INTRODUCCIÓN

Introducción:

Dentro de los Sami, una raza milenaria se ha mantenido en secreto. Los lobos basados en la naturaleza y el honor han logrado la supervivencia lejos del ojo humano.

La reserva es su hogar y transitaré en ella para conocer cada secreto. Es un gusto que ustedes me acompañen. Estoy segura que reirán y se emocionarán.

Por mi parte cada línea, cada párrafo sobre ellos, me ha llevado a un mundo de misterio y fascinación.

Lo siento no puedo prescindir de ellos. Ellos… también me han atrapado.

sábado, 9 de febrero de 2019

¡Hola chicos! Lamento la demora en publicar. Pero ya estoy aquí. Espero que les guste. Hay muchas novedades.
Les mando un beso enorme y gracias por comentar.



Capítulo 9.
Escapar del pasado.

Numa.

Concluí el balance del mes correspondiente a las ganancias de la Isla del Oso. No me gustaba demasiado la economía y sus números como a Douglas. Pero mi hermano y amigo estaba disfrutando su merecida luna de miel y no podía dejar a Sebastien con todos los quehaceres. Sumarle otro al ya conocido problema de los Sherpa era portarme como un desagradecido.

Debía mucho a los Craig. Rescatarme de aquella pesadilla de vida, brindarme todo, hasta el apellido y una familia, era digno de agradecer hasta el último día de mi existencia.

Revisé una vez más las pérdidas ocasionadas por aquellas explosiones. La catástrofe estaba bajo juicio y aunque la responsabilidad fue impuesta al Gobierno había gastos que no podríamos evadir. A eso le sumábamos que muchos obreros con sus respectivas familias decidieron regresar a Oslo y Kirkenes por el peligro que significaba trabajar en una mina. Todo el mundo es consciente del oficio riesgoso en mayor o menor medida, sin embargo cuando la parca ronda cerca y te avisa que eres tan vulnerable, en ese instante tomas verdadera conciencia.

Cuando era niño nunca tuve miedo a la muerte. Creo por dos razones primordiales. La primera, no podía existir algo peor de lo que estaba viviendo día a día. Segundo, mi vida no contaba para mí ni para nadie. Porque la muerte cobra valor cuando tu vida o la de tus seres queridos tiene importancia.

A muy corta edad ignoraba lo que era el abrazo de una madre, el respeto y cariño de tu padre, el calor de un hogar, la comida servida en una mesa… Era un ignorante en muchas cosas. Pero si sabía de memoria las estrellas y sus nombres como ningún niño de buena familia conocían. Ellos no dormían en la calle como yo. Sabía cuando el trinar de los pájaros de la plaza anunciaba que llovería en pocas horas. Porque vagar sin hacer otra cosa que mendigar y esconderme de la policía, te hace concentrarte en cada ruido de la ciudad. Salvo las horas en la escuela los primeros años. Allí podía mezclarme con otros niños y hacer de cuenta que era uno más. Pero la campana anunciando la salida me volvía a la triste realidad. Pienso que debí ser el único chico que odiaba que sonara esa campana…

En la calle, aprendí a moverme sin tener problemas. Horarios, transeúntes… El camión de la basura pasaba a las siete de la mañana por la calle principal. A las ocho y media atravesaba la plaza esa pareja de enamorados que irían a la Universidad. Cerca del mediodía los choferes de taxis se reunían bajo la sombra del tercer ciprés a conversar, comer un refrigerio, y beber café. A las dos de la tarde el sol iluminaba perpendicular el busto del prócer. Por supuesto, en épocas de verano. En invierno… En invierno todo era peor.

Uno de esos inviernos, conocí a Olin y su gran fogata. Muchas veces me salvó de morir congelado. Yo ya conocía a Douglas Craig, lo visitaba a menudo pero no tenía la debida confianza para pedirle a su padre que me acogiera en esa mansión espléndida.

Volví al presente y levanté la vista del libro de anotaciones. El despacho de Sebastien con cada detalle sofisticado y lujoso ahora me pertenecía. Era hijo adoptivo del líder de los vampiros.

Apoyé mis manos en la mesa de roble y deslicé las yemas de los dedos por la superficie. ¿Me pertenecía cada objeto como a Douglas o a Nicolay? ¿Por qué sentía en el fondo que no? ¿Era el pasado y la historia de cada rincón de esta casa que no me identificaba? Lógico, la calle era mi pasado. La calle siempre sería mi lugar por más que se esforzara el resto en demostrar lo contrario.

Cerré el libro y apagué el spot. La noche cubría Kirkenes nuevamente. Me recosté a la ventana y encendí un cigarrillo. En el parque Sara con el bebé en brazos se alejaba hacia los portones. En segundos Rodion la alcanzó y ambos se cogieron de la mano. Hablaban, reían… Ron salió entre los árboles y se acercó a ellos. Los tres se unieron en una charla al parecer divertida. Todo para ellos parecía tener sentido.

Hice a un lado el cristal y la cortina. Observé esa reunión tan amena bajo los grandes faroles del parque. ¿Qué hacía yo aquí? En este despacho lujoso frente a un parque de millonarios. ¿Qué había dado de mí a todos ellos para merecer esto? Nada… Si había llegado con lo puesto.

Eché un vistazo de reojo al armario empotrado. Me acerqué a la mesa y volvía a encender la luz. Poco a poco me animé a abrir la puerta de cada estante. Había de todo tipo de documentos. Creo que hasta papiros de otro siglo. Pero conocía de memoria el color de aquella carpeta que guardaba la escritura de adopción. Y no estaba…

Quizás Sebastien la habría guardado en un cajón apartado de estos documentos que debía ver casi cotidianamente. ¿Para qué recordar que tuviste pena y adoptaste a un joven suicida sin familia?

Charles abrió la puerta y me sorprendió.

—¡Numa! ¿A esta hora trabajando? ¡Qué joven tan aplicado!
—Sí… En realidad ya terminé. Estaba mirando las carpetas… por si faltaba alguna.
—Oh… ¿Y falta alguna?
—No –volví a recorrer los estantes con la vista y lleno de angustia.
—Yo creo que aún sigues buscando algo. Me gustaría saber qué es. Quizás pueda ayudarte.
—No lo creo.
—Prueba.
—En realidad… Solo quería ver si estaba entre estos documentos mi carpeta de adopción. Locuras mías. Pero no está.
—Ah sí, tu carpeta. No, no está.
—Me imaginé.
—La carpeta protocolar fue a dar a la basura –se acercó mirando a mi espalda—. Lo único que conserva Sebastien es lo que más importa para él.

Me miró a los ojos y señaló la pared.

—La escritura de adopción. Cuando tú te convertiste en su hijo. Formalmente claro, porque ya lo eras desde hace tiempo.

Seguí el recorrido de su dedo índice hasta ver el símbolo del león de los Craig. A su lado tres cuadros colgados. La partida de nacimiento de Douglas, la de Nicolay, y mi escritura de adopción.

