INTRODUCCIÓN

Introducción:

Dentro de los Sami, una raza milenaria se ha mantenido en secreto. Los lobos basados en la naturaleza y el honor han logrado la supervivencia lejos del ojo humano.

La reserva es su hogar y transitaré en ella para conocer cada secreto. Es un gusto que ustedes me acompañen. Estoy segura que reirán y se emocionarán.

Por mi parte cada línea, cada párrafo sobre ellos, me ha llevado a un mundo de misterio y fascinación.

Lo siento no puedo prescindir de ellos. Ellos… también me han atrapado.

domingo, 7 de julio de 2019

¡Hola mis soles! Nuevo capítulo para ustedes. Espero les guste.
Un beso grande y feliz semana.


Capítulo 17.
Miedo y amor.

Grigorii.

Temblé de ansiedad antes de que Anne apareciera por el pasillo acompañada por una pelirroja. La tenía vista. También a la otra joven que las seguía como cuidando las espaldas.
¿Cuántos eran? ¿Cuántos seres de esa raza habitaban el planeta? ¿Por qué tuve que cruzarme con ellos si el mundo era tan inmenso? ¿Por qué yo? ¿Por qué Anne? Ella que era tan frágil y débil.

Me puse de pie. No tenía un espejo frente a mí pero juro que podía asegurar que mi rostro reflejaba la absoluta desolación y tristeza. Lo pude afirmar cuando Anne me miró a los ojos desde lo alto de la escalera. Sí… Ella lucía una mirada de pena, de compasión hacia mí. No tenía terror en su iris celeste cielo, tampoco un ápice de pánico. Entonces, todo cambió dentro de mí. Fue el primer instante en que me sentí solo, no atrapado ni amenazado, solo.

—Anne –mi voz tembló—. ¿Estás bien?

Ella se echó a llorar, sin embargo se apresuró a tranquilizarme.

—Sí, estoy bien. Tú eres el que me preocupa.
—Estoy bien –balbucee.
—Acércate Anne, siéntate junto a tu hermano. Los dejaremos solos para que puedan hablar –ordenó Sebastien.

Dicho esto, me miró fijo mientras recogía el expediente de la mesa y se lo llevaba. Hubiera dicho “gracias” en otras condiciones. Mi hermana nunca supo los detalles de mi trabajo sucio y ni siquiera que de muy joven había caído en una cárcel. Yo era su ídolo y descubrir el expediente haría cambiar su visión sobre mí.

En segundos todos desaparecieron por puertas diferentes. Inclusive las jóvenes que acompañaban a mi hermana regresaron por donde vinieron. Al quedar a solas, Anne se sentó en el sofá en silencio. Sus lágrimas corrían por las mejillas convirtiendo cada minuto que la observaba en una tortura.

Le cogí la mano y la miré a los ojos.

—Anne, sé que no me contaste sobre los Craig porque debiste tener miedo de las represalias. Pero te sacaré de aquí y todo será un mal sueño.
—No –lloriqueó—. No fue por miedo a ellos, Grigorii. Yo… No quería que pasara esto.
—¿Esto?
—No quería que los rechazaras ni que te distanciaras de Scarlet. Yo los quiero, Grigorii. Ellos me quieren, jamás me harían daño. A ti tampoco.
—Anne… Escucha… Son vampiros, ¿entiendes? No son personajes de tus novelas. Asesinan personas.
—¡Para vivir!

Quité la mano que aferraba la de ella.

—Anne, te han lavado el cerebro.
—¡No es así! Gracias a ellos comencé a hablar, a confiar que nadie me haría daño. No porque tú no servías para protegerme sino porque eres humano. Ellos… Ellos no, y su fuerza, sus poderes y… ¡Grigorii! Me sentí segura. Perdón… Perdón –lloró.
—No llores, por favor. Eres lo único que tengo en la vida y no soporto que sufras.
—Eres mi hermano y no tengo a nadie de la familia. Todos nos abandonaron por ser pobres o por tener un padre borracho. Sin embargo ellos… A los Craig no les importó la situación. Scarlet alegró mis días. ¿Lo recuerdas?
—No me la nombres. No quiero verla más. Nos iremos lejos. Comenzaremos de nuevo. Verás, todo se arreglará.
—No comenzarás de nuevo como si tal cosa. Si la amas como sé que lo haces, no podrás arrancar todo lo vivido con ella como si arrancaras páginas de un libro. La vida no es así. El pasado nos acompañará siempre. Lo malo y lo bueno.
—Anne…
—Por favor, no me quites a mis amigos.
—Pero… Anne…
—¡Por favor!
—Hermana, puedes encontrar amigos normales, no como ellos. ¡Diablos! Son asesinos. Insinuaron secuestrarte, ¿no das cuenta de la gravedad?
—No es así.
—Sebastien me ha dicho que no me iré contigo hasta estar seguro que no diré nada a nadie.

Anne bajó la cabeza y su confesión fue un susurro.

—No fue idea de Sebastien. Se lo dije a Scarlet.
—¿Qué? ¿Te has vuelto loca?
—No, solo quiero que ustedes estén juntos. Se aman.
—¡Yo no amo a una asesina! Entiéndelo. Estaba enamorado de una mujer que no existe.
—No sabes lo que dices. No la conoces.
—Ese es el hecho. No la conozco –la miré con tristeza y ella rompió a llorar.
—No quiero dejar de verlos.

Dios… Esto debía ser un sueño… Mi amigo y mi hermana en contra de todos los principios elementales del universo. Y yo… otra vez sintiendo esa soledad.

—Anne, no tengo otra solución para esta monstruosidad.
—¡Debe haber otra salida que irnos y no verlos más!

La desesperación de mi hermana me arrastraba entre sensaciones opuestas. Por un lado, ella los apreciaba y nunca le habían hecho daño. Por otro, no podía continuar mi vida como si nada sabiéndolos asesinos.

La tristeza y decepción dueñas de mí, no impidieron que pensara con claridad. Estaba acostumbrado a salir de situaciones extremas y esta era una más. Con la connotación espeluznante de tratar con vampiros.

