INTRODUCCIÓN

Introducción:

Dentro de los Sami, una raza milenaria se ha mantenido en secreto. Los lobos basados en la naturaleza y el honor han logrado la supervivencia lejos del ojo humano.

La reserva es su hogar y transitaré en ella para conocer cada secreto. Es un gusto que ustedes me acompañen. Estoy segura que reirán y se emocionarán.

Por mi parte cada línea, cada párrafo sobre ellos, me ha llevado a un mundo de misterio y fascinación.

Lo siento no puedo prescindir de ellos. Ellos… también me han atrapado.

viernes, 5 de abril de 2019

¡Holaaa1 Mil disculpas, quisiera poder cumplirles más a menudo pero de verdad estoy muy complicada. Aquí les dejo por fin el capi 12 y espero que les guste. Lo he escrito con todo mi corazón para ustedes.
El próximo capi va para ti Diana. Que estás deseando como yo que este par de enamorados se acerquen.

Besotes y feliz semana!!



Capítulo 12.
Confianza.

Bua.

Sentada como un Buda, abrazada a uno de los almohadones del sofá de Drank, suspiré por quinta vez. Había llegado hace menos de dos horas para ver el final de una serie juntos y comentar sobre los personajes. Aunque no tuve demasiada concentración en la pantalla de TV. La mente no se encontraba en el sitio de mi cuerpo. Mi amigo salió de la cocina con dos tazas llenas de café. La tarde lluviosa envolvía de melancolía el bosque, o quizás era yo y mi corazón solitario.

Miré a través de la ventana desde mi posición. El sonido exterior llenaba el espacio de aquella cabaña que si algún día cobrara vida y hablara tendría para escribir una saga. El agua que caía del cielo resbalaba por el reverdecido follaje formando corrientes pequeñas por las nervaduras de las hojas. Desde mi ángulo y perspectiva no alanzaba a ver la base de los cipreses pero estaba segura que la tierra agradecida absorbía cada milímetro de lluvia.

El tintinear de la cuchara contra una de las tazas me forzó a perder concentración en el paisaje. Miré a Drank y sonrió.

—¿Me contarás porqué estás tan pensativa y callada desde que llegaste?
—Días femeninos.
—No sé porque no te creo.

Volví a suspirar y lancé el almohadón hacia un costado. Me incliné para coger mi taza y aspirar el aroma a café antes de darle un sorbo.

—A ver… ¿Quieres que juguemos a las adivinanzas? Si es así tiraré la primera idea.
—Bueno sabiondo. Si aciertas será casualidad ya que no pienso que tengas el don de leer pensamientos.
—Te equivocas, los amigos leen pensamientos. Así que… ahí va…
—Te escucho –bebí el café.
—Asgard, el Defensor de Menores.

Rodee los ojos.

Rio a carcajadas mientras yo fruncía el entrecejo.

—Para que sepas no es por él que estoy así.
—¡Qué mentirosa! –Rio otra vez—.
—Es que no tiene lógica, Drank. Apenas lo conozco no puede transformar mi vida a tal punto que viva pensando las veinticuatro horas en él.
—De hecho si puede y lo hace –sonrió.
—¡Qué latoso eres!

Durante algunos segundos bebimos en silencio. Mi vista iba desde la taza de café a la ventana, de la ventana a la taza de café. No deseaba desviarla ni un instante a ese par de ojos azules inquisidores que esperaban la confesión.

Carraspeó y comenzó a silbar una canción.

Volví a rodar los ojos.

—¡Okay! He pensado en él. Sin embargo mi melancolía no es por haberlo conocido y tener vidas tan diferentes. Sé que si me lo propongo no sería un obstáculo tener una cita amorosa. El problema —suspiré y dejé la taza sobre la mesa—, es que estoy cansada de ser siempre la arranca corazones. ¿Entiendes?
—Algo… Sí…
—Me gustaría… Me gustaría que él luchara por conquistarme. Que por una vez en la vida… —tragué saliva—. No fuera cazadora.

Se sentó a mi lado y acarició mi mejilla.

—No creas que te mereces no ser conquistada.
—Para muchos soy fácil.
—No digas eso. Vives la vida tomando lo que te gusta y disfrutando sin hacer daño a nadie. Nunca has engañado.
—¿Y qué he ganado?
—El respeto de todos los que te conocen.

Sus ojos azules me miraban con ternura y sinceridad. Sonreí.

—Eres un buen amigo.

Cogí la taza y bebí.

—Tengo una idea.
—¿Tú?
—Sí, ¿por qué no? Estoy fuera de entrenamiento en cuestiones de amor pero… sé lo que tienes que hacer.

Bebió el resto de su café en un instante y abandonó el café en la mesa.

—¿Qué debo hacer? Ardo de curiosidad.
—Lo primero, debes esperar a que él te llame. Por nada del mundo cogerás el móvil y mucho menos acercarte a su casa.
—No conozco donde vive. En cuanto a llamarlo necesito saber de Elvis.