Mis ojos se llenaron de lágrimas.

—¿Qué ocurre contigo, Numa? Cuéntame, ¿qué pasa por tu cabeza últimamente?
—No lo sé –estallé en llanto—. ¡No lo sé!

Me abrazó fuerte y solo logró que llorara desconsoladamente.

—Tranquilo. Has pasado por cosas muy duras. ¿Por qué no buscas ayuda? Dimitri podría darte una mano. Es muy buen psicólogo.
—Nadie va a borrar mi pasado, Charles.
—Eso lo sé. La idea es saber cómo convivir día a día con él.

Enjugué mis lágrimas.

—A veces pienso que me hubiera bastado con que solo una vez mis padres me hubieran pedido perdón.
—No busques sacar agua de las piedras. No pienses el porqué no lograste lo imposible. Tú debes asumir que no cambias a las personas. Eres tú el que debe seguir camino y cerrar la puerta. Supongo que no sabré como ayudarte, pero insisto. Hay seres que se preparan para ello. Que han estudiado cómo indagar en la psiquis. Anímate y habla con él. O Douglas, ¿has hablado con Douglas de lo que te pasa?
—Estaba ocupado con la tesis y con Marin. Ahora de luna de miel y… No quiero joder la vida de los demás.
—Es tu amigo.
—Charles, ¿qué crees que me dirá Douglas? “Numa, te queremos, eres especial, suerte que llegaste a nuestra vida y etc…”
—¿Y eso no es verdad?
—Sí… Sin embargo no estoy convencido de haberles cambiado la vida y traerles dicha. Llegué con las manos vacías y aún las tengo.
—Estás equivocado. No entiendo tu actitud. Eres parte de nosotros. Eres un Craig.

Sonreí con pena.

—No, Charles. Yo no soy un Craig.
—Sí… Creo ver cuál es el problema. Contemplas ese cuadro pero no sabes que significa para nosotros. Podría quedarme horas explicándote, sin embargo la pregunta es, ¿qué significa para ti?

………………………………………………………………………………………………...

Faltaba una hora para que amaneciera. Después de dejar a Charles con el corazón destrozado me quedé en el parque sentado en los escalones de la entrada. No había deseado angustiar a ese ser tan especial, pero tenía tanta presión y amargura en mi pecho que no supe detener mis palabras a tiempo. “Yo no soy un Craig”.  Sentía que estaba pagando mal a esa familia de vampiros que me adoraban. ¿Pero cómo lograr que me los mereciera? Deseaba que se sintieran orgullosos. Hacer algo de gran valor  y que esa escritura que había cambiado definitivamente mi vida valiera la pena haberse hecho. A lo mejor si lograba formar una familia y trabajar para un futuro próspero…

El ruido de un motor se escuchó cada vez más cerca. Finalmente se detuvo detrás de los portones. Antes que me pusiera de pie, Ekaterina salió de la mansión con Nicolay de la mano y saludó con un corto, “buenos días”.

—Buenos días, belleza.

Como era obvio ni se inmutó.

—¡Hola Numa!
—¡Hola Nicolay!

Los portones se abrieron y Brander bajó de un taxi. Intercambiaron varias palabras y el niño partió en el coche de alquiler.

Ekaterina cerró los portones y avanzó hacia el portal.

Clavé la vista en una bombilla del farol más próximo que iluminaba su paso. A los pocos segundos explotó. Ella quedó estática, miró el farol y luego mis ojos.

Frunció el ceño y continuó camino.

Repetí la acción con el siguiente farol.

Esta vez ella además de detenerse me estudió sin entender.

—Es mi don –me acerqué.
—No entiendo.
—Mi don. Domino la electricidad.
—Ah… ¿Así que tiene ese brillante don, joven Numa?

Reí.

—¿Joven Numa?
—¿No es así como te llamas?

Me acerqué más… Estaba tan bella como siempre. Ese cutis de porcelana, el iris púrpura, su cabello rubio recogido…

—Bueno, sí. Me llamo Numa. Pero lo de joven me ha causado gracia.
—No tengo la suficiente intimidad para llamarlo de otra forma.

La miré achinando los ojos.

—¿Ah no?

Di tres pasos más y sin darle tiempo a decir una sílaba, mi mano la cogió por la nuca y la atraje hasta que mi boca estuvo al alcance de la de ella. Y la besé… Vaya si la besé.

Admito que al principio quedó congelada sin reaccionar pero después… No, no fue mi imaginación. Su lengua se dejó acariciar por la mía. Fueron instantes en que sentí que Ekaterina perdía el control aunque al parecer me había equivocado y solo correspondió por la sorpresa de verse invadida. Lo supe cuando se apartó abruptamente. Parecía asustada de sí misma.

—Ahora puedes llamarme Numa a secas.
—Eres un atrevido. ¡Déjame en paz!

Una bofetada se estrelló en mi mejilla. Debí haberlo supuesto. Lo que no había premeditado era otro hecho.

—¡Numa!

La voz de mi padre me congeló. Ekaterina se apresuró a entrar y tuve que hacer frente a la figura que desde la puerta, manos a la cintura, me miraba muy enojado.

—Entra, quiero hablar contigo.

Oh oh…

Lo seguí hasta el despacho y cerró la puerta.

—Siéntate.
—Puedo explicarte.
—¡Qué bueno que puedas! De verdad me urge escucharte.

Nos sentamos frente a frente y bajé la vista.

—Ekaterina me gusta. Eso es lo que ocurre.
—No me suena a buena explicación.
—Okay –rodee los ojos.
—No me hagas muecas, Numa, ya no eres un niño.
—Sé que no soy un niño. Es que por ser adulto me gustan las hembras.
—¿Entonces?
—¡Papá, fue solo un inocente beso!
—Pues fíjate que a la distancia a mí me pareció que estaba más cerca de ser una endoscopia. Pero lo más importante de todo esto es qué cuernos opina ella. Porque si estaba de acuerdo lo disimuló muy bien.
—Es decir… Al principio se sorprendió y después…

Quedé mudo unos instantes. No sabía cómo excusar mi actuar.

—Te escucho –apoyó los antebrazos en el escritorio y entrelazó los dedos.
—Después le gustó. Con mi vasta experiencia sé cuando a una hembra le gusta.
—Mira tú. Con mi vasta experiencia sé que una bofetada es señal que no le agradó en absoluto.
—Es muy profundo de explicar.
—¿No digas? –Rio con sarcasmo—. ¿Qué tan profundo? Y sé claro porque comienzo a impacientarme.
—Ella y yo nos miramos mucho, coqueteamos y… Sé que le gusto. Lo que ocurre que no esperaba el beso. Eso es todo.

Nos miramos en silencio por varios segundos incómodos.