Me mantuve en silencio, cabizbajo, varios minutos. Escuchando a Anne sollozar y suplicar por lo bajo, “no quiero dejar de verlos”. Hasta que levanté la vista y recorrí la sala observando los detalles. Nada diferente a una familia humana. El piano, los cuadros, las flores en un jarrón… Anne había vivido aquí con ellos sintiéndose feliz y protegida. Mucho más que al convivir conmigo en años.

—Okay –suspiré y me puse pie—. Ya eres mayor de edad, y por lo visto te arreglas muy bien sin mí. ¿Quieres quedarte? Haz lo que quieras. Pero me iré para no volver.
—¡Grigorii, no me hagas esto! Te necesito.
—No puedes estar bien con Dios y con el diablo. Elije. Te vas conmigo y prometo que no hablaremos más del tema, o no me volverás a ver.
—¡Por favor! Piensa, estás enojado porque te ocultamos la verdad, pero te quiero, Scarlet te quiere, los Craig también.
—De la única forma que me quieren los Craig es mudo y de almuerzo. Y Scarlet, ya te dije, no me la nombres.
—¡Suficiente!

La voz de la vampiresa retumbó en la sala. Scarlet atravesó el living y se detuvo cerca de mí.

—No voy a soportar una palabra más de ti que signifique rebajar o menospreciar a mi raza. Tú –me rodeó caminando lentamente mientras me hablaba—, ¿quién te crees que eres? ¿De qué raza perfecta vienes, humano?

No hablé, no emití sonido. Solo la seguí con la mirada. Tan bella… Esa mirada amenazante…

—A ver, dime. Ya que dices ser tan especial. ¿Tu raza humana siempre tiene tan buenos sentimientos? ¿No mata? ¿No destruye? ¿No traiciona? ¿En dónde vives? ¿En un frasco?

Se detuvo y me miró fijo.

—No te atrevas a sentirte superior porque no lo eres. Quise explicarte las razones de nuestra forma de vivir, que no es la que elegimos. ¿Tú elegiste cómo vivir, Grigorii? ¿Elegiste que hacer con tu vida? Pues nosotros no. Nacimos así. Sin embargo queremos, nos sentimos felices, lloramos y sufrimos como cualquiera, y también nos enamoramos.
—Tú no te enamoraste de mí, nunca me amaste.
—¿Quieres pensar eso? Hazlo, así podrás irte sintiéndote el humano moralista y correcto. Así no tendrás en la conciencia que me has roto el corazón.
—¿Yo a ti?
—Tú a mí, ¡sí!
—Tú tienes en la conciencia mucho más que un corazón roto, ¡asesina!
—¡Por favor! –lloró Anne.

Scarlet enfureció.

—¡No la hagas sufrir!
—¿Ahora te interesa? Hubieras pensado que metiéndote en nuestras vidas nos arruinarías. ¡Conocerte fue mi perdición!

Al escuchar mis palabras Scarlet cambió su mirada. Sus ojos se llenaron de lágrimas y yo… Dios, por segundos quise abrazarla, pedirle perdón. Pero eran vampiros… Santo cielo… No podía aceptar terrible idea, juro que no podía.

—Vete –murmuró. Después miró a Anne—. Cariño, mi casa es tu casa y puedes quedarte si lo deseas.
—Gracias… —lloró—. Pero mi lugar es junto a mi hermano, gracias de verdad.

Sebastien hizo su entrada triunfal en la sala. Le siguió el tal Lenya y Charles.

—Anne tiene razón. Debe estar junto a su hermano. De todas formas sabe que estaremos siempre si nos necesita.

No podía ver a Anne sufrir. No me quedaría en Kirkenes, no podía sabiendo tal secreto. Ignoraba que iba a ser de mi vida… Sin embargo, a pesar de tanta tristeza y enojo pensé en mi hermana. ¿Viviría de un lado a otro vagando como yo mientras buscaba un nuevo trabajo? ¿Quedaría sola con ese miedo que aún la gobernaba en su corazón? No era justo. No supe la razón de estar tan seguro que no le harían daño, quizás porque nunca lo había hecho teniendo oportunidad.

—Anne, es mejor que te quedes. No tengo idea que haré con mi vida.
—Me iré contigo –secó sus lágrimas—. Recogeré mis cosas.
—Debes saber que si vienes conmigo te despedirás de ellos. Que no vaya a la policía no quiere decir que viva muy campante en la misma ciudad donde habitan seres maléficos.
—¿Maléficos? ¿Ves mucho Walt Disney?
—Ya está bien, Scarlet –protestó Sebastien. Después dio unos pasos hacia mí, sereno, con esa mirada de autosuficiente—. Agradezco el buen tino de no delatarnos, Petrov. Aunque no lo crea, ganaremos los dos con su silencio.
—No callo porque no fueran a creerme, sino por mi hermana. Ella es la única razón por la que no los meto presos.
—¿Presos? ¡Qué incrédulo eres! ¿Te parece que sería fácil? –Scarlet se acercó con sus ojos bañados de furia—. No tienes idea de lo que somos capaces de hacer.
—¡Scarlet, ya basta!
—¿No lo has escuchado? ¡Dijo que no ama a una asesina!
—Dale un tiempo, Scarlet –Bianca bajó la escalera con la vista fija en mí—. Grigorii… Puedo entenderte porque pasé por lo mismo cuando me enteré quien era Sebastien. Sin embargo el amor puede contra todo los prejuicios.
—¡No es cualquier prejuicio! –refuté—. No se trata de ricos, pobres, negros o blancos, McCarthy. ¡Son asesinos!

De pronto recordé… Bianca McCarthy… convertida en una Craig… Di unos pasos hacia ella…

—Mató a Samanta Vasiliev, ¿verdad? Por eso ocultó las pruebas.
—Fui yo –Scarlet me miró desafiante—. Era una lacra y se metió con mi familia. Los detalles te los debo, no hay tiempo para ello. Supongo que estarás deseoso de desaparecer de aquí.
—Son unos monstruos.

Ella avanzó hacia mí y por un instante creí que me mataría.

—Guarda tus insultos. Yo que tú no olvidaba que estás en mi sala, en mi casa, rodeado de vampiros. Agradece salir de aquí vivo.

Bajé la mirada. Cierto… Recordé su poder y como se había materializado en la habitación. La miré con el corazón destrozado.