Me miró con cierta burla.

—¡Es verdad! Le he tomado cariño a Elvis.
—Pues entonces te irás a la Defensoría y preguntarás cómo va la adopción del niño y como se encuentra.
—¡Drank! ¿Qué gano con ello? ¿Qué gano no hablando con Asgard?
—Ganas que él pueda tener la oportunidad de pensar en ti. De preguntarse qué es de tu vida, si piensas en él, si estás bien, o si estás mal. Déjalo que ocupe su mente en ti, Bua.
—No llamará.
—¿Por qué? Tú que sabes.
—Tengo miedo de dejarlo escapar.
—Si no eres la dueña de su corazón no escapará de nada. Si lo eres, no habrá lugar en el mundo que pueda esconderse sin llevarte dentro de sí.
—Me aterra saber que puede haber una posibilidad de que no le guste, que no le importe.
—No hay otra forma amiga, deberás jugarte. Bienvenido al amor.

Natasha.

Crucé el parque de los Craig apresurada. La lluvia me había sorprendido al materializarme junto a los portones. Sebastien había dicho a mi padre que necesitaba hablar conmigo. Ninguno de los dos me adelantó algo así que durante el día de ayer y parte de hoy me rebané la cabeza pensando que tanto le urgía una reunión al líder de los vampiros. Ni siquiera pasé por casa. Desaparecí entre las sombras en una esquina solitaria del imponente edificio de Defensa en Moscú.

Charles no me abrió la puerta como era costumbre en la familia, sino el mismo Sebastien. Con una sonrisa y gesto amable me invitó a pasar y agradeció la impronta respuesta a su llamado.

Cogí asiento en el sofá y de inmediato me ofreció algo de beber. Acepté un café que él mismo se ocupó de preparar y dar.

—Gracias.
—Merecido. Te preguntarás porque te he llamado con tanta urgencia –cogió asiento frente a mí trayendo algo consigo de la repisa.
—Sí, llamó la atención. Sobre todo si me ponía a pensar que en dos semanas vendría a visitar a Anouk. ¿Qué ocurre? Digo, dentro de mis posibilidades, ¿en qué podría ayudarte?
—Este libro fue encontrado por los lobos en la reserva –lo extendió.

Lo observé por varios segundos antes de tenerlo entre mis manos.

—¿De qué trata?
—En la mayoría reglas y profecías. Tiene la firma de mi padre y de Maia, madre de Sabina, ya fallecida.
—Okay…—lo abrí con delicadeza.

Tenía hojas muy antiguas y la tinta escrita parecía grafito muy precario.

—Disculpa, el indicado para saber idiomas es Ivan. Desconozco el Sami.
—No es que quiero que traduzcas. Los lobos saben perfectamente que dice.
—¿Entonces?
—Sé que el Ministerio de Defensa de Moscú sigue desentrañando los fósiles. Lenya me puso al tanto, ¿lo recuerdas?
—Sí. Son dos hallados hasta ahora. Parece que ha quedado solo en el descubrimiento. No han indagado mucho más. ¿Habla de vidas antiguas?
—¿El libro? No… En realidad, hay una tercera firma. Busca la penúltima y última página.

Hice lo que ordenaba… Y estudié lo que había ante mis ojos.

—¿A quién pertenece?
—Es lo quisiera saber. Nadie ha encontrado una hipótesis ni siquiera cercana. No es humano ya que el libro se refiere a la raza como tercero ajeno.
—Yo soy muy joven. ¿Preguntaste a papá?
—No. El hecho es que… si es otra raza que habita el planeta tú mejor que nadie puede orientarnos.
—Los fósiles son muy similares a vampiros de hoy, salvo…
—¿Salvo qué?
—No, imposible. Hubiéramos visto seres con esas características.
—¿Qué características?
—El segundo fósil no tiene manos, ni pies. Bueno, sí tiene pero son más deformes como si hubieran tenido que adaptarse a otro medio que no era el terrestre.
—¿Con membranas?
—Exacto. Lamento no poder ayudarte. La investigación está muy lejos de sacar algo en claro. Además piensa que los científicos investigan algo que yo solo sé. Ignoran la existencia de vampiros.
—Lo imagino. Según tú, tu opinión, ¿podría existir algo así capaz de reunirse con mi padre y Maia para plasmar una unión?
—¿Habla de una unión?
—Sí, antes que el gigante de fuego despierte.

Recosté la espalda en el sofá, pensativa…

Gigante de fuego…

—Habla de un volcán –murmuré.
—Kirkenes no tiene volcanes.
—Eso dijeron de la isla Kuwae. Hasta 1980 no dieron con una explicación.
—Nos encontramos en un siglo donde el humano ignora menos misterios.
—Sí, pero también el humano encuentra respuestas superfluas cuando no quiere reconocer sobre un tema el cual no llega a desentrañar. La geología ha tenido importantes avances sin embargo no te olvides que siguen apareciendo fósiles y que aún no hallan el famoso eslabón perdido.