—No voy a hacer nada que te haga avergonzar. De lo contrario me quitaré el apellido Craig.
—¿Qué? ¿De qué estás hablando? –achinó los ojos y frunció el ceño.

Después, se recostó en el respaldo y estudió mi rostro.

—Quiero decir…
—Mira mejor no digas nada. ¿Tú crees que por tener errores y defectos los hijos se desechan como papel de basura? Si esa es tu idea de lo que significa ser padre mejor no tengas hijos.
—Lo siento. Es que te veo tan enfadado…

Suspiró y negó con la cabeza.

—Numa –bajó la voz—. Debes respetar cuando una hembra dice que no. Guste de ti o todo lo contrario. ¿Entiendes? No quiero que sigas a Ekaterina por toda la casa ni la acoses.
—No la acoso.
—Como lo llames. Hablaré con ella si es necesario.
—No, por favor. No quiero meterla en problemas ni que se sienta mal. Te prometo que si ella no se acerca a mí no intentaré perseguirla.
—¿No más besos sin permiso?
—No más besos sin permiso –sonreí.
—Bien… Ahora… Quiero hacerte una pregunta.
—Dime.
—Charles me comentó que no te sientes bien. No especificó pero dijo que necesitabas ayuda psicológica. ¿Quieres contarme?
—No, es algo sin importancia. Charles siempre se preocupa.
—Sabes que estoy siempre que me necesites. No solo para llamarte la atención.
—Lo sé… Como a Douglas o a Nicolay.
—Sí, como a Douglas y a Nicolay.
—Lo tengo en cuenta, sí…
—Okay, ve y pide disculpas a Ekaterina.
—Lo iba a hacer de todos modos.
—Trata que la disculpa no involucre otro beso. Por las dudas…

Sonreí. Antes de cerrar la puerta me giré.

—Terminé el balance de mayo. Lo tienes en el primer cajón.
—Gracias hijo.

Atravesé la sala y subí por la escalera.

“Gracias hijo” ¡Con qué naturalidad mencionaba ser mi padre! ¿Por qué no podía sentirme así? ¿Qué estaba ocurriéndome?

Vikingo.

Después del café con Grigorii llegué a casa un poco desorientado por la nota de Scarlet. ¿Era una despedida? ¿O no? Aseguraba amarlo pero no podían estar juntos. ¿Pobreza? No… Desde tiempos inmemoriales el amor podía cruzar todas las barreras, diferencias sociales, credos, razas… Los Craig no parecían ir por la vida discriminando personas. Bueno, no era que los conociera tanto pero por boca de Susan y mi hermana no tendría razón para mentir.

¡Qué pena no tenerla a mi lado! No solo para preguntarle sobre los Craig sino porque la extrañaba demasiado.

Puse a hervir agua en una olla para preparar unos fideos. Amaba la cocina sofisticada pero era un inútil copiando recetas de internet.

Me senté en el sofá pensando en mi compañero. Pobrecillo, quedó desbastado. Es que el amor puede hacerte resurgir de la oscuridad pero también te hunde en un abismo si no eres correspondido.

¿Cuántas veces había amado en mi vida? ¿Tres? Sí… Amalia. Teníamos veintidós años. Íbamos a casarnos en meses. Pero tuvo que mudarse a Italia y me dejó. Pensándolo bien a la distancia con los años, no debió amarme demasiado.

Sonreí de lado.

Es que a esa edad el amor es idílico. Yo no ganaba tan bien. Recién había salido de la escuela policial. Contigo pan y cebolla es una linda frase pero no muy real.

Después Cariné. Era bella, compañera de trabajo. Convivimos tres años. Ella… Ella falleció en un asalto. Combatiendo delincuentes.

Me repuse con los años… Sí…

¡Y Monique! ¡Qué encantadora mujer! Perfecta. Lástima que tenía un defecto. No sabía ser fiel. Creo que los años que salí con ella debí tener más cuernos que el reno más grande de Kirkenes.

Después otros amores, sí… Sin real importancia. Y aquí estaba solo como un perro.

Cogí el control y encendí el televisor. Canal cuarenta… Un film del Oeste… Nah… Más armas y enfrentamientos. Tendría que estar loco. A ver…

Fui cambiando de canal en canal… Uf… Nada interesante.

De pronto, mi móvil sonó sobre la mesa. Extendí la mano y observé la pantalla. Número desconocido.

—Hola, ¿quién habla?
“Hola, ¿oficial Hakon?”
—El mismo.
“Soy Rose.”
—¿Rose? Disculpe…
“La chica que lo saludó en la cafetería hace unos días. La del zapato de Cenicienta.”
—Ah… Ah sí… Te recuerdo… ¿Cómo tiene mi número de teléfono, señorita? Disculpe mi curiosidad.
“Se lo robe a Scarlet. Bueno, no lo robé. Lo copié.”
—Entiendo. ¿Y a qué debo el honor de la llamada? ¿Ocurrió algo con Scarlet?
“Por ahora no. Quiero decir… Es que usted está al tanto de que ella y Petrov se distanciaron. ¿Verdad?”
—Sí.
“Es que… Se me ocurrió que podíamos hacer algo por ellos. Se aman. Lo sé. ¿Me ayudaría a reconciliarlos?”
—Me encantaría. Quiero mucho a Scarlet y Grigorii es mi mejor amigo. Pero… No sé… creo que deberían resolverlo ellos.
“No sea iluso —arquee la ceja—. Son orgullosos, no se sentarán a hablar.”
—¿Y cuál sería el plan, Cenicienta?
“¿Podríamos conversarlo en persona?”

Miré el reloj de pared. Por la puerta abierta de la cocina podía verse el vapor en ebullición.

—¿Ahora?
“Cuando usted pueda. Cuanto antes mejor.”
—Okay… Deme un par de horas. ¿Le parece en la plaza, junto al busto del prócer?
“Perfecto. Allí estaré.”

Ekaterina.

Sara y Rodion habían salido a cazar juntos y depositaron la confianza en mí para cuidar del bebé. Nicolay se encontraba con Brander y Boris así que no corría el riesgo de que sufriera celos porque Dyre me acaparara. Fue maravilloso tener al bebé por unas horas y dedicarme a él. Lo bañé y lo vestí con su enterito de algodón amarillo. Parecía un patito. Le di su biberón y jugué con los sonajeros hasta que se durmió.

Cuando lo deposité cuidadosamente en la cuna escuché a Sara y Rodion llegar. No subieron de inmediato. También escuché la voz de Sebastien en la sala. Estarían hablando con él sobre algo importante porque tardaron casi media hora en llegar a la habitación.

Cuando Sara abrió la puerta me sorprendió verla con ojos llorosos. Me preocupé.

Rodion la besó en los labios y se retiró.

—Ya regreso cariño, me quedaré un rato más con Sebastien.
—Sí, amor.

Tapé al bebé con la sábana bordada y no aguanté la curiosidad.