—Es irónico pensar que hace horas moría de amor y ahora te tengo miedo.

Ella se acercó más sin embargo no retrocedí. Cara a cara, sintiendo su respiración tan cerca. Murmuró…

—¿Me tienes miedo? Lo bien que haces.

………………………………………………………………………………………………..

Y partimos de allí… De esa mansión de vampiros asesinos… Con mi corazón partido en mil pedazos. Con mi alma desgarrada y mi cuerpo débil y afiebrado.

Vikingo nos esperaba y fue quien nos dejó en casa. No dije palabra durante el viaje y creo que él también pensó que no era el momento de hablar. Apenas pise mi hogar, me acosté. Anne y mi amigo se quedaron en la pequeña sala. Supe que hablaban por lo bajo pero no llegaba a escuchar. Pienso que tampoco me interesaba. Solo quería dormir. Reponerme del desgaste mental y físico. Sí… Me dormí… Fue una suerte. Lo único que deseaba era sumergirme en un sueño y no pensar. Mañana… Mañana sería otro día.

Sebastien.

Después que Petrov partió con Anne, Scarlet se encerró en su habitación a llorar. Bianca y Liz se quedaron con ella a consolarla. Yo, en el despacho, con la presión arterial volviendo a la normalidad, trataba de animar a Ron convenciéndolo que todo se arreglaría. Son esas mentiras blancas que uno dice a los amigos para evitar que se suiciden por amor.

—No la veré más.
—No es así, deja que transcurra el tiempo, joder. Estas siendo demasiado pesimista.
—¿No has escuchado sus frases determinantes? ¿Su mirada de desprecio? Nos odia.
—Bueno, entendamos que no es para felicitarnos. Sobre todo le hemos mentido mucho tiempo.
—Scarlet está desconsolada, y la entiendo. Vivir en este mundo sin el amor de tu vida es…
—Ron, el amor de tu vida no es como mucho para conocer a Anne tan poco.
—¿Necesitaste conocer mucho tiempo a Bianca?
—Uf…
—¿Lo ves?

Lenya entró al despacho.

—Hermano, debemos partir a Chile. Las Sherpa están escondidas y no sabemos por cuánto tiempo no las descubrirán.

Me puse de pie.

—Tienes razón. Pero debemos esperar a Ivan. Mijail me dijo que conoce la zona al dedillo.
—¿Qué ha hecho Ivan en tierras chilenas?
—Dio varias charlas sobre antropología en la Universidad. Parece que aprovechó a recorrer el país.
—¡Qué suerte que tiene tiempo para viajar y divertirse mientras trabaja!
—Es soltero, hermano.
—Ah, pequeño detalle. Por cierto, hablando de pequeños detalles… Khatry irá con nosotros.
—¿Se siente bien?
—En realidad no lo sé. Se ve mucho mejor. Además no creo que haya poder en la tierra que lo obligue a quedarse de brazos cruzados –miró a Ron—. ¿Y tú? ¿Cómo te sientes?
—Quiero morir.
—Oh… Okay… Mira, seguro encontrarás otra hembra que te ame y…
—¿Por qué no buscaste tú una hembra que remplazara a Liz? Me voy –se dirigió a la puerta—. Estaré en mi habitación y no se preocupen no haré nada estúpido.
—¡Qué humor de mierda!
—Déjalo, Lenya. Quizás el tiempo mejore las cosas.
—¿Le creíste a Petrov? ¿No nos delatará? Porque debes saber que si tengo que empacar necesito un par de días.
—Yo que tú las tendría listas, por las dudas –guiñé un ojo.
—Eres un cabrón.
—Gracias, es de familia.

Camile.

Salí de casa radiante de felicidad. ¿Cómo podía tener tanta suerte de haberla visto por Kirkenes? Yo que pensaba que la muy rata había terminado en un callejón de mala muerte y resultó todo lo contrario. Se sorprendió cuando me vio. No esperaba que la descubriera con ese millonario. Creo que me hubiera evitado si hubiera podido. Sin embargo nuestro encuentro casual me sirvió para acecharla, amenazarla si no me contaba la verdad.

Por supuesto que su vida no me interesaba en absoluto, sin embargo sería divertido ver la cara de mi primo cuando le contara. No podía esperar llegar a la humilde cabaña de Tim. Aceleré el paso sin importarme que mis zapatos nuevos se llenaran de la mugrosa tierra del camino. ¡Qué ansiedad! ¿Qué haría Carl? ¿Lloraría como un desgraciado? ¿Se sentiría peor de lo que ya estaba? ¿Correría a buscarla? Sería buena idea, quizás podría convencerlo de hacerlo. Entonces… su corazón se partiría en mil pedazos y hasta intentaría suicidarse otra vez. Ojalá tuviera éxito. Así sería un mal recuerdo en nuestra ilustre familia y el tiempo borraría poco a poco a la oveja negra del linaje de los Rotemberg.

Antes de llegar a la casa de Tim, pude ver a Carl saliendo y entrando de un costado del establo. Era la cocina donde se preparaban los quesillos de cabra para vender. Seguramente mi primo estaría colaborando en la tarea. Deseaba que el guardián de Gloria no se encontrara con él, sería un impedimento para mi plan.

La puerta de la construcción estaba abierta. De allí podía olerse el aroma a queso fundido y escucharse los balidos de las cabras en el establo lindante. Avancé hasta el marco para poder ver el interior de la cocina. Si Tim estaba allí debía ser cuidadosa con la información, pero no. La suerte estaba de mi lado y Carl estaba solo junto a un tanque de acero. A simple vista usaba su fuerza para levantar un gran colador. Me acerqué y carraspee, entonces levantó la vista, me miró, y frunció el ceño.

—¿Qué haces aquí?
—Primero di buen día, ¿has perdido la buena educación?
—Y tú has perdido la vergüenza. No escuché cuando pediste permiso para entrar.
—Estaba abierto, y se supone que es una cocina. ¿Estás preparado los quesos?

Se mantuvo en silencio mientras continuaba la tarea.