Observé la firma nuevamente.

—El pulso es seguro y firme. Es alguien que sabía escribir. No creo tenga que ver con algo parecido al segundo fósil hallado.
—Entiendo…

De pronto, recordé las palabras de Ivan aquella vez que indagué sobre el esqueleto de mar… Neptuno + Liz = respuesta.

—¿Cómo se siente Bianca? ¿Lleva bien su embarazo?
—Sí –sonrió—. Soy el que ya está nervioso por el parto y aún falta eternos meses.

Reí.

—Debe ser natural. Me gustaría saludarla.
—Bianca fue hasta el hospital. Puedo avisarle a Anouk que estás aquí. Estará feliz de verte.
—¡Por supuesto! Se la extraña en casa.

Se puso de pie y me atreví a preguntar.

—¿Y Liz? ¿Cómo está?
—Muy bien. Casualmente Bianca fue para arreglar una cita con el director para una ecografía. No queremos levantar sospechas por si algo fuera de lo común sucede.
—Milenka fue totalmente normal. Hasta ahora se desarrolla dentro de los cánones previstos. Pero tienes razón, nunca se sabe. Más vale prevenir.
—Iré por Anouk.
—Gracias… ¡Ah! Dile a Liz que necesito verla.

Giró para mirarme sorprendido.

—Quiero comprarle un regalo para el futuro bebé y necesito la opinión de la mamá.

Sonrió.

—Claro, ya le aviso.

………………………………………………………………………………………………

Anouk bajó la escalera con su pequeño bolso colgado del hombro. Llevaba jeans y una camiseta floreada ajustada que le quedaba muy bonita y seductora.

—Natasha, dijo Sebastien que estabas en la sala. ¡Qué sorpresa! Me alegro de verte.
—También yo –sonreí—. ¿Quién te enseñó a maquillarte así?
—Ah, Rose.

Se acercó y nos abrazamos.

—¿Me queda mal?
—Al contrario, luces muy bien. Lamento no haber sido yo la que te enseñó. Tiempo atrás no querías saber nada de la seducción.

Hizo una mueca de nostalgia.

—Lo sé. Ahora es diferente –se sentó en el sofá y cruzó la piernas con elegancia—. Esperaré sentada a Rose. La conozco. Dijo estar en cinco minutos y tardará media hora. Rendirá examen y la acompañaré.
—Me parece bien. ¿No llegará tarde?
—Aprendí a mentirle sobre la hora. La única forma que Rose puede llegar puntual.

Volví a sonreír.

—¿Cómo vas con el leñador?
—Sobre rieles… oxidados.

Reí.

—¿Tan lento?
—Así es.
—Tranquila si tiene que ser, será.
—¿Y mamá? ¿Papá? Te diré que Ivan no ha venido a visitarme.
—Papá, preparándose para quedarse en la Isla del Oso un tiempo. Iván ocupado en la Universidad. Lo contrataron para charlas y conferencias muy importantes. Llegan a Moscú profesores de todo el mundo.
—¡Qué bien!
—Sí, está feliz. Y mamá… Bueno ha decidido viajar a París. Svetlana y Anthony la tienen preocupada.
—Ah… Será cuestiones de matrimonio.
—Posiblemente.
—Debería dejarlos que arreglen sus cosas solos, creo.
—Somos una familia, Anouk. Sin llegar a involucrarse es bueno que Svetlana sepa que no está sola.
—Sí…
—¿Qué ocurre?

Mi iris púrpura buscó el mismo color en la perspectiva. Los ojos de Anouk no se desviaron y me dejó entrar en su mente.

—¿Sientes temor de estar en el medio de vidas tan diferentes?

Negó con la cabeza tristemente.

—No estoy en el medio. Drank no se ha fijado en mí. Quizás por el resto del año logre algo.

Nuestros ojos se miraron fijos durante varios segundos.

Abrí la boca asombrada.

—¿Te leí bien? ¿Trabajarás de docente en la reserva?
—Sí, aunque debo esperar el veredicto de Bernardo. Él dirá si me acepta.
—Pero Anouk… ¿Estás segura? Podrías trabajar en cualquier colegio en Moscú. Iván tiene muy buenos contactos.
—Hay dos razones para trabajar en la reserva. La primera, no deseo pedir nada que no sea en base a mis logros. La segunda, la sabes de memoria.
—Okay… No será fácil trabajar allí. ¿Qué clase tendrás a cargo? ¿Adolescentes? ¿Lobos y adolescentes?
—No, son niños de Jardín de Infantes. La sala operará más que nada como guardería y primeros pasos en la instrucción.
—Pero sus padres son lobos. No te llevarás muy bien con ellos. Supongo, somos diferentes.
—Sebastien me ha dicho que no somos tan diferentes. Que los niños, niños son. Y en cuanto a los padres tuve una asignatura de cómo tratar padres con infantes en edad escolar.
—Veo que tienes todo previsto. Me alegro. No quiero verte sufrir ni que seas discriminada.
—Haré frente a lo que sea. No me rendiré. Terminarán amándome.