—¿Estás bien? ¿Han discutido con Rodion?
—No –se sentó en la cama y palmeó a su lado para que me sentara.
—Puedes contarme, dijiste que eras mi amiga.
—Claro qué sí. Y serás la tercera persona que lo sabrá.
—¿Saber de qué?
—Nos vamos. Nos mudaremos a Moscú los tres. Rodion, el bebé, y yo.
—¿En serio?
—La realidad es que Rodion viaja muy a menudo por el negocio de la mueblería y no está bien que estemos tanto tiempo separados. Se lo hemos dicho a Sebastien y hoy a la mañana a Lenya.

El corazón se me encogió. No tan fuerte como al morir mi hermana, solo un poquito. Pero sé que se encogió de pena.

—¿Y ahora me quedaré sin amiga?

Ni siquiera pensé en mi trabajo de niñera. Era más importante quedarme sin amiga.

—¡No! Eso nunca –se apresuró a aclarar—. Siempre lo seremos.
—No estaremos cerca ni te veré todos los días.
—Cierto, sin embargo nuestra amistad podrá con la distancia, verás.

Mi rostro habría demostrado la decepción porque Sara continuó.

—Es más… Si quieres puedes venir con nosotros. Para mí sería maravilloso. Rodion estaría encantado y Dyre. Él se ha acostumbrado a ti.
—Gracias… Pero… No podría irme tan lejos de Nicolay. ¿Entiendes?
—¡Claro que lo entiendo! Aunque tenías que saber que para nosotros serías bienvenida.
—Muchas gracias… ¿Y cuándo partirán?
—La semana entrante.
—¿Tan pronto?

Calló y sus ojos volvieron a humedecerse.

—No quisiera irme nunca, Ekaterina.
—Lo sé… Lo sé… Está casa debe ser muy importante para ti, y los Craig.
—Y tú.
—Y yo –sonreí.

Ella me abrazó y correspondí. Le había tomado tanto cariño y tanta confianza que hasta casi le hubiera confesado lo de Numa. Casi… ¿Por qué no ahora? Sí… porque no ahora. La vida es un minuto, un minuto es mañana, mañana nos veremos… ¿Nos veríamos?

—Sara, yo… quería contarte algo.
—Sí, dime.
—Es un secreto. Solo lo sabrás tú.
—Por supuesto.
—Ni Brander ni Boris, ni nadie.
—Cuenta con ello.
—Bueno… Ahí va…

Me miró aguardando que mis labios se separaran y mi voz saliera por fin. Era tan difícil. No solo porque yo no había tenido amigas sino porque me sentía avergonzada.

—Numa me besó.

Sara abrió la boca enfadada.

—¡Será posible! ¡Qué chico mujeriego!
—Me gustó.

Cerró la boca después de la exclamación y me miró sin parpadear.

—Quiero decir… No me desagradó.

Negó con la cabeza compungida.

—¡Ay Ekaterina! Sé que estás sola sentimentalmente hablando pero a buen puerto vas por agua.
—Tú dices que…
—Pues yo no digo nada contra ti. Es normal que un chico apuesto como Numa, simpático, seductor, te haga caer en las redes. Sin embargo…
—¿Sin embargo?
—Él no busca nada serio. Pregúntale a Rose sobre él.
—¿Fueron pareja?
—Sí y no.
—No entiendo.
—Es que han ido y venido tantas veces que… Bueno, no sé, quizás ahora va en serio… No sé. No quiero que sufras.
—Sara fue solo un beso –sonreí mientras secaba las palmas húmedas de mis manos en la falda de mi vestido.
—Tienes razón, soy una exagerada.
—Además es un niño para mí.
—Eso no tiene nada que ver, ya es un adulto y de niño ese no le ha quedado nada. Ha vivido más de lo que tú y yo juntas.
—Ah sí… Por eso de que se crió en la calle, ¿no?
—La verdad, es un chico que me da pena pero de ahí a cubrirlo si te hace daño no. De lo contrario le diré a Sebastien si sigue molestándote.
—No, tampoco he sido obligada. Al principio pero fue porque me sorprendió y… Sebastien nos vio. Creo que le dio un buen sermón porque se encerró con él en el despacho.
—¡Pues bien por Sebastien! A pesar de no ser su padre es bueno que lo eduque.
—Sí es su padre –interrumpí.
—Quiero decir… No lo engendró.
—Pero lo adoptó. Es su padre –volví a remarcar.

Rodion entró a la habitación y me puse de pie.

—¿Las chicas han terminado de secretear –sonrió—. Puedo esperar abajo.
—No, gracias Rodion. Yo ya me iba a acostar.
—Gracias por cuidar a Dyre.
—De nada. Permiso. Buenas noches a los dos.

Mientras bajaba las escaleras hacia la cocina para beber leche tibia antes de acostarme, ya que era probable que no pudiera conciliar el sueño, vi a Charles cerrando las pesadas cortinas de la sala. Me quedé en la mitad de la escalera observándolo. Debía saber sobre Numa, sí. El viejo mayordomo e íntimo amigo de Adrien debía saber más que nadie sobre Numa…

Sin embargo me arrepentí.

Él hizo a un lado el último tramo de tela que le faltaba y giró para verme.

—¡Ekaterina! Querida, ¿te ocurre algo?
—No. Me detuve para recordar que iba a hacer antes de acostarme. Suele pasarle a los seres que tienen muchas cosas en la cabeza –balbucee.

Sonrió y estudió mi mirada.

—Cierto. Hay seres que se detienen en la mitad de la escalera porque no saben que iban a hacer o… porque no se animan a preguntarme algo –volvió a sonreír amablemente.

Mi rostro palideció. ¿Era brujo?

Se acercó al pie de la escalera y se apoyó en la baranda.

—Sé que estás pensando si soy adivino o brujo pero no. Se llama experiencia y muchos años.

Mis hombros tensionados se dejaron caer y bajé lentamente.

Él señaló el sofá.

—Siéntate. Mi experiencia también me indica que la charla no nos llevará poco tiempo.

Bajé la vista y avancé hasta el sofá. Me senté con cuidado ya que con gusto me hubiera dejado caer por lo nerviosa que estaba. ¿Qué pensaría de mí? ¿Se lo diría a Sebastien? ¿Y a Douglas? ¡Ay no!

Charles se acercó no sin antes servirme un vaso con vodka del bar.

—Yo… Iba a beber un vaso de leche –titubee cogiendo el vaso.
—Es muy buena la leche tibia para dormir, sin embargo para animarse a hablar es mejor el vodka.

Sonreí y bebí un trago.

—Gracias.

Se sentó frente a mí. Hubiera preferido que hubiera estado tras la tela oscura de un confesionario.