—Me alegra que trabajes, Carl. Hace bien.
—Deberías hacer lo mismo –refunfuñó.
—Sabes que estudio en la Universidad. Me queda menos de un año para recibirme de Licenciatura en Diseño. En cuanto al trabajo, mamá dice que no necesito hacerlo. Como bien sabes nunca le cayó bien que trabajara en ese hotel de mala muerte. El de Sabina, me refiero.
—Sé a cuál te refieres. Te equivocas. Es un bonito hotel. Ha sido remodelado con sacrificio.

Reí.

—No puedo creer que esté hablando con el mismo Carl de hace un tiempo atrás.
—Pues, créelo. Repito, ¿qué haces aquí? ¿Has venido solo a molestarme?
—Nada de eso –fingí enfadarme—. Aunque no lo creas pienso en ti y de qué forma ayudarte.
—No necesito tu ayuda.
—Por supuesto, tienes a tu amigo Tim… Sin embargo –me acerqué hasta la olla observando los cuajos sobre el cedazo y el suero escurriéndose—, él no puede saber nada sobre Ernestina.

De inmediato sus ojos me miraron con expresión de asombro.

—¿De qué hablas? ¿Sabes algo de ella?

Sonreí y avancé hasta él. Le acaricié el cabello con compasión.

—¡Quítate! –se apartó—. ¿Qué sabes de Ernestina? ¡Dímelo ya!
—Calma… He venido para eso. Por fin la hallé. Para que veas que sigo pensando en ti y cómo ayudarte.
—¿Dónde está? ¿Cómo fue que la viste?

Se quitó los guantes de látex con que hacía la preparación y los dejó caer al suelo. Retrocedí unos pasos al ver que venía hacia mí.

—Tranquilo, te contaré cada detalle.
—¡Habla de una vez!
—Fui a visitar a tu madre. Vive en un apartamento en el centro de Kirkenes. Se lo dio mamá para que viva ya que no tenía donde ir.
—¡No me interesa la vida de mi madre!
—Okay… Okay… —suspiré—.  Es un barrio lujoso, de mansiones y apartamentos costosos. Un barrio como merece la tía Rosalie.
—¡Estás impacientándome, Camile!
—¡Bien! Ernestina salió de una de las mansiones.
—¿Sabes si está trabajando allí? ¿Hablaste con ella?
—Por supuesto. Al verla fue lo primero que hice. Enfrentarla recordando lo mal que te hizo cuando desapareció. Le dije que vivías pensando en ella. Que habías cambiado de vida y hasta tenías amigos, ¡todo le conté!

Sus ojos cambiaron la expresión. De una mirada desesperada a una de brillo esperanzado. Creo que hasta sonrió. Pero yo no había tomado el trabajo para verlo feliz, todo lo contrario.

—¿Tienes la dirección?
—Claro –quité un papel doblado del bolsillo de mis jeans—. Aquí está.

Lo cogió con manos temblorosas y susurró un “gracias”.

—De nada. ¡Ah! Debes saber algo, antes de encontrarte con ella.
—¿Qué?
—No la noté embarazada. Quizás… Optó por abortarlo.
—Ella no haría eso. Me amaba.
—Amaba, has dicho bien… Pero… No deja, no quiero que te amargues.
—¿Qué diablos tienes que decirme?
—Bueno… No sé… Es tan… doloroso…
—¡Habla, maldita sea!
—¡Okay! Ella no trabaja en esa mansión. Al parecer vive con un millonario. La vi con mis propios ojos y me lo confirmó. Un hombre mayor la besaba apasionadamente.
—¡Mentira!
—¿Qué pasa aquí?

Tim entró a la cocina.

—¡Mentira! ¡No es cierto! –rompió a llorar.
—Carl –Tim se acercó y lo abrazó para contenerlo.

Mi primo contó a duras penas entre sollozos la noticia sobre su amada sirvienta.

—Tranquilo.
—¡Tengo que ir! ¡Tengo que cerciorarme que es verdad lo que dice Camile!
—No le hagas caso.
—¡Es verdad! –interrumpí—. Juro que la vi y me dijo  que ya no piensa en Carl. Debe ir para conocer la verdad.
—¡Vete Camile! ¿Será posible qué no hagas nada bueno?
—Idiota.
—¡Vete! –ordenó Tim.
—¡Amigo! –lloró—. Debo ir, debo ir…
—Entonces iré contigo.

Me retiré de allí asqueada de tanta bondad de parte de ese inútil que decía ser el guardián de la pelirroja. ¿Guardián? ¿No se supone que habría que tener grandes virtudes para tener tamaña misión? Ni siquiera creía que esa estúpida niña metiche y rara fuera la futura alfa. ¡Ridículos! Eso eran todos en la reserva.

Retorné el camino a mi casa silbando una canción. ¡Qué pena no poder estar presente cuando Carl viera a esa mugrosa con el viejo de marido! Porque lo que no le había contado a mi primo era el brillante anillo de Ernestina en su dedo anular. Diablos, después de todo Dios le da pan al que no tiene dientes. Esa gentuza ni siquiera conoce la diferencia de un brillante a un strass de vidrio.

De pronto, vi un cachorro de lobo correr hacia el bosque. Tras él, Drank intentaba alcanzarlo.  Gracias a mi velocidad pude llegar antes que el humano. Cogí en brazos al lobezno y lo acurruqué. Drank llegó jadeante.

—¡Qué lindo cachorro!
—Dámelo.

Se lo entregué y sonreí.

—Al menos me debes las “gracias”.
—Sí, gracias.
—¿Es tuyo?
—Sí –lo acarició.
—¿Cómo se llama?
—Lost. Por “perdido”.

Reí.

—No me tienes que traducir, sé perfecto inglés.
—Okay. Bueno, gracias.

Al girar para regresar a su cabaña mis ojos lo recorrieron de pies a cabeza. Vaya… Un ejemplar humano digno de devorar.

—¡Oye Drank!

Se detuvo y me miró.

—¿Estás solo?
—¿Cómo dices?

Me acerqué.

—Si estás solo en tu casa. Puedo hacerte compañía.
—Estoy esperando a Louk.
—¿En serio? Porque Louk salió a pescar. Volverá al anochecer.
—Debo irme. Que tengas buen día.

Avancé y me atravesé en su camino.