Reí.

—Al menos te queda esa resto de petulancia Gólubev en la que creemos que todo lograremos.
—¿Y no es así? No hemos logrado todo lo que queríamos a lo largo de los años –sonrió.

Quedé muda, muda y seria. No por el hecho de Anouk y su seguridad. Sino porque la razón de no poder decir que había logrado todo en la vida, bajaba la escalera vestida de verde limón.

—Buenas tardes –saludó Liz.
—Buenas tardes –me puse de pie.
—Hola Liz, luces bonita. Yo iré a apresurar a Rose. De verdad quedará fuera del examen.

Mi hermana subió la escalera mientras la reina del mar se acercaba.

—Me dijeron que deseabas verme.
—Sí. ¿Estás bien?
—Perfecta. ¿Quieres beber algo?
—No, gracias. Necesitaba hablar un tema importante.
—Sentémonos.

Ella comenzó a preguntarme sobre mi familia, aunque los había visto en la boda de Douglas. Cuestiones de ética y formalidad. Después cogió asiento frente a mí. Su vestido sencillo y vaporoso no dejaba de quedarle elegante. Era bella, no podía negarlo. Pero su figura delicada llevando un ser en sus entrañas, de movimientos sutiles, engañaba. Sí… Porque quien la viera podía jugarse que era una chica débil y frágil, sin embargo era todo lo contrario. Aún cuando había sido una simple humana.

Sus ojos verdes con vetas rojizas miraban los míos por escaso tiempo. Mi don no la aterrorizaría si no tuviera algún secreto que esconder. Ese detalle me convenció que si no intentaba que Liz me hablara por voluntad, nunca hallaría la respuesta que ansiaba. ¿Y por qué me contaría por voluntad? Realmente estaba jugada a todo o nada.
Ella rompió el silencio, no precisamente para felicitarme por mi figura ni mis logros.

—No te diré cómo se encuentra Lenya, porque sé que ya sabes, se comunican a menudo.
—Cierto. La primera razón de pisar esta casa fue porque Sebastien quería conversar un tema que incumbe a los Craig. En consecuencia… surgió la segunda razón. Hablar contigo sinceramente.
—¿Alguna vez no lo hemos hecho?

Sonreí.

—Es verdad, siempre nos hemos dicho todo lo que pensamos de ambas.
—¿Y ahora? ¿Qué te inquieta que tenga que ver conmigo?
—No daré rodeos. Necesito saber dos verdades.
—¿Dos? ¿No será mucho para nuestra relación? No somos amigas.

Recosté la espalda en el sofá y ella me miró fijo.

Comencé a hablar deseando que la reina del mar se compareciera.

—Cuando me senté aquí, estaba decidida a preguntarte algo que me quita el sueño, sin embargo… me di cuenta que hay otra cuestión más importante.
—Te escucho.
—Tu relación con Drank hace mucho terminó, lo sé. Pero…
—¿Pero?
—Si Lenya no existiera, tú…
—¿Estás preguntando si volvería con Drank si mi marido no estuviera junto a mí?
—Más o menos eso, sí.
—Estoy anonadada por tu atrevimiento, pero te responderé. Jamás Drank y yo podríamos estar juntos. Lo quiero como amigo y moriré sintiendo eso por él.

La respiración escapó de mi nariz a modo de alivio.

Achinó los ojos con cierto enfado.

—¿Te interesa mi amigo?
—No, no es por mí. Yo… solo quería saber eso.
—Es una pregunta bastante desubicada si no tienes un interés genuino.
—Tampoco es por Lenya. No pienses que ando cuidando sus espaldas. No va por ahí.
—¿Y por dónde va?

Titubee… Mi silencio le bastó para no insistir. Por suerte.

—Bueno, a ver… ¿Y la razón principal de querer hablar conmigo?

Me erguí sentada en una posición más relajada. Al menos no había querido indagar a como diera lugar sobre la extraña pregunta.

—Sabes que estoy trabajando sobre unos fósiles encontrados.
—Sí.
—Necesito… Necesito saber si algo parecido sigue habitando el planeta.
—¿Y yo por qué debiera saberlo?
—Elemental –sonreí—. Uno de los especímenes prehistóricos viene del mar.
—¿En serio? ¡Qué loco!

Sonreí.

Me incliné hasta que mi rostro quedó a poca distancia del sofá, frente a mí.

—Reina del mar, ¿existe otra raza en las profundidades de tus mares?

Sus ojos se desviaron hacia el escudo del león.

Varios segundos pasaron sin lograr que su iris me enfrentara. Insistí.