—Dime, ¿Qué quieres preguntarme?
—Es solo curiosidad.
—Por supuesto, es lo primero que nos mueve al preguntar. Lo segundo sería el motivo.
—No –reí nerviosa y bebí otro trago—. No hay motivo en especial.
—Bueno, dime. ¿Cuál es la pregunta que te ha quitado el sueño?
—Yo… siento curiosidad por Numa. Es decir, como sé que no es hermano de sangre de Douglas y…
—¿Qué quieres saber exactamente de Numa?
—Me han dicho que tenía unos padres que no lo criaron con cariño.
—No tenía padres, tenía monstruos.

Mi corazón comenzó a latir más rápido. Quería saber sobre el pasado de Numa hacía unos minutos y ahora no estaba tan segura.

Antes de que te cuente sobre él, te haré yo una pregunta a ti.

—¿Cuál?
—¿Estás segura que estás preparada para escuchar su historia?

Dudé por segundos.

—Sí, necesito escucharla.

………………………………………………………………………………………………


No supe cuanto tiempo estuve sentada escuchando a Charles sin abrir la boca. No supe cuando comencé a sentir mis lágrimas por las mejillas, tampoco supe en qué momento mis manos se crisparon de indignación en la tela de mi falda. Solo caí de mi estado cuando me vi de pie, con los labios apretados de furia, mirando un punto fijo de la sala, como si pudiera tener delante de mí aquellos seres sin alma.

—¡Es una pena que murieran en ese accidente!

Charles se puso de pie y posó su mano en mi hombro.

—Tranquila.

Me giré para verlo de frente.

—Hubiera querido matarlos con mis manos.

Bajó la vista y volvió a mirarme comprensivo.

—Te entiendo. Somos varios que nos hemos quedado con las ganas. Pero el destino se los ha cobrado. Créeme, murieron quemados.
—Nada es suficiente castigo para alguien que se ha aprovechado con un niño. ¡Un niño! ¡No puede defenderse!
—Sé que amas los niños y admiro tu dedicación para con ellos. Tanto para Nicolay como para Dyre. Se nota que tienes un buen corazón. Aposté por ti y no perdí. Sabía que eras un ser muy bueno. A pesar de tus diferencias con Bianca.
—Siento… haber perdido los estribos. Discúlpeme.
—Nada que disculpar –sonrió—. Solo te pido un favor.

—Dígame, lo que sea.
—Nunca tengas lástima por Numa.
—Ha pasado momentos horribles.
—Fue su pasado. Él a pesar de la mala vida ha decidido seguir el buen camino y ha tenido suerte.
—Gracias a cruzarse con Sebastien.
—Te equivocas, esa fue la consecuencia. Numa decidió desde niño no seguir los pasos de esos patanes. Luchó por salir adelante desde muy corta edad. Podía no haberlo hecho y seguir el camino más fácil. Su bondadoso corazón hizo que una tarde defendiera a Douglas cuando era ciego, en una plaza frente a otros niños. Sus acciones lo llevaron a estar aquí hoy y ser un Craig. No le tengas lástima a los seres ricos de alma con un pasado tormentoso. Ten lástima de aquellos que tienen un futuro de mierda.
—Sí…
—Buenas noches. Veo que están de reunión.

Sebastien bajó la escalera poniéndose un grueso abrigo.

—Buenas noches –respondimos.
—Perdón –Charles se cruzó de brazos—. ¿Llegó el invierno y no me he enterado?

Sebastien sonrió y abrió el comando de los portones antes de salir.

—No es invierno. Pero hacia donde me dirijo sí. Bianca tiene un antojo y voy por él.
—Espero que no sea ver a Santa Claus –sonrió Charles—. De lo contrario no seré yo quien le diga que no existe.

Sebastien rio ante la ocurrencia.

—Por las dudas no le des ideas. En realidad tiene deseos de beber jugo de bergamota.
—¡Ay qué linda es! ¿Bergamota?
—Sí, pero no te preocupes. En la Isla del Oso la esposa de uno de los obreros lo consigue importado. ¡Ah, Charles!
—Dime.
—Por favor, no descuides ni un segundo a Khatry cuando a Ron le toque descansar.
—Pierde cuidado. Estaré atento.


Thashy.

Ambas echamos a correr, ambas… sin saber dónde ir. En esa parte del mundo que no conocíamos, en esa tierra lejana de naturaleza extraña a nosotras. Fuera de la blanca nieve y el frío intenso el aroma del follaje congelado era diferente.  A lo largo del viaje no había divisado nuestro leopardo de las nieves pero sí muchas aves que cruzaban el cielo. El anciano había llamado a una de ellas como águila o algo parecido. El anciano… Lo habían atrapado los humanos…

Con mi hermana nos detuvimos en el primer grupo de árboles de un bosque cercano. Miyo me preguntó si allí nos encontrarían los Craig. Respondí que no. Que los Craig no sabían dónde estábamos. Acto seguido me preguntó el porqué no seguíamos corriendo. Pensé antes de contestarle porque yo también deseaba escapar, pero había una razón además de que el techo de ramas que cubría el cielo nos protegería del sol… No podíamos dejar al anciano abandonado. Era lo justo. La primer regla universal… Recibirás lo que darás. Así nos había enseñado nuestro padre.
Por eso mi mente no estaba ocupada en la venganza para aquella vampiresa, porque todo llega. Todo vuelve. Ahora debíamos esperar la noche e ir por Huan Yen… Así dijo llamarse.

Tras uno de los árboles, apoyada con las palmas de mis manos en el viejo tronco, observé a mi hermana. Por suerte éramos vampiresas. El abrigo que había conseguido para nosotras el anciano era muy fino para la época invernal. Si hubiéramos sido humanas no habríamos resistido el frío. Menos en la condición de cautiverio en la que fuimos sometidas.

Estuvimos presas de la locura de esa vampiresa. Lamentaba no haber visto nuestro futuro inmediato porque de esa forma sus intenciones hubieran quedado descubiertas. El anciano había dicho que había usado el don del hipnotismo. Mi padre hablaba de ese don que podían gozar algunos vampiros antiguos pero nunca había visto ponerlo en práctica. Ahora sabía que podía ser mortal en manos equivocadas.

Nos tuvo presas, sí… Pobrecita. Lo que ignoraba era que ella era la presa de esas ansias de poder, no nosotras. Nuestra situación podía cambiar como al ayudarnos Huan Yen, la de ella no. Su corazón estaba muy enfermo.

Miyo se sentó sobre unas raíces enormes que sobresalían entre la nieve.

—Cansada –murmuró.
—También yo –contesté—. Pero debemos resistir.

Con cuidado me asomé para ver aquellas casas de madera de la estación de tren. Por Siberia los trenes pasaban a lo lejos. No imaginaba que eran tan grandes y el ruido horrible que hacían. Tampoco imaginaba que termináramos aquí, desnutridas y desorientadas, pero vivas. Porque el universo así lo quería. Quizás teníamos una misión que aún ignorábamos.