—¿Me tienes miedo? –sonreí.
—No. Solo estoy siendo caballero.
—No tienes que ser caballero conmigo. Sé cuándo ser una dama y cuando ser una puta. Y contigo… ahora… no me dan ganas de ser una dama.

Me esquivó y siguió caminando. Lo alcancé otra vez.

—¡Vamos Drank! No seas tonto. Puedo hacer que pases muy bien conmigo.
—¡Basta Camile! Estás provocando que sea grosero y no es mi estilo.
—¿Pero qué problema tienes? Bua no es tu novia, ¿o sí?
—No, no lo es.
—¿Entonces? ¿Te parezco muy fea? –lo miré fingiendo angustia.
—Camile, no es por ti. No te sientas mal. Soy un hombre comprometido y no voy a ser infiel.
—Oh, lo siento. No sabía… ¿Y quién es la afortunada?
—No la conoces.
—¿De verdad? ¿O no me lo quieres decir? Mira que aquí en la reserva se sabe todo.
—He dicho que no la conoces.
—¿En serio? Y dime… ¿Encontraste el lobito en el bosque?
—Sí —avanzó y lo seguí.
—Creo que me mientes. Vi a la Gólubev llevarlo en brazos hasta tu casa. Esa noche de tormenta. ¿Estás de novio con la Gólubev?
—No te importa.

Reí a carcajadas.

—¿En serio? ¿Con una integrante del poderoso aquelarre ruso? Pues, vaya que tienes ego.
—Buenos días, Camile. Debo darle de comer a Lost. Disculpa.
—¡Jamás se fijará en ti! Solo juega contigo. Los Gólubev nunca aceptarán un humano pobre y mediocre como tú.
—¡Basta Camile!
—Está bien, ve con el lobito. ¡Perderás a esta loba que te haría gemir como nunca gemiste en tu vida en una maldita cama!

Siguió su camino… Sin girar para verme ni una sola vez… No importaba… Tarde o temprano pagaría el rechazo. Por mi vida que se lo haría pagar.

Drank.

Cerré la puerta y dejé a Lost en el suelo. Dios… Difícil quitármela de encima sin llegar a ser grosero. Fui a la cocina y abrí la heladera. Tenía pocos víveres para elegir si quería compartir con Lost algo que le gustara. El lobo me siguió con entusiasmo. Se paró en dos patas y husmeó. Limón, queso gruyere, mantequilla, lechuga, tomates. Desde el segundo estante, un bife pequeño iluminó sus ojos. Okay…

Cogí un plato de plástico y dejé el bife en un rincón.

—Cómelo tú. Me haré un sándwich.

Mientras preparaba mi humilde almuerzo cogí el móvil de mis jeans. Otro mensaje de Liz…

“Todo salió bastante bien. No nos delatará.”

“Genial” Contesté. “¿Tú estás bien?”

Me senté en el sofá mientras esperaba respuesta. Pero antes que sucediera, una llamada entrante de Anouk hizo que saltara de los almohadones.

—¡Hola!
“¡Hola Drank!
—¿Qué tal? Me enteré de lo ocurrido con el policía. ¿Todo bien?
“Sí, al menos por ahora”.
—¿Quieres venir? Hoy descanso así que no tengo nada que hacer. Bueno estoy cuidando a Lost.
“Oyee, ¿se porta bien?”
—Sí, solo que come mucho.

Rio.

Su risa a través del móvil me hizo sonreír.

—¿Entonces vienes?
“No puedo. En realidad llamaba para contarte que me ausentaré unos días. Dimitri se compromete con Anoushka y quiero estar allí.”
—¿Dimitri?
“Mi hermano menor. El psicólogo.”
—Ah… Okay… Pues dile que le envío saludos y felicitaciones.

El silencio breve me indicó una respuesta.

—Tu familia no sabe lo nuestro, ¿verdad?
“Aún no, pero descuida, se los diré.”
—No, no tienes que apresurarte. Recién comenzamos a conocernos y… mejor esperar.
“Drank… No tengas miedo. Mi familia es como cualquier otra. Solo me cuidan y tienen reparos en cuestión. Nada de otro mundo.”
—Sí, está bien. Tú… Viaja y pásala bien. Te esperaré.
“Te quiero”.

No quise que hubiera ese silencio atroz que podría indicar, “yo no lo sé aún”, así que contesté.

—Yo también.


Sebastien.

Me sentía verdaderamente agotado la mañana del domingo. Las Sherpa por fin estarían bien cuidadas en casa de Charles. Fui difícil dar con ellas y con esa alma caritativa que había resultado ser Huan Yen. Por suerte Iván nos había ayudado en la búsqueda. Por mi parte conocía las bellas tierras chilenas pero no lo suficiente para ubicarlas con tan pocas referencias. Mijaíl tenía razón, no lo hubiéramos logrado en tan poco tiempo sin el primogénito de los Gólubev. Nunca olvidaré el brillo de alegría de Khatry cuando las vio, ni ese abrazo en el que se fundieron los tres entre lágrimas. El regreso fue planeado meticulosamente. No queríamos fallar, no podíamos fallar.

Fue lamentable tener que dar un golpe certero a Huan Yen para desmayarlo. Era imposible materializarse con él ya que no conocía otras tierras que Chile y China, el lugar donde nació y se crió. No podía visualizar ningún paisaje que hiciera posible transportarlo con nosotros. De esa forma logré llegar con él a la casa de Charles. En cuanto a las chicas, Lenya e Ivan se materializaron en las cumbres, lugar que conocían de varias oportunidades de visitar a mi padre. Desde allí iniciaron la larga caminata hasta la casona.

Me tiré en el sofá y sentí un dolor agudo en mi espalda. Había estado tensionado y el desgaste de materializarme completó el agotamiento. Cerré los ojos y creo que me quedé dormido. Desperté por unas manos suaves que acariciaban mis hombros.

Sonreí.

—Bianca, pensé que dormías.

Continuó el masaje presionando suavemente en los puntos que más necesitaba.

—No. Deseaba saber que habías llegado y que todo había salido bien.
—Te envié un mensaje cuando las encontramos –besé sus dedos.
—Sí, pero quería asegurarme. ¿Estás bien?
—Estoy tranquilo. No le fallé a Agni.
—Claro que no.

