verdad. Lo entiendo perfectamente. Yo que Sebastien
haría lo mismo.
—¿No
te enojas?
—¡Claro
qué no!
—Tengo
una idea.
—Dime.
—¿Mañana
a la noche? Tengo entendido que se reunirán en la casa de Charles, incluso Sara
y Rodion. Estaremos prácticamente solos.
—Me
parece genial –sonrió.
—Entonces,
¿mañana?
—Sí,
mañana.
……………………………………………………………………………………………….
La
charla con mi padre fue un aliciente a tanta distancia soportada. Los Gólubev
me recibieron como uno más de la familia pero fue inevitable extrañar a los
Craig. En el despacho, Sebastien sirvió coñac para los dos y nos sentamos
frente a frente. Recordaba su mirada cálida y serena, su voz que transmitía paz
y seguridad. Aunque yo conocía la otra faceta del líder de los vampiros. Esa
que al estar enfadado todo su alrededor cimbraba con el respeto y temor de
imaginárselo como enemigo. Era un buen líder, perfecto reemplazo de Adrien. Aún
recuerdo las veces que estuve en las cumbres. Sobre todo, aquella primera vez
que Sebastien me llevó junto a él para presentarme formalmente. Recuerdo como
me miró a los ojos. Su iris gris plata, su cabello largo y blanco, y ese timbre
de voz que parecía escurrirse en cada roca y recoveco.
“¿Así
qué tú eres Numa? Humano convertido en vampiro por mi hijo”.
“Sí
señor.” Contesté.
“¿Sabes
que tu vida cambió para siempre y no hay vuelta atrás? Sería horrible si algún
día te arrepintieras.”
“Nunca.”
“Sé
por mi hijo que hubo una fuerte razón para hacerlo.”
“Sí,
deseaba morir. Mi vida fue un calvario por culpa de mis padres, mi refugio fue
la calle aun en los peores inviernos y…”
“Esa
no fue la verdadera razón de Sebastien.” Interrumpió.
Esa
vez no pregunté a qué se refería. Era tan imponente su figura ante mí que no me
animaba a tener un diálogo normal y preguntarle la razón.
Sin
embargo aquí estaba, después de tantos años frente a quien había decidido
convertirme. Frente a quién sabía la verdadera razón. Me puse de pie y me
acerqué al cuadro en la pared que enmarcaba el escrito de adopción.
—Papá,
¿cuál fue la verdadera razón de convertirme?
Se
acercó a mí. Sus ojos me contemplaron con ternura.
—Por
ti.
—¿Por
mi desgraciada vida?
Negó
con la cabeza.
—No,
no podría ir convirtiendo a cada ser que tiene un destino atroz. Tú en especial
merecías la oportunidad. Sencillamente porque mi hijo necesitaba alguien con
tus virtudes, con tus códigos, con tu enorme corazón. Desde ese día en la
plaza, un milagro le ocurrió entre tanta oscuridad. Conoció a un niño especial
que sería su amigo para siempre, y no iba a permitir que ese regalo del destino
se esfumara. Por eso estás aquí, porque los seres especiales hay que saber
aprovecharlos. Por eso eres un Craig –respiró profundo para poder seguir
hablando sin emocionarse—. Porque eres un Craig, ¿no es cierto?
—Sí
–sonreí—. Soy un Craig.
Me
abrazó fuerte y me abandoné en sus brazos.
—No
sabes lo que me alegra escucharte.
—A
mí también, papá –lo miré a la cara—. Aún me falta parte de la terapia. Pero
tengo fe que algún día los fantasmas que me acosan abandonen mis sueños.
—¿Sigues
con las pesadillas?
—Ellos…
Que han muerto y no han muerto. Es complicado.
—Lo
sé –palmeó mi hombro—. Paciencia, Dimitri y tú lo lograrán.
Anouk.
Entré
a la cabaña de Drank, no… Rectifico, a nuestra cabaña. No tenía buenas
noticias, el día había transcurrido, no quedaba nadie por votar según los
cálculos y la lista de Bernardo. El resultado marcaba un empate, triste empate
que significaba que Louk debía abandonar la reserva.
Busqué
a Drank en la cocina y en el baño, la sala estaba solitaria con la tv
encendida. Cuando pisé nuestra habitación lo vi acostado, arropado con el
edredón y temblando. Me acerqué preocupada.