¿Qué sería de nuestro hermano del corazón? Khatry… ¿Habría podido escapar? Ojalá pudiéramos reencontrarnos. Un nudo apretó mi garganta de solo recordar que delgado y demacrado estaba en aquella cama. No podía permitirme llorar. Miyo no era tan fuerte como yo y mi estado de ánimo no la ayudaría. Debía pensar que hacer. No podía saber cómo nos iría en las próximas horas porque había perdido mi don. Tampoco era posible materializarme.

Mi zapatilla de tela gastada se hundió en la nieve.  Eran un regalo de esa loca desquiciada. No se parecían a sus botas de piel. Dijo que más no nos merecíamos. No éramos Huilliches. Cierto, no lo éramos. Pero éramos Sherpas, hijas de Agni.

Miré mis manos delgadas. Los callos por trabajar duro irían desapareciendo como los primeros que se formaron cuando nos obligó a brillar la casa de punta a punta. No me asustó limpiar, ni siquiera esa gran escalera de mármol. Sí esa mirada sobre nosotras. Parecía que a cada segundo quería asesinarnos.

Soñaría con ese rostro maligno cada vez que cerrara los ojos.

Y la noche cayó sobre el bosque. La nieve dejó de ser blanca para tornarse de un gris opaco. No veíamos demasiado cielo por las ramas, pero se alcanzaban a ver varias estrellas en ese azul, oscuro y profundo. Los sonidos nocturnos no tardaron en despertar. Los búhos… El crujir de las ramas por la brisa gélida. El croar de las ranas… Debía haber algún río cerca.

—¡Papá!

Miyo se puso de pie de un salto y señaló hacia las cabañas. Después de verificar que solo había un grupo de hombres bebiendo en una de las puertas, sonreí.

—No, hermana. Nuestro padre no puede estar aquí.
—Sí, es papá –continuó señalando.
—Miyo, cálmate. Nos descubrirán.
—¡Quiero ir con él!
—Papá murió, jamás puede estar entre esos humanos.

Sus ojos almendrados con vetas rojizas se achinaron más de lo común.

—Se fue, papá se fue.

Mi hermana hablaba con diálogos muy básicos. Era inteligente solo que no tenía mi rapidez para asimilar los distintos lenguajes. Tenía un corazón muy puro y salvaje, como la montaña en la que vivíamos. Su nombre era Miyolangsangma, diosa que mora en la cima. Papá lo había elegido. Era su pequeña, su mimada. Aunque nunca hizo diferencias entre nosotras. Quizás por mantenerse siempre pegada a nuestro padre siguió su consigna. Cuanto más estuviéramos en contacto con los humanos, salvo para alimentarnos, nuestra alma perdería la pureza. Si tenía razón, no lo sabría decir. Sin embargo, nuestro estado sin contaminar no nos estaba ayudando en situaciones como estas. ¿Cómo mezclarnos entre esa raza tan superior? ¿Cómo despojarse de lo primitivo en poco tiempo? Menos mal que yo había seguido las instrucciones de Khatry. Él aseguraba que debíamos saber para enfrentar otro mundo. Que debíamos dominar el instinto de tal forma que pudiéramos relacionarnos con nuestra propia comida. Como lo hacían los Craig.

Miyo se dejó caer sentada sobre la nieve, triste y decepcionada.

—Se fue. No viste y se fue.

Me acerqué con cierto temor y toqué su frente. No ardía.

—Vi a papá –frunció el ceño.
—No digo que mientas, Miyo. Quizás los deseos de que estuviera con nosotras…
—Estaba brillante. ¡Así! –se puso de pie para mostrarme—. Brillante, miró aquí. A nosotras.

De pronto puse atención… No se escuchaba ruido alguno. Los búhos habían callado, completamente… Y no había brisa… Ni ranas cerca… Como si el pedazo de bosque se hubiera petrificado.

—¿Dónde lo viste?

Ella levantó la vista y sonrió al ver que le creía.

—Allí, casas.
—¿En esas casas?
—Sí, brillante.

¿Qué podía hacer mi padre surgiendo como fantasma cerca de esos humanos? ¿Qué querría decirnos?

Huan yen… El anciano estaba allí, atrapado.

—Debemos ir por él.
—¿Ahora? ¿Con papá?
—No, por el anciano. No podemos dejarlo con los humanos. ¿Entiendes? Esperaremos a que esos humanos desaparezcan. Paciencia…
—¿Paciencia?
—Sí, quiere decir que habrá que esperar.
—Ah… Paciencia, esperar.

Lenya.

El hielo de mi whisky golpeó el vaso mientras lo giraba. Estaba sentado en el sofá con miles de imágenes en mi cabeza. Un pasado iba y venía en mi mente. Aquellos años que a pesar de no tener a mi padre recordaba haber sido por muchos momentos feliz. Era gracias a él y su bondad… Desde esa noche que llegó muerto de hambre y sin familia a las puertas de mi casa junto a mi madre.

Imaginaba que mi hijo lo podría ver cada mañana de su vida como yo lo había visto. Canturreando una canción o silbando a pesar de lo dura que había sido su vida. O fabricando como lo hizo en mi niñez aquellos barcos de papel que dejábamos navegar por las canaletas de lluvia. O quizás trayendo dulces a escondidas a media noche. O defendiéndome por las travesuras frente a mi madre.

Pero Rodion partiría de la mansión con Sara y Dyre. Cierto que no se iría al fin del mundo. Sin embargo no sería lo mismo. Posé el vaso en la mesa y recosté la espalda en el sofá. Cerré los ojos…

Me vi de niño… En Mursmark. Por las noches de verano Rodion se sentaba fuera del humilde hogar y se armaba un cigarrillo. Yo a su lado, esperaba que me contara de ese mundo desconocido de los humanos. Aunque aún ignoraba que no iba a pertenecer a él. Mi madre me lo confesó cuando llegué a la adolescencia.

Muchas veces Rodion no sentía deseos de hablar, simplemente nos quedábamos viendo el cielo y las constelaciones. Es que a veces regresaba cansado de hacer trabajos en el puerto y así poder traer dinero que ayudara en casa. Nunca me detuve a pensar que mi madre vampiresa no necesitaba demasiado para subsistir. Era yo… Él trabajaba para sí y para mí.
Cuando tuve que abandonar los estudios por mi transformación, Rodion me enseñó todo lo que sabía…

Recuerdo cuánto lo quería… Sin embargo cuando falleció mi madre todo ese amor y gratitud se me olvidó… Y me convertí en aquel Lenya déspota y sin corazón.

“¿Está seguro que no tuvo padre, señor?” Esas fueron sus palabras desgarradoras aquella vez, en esta mansión cuando desbastado había terminado de leer el diario de mi madre.

Abrí los ojos y recorrí la sala con la mirada. Un nuevo día, y la luz tornasol del exterior se colaba tímidamente por las rendijas. Un día más, y un día menos que Rodion viviría con nosotros.