—Será un secreto entre tú y yo. Lo prometo. Pero ayúdame a entender la genética. No puedo avanzar si no parto de la verdad. Mi estudio puede salvarnos si conozco mucho más.

Sin mirarme, respondió.

—No entiendo Natasha Gólubev cómo crees que no siendo amigas puedo hablar como si nos estimáramos.
—Liz, necesito saber sobre esa raza desconocida. Si pudieron sobrevivir o algo los exterminó. Porque alguna vez, podríamos ser nosotros. Trabajo para ello con el peligro de que algún humano me descubra.
—Insisto Natasha, es ridículo que hablemos como si nada hubiera pasado entre las dos. Hay un pasado que nos condena a no hacernos favores por amistad.

Volví a mi posición anterior. Contemplando sus ojos en el escudo.

—Cierto, pero una vez… el presente nos enfrentaba como enemigas, sin embargo… Yo… olvidé nuestra rivalidad y te di la respuesta a lo que contenía un diminuto frasco. Para mí no hubiera tenido importancia, pero la vida de tu amigo dependía de hacer las cosas mal.
Sus ojos me miraron por instantes hasta que bajó la mirada.

—Me lo reprochas.
—¡No! Solo apelo a un poco de gratitud. Es importante.

Exhalé rendida.

En ese momento Lenya entró a la sala.

Nunca olvidaré su rostro. Son esos gestos tragicómicos que no sabes si echar unas risas aunque la ocasión no es la adecuada.

Nos miró a una y a otra, abrió la boca, y quedó congelado con la mano en el picaporte.

Clavó la vista en la puerta como si tuviera el deseo de escapar a cualquier lugar, Japón, Uganda, cualquier lugar, pero lejos de la sala.

Titubeó y balbuceó un “buenas tardes”.

—Hola amor, ¿cómo te fue en el hotel?
—Ehm… Bien…
—Buenas tardes –respondí y me puse de pie—. Yo ya me iba.
—Ah… ¿Te vas?
—Sí –me acerqué a él—. Debo regresar a Rusia de lo contrario Ivan no me perdonará que no esté en su convención.
—Okay, dale mis saludos y felicitaciones –sonrió y se hizo a un lado para liberar mis pasos.
—Se las daré.

Avancé hacia la puerta con el ánimo por el piso. No había logrado casi nada. Solo quedarme tranquila por el lado de Anouk. Su camino hacia la conquista de Drank tenía el camino despejado.

Escuché los pasos de Liz seguirme y se adelantó a abrir la puerta. Mis ojos recorrieron el parque de los Craig. La tarde se despedía por la nueva noche con colores añiles. Me materializaría entre los árboles. Siempre era más fácil en soledad.

Antes de dar dos pasos hacia los tres escalones del portal, Liz me llamó.

—Natasha.

Giré para verla.

Sus ojos buscaron mi iris, sin ningún temor. Por segundos, el verde y rojizo fue penetrando en mi mente envolviéndola por completo. Hasta que la retina captó y el nervio óptico envió información precisa de aquella imagen que no era la que tenía frente a mí. Cada neurona quedó sumergida en esa neblina gris que se disipaba de a poco. Después murmuró.

—Que tengas buenas tardes.
—Gracias… Tú también.

Mis pasos comieron el sendero hacia el pequeño bosque de cipreses. La tenue obscuridad bajo el intenso follaje fue tragándome hasta que me detuve. Era un buen lugar para desaparecer. Antes de pensar en el living de mi casa y que la imagen de mis adorados rincones fuera haciéndose nítida, la recordé, a Liz como me había dejado descubrirla, a la reina del mar, tal como hacia instantes. Ella… en las rocas… Las olas bañaban sus pies descalzos… Rodeada de sal y espuma y… de sirenas.

Bernardo.

La reunión aquel viernes lluvioso, fue más pequeña comparada con nuestras acostumbradas deliberaciones en la reserva. Esta vez, solo participaban padres de niños de corta edad y Yako, que dormía en su cochecito.

Después de ubicarlos en la triste situación de no hallar quien ocupara el puesto para el Jardín de Infantes, conté el ofrecimiento de Anouk Gólubev para sorpresa de todos. Y no digo sorpresa como algo maravilloso y gratificante, a veces las sorpresas traen reacciones contrarias. Como ese atardecer en la reserva.

Esperé unos minutos para  tomar la palabra mientras escuchaba cuchicheos y murmullos.