Eché la cabeza hacia atrás, ella se inclinó. Nos besamos. Suave, lento, profundo… Amaba a Bianca con todo mi corazón. Con sus virtudes y defectos. ¿Qué hubiera ocurrido si Bianca no hubiera aceptado mi pasado y presente oscuro? Pensé en Scarlet y Petrov…

Cuando mis labios liberaron sus labios, la miré. Seguía perdidamente enamorado como es primer día que la vi.

—Ven –la cogí de la mano y la guié rodeando el sofá. La senté en mis rodillas y la observé con la luz tenue de los spot.

Recogió un mechón de su cabello y lo puso tras la oreja. Sonrió.

—¿Por qué me miras tanto?
—Me encanta. Eres tan bella. Además… desprendí un botón de su blusa—. Eres experta en masajes. No deberías ser forense.

Rio.

—¿Te imaginas? Dando masajes a hombres desconocidos y tú volviéndote loco de celos.

Reí.

—Pensándolo bien, es mejor que seas forense.
—¿Lo ves?

Mi mano se deslizó por su pecho y se detuvo en el abdomen. Allí, en su interior, resguardado como el más grande tesoro, crecía mi hijo. Aún no distinguía sus movimientos. Tampoco podía escuchar sus débiles latidos. Sin embargo sabía que estaba allí. En el mundo no existía alguien capaz de amar tanto a un ser sin conocerlo. Solo los padres a los hijos. Esa era la excepción. Porque siendo un desconocido, una imagen que fabricas con ilusión día a día ya lo adoraba con desvelo. Es impactante darte cuenta que darías la vida por él y ni has visto su rostro. Por eso ese amor no podía compararse con nada sobre la tierra.

—Charles está muy ansioso de que nazca –susurró Bianca acariciando mi mejilla.

Sonreí.

—Lo he notado. ¿Y Eridan?
—Me llama día por medio. Deseaba comprar una cuna y le dije que debe esperar.
—¿Una cuna? Pensé que la compraríamos juntos.
—Lo sé… Pero el hecho de ser abuelo le ha dado una inyección de alegría y mi tía le ha contado a Marin que no cesa de hablar del futuro bebé.
—Okay, supongo que tendremos muchas cosas para elegir tú y yo. Si es que nos dejan.

Reímos.

—¿Sabes que será consentido y caprichoso? Lucharemos contra eso –aseguró divertida.
—Puedo imaginármelo.

Mi móvil vibró ante una llamada. Hice el esfuerzo por quitarlo de la chaqueta y leí.

—Es Dimitri.
—Llenaré la bañadera. No tardes –me dio un beso y se alejó.
—Claro, cariño.

Atendí el móvil con la convicción del motivo de la llamada.

—Dimitri, ¿cómo estás?
“Sebastien, disculpa que no me haya comunicado antes.”
—No te preocupes. A propósito, felicitaciones por el compromiso. ¿Han puesto fecha de boda?
“Gracias, lo hablaremos hoy en la reunión familiar. Tú sabes, las damas siempre quieren tiempo para sus vestidos y ponerse bellas”.

Sonreí.

—Cierto.
“Hablemos de lo nuestro. ¿Numa se encuentra en Kirkenes?”
—Viajó a la Isla del Oso. Estará en dos semanas por aquí.
—Okay. Envíame un mensaje para saber.
—Sí… Él… No sé si lo tomará bien.
—¿No lo hablaron?
—Algo pero no creo que lo haya convencido. Y sigo pensando que necesita terapia.
—Mi trabajo es ayudarlo y no dudes que lo haré, sin embargo tu tarea será convencerlo de las sesiones. De lo contrario no pondrá de su parte y llevaría mucho tiempo.
—Lo sé… Okay… Haré todo lo que esté a mi alcance.
—Escucha, en base a lo que me has adelantado, necesito datos personales de él. Algo… detalles… Lo que sea. Si no está predispuesto debo llevarlo a que me cuente y para eso debo saber por dónde piso. No ocurre con los pacientes normales pero lo común es que se analicen por propia voluntad.
—Entiendo. Lo haré.
Mis ojos descubrieron a Ekaterina bajando la escalera lentamente.

—Te llamaré en estos días si te parece. Ahora debo cortar.
“Okay, Sebastien. Esperaré la llamada.”

Guardé el móvil y me puse de pie.

—Lo siento, no quería molestar –Ekaterina se detuvo al pie de la escalera.
—No te preocupes, Bianca me está esperando y estoy realmente agotado por la búsqueda y hallazgo.
—Me alegro que haya salido bien.
—Gracias.
—Y también lo del policía.
—Sí, eso fue más difícil aunque no creas.
—Solo quería hacerte un pedido, es breve.
—Dime.
—Necesito trabajar. Pensaba si tú podrías darme empleo en el hotel.
—Oh… Cierto. Te he notado algo perdida después de la partida de Sara y el bebé.
—Sí… Por otra parte Branden y Boris se arreglan muy bien sin mí. Nicolay está bien cuidado.
—Muy bien. Déjame ver un puesto para ti…
—Sé cocinar muy bien aunque no coma –sonrió—. Y me las rebusco en tareas en general.
—Sí… Pero… No estoy pensando en ti como una empleada más del hotel. Anouk ya no trabajará más conmigo y necesito alguien responsable.
—Ah… Seria genial. ¿Qué debería hacer? Porque Anouk tiene mucho estudio y yo no terminé el secundario.
—¿Ah no? Entonces en primer lugar una de las tareas será rendir las materias. Ponte al tanto con Rose, te ayudará. En segundo lugar, preséntate la semana entrante en el hotel, a la mañana. Ayudarás a Douglas con los trámites.
—¿A Douglas? –su cara dibujó el terror.
—Ekaterina, sé que no se llevan de lo mejor pero de verdad necesito alguien de confianza y competente.
—Yo no creo ser competente para números de una empresa.
—¿Has llevado las cuentas de tu hogar?
—Sí, pero…
—Entonces, podrás. Llevar la economía de una casa es la más difícil de las empresas.

Sonreí.


—Que tengas buen día. Habla con Rose.
—Okay… Sí…

Natasha.