Me puse de pie al escuchar unos pasos por el pasillo superior. Era la hora que Rodion bajaba por el primer biberón de Dyre. Esperé al pie de la escalera hasta que su figura que nada se parecía a aquella escuálida y fantasmal, se mostró ante mis ojos.

Sonrió y bajó de dos en dos los escalones.

—¿Practicando para cuando tu bebé no te deje dormir?

Sonreí.

—Diablos, ese cabrón tuvo una noche agitada –protestó sin perder el humor.

Me hice a un lado para que pasara.

Antes de llegar a la cocina lo llamé.

—Rodion.

Se detuvo y giró para verme.

—Sí, tuve un padre. Nunca te lo dije. Y fuiste tú.

Rodion me miró impactado por la frase. Se acercó sonriendo pero no pude sonreír como él. Aún tenía vagando en mi mente aquellos días nefastos donde cada día que transcurría solo servía para desquitar mi dolor contra él.

—Me porté muy mal contigo. Recuerda que al morir mi madre… —balbucee.
—No –interrumpió—, no recuerdo ni recordaré jamás. Mi mente es selectiva. Olvida lo que es inútil memorizar.
—Fui un mal hijo.
—Los hijos no siempre se portan bien.

—Hice de tu vida un infierno. Siempre me pregunté porque no intentaste escapar de mí.

Sonrió.

—Por la misma razón por la que tú no me asesinaste.
—Perdóname. Por favor, te pido perdón por cómo te traté. Juro que dentro de mi corazón nunca dejé de quererte.
—Lo supe siempre. Esa es otra razón por la que nunca traté de escapar. No fue el miedo porque me atraparas y tus represalias. Fue la convicción del amor que nos tenemos.
—Te regalaría un palacio y una vida feliz.
—El palacio no lo necesito y la vida feliz ya me la has regalado. Tengo familia, un poder adquisitivo, y lo más importante… dignidad.
—Dignidad siempre has tenido.
—Sí, cierto. Pero bastante escondida –sonrió otra vez.

Agitó el biberón en el aire.

—¿Quieres practicar?
—Sí –sonreí.
—Ven, acompáñame. No todo padre sabe hacer un buen biberón.

De pronto un ruido a cristales rotos nos detuvo.

—¿Qué fue eso?
—No lo sé, Rodion. Creo que vino de arriba.

Ambos nos apresuramos a subir la escalera pero antes de llegar Ron se nos adelantó corriendo por el pasillo.

—¿Qué ocurrió, Ron?
—Khatry, se tiró por la ventana.

Sin perder tiempo los tres salimos al parque y avanzamos hasta el lado izquierdo de la casa.

El guerrero estaba tendido boca abajo y trataba de arrastrarse a duras penas.

—¡Khatry! ¿Qué intentabas hacer? –pregunté.
—Suicidarte no es una buena salida –agregó Rodion ayudándolo a incorporarse.
—Menos de un primer piso siendo vampiro –protestó Ron—. Me asustaste. Eres mi responsabilidad mientras no esté Sebastien.
—Quiero ir por ellas –balbuceó.

Charles se acercó preocupado. Lo seguía Margaret.

—Khatry…
—Charles… Charles, ayúdame a ir por ellas –el guerrero cogió su mano a modo de súplica.
—Tranquilo, verás que están a salvo.
—No puedo fallarle a Agni.
—No le fallarás. Pero si no te repones no podrás ir a ningún lado.

Se encogió de dolor y sus manos enrojecidas fueron al rostro.

—¡El sol! –exclamé—. Llevémoslo adentro.

Fue fácil cargarlo para Ron, y creo que para cualquier integrante de la casa. Khatry lucía escuálido y débil. No lo conocía en su mejor momento pero mi hermano y Charles habían contado parte de su pasado. Era la mano derecha de Agni, fuerte y poderoso guardián del difunto vampiro. Dueño y señor de las nieves eternas de Siberia desde tiempos de mi padre y Agravar. Era como un hijo para el líder del aquelarre.

Cuando lo depositamos en el sofá, Bianca y Liz bajaban la escalera.

—¿Se encuentra bien?
—Sí cariño, no te preocupes.

Bianca se adelantó y lo observó con pena.

—Déjame revisarte, soy doctora.
—No debe entender que es una doctora –aseguró Rodion.
—Sí, sé que es —murmuró él.

Bianca recostó su cabeza en uno de los almohadones y le hizo las preguntas de rutina.

—¿Te duele aquí? Respira profundo. ¿Puedes hacerlo?
—Sí…
—¿Te sientes mareado? Cuéntame dónde te duele. Quizás te has quebrado.
—Si se ha quebrado hay que acomodar el hueso. Soldará mal en poco tiempo –dijo Charles.
—Estoy bien… Quiero ir por mis hermanas. ¡Por favor!
—Cuando mis padres me maltrataban y torturaban muchas veces quise enfrentarlos.

La voz de Numa hizo que el silencio de la sala tiñera cada rincón.

No lo había visto llegar. Sin embargo parecía que él había escuchado lo ocurrido. Avanzó lentamente hasta acercarse a Khatry.

Lo miró a los ojos y se inclinó hasta que Khatry lo tuvo cara a cara.

—Pero hubiera sido una mala decisión. A veces creernos imbatibles no nos sirve. Usa la astucia guerrero, como yo la usé ese día.
—Tú no sabes por lo que pasamos mis hermanas y yo. No podrás hacerte una idea.
—Entonces, estamos a mano. Tú tampoco tienes idea de mi vida. Y te aseguro que la muerte me tentó varias veces. Aquí me ves. Vivo. Así que toma la decisión correcta, guerrero.

Rose, Scarlet, y Anouk bajaron preocupadas. Les siguieron Sara y Ekaterina.

Poco a poco los ánimos se calmaron. Rose preparó café y cada uno volvió a su habitación. Por el pasillo de planta alta me asomé. Liz pasó su brazo por la cintura.

—Pobre vampiro.
—Sí –contemplé a Khatry y a Numa que conversaban en el sofá—. Aunque a pesar de todo aún puedo ver un guerrero que no se dará por vencido.
—Te equivocas –dijo Charles cerca de mí—. Yo veo dos.

















14 comentarios:

  1. A Ekaterina le ha gustado el beso, pero bofetada que le ha dado! Qué difícil es entender a una mujer!
    Numa que insista con más besos. Ekaterina necesita probar más:))
    Numa y Lenya deben escapar de ese pasado nefasto que los atormenta y no dejarse atrapar.
    Bso

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    1. ¡Hola Ignacio! Me has hecho reír. Si a veces no nos entienden. Pero creo que en el caso de Ekaterina fue una sorpresa. No se lo esperaba. Notó que le gustó pero a la vez se vio acorralada. Esa es más o menos la explicación que le he encontrado. Tú sabes mis personajes tienen esas reacciones que a la autora la dejan en shock. Parece que se toman atribuciones contra mis musas.
      estoy de acuerdo, creo que Ekaterina debería acostumbrarse a sentir amor y pasión.
      Esperemos que Numa y Lenya puedan desterrar el pasado tormentoso y ser felices plenamente.
      Muchas gracias por tu comentario. Te mando un beso grande desde Argentina. Buena semana!!