—¿Y bien? –Dije al fin—. Díganme que les parece.
—No sé si escuché bien –se animó primero a hablar Adalwolf—. ¿Dijiste Gólubev?
—Eso dije.
—¿Pero no es vampiresa?
—Lo es.
—Bernardo, otra raza no podría enseñar a nuestros hijos –agregó Mel.
—Bueno, acepto tu negativa aunque antes quiero escuchar tu razón. Si es que la hay.
—¡Cómo no la va haber! –Protestó Sven—. Mel tiene razón, no tenemos nada en común.
—Por empezar tenemos, pisamos el mismo planeta.
—¡Ay Bernardo! Siempre admiré tu buen tino y decisiones pero creo que en esta no puedo darte la derecha, Es una locura que un vampiro enseñe aquí –rio.
—Yo no tendría problema –aseguró Alice—. Me urge trabajar y si continúo sin tener guardería perderé el trabajo.
—Esa es una buena razón, Alice.
—Sinceramente, querido Bernardo, prefiero que mi hijo pequeño se crie corriendo por el bosque sin que nadie le enseñe, antes que lo guíe un vampiro.
—No te entiendo, Freda. Sobre todo si tu base de cómo debe ser la enseñanza terminó con tu hijo mayor consumiendo drogas. Por cierto, ¿cómo sigue Tomas?

Titubeó.

—Mejor, creo. Yo… no vamos muy a menudo. Aún nos cuesta entender como estamos en esta situación.
—Entiendo, no debe ser fácil. Por eso, insisto. Antes de dejar correr por el bosque a tu hijo menor, Choli, sin hacer nada útil, lo dejaría en manos de una maestra sea loba o vampiresa.
—¿No hay forma de encontrar una humana? Al menos los conocemos mejor. Sabemos cómo piensan, y su vida aunque no es tan pro naturaleza, tienen muchos principios similares a nosotros –agregó Timer.
—Hablas de nosotros como si todos los lobos nos mereciéramos el premio Nobel de la Paz. Y sabes que no es así. Además, Anouk tiene un título que la avala. Título que se lo ha ganado a través de otra raza que no era la suya. No pueden decir que lo compró o se lo regalaron por ser vampiresa.

Gloria entró al recinto junto con Ruth. Ambas llevaban sus muñecas preferidas.

—Hola cariño, hola Ruth.
—¡Hola!

Se acercó a mí pero no reparó en hablar en voz alta.

—¿Cómo está yéndote con la discriminación?

Dibujé una sonrisa torcida y arquee las cejas.

—Lo imaginaba –murmuró.
—¡Qué grande estás, Gloria! –sonrió Mel.

Ella giró para verla.

—Sí, cumplí nueve.

Sentó la muñeca en la gran mesa y la observó.

—Dicen que podría ser la futura alfa de la manada. Lo aseguró un lobo blanco que siempre me aconseja. Yo lo escuchó siempre –echó una vista panorámica a la reunión y volvió a fijarse en su muñeca—. Yo lo hubiera escuchado aunque no fuera un lobo blanco, podría haber sido negro. Pero lo importante no es su color sino lo que me dice.

Cogió la muñeca y arregló su vestido. Con ella en brazos buscó a un lobo.

—¡Mira Sven! Mi muñeca ya no tiene la cabeza rota. ¿Recuerdas que te dije si podías arreglarla?
—Sí… Pero era muy difícil, Gloria. Tu papá tampoco había podido arreglarla, ¿recuerdas?
—Lo recuerdo. Por suerte para Ron no fue difícil, Ron… Un vampiro –le sonrió.
—Pequeña –comenzó a hablar Timer—, se dónde quieres llegar. Pero esto no se trata de una simple muñeca sino de nuestros hijos.

Ella se acercó para verlo a la cara.

—Eso es lo que más me preocupa, Timer.
—Cariño —le hablé a Gloria—, ve a jugar. Veremos cómo solucionaremos la falta de maestra.
—Okay, papá. ¿Vamos Ruth?
—Buenas tardes.

La nueva voz interrumpió en la sala y dibujó en Gloria una enorme sonrisa. Cuando miré hacia la puerta al igual que todos, me sorprendí. No imaginaba ver a Anouk Gólubev de pie vestida informal.

—Anouk, ¡qué sorpresa! Adelante.
—Permiso —caminó hacia mí dubitativa—. Sebastien me dijo que ustedes se reunirían por el tema de la maestra. Me pareció buena idea que al menos me conocieran antes de decidir si me aceptan.
—No recuerdo haberle dicho a Sebastien de la reunión, pero has hecho bien –sonreí.
—Se lo dije yo –interrumpió Gloria—. Mamá Sabina me prestó el teléfono.
—Disculpen, creo que hablo en nombre de todos. No creo necesario que ella esté en nuestra reunión –protestó Mel.
—Habla por ti –retrucó Alice—. Me urge trabajar, y conocer quien se quedará con mi hijo es un paso ineludible.
—Aún no decidimos si aceptamos –dijo Adalwolf.
—Cierto —señalé—, pero ya que Anouk se molestó en venir hasta aquí podemos preguntarle alguna duda.

Nadie habló. Y antes que el silencio se hiciera más profundo, Anouk tuvo la buena decisión de comenzar.