—Drank,
¿te sientes mal? ¿Qué puedo hacer?
—Es
mi estado de ansiedad. Estoy preocupado… No domino los síntomas nuevos de mi
organismo.
—Es
que deberías dormir muchas horas.
—No
puedo.
—Dime
qué hago.
—¿Cómo
va la votación? ¿Ya cerró?
—Falta
media hora. Debes estar tranquilo, pase lo que pase hiciste todo lo posible.
Se
sentó en la cama con los ojos vidriosos.
—El
“sí” va perdiendo, ¿verdad? Llegaremos apenas a un empate.
Asentí
con pena.
—No,
no hice todo lo posible –se arrastró por la cama y estiró la mano al cajón de
la mesa de luz. Cogió un anotador y un lápiz—. Me queda algo por hacer, pero no
podré solo. Deberás ayudarme, por favor.
—Dime,
lo que quieras.
Aguardé
mientras él garabateaba un dibujo y escribía.
—Ya
has votado, Drank. ¿Qué quieres hacer?
Continuó
concentrado en el dibujo…
—Te
traeré un paño frío para la frente, tienes fiebre.
—No,
espera… Me daré una ducha con agua helada, Bernardo dijo que da buen resultado.
Yo… necesito que hagas algo urgente.
Al
fin extendió el papel y me miró a los ojos, suplicante.
—Anouk,
eres la más veloz de los vampiros. Confío que llegarás a tiempo de regreso.
—¿De
regreso? –Estudié el dibujo—. ¿Es un mapa?
—Sí…
Confío en ti. ¿Sabrás llegar?
Recorrí
los senderos sinuosos plasmados con el pulso tembloroso.
—Llegaré
a como dé lugar.
—¿Sabes
qué hacer?
—Por
supuesto, no tienes que explicarme. Sé lo quieres.
—Te
amo.
—También
yo.
—Casi
son las diez de la noche, cuídate de los lobos salvajes.
—No
te preocupes.
Charles.
Salí
a caminar por la costa con Dimitri. Se había acercado hasta casa ya que deseaba
hablar conmigo en privado. Numa estaba en la mansión pero podía ser que llegara
hasta mi cabaña con la intensión de saludarme. En mi cabaña había demasiados
testigos. Por eso más tranquilos y relajados buscamos un lugar donde nadie
interrumpiría nuestra charla.
Miento
si dijera que me trajo curiosidad tanto secreto. Sebastien tendría que estar al
tanto de todo lo acontecido con su hijo y no veía la razón de nuestro encuentro
sin él.
La
arena que bordeaba la costa parecía más gruesa. Me detuve y la observé mientras
Dimitri quitaba un anotador de su chaqueta.
—¡Qué
extraño! Suele ser más fina y volátil.
—¿Qué
cosa, Charles?
—La
arena. Pero no me hagas caso. Hemos llegado hasta aquí para hablar de algo
importante. ¿Verdad?
—Así
es.
—¿Sobre
Numa?
—Sí.
Necesito un dato, por favor. Y sé que tú debes saberlo muy bien.
—Dime.
¿En qué puedo ayudarte?
—Necesito
el nombre completo de los progenitores de Numa.
—Ah…
Pues… ¿Él no te lo dijo?
—No
se lo pregunté. No es parte del plan.
—Okay,
supongo que no podré preguntarte para qué necesitas ese dato.
—Supones
bien, aunque preguntar puedes, pero yo no te lo diré.
Sonreí.
—Bien,
anota. Aegileif Bergman y Feuris Dahl.
—¡Qué
memoria!
—Jamás
lo olvidaría.
—Gracias…
—Y…
¿Sí podría preguntar cómo sigue Numa?
—Adelantando,
por suerte. Sin embargo hay algo fundamental que debe hacer definitivamente.
—¿Con
respecto a estos monstruos?
—Ajá.
—Vaya.
Espero que no te equivoques. Traerlos a su presente será demoledor.
—¿Y
quién te ha dicho que alguna vez se fueron? –sonrió.
—Ah…
Bueno… ¿Algo más que pueda ayudarte?
—Sí,
necesito una ubicación, y debe ser exacta.
Bernardo.