La sala lucía espléndida. Las pequeñas luces de la araña central iluminaban cada rincón y cada rostro feliz de la reunión. Mamá, se había esmerado en cada detalle y las flores de los jarrones se notaban frescas y lozanas. Ella siempre tenía buen gusto y predisposición para lograr ser la mejor anfitriona, aunque está vez había contado con la ayuda de Gisele. En la última visita a París, mi madre había decidido dejar solos a mi hermana y a Anthony en una especie de segunda luna de miel. De hecho Milenka había conseguido alegrar nuestros días a lo largo de su estadía. Y allí estaban los dos. La pareja radiante y encendida como los primeros encuentros antes de su boda. Svetlana lucía el cabello largo y un vestido tres cuartos, rojo, vaporoso. Estaba muy bonita. Tenía su delicada y femenina mano apoyada en la espalda de su marido. Anthony hablaba con papá pero no dejaba de mirar el rostro de mi hermana cada diez minutos, y sonreír… Sonreír por amor… Para algunos como yo, casi un imposible.

El amor… ¡Qué feliz y desdichado nos hace!

Mis ojos fueron a otra pareja de la sala. Los prometidos. Dimitri estaba sentado en el sofá y tenía a Anoushka sobre las rodillas. Conversaba con Anouk y reían a menudo.

Mamá tenía en brazos a Milenka, creo que para evitar que tocara cuanto objeto se cruzara en su camino. Gisele junto a ella preguntaba sobre la historia del llavero y el símbolo del águila bicéfala.

Encendí un cigarrillo y me acerqué al gran ventanal. La tarde moría de a poco en la extraordinaria Moscú. Otra vez juntos, como hace mucho tiempo. La mesa vestida con el mantel blanco bordado en hilo de seda estaba lista. Distintas bebidas y copas de cristal esperando ser usadas en el brindis.

Por fin apareció Ivan. Su cabello aún húmedo por la ducha no impidió que luciera elegante y sofisticado como siempre. De camisa negra impecable y pantalón Gucci, sonrió sabiendo lo que provocaba su aparición.

—¡Ey! ¡Un aplauso rastreador! –exclamó Dimitri.

Todos aplaudimos y él hizo una reverencia graciosa.

—Hijo, sabía que lo lograrías –papá lo abrazó.
—Gracias. Fue difícil, no creas.
—¡Quiero detalles! –Svetlana se acercó y estampó un beso en la mejilla.
—Los tendrás –rio.
—¿Mamá, has felicitado a tu niño perfecto? –bromeó Dimitri.
—No digas eso, mis hijos son todos iguales.
—¡Anda ya! Di la verdad.
—¡Qué no! –Rió mi madre— No seas tan celoso.
—Papá, ¿no tengo razón?

Mi padre sonrió mientras buscaba una de las botellas de etiqueta negra del bar.

—Lo que puedo asegurar que es el que ha dado menos dolores de cabeza.
—¡Han escuchado! Lo confesó.

Reímos.

—Esto es en serio. Todos mis hijos me ha hecho sentir orgullosa. Las cosas cotidianas pasan en todas las familias. Pero estoy segura que siempre me traerán felicidad –se emocionó mi madre—. ¡Ahora vamos a la mesa y no me hagan llorar!

Mi sonrisa desapareció al ver los ojos de Anouk mirarme fijo.

“Yo no… Tú sabes… Yo no los haré feliz”.

Se puso de pie y se acercó mientras el resto ocupaba la mesa. Cruzó los brazos a la altura del pecho y observó los edificios de la ciudad.

—No te preocupes. Yo tampoco lleno las expectativas Gólubev. No creo que lleguen a tener nietos de mi parte ni me vean del brazo de un macho, enamorada.
—Aún no lo sabes… ¿Lenya sigue rompiendo tu corazón?
—Menos que antes pero permanece dentro de mí. Sigo comparando machos con él y nadie le llega a los talones. Moriré sola y en una vampiresa es decir mucho.
—Me duele decirte que nunca lo tendrás. No puedo mentirte, hermana.
—Lo sé… Lo sé. Duele, pero asumir la verdad y reconocerlo es un buen principio, créeme. Y… ¿Cómo van las cosas con Drank?
—Bien.
—¿Solo bien?
—Bueno, no hemos tenido demasiado tiempo de pasar juntos.
—Es decir, ¿de la cama ni hablar?

Rodó los ojos.

—Natasha, eres terrible.
—Es naturaleza. Si se enamoraron mucho mejor. Me preocupa que no hayan intentado.
—Pues… no hemos encontrado la ocasión.
—Anouk, la ocasión cuando se quiere es tras un árbol en un bosque, en un coche, o la incómoda mesada de una cocina.
—Creo que aún tengo miedo.
—No debes temer.
—Hermanas, ¿no han venido a saludarme? –Ivan se acercó y nos besó en la mejilla.

Lo fundí en un abrazo.

—Lo siento, no es falta de interés.

Anouk también lo abrazó y sonrió.

—Ya lo noté. Estaban entretenidas. ¿Alguna novedad que contar?
—No mucho.
—Sí, nada importante –contestó.
—¡Chicos, vamos a la mesa!

La voz de mi padre nos salvó de la incómoda situación. No era la indicada para hablar sobre las famosas novedades de Anouk y ella parecía dispuesta a seguir guardando el secreto. ¿Hasta cuándo? Lo ignoraba. Tampoco iba a delatarla aunque en su caso hubiera sido lo mejor. Para mi hermana, lo peor de una bomba no era lanzarla, sino tenerla en tu poder sin detonar.

Sin embargo, no supe porqué no insistí en que contara de Drank. Ni siquiera sobre su nuevo trabajo en la reserva de lobos. Algo extraño ocurría en mí cuando pensaba en ella. No sabría explicarlo… Como si sus novedades no fueran solo un cambio en su vida como puede ocurrirle a cualquiera. Era algo más. Similar a lo que sentía mamá cuando observó en ocasiones el camino que llevaba a la reserva. ¿Anouk se distanciaría de los Gólubev? ¿Los lobos se quedarían con ella?

Drank era humano como Anoushka… ¿Qué podía salir mal?

