—Bueno… ya que no me conocen… Les cuento que mi nombre es Anouk y soy de Moscú… Estudié docencia porque me gusta enseñar y adoro los niños. Tengo paciencia y me divierto con ellos. Podría enseñarles muchas cosas mientras se quedan conmigo. También sé muchos juegos… Y… —echó un vistazo a la carpeta sobre la mesa—. Obtuve muy buenas notas y el título intermedio. El definitivo me lo darán aprobando la práctica.
—No dudo que podrías hacerlo en Moscú si dices que tienes buenas notas. Incluso en un excelente colegio de Kirkenes –alegó Timer—. ¿Por qué aquí? No te será fácil en la reserva.
—Debe ese motivo lo que me entusiasma. Hace tiempo que lo que me resulta fácil ya no me atrae. No tiene tanto valor.
—A tu familia de vampiros no le gustará que enseñes en una pobre reserva de lobos –dijo Mel—. Estoy segura que en el fondo nos discriminas
—Tú no conoces mi familia. Y si fuera así estoy suficientemente crecida para tomar mis decisiones. En cuanto a discriminar… Ha sido tú que ha dicho “pobre reserva de lobos”, no yo.
—A mí sí me gustaría saber sobre ti –interrumpió Rodo—. Al igual que Alice, mi esposa y yo necesitamos trabajar y dejar los niños en buenas manos.

Ella sonrió.

—¿Y qué te gustaría preguntarme?
—Mi hija tiene tres años y el mayor cinco. ¿Crees que podrás siendo tan pequeños? Son muy traviesos e inquietos.
—Esa es la idea, perdón, ¿cómo te llamas?
—Rodo y mi esposa es ella –señaló—. Alice.
—Encantada. Pues Rodo, si tus hijos se quedaran quietos todo el tiempo no tendrían la necesidad de dejarlos con un adulto.
—Cierto.
—Además ante un niño que no se interese por lo nuevo y las travesuras estaría preocupada. No serían sanos.
—¡Claro! ¡Te lo he dicho siempre cuando protestas! –Acusó Alice a su marido.
—En mi caso quizás me gustaría –dijo tímidamente Sol—. Pero debo buscar un lugar apropiado para Raphael.
—¿Apropiado? –Anouk se acercó a la loba con curiosidad —¿Por qué?

Sol dudó y antes de abrir la boca echó un vistazo a todos para bajar la vista.
—Mi hijo no es un niño normal.
—¿A qué te refieres con “no es normal”? ¿No es un niño? Si es adolescente te daré la razón. No podrá asistir al Jardín por razones obvias.

Todos embozaron una sonrisa.

—Sí, es un niño.
—Entonces no veo el problema.
—Tiene un atraso madurativo. Síndrome de Down.
—Aún no veo el problema.
—Bueno… es difícil tratar con él y…
—¿Sabe jugar?
—Sí, sí juega. A su manera. En casa está más cómodo por eso juega más bien solo o con nosotros.
—Creo que la incomodidad de integrarse no viene de su parte. ¿Me equivoco?

Los ojos de Sol se humedecieron.

—No te sientas mal. Suele ocurrir cuando no sabemos qué hacer frente a situaciones diferentes. Sin embargo pienso que decidirás llevarlo al Jardín y ojalá tenga el gusto de conocerlo y enseñarle a jugar con el resto de los niños.
—Sí… Ojalá.
—Todavía no hemos decidido si dejar nuestros hijos en tus manos –protestó Adalwolf.
—Mira cretino, como no aceptes a esta maestra ya que ninguna quiere molestarse a venir a la reserva, por consiguiente perderé el trabajo junto a mi esposa y tendrás que alimentarme tú, ¡Idiota! –exclamó Leonides.
—Por favor –traté de calmar los ánimos—. Pueden pensarlo esta semana. Anouk puede esperarnos ese tiempo, ¿verdad? –me dirigí a Anouk.
—Por supuesto. Regresaré el fin de semana próximo y espero que me acepten. De verdad me gusta mi profesión y lo haré con cariño.

Gloria se acercó sonriente.

—Hola Anouk, te presento a mi amiga Ruth.

Anouk se inclinó.

—Hola Ruth. ¿Tú ya vas a la escuela?
—Sí, en Kirkenes. Igual que Gloria.
—¡Qué bien! Bueno… espero verlas a menudo.
—Ojalá —contestó Gloria—. Me caes bien. Y si te aceptan, te daré la bienvenida.
—¡Gracias! Me gustará tu bienvenida al Jardín de Infantes.
—No lo digo solo por el Jardín… Sino por este lugar. Mi lugar será el tuyo aunque ahora no lo creas.