Muchos
lobos habían venido para ver con sus propios ojos el resultado. Unos ansiaban
el “si” otros lo contrario. Lo cierto que al presentar los votos sobre la mesa
en dos filas el empate marcó el destino de Louk. No podía quedarse, así lo
detallaba el libro de los lobos.
Había
silencio en muchos de nosotros, también podía escucharse murmullos discretos en
rincones de la sala. Tim se acercó y movió la cabeza tristemente. Rita bajó la
vista apenada aunque ella consideraba que era justo para toda la manada seguir
la ley. Vinter se sentó apartado y encendió un cigarro. Parte de la tarde había
contado anécdotas de la vida de Louk en la reserva, se notaba que le tenía
mucho cariño. Por supuesto, al igual que Mike y su familia, Amelia, Cataline,
Frik y Merylan, y tantos otros. Sin embargo había que seguir la votación y el
lamentable empate estaba ante nuestros ojos. Ya eran las diez y media. Debía
declarar el resultado.
—Yo
le diré a Mamina –se ofreció Tim.
—Aguarda
un poco más.
—Bernardo…
No hay mucho por hacer, han votado todos.
—Lo
sé… Solo espero un milagro.
Me
dirigí a parte de la manada presente.
—¿Alguien
desea cambiar su voto?
Nadie
contestó.
—Okay…
Los votos por el “sí son treinta y cinco, y por el “no”… la misma cantidad. Así
que según la ley…
Anouk
abrió la puerta del recinto y exclamó.
—Aguarden,
falta un voto.
—Tú
no puedes votar, vampiresa –se escucharon un par de voces.
Ella
sonrió con cierta malicia triunfante.
—Lo
sé, pero él sí.
Se
apartó dejando libre la entrada y… vi un lobo, desconocido, nunca lo había visto
en la reserva. Era muy alto y corpulento. Llevaba un grueso abrigo sami de
colores vivos y botas de piel. Junto a él, tres lobos de pelaje brilloso.
Los
más jóvenes lo miraron curiosos. Los más viejos abrieron la boca asombrados.
Tim susurró.
—Joder…
Él
no miró a nadie en particular, sus ojos miel se clavaron en mi rostro y avanzó
hacia mí lentamente.
Los
murmullos se hicieron más notorios pero a él no le importó. Rápidamente extendí
un papel en blanco y la pluma.
La
cogió y afirmó más de lo común la pluma mientras escribía. Parecía no tener
tanta práctica. Después me miró a los ojos.
—Este
es mi voto, guardián del alfa. Quiero que el lobo se quede.
Sonreí
y me animé a preguntar.
—¿Puedo
saber tu nombre?
—Mi
nombre es Rob. Rob Siida. Y estoy aquí para devolver un favor a mi amigo.
Genial capítulo me alegra que Louk se quedara te mando un beso
ResponderEliminar¡Hola Citu! Muchas gracias por comentar. Un gusto que te haya gustado el capi. Síi Louk se ha quedado, es genial. A esperar a ver que pasa ahora en adelante. Besotes reina y feliz semana. Cuidate mucho.
EliminarBieeeennnnn, Louk se queda en la reserva!!! Mamina se alegrará!!! Vivaaaaa Drank, vivaaaa Anouk y vivaaaa Rob y vivaaaaaa tú, Lou!!!
ResponderEliminarCapi genial!!!
Besoteeeesssss!!!!
¡Holaaa! Gracias!! Síii genial Louk se queda y Mamina estará feliz. El Sami piso la reserva solo por su amigo Drank. Bien hecho. Veremos si se queda.
EliminarUn besazo amiga y feliz semana para ti.
Louk se queda por los pelos. Un empate no le valia.Es lo mas justo y sensato que podia pasar.Me ha gustado mucho y creo que July se arreglara con el.Besos.
ResponderEliminar¡Hola Ramón! Gracias por tu tiempo y comentar.
EliminarEs lo justo tienes razón. Me alegro que te haya gustado.
Ojalá se arreglen Louk y July, veremos si hace falta tiempo, porque amor hay suficiente.
Un abrazo grande y feliz semana para ti.
Me encantó, como cada capítulo le pones ese suspenso que dan ganas de seguir leyendo!!
ResponderEliminar¡¡Gracias Noe!! Me alegro que te hayan gustado. Veremos que pasa en el próximo capi Besoteees!!
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