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  2. Uy me gusta mucho la pareja de Numa y Ekaterina ojala ella se de cuenta que él se esta enamorando de ella. Genial capítulo

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    1. ¡Hola Citu! Me alegra que te guste el capi y la pareja incipiente de Ekaterina y Numa. Creo que harán linda dupla pero habrá que esperar.
      Muchas gracias por comentar. Te deseo una ella semana y te mando miles de besotes.

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  3. Hola, Lou... Cuando leí el adelanto de este capítulo pensé que Numa se iba a ganar un bofetón... siento no haberme equivocado ;-)
    De todos modos, siempre me ha parecido romántico que una mujer dé una bofetada al hombre que la besa
    Puedo entender lo que sucede a Numa... él es adoptado, Douglas y Nicolay no... y Bianca está embarazada
    Sí, es lógico que se sienta fuera de lugar, desplazado, en tierra ajena
    Por supuesto los padres de Numa fueron unos monstruos, y a Ekaterina le ha dolido enterarse de su triste infancia... pero lo importante es el presente, y el hoy de Numa es bueno
    Bueno, a ver si entre Vikingo y Rose ayudan un poco a Grigorii y Scarlet
    Siento que Rodion y Sara se vayan... y es que consigues que me encariñe con tus personajes
    Espero que Thashy y Miyo consigan rescatar al anciano Huan Yen
    Estoy segura que Khatry volverá a ser el guerrero que era. pero todavía está muy débil
    Me han encantado muchas descripciones que has incluido en este capítulo... como siempre, y para no variar, ha sido un excelente capítulo... ¡Enhorabuena, Lou!
    Besos

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  4. ¡Hola Mela! Muchas gracias como siempre por comentar.
    Síii, has adivinado. Me alegro que no te hayas equivocado porque es señal que estás muy atenta con los personajes y los conoces tan bien como yo. ¡Gracias!
    La bofetada después de un beso arrebatado es un clásico jaja, cierto.
    En cuanto a Numa, no está bien. Su pasado vuelve y es lógico. Su vida fue un tormento y suele pasar que no puedes borrar todo de un plumazo. Tendrá el líder de los vampiros que estar atento con su hijo del corazón.
    Ekaterina pudo dolerle porque ama los niños pero creo que le ha sumado una cuota más, Numa está entrando en su corazón al parecer y no desea imaginarlo mal.
    Vikingo... Bueno ahí no puedo adelantar nada. Verás que ayudar a Grigorii a reconciliarse puede llevarlo por un camino directo a un secreto...
    Sara y Rodion se van para mejorar su vida. Es mucho tiempo sin verse por los viajes y creo que hacen bien. En cuanto a los personajes te agradezco nuevamente, el cariño que sientes por ellos es una alegría para mí, a pesar de mis problemas personales en casa.
    Thashy quiere rescatar al anciano. Es pagar con la misma moneda como le enseñó Agni.
    En cuanto a Kathry... verás que te gustará la historia que se viene. Tú sabes, siempre busco que o tengan el corazón solitario... habrá que esperar y te dejo pensando.
    Muchas gracias cielo, te deseo una feliz semana y te mando besotes miles!!

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    1. Lou, siempre leo tus respuestas y lamento que tengas problemas
      Pero nosotras tenemos la suerte de poder evadirnos mediante la escritura... también es bueno, siempre que se pueda, ir en busca de la naturaleza y alejarse de la ciudad
      También te mando miles de besotes con todo mi cariño

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    2. Muchas gracias Mela, también leo tus respuestas. Tienes razón podemos evadirnos con la escritura. El problema es cuando no hallas tiempo disponible para ti. Pero bueno, ya mejorará.
      Gracias por estar siempre. Besotes.

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  5. Hola, rubia guapetona!!!!!! Me encanta Numa, es que se ha precipitado y Ekaterina le ha dado una bofetada,jaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!! Que la bese, que la beseeeeeee y que le diga "por un beso tuyo acepto otra bofetada y otra y otraaaaaaa"
    No ha aparecido la bruja Vilu perooooo me da que aparecerá!!!!!
    Capítulazoooooo!!!!! Me ha encantado!!!!!!

    Besoteeeeeeeeesssssss!!!!!!

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  6. ¡Hola corazón! Muchas gracias por comentar. El romance que comienza de Ekaterina y Numa parece ser bastante tumultuoso. Pero creo que será muy divertido. A lo mejor Numa no le importaría otra bofetada si va a robarle un beso como el que le dio.
    Vilu no se sabe dónde está. Pienso que estará escondida porque si la agarran los Craig no cuenta el cuento. Veremos...
    Muchas gracias por el comentario y por tu humor. Eres una genia.
    Te mando un besote grande y feliz semana para ti!!

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  7. Uy como se tira Khatry por la ventana?Creia que se habia matado,menos mal que no.Esta preocupado por las hermanas Sherpa.Ekaterina ha reaccionado asi porque Numa es mas joven,lo llama joven Numa pero creo que Numa la conquistara.Las cosas que son malas del pasado se olvidan,han pasado y que se queden en el pasado.Me ha gustado mucho,da gusto leer lo bien que escribes.Besos.

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    1. ¡Hola Ramón! Muchas gracias por tu comentario. Me alegra saber que te guste como escribo. Gracias de corazón.
      Khatry ha prometido cuidarlas y siente que falla quedándose allí, pero deberá reponerse. Todos tienen razón. No podrá ayudar en ese estado débil.
      Ekaterina siente que Numa es muy joven para ella pero creo que de a poco logrará entender que es un adulto y para el amor no hay edad cuando es sincero.
      El pasado vuelve y tendrá que ser fuerte para dejarlo atrás. Esperemos que lo logre.
      Un abrazo grande desde Argentina y muchas gracias por tus palabras. Feliz semana para ti!

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  8. Es muy duro que nula recuerde su pasado. Me llena de dolor que no se sienta digno de estar con los Craig, y a Charles... Se lo puede amar más? NO LO CREO!. Amé la llamada de atención de sebastien Jajajaja

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    1. ¡Hola mi sol! Gracias por comentar!!
      Es horrible que Numa recuerde pero creo que fue muy duro su vida, es imposible que la olvide.
      Charles.... ¿Qué decirte de Charles? Es mi personaje favorito. Siempre con astucia tiene la palabra justa.
      En cuanto a la llamada de atención de Sebastien aunque parezca mentira volví a leer el capi y me hizo reír. Buena señal al menos para la autora.
      Gracias amiga, muchas gracias por el regalo de tu comentario. Besotes miles y feliz semana!!

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Gracias por visitarme y comentar.