 



























12 comentarios:

  1. Hola, Lou... Está muy claro que Bua no quiere ser la "cazadora" esta vez... quiere que Asgard la conquiste
    Asgard es un hombre maravilloso... eso sí, con un pasado muy complicado, con una herida muy dolorosa... pero también en su pleno derecho a ser feliz... Tal vez Bua pueda aportar bastante para este fin
    Creo que Drank le ha dado buenos consejos a Bua... Quizás sabios
    Natasha ya conoce la existencia de las sirenas... y, como siempre, Gloria es un encanto de niña
    Muy enigmáticas sus últimas palabras para Anouk... pero todo lo que dice esta niña tiene un sentido... un día lo sabremos
    Creo que Anouk se ha "vendido" muy bien... y que no van a encontrar mejor candidata para ocupar esa vacante de maestra
    Como siempre, muy buen capítulo... Felicidades, Lou
    Te mando besos y abrazos

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    1. ¡Hola Mela! Gracias por el comentario. Es cierto Bua le interesa mmucho Asgard y por eso creo que desea que la vea diferente al resto. Asgard tiene una herida que no cerrará nunca pero tienes razón Bua podría acompañarlo en su camino y hacerlo sentir mejor, con proyectos y ganas de vivir una nueva historia.
      Drank ha pasado por el amor y sabe de qué habla. Un amigo siempre da buenos consejos y él de amistad y lealtad también sabe mucho.
      Natasha ha logrado el objetivo, veremos si puede aportar para las razas y entender la génetica. Liz ha confiado en ella y yo diría que ha hecho bien.
      Gloria... ¡Qué decirte de Gloria! La niña sabia. Pronto sabrás el porqué de la bienvenida aunque estoy segura que con lo excelente lectora que eres ya ronda la idea en tu cabeza.
      Anouk ha sido auténtica, siempre se condujo así. La diferencia es que hay otros valores que la mueven y eso está muy bien. Ha conocido otro mundo fuera de los Gólubev y sus riquezas y me animo a decir que le agradan mucho.
      Gracias amiga por tus palabras. Te deseo una bella semana y te mando un besazo.

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  2. Hola buenas noches,me ha gustado mucho y lo he compartido.Creo que Anouk será la maestra de los niños de los lobos y Drank se enamorara,lo veo venir.Bua tambien me gusta mucho.Besos.

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    1. ¡Hola Ramón! Muy agradecida por tu comentario y feliz de que te haya gustado.
      Gracias por compartir el link!
      Yo creería como tú que será una buena maestra y Drank posiblemente se fije en ella si es que ya no está conquistado aunque no lo sepa. Veremos con el correr de los días.
      Bua ha conocido el amor y está dispuesta a cambiar todo lo que sea necesario para sentir que merece un hombre como Asgard. Ojalá se le cumple el deseo y sepa como conquistarlo.
      Te mando un abrazo querido amigo y una bella semana para ti.

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  3. Uy extrañaba leerte . espero que Anouk pueda llegar al corazón de Drask harán una buena pareja y tambien me gustara que ayude a los niños como maestra. Buen fin de semana

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    1. ¡Hola cielo! Muchas gracias por comentar.
      Sería genial que Anouk y Drank se enamoraran y formen una pareja aunque creo que nada será fácil para ellos. Veremos que ocurre cuando los Gólubev lo descubran.
      Anouk estoy segura será una maestra muy buena.
      Muchas gracias por pasarte y leer. Te mando un besote y bella semana amiga!

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  4. Asgard será un gran conquistador, Bua no tendrá queja.
    No se sentirán las sirenas traicionadas por la reina del mar?
    Bso

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    1. ¡Hola Ignacio! Muchas gracias por comentar.
      Yo también creo en esa nueva pareja que perfila, veremos que ocurre cuando Asgard sepa el secreto de los lobos.
      Las sirenas vivieron en secreto miles de años, pero la Reina del Mar es la única que sabe cuando romperlo y ellas lo saben. De todas formas habrá que esperar para ver si Liz ha hecho lo correcto. Creería que sí.
      Te mando un gran abrazo amigo, y muchas gracias por leerme y comentar. Bella semana para ti!

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  5. Horror de los horrores. Soy Merche peroooooo el google + ha desaparecido y he perdido mi cuenta.
    El capi me ha encantado. Tengo ganas de ver a Bua con Asgard y a Anouk con Drank!!!!!

    Besoteeeesssss!!!!!!

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    1. ¡Hola Merche! No te preocupes, te reconocería entre miles por ese toque tan divertido y personal. Gracias por comentar!
      Me alegra que te haya gustado. Tengo muchas ganas de ver a Bua con Asgard y quizas no falte tanto. En cuanto a Anouk y Drank... creo que tendrán que luchar para ser felices. Lamentablemente sus mundos son muy diferentes aunque cuando hay amor verdadero... Veremos amiga. Te mando un besazo y bello fin de semana!

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  6. Anouk es perfecta para ese puesto!!!! Todos terminarán adorándola. Y mi pequeña gloria, esa boquita que tiene da miedo a veces. La amo!

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    1. ¡Hola Johii! Sii Anouk se siente cómoda y le encantan los niños, además tiene buenas calificaciones. Los lobos no tienen ningún fundamento.
      Gloria se nota que es especial. Ojalá sea una buen alfa.
      Un besote reinaa y te sigo leyendo los comentarios.

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