10 comentarios:

  1. Uy genial capítulo me dio mucha pena la acritud de Grigori. Veamos que pasa con Aunok y Drank. Y adoro a Sebastien y a Bianca te mando un beso y te me cuidas

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    1. ¡Hola Citu! Muchas gracias por comentar. Me alegro que te haya gustado.
      Grigorii está muy confundido y además enojado. Habrá que ver que ocurre con el tiempo.
      Drank y Anouk comienzan una linda relación pero no creo que se les haga fácil. Veremos...
      Sebastien y Bianca siempre tan enamorados. A mí también me encanta esa pareja.
      Te mando un besazo y feliz semana para ti, amiga.

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  2. Grigorii, enamorado de una mujer que cree que no existe. Ya lo creo que existe y da bocados!
    Bso

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    1. ¡Hola Ignacio! Muchas gracias por comentar.
      Grigorii en algún momento se dará cuenta, digo yo, que Scarlet existe y la ama. No sé si el amor que siente es suficiente para cambiar sus pensamientos tan radicalmente. Esperemos que sí.
      Un beso grande y feliz semana para ti!

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  3. Al amor no hay que tenerle miedo.Miedo de robar,de amar no.Grigorii es policia y piensa que no puede amar a Scarlet porque es vampiresa y asesina humanos pero los humanos tambien asesinan.Grigori esta enamorado y aunque no quiera seguira enamorado.Drank tiene complejo de creerse inferior pero Anouk lo quiere y la familia lo tendra que entender de esta forma.Me ha gustado mucho.Besos.

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    1. ¡Hola Ramón! Gracias por tu comentario!
      Me alegro mucho que te haya gustado. Es cierto al amor no hay que tenerle miedo pero ocurre a menudo. Muchos no se arriesgan y pierden la felicidad. Esperemos que no se el caso de Grigorii.
      Drank tiene el complejo de sentirse inferior. Anouk lo ama y lo convencerá tarde o temprano. Ahora los Gólubev son otra historia. Quizás las familias a veces piensan que lo mejor para uno es la estabilidad y no es así. Veremos la reacción de cada uno de los Gólubev. Paciencia pronto la iremos conociendo.
      Muchas gracias por estar aquí compartiendo mi imaginación. Un beso grande y buena semana para ti!

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  4. ¡Hola, Lou!
    Hoy he podido leer tu estupendo capítulo... ya estoy intentando regresar
    "Miedo y Amor" "Amor y Miedo"... En ocasiones el sentimiento de amar provoca esa sensación de miedo
    Creo que Grigorii y Scarlet se han dicho cosas terribles... ambos están muy nerviosos y confundidos, pero también creo que ambos siguen enamorados
    Grigorii piensa que le han lavado el cerebro a su hermana... se equivoca, como también se equivoca al pretender poner distancia entre Scarlet y él... Por muy lejos que se vaya, el amor que siente por Scarlet irá con él
    Me ha dado pena Anne, y Scarlet ha sido muy valiente... sé que le ha tenido que doler todo lo que ha dicho Grigorii... Sin embargo, se ha enfrentado a él e incluso le ha confesado que fue ella quien mató a Samanta
    También me ha dado pena Ron, sé que está enamorado de Anne
    Esto no quiere decir que no entienda la reacción de Grigorii... por supuesto que la entiendo
    No creo en absoluto lo que Camile le ha dicho a Carl sobre Ernestina... pienso que Camile es muy malvada, y se regocija haciendo daño como, por ejemplo, cuando ha visto a Drank y se ha burlado de él por estar enamorado de una Gólubev
    Creo que Drank también va a tener miedo al rechazo de la familia de Anouk... "Miedo y Amor"
    Muy buen capítulo, Lou... Lo he disfrutado mucho... Tú no pierdes la buena costumbre de escribir bien
    Besos

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  5. ¡Hola Mela! Muchas gracias por comentar. Una gran alegría tenerte por aquí, tú lo sabes.
    Sí, el título creo que refleja un poco los sentimientos de sentir algo tan grande como es el amor y a la vez nuevo. La entrega del corazón parece ser difícil sobre todo si las condiciones no son las mejores.
    Me alegro que entiendas a Grigorii, sabría que lo harías. Eres escritora y sabes que ubicar al lector en la realidad o actitudes que podrían pasar en lo cotidiano no es fácil ya que como lector uno desea que todo vaya muy bien. Pero en la vida no suele ser así. Y al escribir tratamos que se les parezca un poco. De lo contrario estaríamos tu y yo escribiendo películas de Disney que no está mal, pero pienso que no es nuestro objetivo.
    Grigorii está equivocado en pensar que podrá olvidar a Scarlet, y Scarlet debería pensar que es complicado tamaña noticia para cualquier mortal.
    Veremos que ocurre con el tiempo.
    Ron seguirá pendiente de Anne aunque no le será fácil.
    Camile ha dicho cosas horribles sin embargo debemos esperar, a veces hay más de un villano en la historia.
    Hablarte de Camile y su esencia sería adelantar cuestiones futuras, pero te aseguro que es de temer.
    Muchas gracias querida amiga, como siempre tus comentarios me alegran el día. Espero hayas descansado y disfrutado. Te mando un beso grande y deseo una feliz semana para ti.

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  6. Holaaaaaaaaaa, de nuevo por aquí aunque aún estoy un poco de vacaciones.
    Mela me chivó tooodooooo el capi, toma chivatazo!!!!!
    Que haya paz entre Grigorii y Scarlet. Me da que la solución de esta pareja pasa porque Grigorii le cante a Scarlet: "Sabiendo que tus besos matan moriré de amooooorrrrr"
    Capítulo genial!!!!!

    Besoteeeesssssss!!!!!

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    1. ¡Hola belleza! Muchas gracias por el comentario. Me alegro que estes de vacaciones aún, disfruta que el año es largo y después hay que volver a la rutina.
      Jajajaja, no creo que Grigorii tenga ganas de cantarle a Scarlet, está furioso y triste. Pero veremos si sele pasa, o quizás se enfade Scarlet. Tú sabes son las cosas que tiene la vida.
      Un besazo reina y feliz semana para ti.

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Gracias por visitarme y comentar.